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VI. Problemas de la fresa |Parte 2

Un gato acecha,
mira su presa desde lejos,
a la espera de que el pequeño canario se mueva.

*
*
*

Ese día había transcurrido con tranquilidad, sin embargo, en cierto trayecto de la tarde las cosas empezaron a ponerse un tanto pesadas.  Aunque ahora ya de noche, Ichigo no ha podido conciliar si quiera un poco de sueño.

Kurosaki llevó los ojos al techo pensativo. Tenía un sin fin de pensamientos que no le dejaban estar tranquilo. Primero, esa bendita "cita" con el chico de los anteojos y cabello azulino para mañana. Pensar en ello, le daban retorcimiento de tripa, "Orihime" y Uryū juntos, la idea de ese par en una misma oración le traía un malestar que se posaba en su estómago hasta subir al pecho.

Por lo que cada vez que su mente le llevaba a ello, tenía que obligarse a pensar en otra cosa. Ahí era que terminaba cayendo en la sorpresiva visita de Aizen y su presencia en la cena. Una cena que pasó en un  tenso ambiente, gracias a las miradas suspicacias y gélidas que Kahoko le echaba cada vez al hombre que mostraba serenidad en su rostro, como sí las miradas cargadas de odio, no estuvieran dirigidas en ningún momento a él. Momo tan sólo sonreía, ajena al ambiente pensando, agregando palabras energéticas cada dos minutos mientras los adultos contestaban con vagos monosílabos . Quizás su mente de niña la mantenía alejada de lo que pasaba.

De un momento a otro, los dos mayores desaparecieron del lugar  y él aprovechó esa oportunidad para escaparse a la habitación de su amiga, mientras la más chica se entretenía con la bella muñeca de porcelana que le regalaron.

¿Qué hacia Aizen ahí, qué quería?

 ¿Tendría algo en contra con la familia Inoue?

¿Trama algo?

Bufó por lo bajo con frustración. Tal vez la misma Orihime tendría que ayudarle a dar respuesta a ello.

Acostado en el futón, Ichigo reparó entonces que en el techo de la habitación de la chica había pegatinas de estrellas que comenzaban a brillar de apoco, debido a la falta de luz. Sonrió, pero por muy poco, el rostro se le contrajo en preocupación al parar en algo.

Él estaba en el cuerpo de Inoue, ella en el de él. Quizás los dos se estaban tomando las cosas  muy a la ligera, pero es que la cuestión en sí, era difícil de creer. Necesitaba conseguir respuesta para ello.

Pero, ¿en dónde? ¿A quién preguntar? ¿Por qué ellos?

 Sí esas respuesta era dadas.

 ¿Podrían... podrían volver a la normalidad?

Claro que tenían que conseguir respuesta, fuera cómo fuera. ¡Buscaría debajo de las piedras  sí era necesario! ¡Ellos encontrarían solución a eso!

El rostro porcelana  posó una mueca al no lograr garantizar un mísero segundo de descanso.  Pensar mucho como que dificulta la llegada del sueño a la hora de dormir, concluye Ichigo después de contar por quinta vez las figurillas en el techo.  No ha podido pegar ni un ojo en lo que va de noche.

1:34 Ve en la pantalla del celular de vistoso forro rosado,  para gruñir molesto. Sin muchas ganas de posar su atención -nuevamente- al techo, prefiere hurgar en el teléfono de la chica. Pasa por alto algunas aplicaciones o entretenidos juegos que Orihime tiene en él, para parar en la galería, recordando el como la pelinaranja toma grandes cantidades de fotos a cualquier momento. Sin embargo, un patrón de de acceso le detiene la entrada.

Curioso.  

¿Acaso, Orihime tendría algo ahí que no quisiera que alguién más viese?  Piensa tomando entre sus dedos una de las largas hebras cobrizas.

― ¿Eh?― Su sorpresa pasa a preocupación, cuando el tono  de llamada entrante suena y el "Kurosaki-kun" sale frente sus ojos― ¿Inoue? ¿Ocurre algo? ¿Estás bien?

―Yo... ¿No te desperté, Kurosaki-kun?― Ichigo deja de lado las preguntas, al escuchar el timbre de su voz.

― Nada de eso, para ser sincero,  no he podido dormir ni un poco― Dice, echando de nuevo el cuerpo sobre el futón.  Había terminado sentado mientras hacia las preguntas― ¿Está todo bien, Inoue?― Pregunta curioso por su llamada a tan tempranas horas.

Hai...Es que yo tampoco podía dormír― Le escucha reír nerviosa,  hablando quedo, seguro para no despertar a nadie― Bueno, y pensé que hablar  con alguien podría ayudar. ¿No te molesto?

― Para nada,  ¿sabes?Aizen vino hoy. Tú abuela  parecía molesta. ― Recuerda la cara llena de frustración que la mujer había puesto cuando Soususke Aizen apareció en la casa con una emocionada Momo de las manos.― Qué va, estaba enojada con su sóla presencia y luego, de un momento a otro, los dos han desaparecido.―Eso era cierto, apenas en un descuido suyo había perdido el rastro a los dos adultos.

¿Obaa-chan enojada con Aizen-san? Eso es extraño ― Murmura Orihime al otro lado de la linea. Eso deja a Ichigo curioso, él ha visto cosas que le demuestran lo contrario.― Tal vez... tal vez ella está así por las fechas  próximas. Aunque siendo sincera, Kurosaki-kun...desde hace unos días atrás, ella  ha cambiado su forma de ser con él.

.―¿Eh?

[•°•]

La pesadez que siente, es casi
irracional, a tal punto que el respirar se le hace sofocante. Orihime se queja por lo bajo, sin embargo, plasma una sonrisa en su labios cuando Yuzu deja el desayuno en la mesa.

— Gracias ¡Esto se ve realmente delicioso! — Yuzu asiente complacida, para dar la vuelta.

Los Kurosakis se han levantado temprano, Inoue lo ha sabido porque incluso antes y después de hablar con Ichigo, no ha querido dormir ni un poco,  las bolsa bajo los ojos avellanas, son la prueba clara de ello.

Como todos los días la castaña menor  estaba  haciendo el desayuno, al mismo tiempo cuando Isshin se preparaba para darle los buenos días a su holgazán hijo. Vaya sorpresa se llevó cuando el huraño muchacho se hallaba despierto con diversos papeles a sus costados, haciendo lo imposible por no hacer algo de ruido.

Dejó pasar eso por alto, quizás Ichigo resolvía de improviso su tarea de ese día. Sin embargo, cuando llegará el momento le preguntaría qué le pasa, como el buen padre que es.

Y ese momento pues sería...  este .

— ¡Oh~! Mi querida Yuzu ha cocinado algo de los más delicioso. Como siempre, mis felicitaciones cariño. ¿Podrías darle a tu querido padre un poco más? – Sonríe mostrando los dientes y los mofletes sonrojados.  Yuzu  se ríe por lo bajo para tomar el platillo e ir a la cocina  en busca de una porción más de comida.

— Si sigues comiendo así parecerás una ballena. Viejo, es sólo un desayuno no el fin del mundo – Karin solo vira los ojos cuando su padre comienza a lloriquear con que sus hijos ya no lo respetan. Lágrimas que acaban cuando Yuzu hace aparición con la comida  servida.

— ¿Karin-chan ya te vas? – Pregunta, dejando el platillo en mano de un Isshin hambriento. Su melliza asiente, si no salían ahora llegarían un poco tarde a clases. – Espérate un poco por favor. Dejaré esto acá y buscaré algo para irnos . – Dice echando una mirada a su hermano – ¿Ichinii te sientes bien? — Pregunta un tanto preocupada, las ojeras profundas en el Kurosaki, es algo que le inquieta.

La oración a tomado por sorpresa a Inoue, quién se obliga a mantener la compostura.

— Claro que estoy bien, Yuzu-chan. – Suelta una risita nerviosa, nada discreta para los presentes. Bajo la mirada analizadora de Yuzu se aleja de la mesa a paso veloz, Karin niega por lo bajo.

— Cada vez actúa más extraño, ya se parece al viejo. — De solo pensarlo, dos Isshin, un escalofríos le recorre en la vértebra.

— No digas eso Karin-chan. Ichinii seguro está un poco cansado, estos días a estado trabajando muy fuerte. Seguro es eso – La menor sonríe levemente, mientras recoje los platos donde antes estaban comiendo.

— No lo creo, o sea, ha estado distraído y parece muerto en vida con esas ojeras. Además, el otro día andaba diciendo cosas extrañas — Murmuró, recordando el suceso del baño.

— ¿Cosas extrañas? – Karin se da cuenta que habló de más cuando Yuzu le pregunta con curiosidad y extrañes.

— O-olvida eso Yuzu. ¿Viejo, tú qué piensas? – Insiste en desviar el tema al reparar en sus desliz. Sí Ichigo se da cuenta de que habló de más, adiós Play~

Contrario a su actitud de siempre, el semblante de Isshin se muestra serio, mantiene los ojos cerrados y se encuentra de brazos cruzados, ambas hermanas se miran entre sí.

—  Obviamente nos encontramos ante un caso delicado. Jamás pensé que esto ocurriera en mi huraño primogénito, pero, al parecer la situación se ha dado – Lleva la taza de café hasta sus labios, sorbiendo un trago. – Es un problema del corazón – Dicha declaración trae consigo el preocupar de la menor.

— ¡¿Es algo grave?! – Yuzu se escandaliza, teniendo por la salud de su hermano. Más sus ojos se desbordan en inquietud cuando Karin le da un golpe por la nuca a su padre diciendo "Cállate, que la asustas"— ¡Karin-chan! No hagas eso — le reprende.

— ¿Eso fue porqué? – Isshin le mira con los ojos llorosos , el tan solo quería hacerse el interesante ¡Ya sus pequeños ni le respetan! Bueno, salvo Yuzu . Ay, su querida Yuzu. Con fervor dirigía sus brazos hasta la menuda figura para fundirse en un abrazo— Yuzu-chan, tú eres la única esperanza de este pobre anciano. ¿Yuzu-chan? — Pregunta extrañado, deteniéndose, pues la chica le mira con ojos duros.

—  Otou-san ¿Qué tiene Ichinii? — Exige saber a su progenitor, se encuentra preocupada. ¿Quién no lo estaría al enterarse que tú hermano sufre del corazón?

Karin solo se ríe, en un principio tratando de frenar la risa entre sus labios, pero finalmente deja salir las carcajadas puras.

— Yuzu , Ichinii no tiene nada malo... por decirlo así–  Logra decir cuando las risas cesan.

— Pero lo que dijo Otou-san ...

— Ah, eso , no le hagas caso. El viejo solo quería lucirse — Le resta importancia, posando una mano en el hombro de la menor — Ichinii, está bien a lo que respecta al corazón... Bueno, salvo que ahora, lo tiene más ocupado — Suelta una risa burlona.

— ¡Mi hijo ya es todo un hombre, mi querida Masaki! — Isshin infla su pecho orgulloso viendo la foto de su amada esposa . Ah , su querido hijo había caído bajo las flechas de cupido.

— No entiendo – Ladea la cabeza , Yuzu. Tiene el entrecejo fruncido, pues su padre y hermana parecen ser cómplices de algo que ella ignora .

Tanto  Isshin y Karin se miran entre sí, para marca una sonrisa de cariño.

— Oh, vamos Yuzu. ¿Qué es lo que siempre has querido en Ichinii? Venga piensa — La anima Karin. La Kurosaki se lleva una manos a su barbilla mientras piensa. Para ser sincera  , no parece tener idea de lo qué se refieren, ¿Qué es lo que ella ha querido en su hermano? — Te daré una pista... Tiene algo que ver con una chica— Las avellanas de Yuzu se abren en asombro. Pues, si hay algo que ha querido ella que involucre a una chica con su hermano, es algo que solo pensó que se daría más en el futuro.

— ¿A caso Ichinii está....

— Enamorado, así es mi pequeña. ¡Tú hermano a caído bajo las garras de cupido! — La exclamación de Isshin, interrumpen a la de la chica. Que no tarda en caer en emoción, con la mandíbula abierta por la impresión .

— Voy tarde, voy tarde. Adiós ¡Nos vemos , luego! — Rompe el silencio, con pasos apresurado el Kurosaki de cabellos anaranjados. Orihime ignorante ante las miradas que le echan, parte de la casa de los Kurosakis. Para finalmente dejar la estancia sumida en un silencio, con el resto de la familia sumergida en su descubrimiento.

— ¿Me pregunto quién será? — Esa inquietud invade a Yuzu, luego de que la figura se apartará de su vista.  A la chica se  le ilumina su mirar al pensar en cierta muchacha de cabellos cobrizos y ojos platas—  Acaso, ¿será ella?

Isshin le mira con interés. Más su melliza afirma con complicidad ante la suposición de su hermana

¿A quién se referiría Yuzu?

[•°•]

Admite de cierta manera que las supersticiones de su abuela le han influenciado. Así que Orihime pega un respingo de sorpresa cuando el felino de pelaje oscuro ha saltado frente a ella. Por la impresión se ha llevado un susto y los papeles que intentaba guardar en la mochila han salido dispersados de sus manos. Con pesadez se agacha a recogerlos .

— Venga, ya puedes marcharte — Le sonríe al minino que desde que apareció no se ha movido. De cierta forma, siente que la presencia del pequeño animal es un augurio de que algo bueno le pasará .

El felino le mira, sus ojos dorados parecen atentos a ella. Entre el osico sostiene con cuidado una galleta en forma de pez, que deja en el piso para observar mejor. Orihime parece darse cuenta de que su acciones divierten al animal.

— ¡Listo! Ya están todos– Dice echando una última ojeada para guardarlos en la mochila. — En cuánto a ti amiguito, adiós — Se agacha un poco para acariciar el felino en su oreja. Este ronronea complacido ante los mismos.

El toque en las orejas peludas acaba cuando Orihime se levanta para marcharse. Antes de partir hace un saludo y sigue su recorrido con los ánimos más altos a pesar de no haber casi dormido.

"Qué raro, siento que me observan" Piensa cuando ha avanzado unas cuantas cuadras, la inquietante sensación de que la acechan no se aparta de su sentido. Por el rabillo del ojo, mira a su alrededor.

Está en un apartado de la calle donde hay cierto locales abiertos, sin embargo la presencia de transeúntes es un tanto escasa. A pesar de haber dicho que iba tarde, es un tanto temprano, pues su plan es poder tener un poco de tiempo a solas con el Kurosaki y poder hablar con él, antes que las actividades académicas inicien.

Las mejillas se calientan un poco al pensar en ellos dos solos. Pero disipa esa idea de inmediato sacudiendo la cabeza. Es ahí cuando reparar en su pequeño acosador, este no es más alto que un florero, sus cuartos patas  negras  han quedado en posición de marchar, sus ojos ámbar poseen ese mirar cargado de misterio que intriga. Y cómo olvidar, ese pequeño pedazo de galleta esculpido en forma de pez, que sostiene entre su boca. Lo reconoce como el pequeño felino de hace un tiempo atrás.

¿A caso la está siguiendo? Desecha la idea en cuanto el mínimo toma la delantera. Un maullido de éste se escucha como incitando a avanzar, entonces lo hace. Orihime suspira por lo bajo, siente que está pensando cosas extrañas.

No pasa mucho tiempo cuando ya están frente un paso peatonal y nuevamente es ella quien tiene la delantera frente a su nuevo amigo, que no ha dejado de seguirle.

— ¿Qué haré contigo? — Pregunta viéndolo, el gatito parece contento con su presencia y lo más alejado que ha estado de ella es menos de tres pasos. Lo más lógico es pensar que se ha apegado a ella. Sin embargo, no sería bueno que él le siguiese.

La luz cambia  y es señal de que puede cruzar la calle. Un grupo pequeño de chicas de secundaria avanza entre charlas. Entonces, Orihime mira hacía abajo. Suspira y  hace señas de avanzar, cosa que el gatito copia. Sin embargo, antes de agregar otro paso, se detiene dejando que el felino se pierda entre las pisadas de las risueñas jovencitas.

Echa un suspiro de alivio, y hace una seña de adiós en cuanto el gatito se detiene en medio de la calle, de su hocico se ha resbalado la pequeña galleta que ha cuidado con recelo, en toda su marcha. Se agacha y busca la manera de poder continuar como antes.

— Esto es malo — El rechinar de las llantas de un coche se escuchan cada vez más cerca. Y no faltara mucho para que la señal del pase cambié. Con angustia mira hacía al frente, pues, su pequeño amigo parece verse en un enredo y no presta atención al claxon que suena .

— ¡Cuidado!

El grito llama la atención de muchos. Ante la mirada de los curiosos, un chico de hebras anaranjadas ha corrido justo cuando el semáforo ha cambiado de color.

— ¡Idiota! Fíjate en lo que haces ¿Acaso estás loco, imbécil? — logra escuchar refutar al hombre del coche.

La cabeza le da vuelta y siente que el corazón le ha dejado de latir. Ha terminado callendo de bruces al piso , con las rodillas pegada en el césped al igual que sus manos.
Por un momento se le ha olvidado respirar y cuando al fin logra dar una inhalación de oxígeno, lleva una mano hasta el pecho , logrando sentir las pulsaciones desesperadas que dan señal, de que no ha muerto o algo por el estilo.

— ¿Estás...bien? – Orihime, mira al gato.  El felino negro no ha tenido la mejor de las suertes, ha terminado de espalda con las patas hacía arriba.

— Yo estoy bien ¿Qué hay de tí? Chico, casi cometes suicidio.

— ¡ Aaaaaah!¿Hablaste? — Orihime parpadea, con la piel pálida a más poder.

— Oh claro que sí~ ¿Por qué tan sorprendido, muchacho? — Un golpecito en el hombro le hace mirar hacia arriba. Orihime se lleva un susto cuando da con el rostro de un hombre alto, de ojos grises y pelo corto de color beige,  con vistoso sombrero a rayas verdes y blancas,  que le sonríe con los ojos cerrados.

Un grito escapa de sus labios y termina sentándose frente el pavimento.  Para su sorpresa el hombre se aproxima mucha a su rostro, entrecerrado los ojos, para sacar un abanico.

— Vaya parece que si te has golpeado, chico. — Abanica su rostro un poco, cerrando  de pronto el abanico, para mirar hacia al gato — Yoruichi-san , parece que le has traído un poco de problemas ha este joven. — Niega divertido.  El gatito de pelaje oscuro parece ofendido con aquello, sin embargo se deja agarrar por el hombre de traje verde.

— ¿Yoruichi-san? — Orihime mira atentamente. Al darse cuenta que el gato gira hacia donde se encuentra, como si lo hubieran llamado, da con que es su nombre. —  Con que tienes nombre y dueño, eh. Me alegra — Sonríe.

— Oh, creo que has entendido mal . Deja y hago la presentación cómo se debe . Yoruichi-san es una vieja amiga de este humilde servidor. ¿Quién soy yo? Kisuke Urahara ha su servicio, dueño de esta pequeña tienda ¡Dónde obtendrás increíbles ofertas! — Hace una leve reverencia,  con la mano que sostiene el abanico cerrado muestra la tienda a la que tanto ha hecho presunción.

— ¡Es muy linda! — Admite al admirar la fachada tradicional del local, cosa que le recuerda a su hogar. —  Así que te dirigías hacía acá, Yoruichi-san. — Obtiene un maullido por respuesta.

— ¿Por qué dices eso?  — Urahara le mira.

— Verá... Por un momento llegué a pensar que me seguía, es algo gracioso a decir verdad . — Ríe con torpeza.

— Yo creo que estaba recordando— Esa oración, deja intrigada a su oyente.  Orihime, le miró con los ojos entre cerrados. Pues, había algo en ese hombre que se le hacía familiar.

— ¿Recordar algo?

— Aveces, cuando se nos olvida algo, es bueno echar una mirada hacía al pasado. Quizás así, traemos a la mente un hecho que hemos pasado por alto. —  Sonríe, trás el abanico. — Por cierto, creo que llegarás tarde a clases.

Eso bastó para que Orihime se levantará como un rayo. Con torpeza recogió del suelo la mochila, sacudió el uniforme. Echando una mirada hacía atrás.

— ¡Fue un placer conocerlos! Hasta pronto. — Exclama, ya avanzando.

— Si se te ofrece algo, ya sabes dónde encontrarnos ¡Tenemos las mejores ofertas del mercado!— Utiliza su mano como megáfono para lograr que le escuché. A duras penas, puedes escuchar la respuesta afirmativa a su propuesta — Se me hace que te veremos pronto por acá – Sus ojos no han dejado de seguir por ningún momento, el borrón naranja que se pierde en la lejanía.

[•°•]

El centro comercial suena como el lugar perfecto para una salida casual entre amigos, sin ningún inconveniente. Pues se tiene a la mano múltiples opciones, los distintos locales que ofrecen una diversidad de actividades, desde diversión y entretenimiento hasta una charla amena mientras se come un helado.

Así que para Ichigo no fue una sorpresa, cuando después de clases se dirigieron así allá, ambos terminaron en una heladería, para posteriormente llevar varios minutos dando vueltas por los alrededores, y desde que tan solo habían puesto un pie en el lugar  el celular de Uryū sonaba con insistencia, el chico tan solo lo ignoraba, pues tenía su mente puesta en encontrar algún otro lugar para invitar a Inoue sin que se malinterpretarán sus acciones.

— ¿No planeas contestar? – El toque desganado y con cierto deje de malhumor, se dejó llegar hasta el muchacho. Uryū gira a mirarle,  para encontrarse con la imagen de una "Orihime" con las cejas arqueadas, a la espera de que conteste.

— No es importante — Como si el destino estuviera en su contra, el tono se deja escuchar nuevamente.  E Ishida se cuestiona por qué no lo dejó en silencio, por lo menos.

— ¿Seguro?  - Entre cierra  los ojos. — Tal vez es algo importante — Eso es lo que espera él. Ichigo cruza los dedos, esperando que así sea. No es que Ishida le caiga mal, pero en las circunstancias que están sí. Quiere estar lo más lejos del chico , si en la oración están las palabras Orihime y cita.

"Aunque no es una cita" se recuerda mentalmente. Sintiendo cierto alivio.

Uryū finalmente ha decidido reparar en su celular, para poner los ojos en blanco al notar los múltiples mensaje que hay. En su mayoría de Rukia y otra parte de Arisawa, recordándole que no dañe el plan.

— No es algo importante — Dice por lo bajo, mientras desliza en celular atreves del bolsillo del pantalón. Ichigo bufa decepcionado, acción que Ishida nota —  Desde hace unos días he notado que ha estado actuando extraño, Inoue-san – Dice empezando a caminar

— ¿Actuando raro? - Ichigo se tensa.

— Podría decirse que sí, en un inicio esa era una de las razones por las que quería hablar contigo. – Ajusta sus gafas, aunque miente un poco con lo de  las intenciones de esta salida, es un hecho real que se preocupa por su amiga — ¿Ha ocurrido algo en casa? — Se aventura a preguntar por encima, sí hay algo que pudiera alterarla puede ser alguna vivencia en su entorno familiar.

—  ¡No! Todo está bien ...

" Obaa-chan se pone así, es porque para estás fechas, Sora-nii falleció y ella piensa que Aizen-san tiene algo que ver con ello"

Aprieta levemente su helado— Todo está bien. — Repite de nuevo.

— Comprendo, entonces, ha pasado algo entre Kurosaki y tú— Afirma, dándole una bocado a su helado.

— ¿Conmigo.... ? – empieza a toser, atragantándose con el sabor del helado.
Ishida le da leves golpecitos en la espalda con la palma de su mano. Estando frente a la chica, por lo cual su antebrazo envuelve en cierta forma el cuerpo menudo de la jóven, como si fuera un abrazo. Los ojos grisáceos dan con unos azules preocupados.

— ¿Estás bien? – Dice, sacando un pañuelo limpio, para pasarlo secar de los labios, quitando una rastro de helado. Un gesto un tanto dulce.

Las alarmas suenan en Ichigo.

— ¡Muy cerca, Ishida! –  Chilla, estampando sus manos con brusquedad en el tabique de la nariz de Uryū. El pelinegro retrocede sus pasos, para llevar una mano hasta la zona adolorida.

— Lo siento, lo siento – Ichigo arrugó la sien con preocupación. Mierda... La regó.  — ¿Te golpeé muy duro?

— No pasa nada, Inoue-san. No duele – Comentó después de soltar unos leves quejidos. – Enserio, estoy bien – Agregó trás ver que no cambiaba el semblante de preocupación en su rostro.

Un suspiro de alivio dejó salir Ichigo, en verdad no quería complicar las cosas. –  Menos mal que estás bien.

— ¿Sabes, Inoue-san? No eres la única que ha estado actuando raro. Kurosaki también, se le ha visto más retenido y distraído, sin tener un carácter... Explosivo. Incluso, ha estado más condescendiente – Que Uryū haya traído este tema de nuevo a flote, le pone los nervios de punta. – Es como si ambos hubieran cambiado personalidades.

Continuará...

[___________________________]

Nota de autor:

¡Hola, chic@s! ¿Cómo están? Espero que bien. Ha pasado bastante tiempo desde que está historia fue actualizada. ¿Verdad?

Sé que tengo tiempo sin escribir (un año, más o menos) Así que es obvio que mi redacción ha cambiado mucho, desde la última vez.  

De estás fechas para acá, he querido escribir y retomar mis antiguos escritos y poder culminarlo.  Así poder escapar un poco de mi mundo. Mi plan es poder hacerlo, lograr finalizar está historia y poder traerles otras, quizás, para más adelante.
En verdad, quiero agradecer aquellos que han leído, comentando y votado acá. ¡Enserio, muchas gracias por su apoyo!
Trataré de actualizar cada semana o dos, así que nos vemos pronto 😘

¡Cuidense!

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