Capítulo 10 "no es tan malo"
Safina y Parda se pusieron en marcha tras haber desayunado. Tras uno que otro contratiempo provocado por Safina, pues aunque llevaba un día en la naturaleza, le seguía sin gustar nada la idea. parda sabia el camino, o estaba casi segura. A unos cuantos kilómetros, se encontraba su campamento y por lo tanto, su manada. Por lo que ella sabía, las ruinas se encontraban en la dirección contraria de lo que estaba el campamento humano, pero no estaba segura.
Pero si estaba segura de que ella sabía llegar al campamento humano desde el de su manada. El último deseo de su madre siempre había sido que ella fuera feliz siendo loba o humana. Por eso, año tras año, ella entraba al campamento. Su madre había muerto cuando ella tenía siete, por fortuna de ella, edad en la que ya dominaba el lenguaje y las costumbres humanas. Ella era en realidad mitad humana y mitad lobo. Su madre era la humana y su padre el lobo. Si Parda tuviera que decidir cuál de sus dos mitades ella elegiría, ella no sabría cuál elegir.
Por esto mismo es que la muerte de su mama fue muy duro para ella, por qué ella no sólo renunció a su mama, sino a ser humana. No es que no le agradara ser una loba, sino todo lo contrario, sino que ser humana era parte de ella. Por eso es que no podía renunciar completamente a ello y por ello es que cada año se escapaba accidentalmente de su hogar por una semana e iba al campamento de los humanos, porque aunque cada año se llevará una tremenda regaliza, valía la pena.
Realmente había sido afortunada en encontrar aquel lugar. Su madre la llevo allí un verano cuando era pequeña, el año anterior a que ella muriera y como ella se la había pasado tan bien, su madre le había pagado por adelantado tres campamentos. Cuando el dinero se acabo, Parda pidió que la admitiera en el campamento gratis y como ella era la que siempre ganaba y era la mejor, se lo permitieron, lo cual era una gran ventaja, pues ella no lograría contenerse sin ser humana en su manada.
Sin embargo, los intentos de su padre por mantenerla en forma de lobo, comenzaban a funcionar. Ella pasaba tanto tiempo siendo loba, que a veces, cuando se quería transformar en humana, le costaba mucho trabajo, y cuando lo lograba, le costaba mucho mantenerse en esa forma. Cada vez se le hacía más difícil mantenerse en esa forma durante el campamento. De hecho, los últimos dos campamentos, había tenido que escaparse durante la noche para poder transformarse y ella dormía afuera de la cabaña. Temía que alguien la descubriera, pero ella no tenía más opción.
De momento ella tenía un gran problema, pues la habían cachado en el campamento. Al principio, noto que no la habían reconocido. Pero por mucho que ella quisiera, ella no podía ocultar su verdadero ser. A pesar de que ella era mitad humana, poseía una fuerza increíble y era la más feroz de todo su clan. Su padre siempre estaría decepcionado de ella y ella, para mostrarle que ella era capaz de todo, se volvió en la más fuerte de todos los lobos. Y por eso le temían.
...
Se estaban acercando al campamento del clan de Parda. Los olores que ella olía no le eran desapercibidos. Safina noto que su amiga se veía nerviosa. Le parecía un poco extraño que Parda, la chica salvaje, sintiera miedo. Pero en el fondo de su ser, tenía que admitir que le gustaba la idea de no ser la única asustada.
Pero Parda tenía sus razones para sentirse nerviosa. Si la veían en forma humana caminando por ahí como Pedro por su casa, estaba muerta. Tenía estrictamente prohibido convertirse en humana y se suponía que ella obedecía las reglas. Ahora, ya de por sí va caminando con una humana, y estaba peor que muerta.
De seguro que su manada la odiaría por haberle salvado el pellejo a Safina unos días antes, pero ni modo que regresara al campamento y dijera que unos lobos se comieron a Safina y ella ahí cómodamente viendo. Su padre sabía que ella tenía una debilidad por los humanos. Total, tomar a un humano como su bocadillo sería como canibalismo. Pero eso no era relevante en el momento.
Era medio día. No podían pasar por en medio de su clan, así que tendrían que dar un rodeo. De todos modos, los olores de su manada le indicaron donde estaban y a donde tenían que ir. Ahora su misión era avanzar lo más rápido posible, para alejarse por lo menos, un km de la manada.
Por su parte, Safina andaba metida en sus propios pensamientos. Ahora que lo pensaba, el bosque no era un lugar tan malo. Ella siempre había caminado en pisos fríos y duros. Tal vez caminar sobre el blando musgo no le haría tanto mal. Y pensándolo bien, se veía muy hermosa la manera en que los rayos del sol alcanzaban el suelo. Se veía muy bonito caminar por el bosque. Cuando miraba las hojas verdes y sus cien mil tonos Esmeralda, pensó que sería un lugar perfecto como para una cita romántica con Daniel. Jamás imaginó que vería belleza en la naturaleza, pero debajo de su encerrado corazón, todavía quedaba una pizca de asombro hacia la naturaleza.
Se encontraban caminando silenciosamente por el bosque, cuando oyeron un crujido en el suelo. Esa sí que no había sido Safina y Parda lo sabía, pues en el aire, se impregnó un olor a lobo. Parda tenso cada uno de sus músculos, en caso que que fuera necesario atacar. Detrás de ella, Safina temblaba aterrorizada, no tanto por el sonido, sino por los movimientos de su amiga. Ella estaba segura de que Parda, sabía lo que hacía y si se ponía tan a la defensiva, era por alguna razón.
Sin embargo, se asustaron en vano, pues del espeso matorral, salió un pequeño cachorro de lobo, que caminaba animosamente hacia las chicas. Tenía un pelaje oscuro, casi negro) y unos bellos ojos verdes. Las expresiones de las chicas cambiaron radicalmente. Parda, sintió como si su corazón fuera a estallar de alivio, y Safina sintió como si el suyo estuviera a punto de explotar de la ternura.
Ella tenía un pequeño peluche, de un lobo cachorro, pero nunca imaginó que fuera tan adorable. Se acercó un poco a él y le extendió la mano. El cachorro la olió un poco y tras un pequeño segundo, permitió que lo tocara. La chica gozosamente comenzó a acariciarlo y por primera vez en su vida, no se preocupo por manchar sus rodilla de tierra al inclinarse para acariciarlo o por ensuciarse las manos con su pelaje. Por primera vez en muchos años, se sintió sin miedo de tocar todo lo que la rodeaba y se limitó a ser feliz.
Parda miraba contenta la escena, pues estaba feliz de que su amiga se viera tan radiante. Pero a la vez se sintió preocupada. Aquel cachorro en particular se llevaba muy bien con ella, puesto que él tampoco tenía madre. Parda lo cuido como si tratara de un hermano menor. Ella estaba consciente de que el cachorro la había reconocido, pues si no, no se hubiera acercado. Y temía que el cachorro fuera de bocón a contarle a todos que tenía una nueva amiga humana.
Sin embargo no quiso arruinar el momento. Al ver tan feliz a Safina, trato de alejar de su cabeza todos los sentimientos negativos y comenzar a disfrutar. El cachorro se quedo unos minutos y luego se alejó. Y dejó a Safina con una idea muy clara en la cabeza: tal vez, todo a lo que ella temía, no era tan malo después de todo.
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