Capitulo 12
Narrador omnisciente.
(...)
Que bella era la tarde aveces, tan tranquila y pacífica cuando uno la pasaba en soledad. Una agradable soledad, eso pensaba jisung.
Días ya habían pasado desde que su madre se había ido de viaje y que había pasado la noche con minho en el bosque.
Raramente jisung tiene un extraño recuerdo de esa noche, entre otros claro. Pero hay uno que aún recuerda con claridad.
Recuerda que el estaba durmiendo plácidamente hasta ser despertado por un movimiento, recuerda haber visto a un chico castaño, con ojitos marrones, ojitos tiernos y llenos de brillitos, según jisung.
Pero no recuerda quién era, mucho menos que era, si era realidad o un sueño, o quizás un pensamiento. Quizás era el rostro de minho, o quizás de un viejo amigo, tal vez era un rostro inventado. O podía ser quedé tratara de su simple imaginación.
Jisung no decidía darle muchas vueltas a eso. Así que quiso poco a poco olvidarlo.
Ahora muy alegremente preparaba el mate para tomar el solo. Extrañaba a su madre, ella siempre tomaba mate junto a él.
En los recientes días había llamado a algunos de sus amigos pero ninguno le atendía la llamada.
Siempre le dejaban sonando. Salvo el teléfono de la casa de Félix, ese le cortaba la llamada al instante.
Comenzaba a sentirse excluido, se sentía alejado del mundo, pero no dejaba que eso le afecte mucho.
—.Mas mate para mí... —Susurro para si mismo, sin esperar que nadie lo escuchará. Jisung vertía el agua en el termo con tranquilidad y paciencia. Su rostro era inexpresivo al mirar el agua caer.—
Quizás el ambiente sería silencioso y algo triste de no ser por nuestro querido amigo fantasmal.
"Yo puedo hacerte compañía mientras tomas mate, mí dulce niño"
Hablo dulcemente minho, su voz parecía retumbar dentro de la casa. Jisung automáticamente sonrió ante esas palabras.
No esperaba que el lo escuchará y mucho menos que quisiera hacerle compañía.
En tanto a minho, era lo mínimo que podía hacer por el.
—.Oh, dios, si —Solto jisung muy alegremente, mientras cerraba el termo.— ¿Estás en el bosque verdad? ¡Ya voy! —Con gran emoción jisung tomó sus cosas y salió de la casa lo más rápido que pudo.—
"Aquí estaré esperándote mí niño"
Le contesto amorosamente mientras su voz se oía cada vez más bajita y lejos.
Realmente adoraba escuchar esa emoción de Jisung, y estaba feliz de por primera vez ser el quien ocacionaba ese tono en jisung.
Jisung llego a las afueras del bosque, se quedó unos segundos ahí parado frente a los árboles mientras intentaba ver atraves de ellos.
"Por aquí mí dulce niño. Encontré un lugar perfecto para que pases el rato, ven, sigue mí voz"
Le decía muy calmadamente mientras guiaba a jisung con su voz.
Jisung comenzó a seguir la dulce voz de minho. Iba muy tranquilamente, cuidando su paso ya que encima traía sus cosas
Pasados unos minutos finalmente llegaron a un bonito lugar, era como un pequeño espacio que no tenía árboles, daba un poco más de luz que en otros lugares del bosque, no daba luz directa ya que ramas y hojas aún tapaban el cielo, pero no dejaba de ser bonito e iluminado.
Había césped que conservaba su tono verde y se notaba tan bien cuidado, cosa que le extrañaba.
Más a un costado había un gran tronco, al parecer un árbol había caído y su tronco ahí descansaba.
"Aquí es..."
Dijo minho en voz baja.
"Te... ¿Te gusta?"
Pregunto con timidez minho, mientras ahora miraba a jisung, quien al parecer estaba asombrado por el tierno lugar.
—.Es... —Comenzo jisung en voz baja. Mirando más detalladamente el bonito lugar.— Es muy lindo. Me encanta —Solto con cierta emoción, caminando muy lentamente hacía adelante para poder mirar mejor.—
Minho sintió alivio. Al parecer cuidar y proteger ese lugarcito había servido de algo.
Fue minho quien mantuvo lindo aquel lugar, por mucho tiempo se dedicó a cuidar ese pequeño espacio. Al principio lo hacía por aburrimiento, pero con el tiempo decidió que en algún momento podría traer a jisung, así que con más entusiasmo cuido el lugar, lo puso en condiciones solo por Jisung.
"Puedes acomodarte dónde quieras... Este... También es tu espacio. Siéntete como en tu casita"
Le dijo amablemente, en su rostro una sonrisa aparecía. Se encontraba feliz de finalmente tener ahí a jisung, había ansiado este momento por mucho tiempo.
Jisung se acomodo a un lado del tronco, posando su espalda ahí. Dejo sus cosas a su lado y luego suspiro cerrando sus ojos por tan solo unos segundos.
Al abrir sus ojos observo a su alrededor nuevamente, no podía dejar de mirarlo ya que de verdad le parecía un lugar asombrosamente hermoso. Las flores, la iluminación, el ambiente, el césped... Todo.
Todo era simplemente hermoso.
Minho estaba muy contento por saber que a jisung si le había gustado el lugar. Minho lograba sentirlo, sentía como jisung sentia. Era complicado, pero para minho tan simple.
(...)
El rato había pasado muy alegremente entre risas. Ambos muchachos estaban conversando tan animadamente, no tenían un tema en especial, simplemente hablaban de cualquier cosa que saliera. Estaban muy bien en ese momento, no necesitaban que nada ni nadie los interrumpiera. Aunque en el lugar que se encontraban era algo complicado ser interrumpidos.
Mientras jisung le contaba cosas a minho, se cebaba mate muy alegre, le había preguntado a minho si quería, pero para su desgracia, minho no podía tomar mate. Pero aún así minho le aseguro que seguro que el mate sabía bien, y más aún si era jisung quien cebaba.
Minho más que contar o comentar se la pasaba halagando a jisung, hasta por la cosa más mínima, ni lo halagaba por respirar solo porque no quería parecer desesperado.
Cuando el sol había bajado un poco, cuando el agua del termo se acabó y cuando ya no había un tema de conversación. Ambos muchachos decaídos se tuvieron que despedir. Si por ellos fuera se habrían quedado los siguientes 10 días charlando, pero eso no pudo ser.
Minho antes de decirle adiós a jisung, le regaló una pequeña rosa, era una de las tantas flores que había en aquel pequeño espacio. Jisung solo pudo ver una flor volando, pero aún así, sintió ternura por el bello acto de minho.
Agradecido se despidió y muy alegremente marcharon los dos. Cada uno a su lugar y de nuevo quizás mañana se fueran a juntar.
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