IV.
Capítulo 4
“En el Bosque de las Luciérnagas”
«Inseparables.»
[Cinco años después.]
— Si papá, lo sé. Y no sabes lo felíz que me hace volver a visitar a mi abuelo.— Contesto feliz, mientras termino de colocar todo lo necesario en mi bolso para luego cerrarlo, miro a mi papá quien se encuentra terminando de preparar las maletas y tener todo listo.
— Bien milk, es hora de ir al pueblo «Paoz» y pasar el verano allá. Todos estos meses de estrés me han dejado agotado, necesito relajarme y que mejor lugar que ése para hacerlo.— Informa mientras toma las maletas y salimos juntos de la casa. Le ayudo a guardar todo en la cajuela del auto y caminamos hasta adentrarnos al auto y sentarnos en nuestros puestos, colocamos nuestros cinturones de seguridad y arrancamos del lugar. En toda la trayectoria me coloco los audífonos y reproduzco la canción «Ignite» De Alan Walker sólo para distraerme.
Miro a través de la ventana del auto la ciudad, las personas caminando de aquí para allá en su propio mundo, los varios locales abiertos, los edificios impecables, el bullicio de la ciudad, todos los sonidos combinados en uno solo. Nada comparado con la tranquilidad y el silencio del pequeño pueblo paoz. Donde se puede escuchar hasta el más mínimo sonido del Bosque. Extraño a Goku, en todo éste tiempo que ha pasado, nosotros dos nos hemos vuelto más unidos. Hemos jugado juntos una infinidad de veces, incluso siento que el tiempo se va volando cuando estoy con él. Recuerdo su rostro, la primera vez que me mostró su hermoso rostro fue aquella noche en el Bosque donde jugaba con él a las escondidas. Yo tenía aproximadamente diez años. Y desde esa noche nos volvimos Inseparables por así decirlo. Cada verano después de ese compartíamos más, somos los mejores amigos de todo el mundo.
Yo lo quiero mucho.
Sin darme de cuenta mis párpados se cierran sólos y me dejo influenciar por el sueño, quedándome dormida a los minutos.
[...]
—Milk—Escucho un susurro cerca de mí oído, y me remuevo.—,milk querida, despierta ya llegamos.— Abro algo adormilada mis ojos y me acostumbro a la claridad, miro a mi izquierda y veo a mi papá acariciándome el cabello para despertarme, una vez que mis ojos quedan completamente abiertos miro a mi alrededor y noto muchos árboles y color verde.—Ya Llegamos.—Pienso. mi papá me mira con una sonrisa tierna—; Estás babeando milk.— Me dice mi papá y toco un lado de mi labio inferior sintiendo un poco de baba en ése mismo sitio. Me ruborizo un poco y le sonrío a mi papá apenada.—; Vamos, salgamos del auto, te limpiarás en el baño.
Asiento a lo que dice y salimos del mismo. Tomamos nuestras maletas y tomé mi bolso y empezamos a caminar hasta llegar a la casa de mi abuelo. El aire puro nos recibe con alegría y sin ningún tipo de impedimento Huelo el dichoso aire, su aroma es de el bosque, naturaleza pura. Puedo ver algunas mariposas aletear en el aire, dejándose llevar por la corriente de la misma. Esto es hermoso, absolutamente hermoso. Veo aquella casa grande amarilla con tejados rojos y sonrío, una vez más estamos aquí, acompañando a mi abuelito.
Llegamos a la puerta y mi papá toca el timbre provocando que éste produzca un sonido gracioso. A los minutos la puerta se abre dejando ver a mi querido abuelo detrás de ella. Abro los ojos sorprendida al ver que mi abuelo se cortó la larga barba que poseía, y debía admitir que así se veía muchísimo mejor. No tenia las gafas de sol que siempre usaba, tenia una camisa verde con detalles rojos y un pantalón color crema. Al vernos su sonrisa se ensanchó dejando mostrar una que otra arruga. Sin poder evitarlo yo también sonrío muy contenta de volverlo a ver y sin tardar lo abrazo con fuerza.—; Abuelito— Lo nombro muy emocionada.
—Mi pequeña milk. Como has crecido.— Se separa un poco para verme bien. —; Ya te estás convirtiendo en toda una mujer mi querida nieta. Creo que tendré que preparar bien mi bastón para cuando empiecen a llegar los pretendientes.— Mi papá y yo reímos mucho con la ocurrencia del abuelo. Después de que mi papá también abraza fuerte al abuelo, decidimos entrar dejando las cosas en la sala excepto el bolso que aún traigo puesto.
—¿Quieren pastel? —Ofrece mi abuelito y yo no tardo en asentir con la cabeza al igual que mi papá.—; Bien, ya vuelvo.—comienza a caminar hasta la cocina. Veo a mi papá ir a las habitaciones con las maletas en la mano y yo me quedo sola en la sala. Decido ir a hacerle compañía al abuelo. Camino hasta llegar al sitio y observo como corta dos rebanadas de pastel de chocolate. Sonrío, el chocolate y el durazno son dos cosas que me encantan. Me acerco hasta quedar al lado de mi abuelo.—; Oye abuelo...—Llamo su atención y el me mira por un segundo con una sonrisa en sus labios.
— ¿Si?—Pregunta mientras vuelve a tomar el pastel y lo guarda en el refrigerador. Yo pienso un poco en decirle, aunque creo que tomará bien la noticia que tengo que darle.
— Tengo que decirte algo— El voltea para que así quedemos frente a frente—, Mi papá conoció a una mujer...— Mi abuelito abre los ojos sorprendido de lo que le he dicho.—; La conoció hace casi un año.—Agrego.
— Mi hijo conoció a alguien...—Repite lo que digo asombrado. Miro como una sonrisa sale de sus labios. Yo también lo hago. —¿Y cuál es su relación?
— Bueno...ellos son amigos, pero a mi papá le gusta ella y él cree estar seguro de que también es correspondido.— Explico y mi abue piensa otro poco. Yo me siento muy feliz de que mi papá quiera reiniciar su vida amorosa con alguien más, tiene todo el derecho del mundo. Si él es feliz, entonces yo también lo seré. Eso si, mi mamá siempre tendrá un lugar muy especial en nuestro corazón.
— Es bueno que mi hijo decida volver a salir con alguien después de todo lo que le ha pasado. Eso si pequeña milk, siempre voy a querer a tú madre. Pero es bueno que tu padre se abra sentimentalmente.
—Lo sé abuelo. Yo también estoy feliz por él.—Contesto con sinceridad.
—¿Y cómo se llama la afortunada?—Pregunta.
— Su nombre es Mía, la conocí y es una mujer muy agradable. Papá incluso la invitó para acá, pero ella desafortunadamente tuvo que quedarse en la ciudad porque su madre está enferma y ella se encarga de cuidarla. Es una buena mujer.—Le relato con calma a mi abuelo y él hace una mueca triste. Si, pobre mujer, espero que su madre se pueda recuperar muy pronto.
—Oye milk.—Llama mi abuelo después de unos minutos de silencio.
—¿Si?— Pregunto.
— Tienes algo de baba al lado de tu labio inferior.—Informa y yo me sorprendo. ¡Oh, cierto! Tenía que lavarme la cara y lo olvidé. Le sonrío con vergüenza a mi abuelo y él se ríe de mi. Me excuso y salgo disparada de la cocina para así poder llegar al baño.
[...]
Han pasado seis horas desde que llegué aquí, y todas esas horas las pasé compartiendo con mi papá y abuelito. Pero aún no he ido a visitar a mi mejor amigo y lo extraño mucho. Deseo verlo otra vez.
Después de terminar de lavar los platos, camino hasta la sala e informo sobre mi salida al bosque. Los dos aceptan y claro me informan que tengo que estar aquí antes del anochecer. Con un asentimiento de cabeza vuelvo a tomar mi bolso y salgo de la casa. Miro la hora en mi reloj de mano.—; 4:05 PM.— Bueno aún hay sol y todavía falta para que se haga de noche. Empiezo a caminar hasta la montaña que se encuentra cerca, Tarareo la canción de mi madre mientras miro hacia el norte donde se puede ver el abundante césped que ahora mismo estoy pisando, algunas flores siguiendo el vaivén del fresco viento de la tarde, unas que otras mariposas seguir su rumbo, aves volando hacia el oeste, y yo siendo espectadora en primera fila observando todo lo hermoso de éste bello lugar. Saco de mi bolso mi celular y lo desbloqueo sólo para abrir la cámara y empezar a fotografiar todo lo que se encuentra disponible en mi vista panorámica. Después de tomar las fotos necesarias lo vuelvo a guardar y sigo mi camino.
Miro con una sonrisa a la gran puerta roja japonesa que se encuentra frente a mí, he llegado al principio del bosque. Con un respiro comienzo a caminar, adentrándome al lugar. A los lados del camino me acompañan los inmensos árboles quienes me brindan sombra. Muchos recuerdos empiezan a llegar a mí al ver todo esto, he jugado mucho aquí, creo que hasta los animales deben de conocerme. Pero hoy además de ver a Goku, pienso ir a un lugar que mi mamá hace muchos años me había mostrado, se trata de un pequeño río de agua fría en donde puedes bañarte con toda la seguridad de que no serás espiado por otra persona u serás encontrado por algún tipo de animal peligroso. Es un lugar seguro y secreto. Sigo caminando tranquilamente bajo el manto de los árboles. Pero me detengo en seco al darme cuenta que una luciérnaga se dirige a mi dirección. Una vez que ésta se estaciona en mi nariz el recuerdo de una luciérnaga guiándome hasta un pequeño pero lindo estanque llega a mi mente. Esa noche yo me encontraba triste y ella guió hacia ese lugar para que ese sentimiento se calmara, también fue la noche en que Goku y yo concordamos en ser amigos y me mostró su rostro por primera vez.—; Hola pequeñita. —Le susurro al pequeño insecto con una sonrisa.—;¿Cómo has estado? ¿Me extrañaste?— Miro como mueve sus alas de arriba a abajo como si dijera que si.—, Yo también lo he hecho, tú me has ayudado mucho pequeñita. — Se queda en mí nariz y yo decido seguir avanzando con ella sentada ahí.—; Oye pequeñita ¿Has visto a Goku?—Le pregunto extrañada, me parece raro que no se haya aparecido detrás de mí para pegarme un susto. La pequeña luciérnaga mueve sus alas en asentamiento una vez más y me sorprendo.—; ¿Podrías guiarme hasta él por favor?—Una vez dicha la pregunta ella comienza a elevarse. Una vez en el aire emprende su vuelo en dirección al norte.
Ella me guiará.—Comienzo a seguirla, agilizando más mi paso o de lo contrario la perderé de vista. Luego de un rato de seguirla, ella cruza hacia la derecha y sin dudar también lo hago traspasando algunas ramas y arbustos en el trayecto. Luego de haber salido de todas esas hojas y ramas me percato de un pequeño río no muy profundo a mi vista, miro alrededor y sólo veo: árboles, el sol aún resplandeciente a pesar de que pronto atardecerá, césped, rocas que se pueden ver a través de la cristalina agua del río y unos que otros pájaros volando por el cielo.—Que extraño...—Miro una vez más alrededor pero con más detalle y cautela. No, no puedo equivocarme, estoy segura que éste es.
Busco con la mirada a la pequeña luciérnaga asegurándome de que no haya desaparecido. Pero unos minutos después la enfoco reposando arriba de una roca cerca de la orilla. Curiosa me acerco a la misma y me siento a su lado en el césped, me quito el bolso que llevaba conmigo y lo dejo aún lado de mí. Le doy una ojeada a la pequeñita y vuelvo a mirar hacia el frente.
—¿Por qué me trajiste al río que mi madre me había mostrado hace años pequeñita? —Pregunto después de un rato de silencio, tengo mucha curiosidad por saber la respuesta, aunque tampoco espero que me responda verbalmente—; Yo sólo te pedí que me guiáras hasta Goku.—Añado, sin dejar de mirar la corriente suave del río.
—Y lo hizo.—Casi salto al agua al escuchar desprevenidamente una voz detrás de mí, sino fuera porque conocía la fuente de esa voz, ya estuviera bajo el agua fría, se los aseguro.—Ella te guió a mí, milk.
Volteo con rapidez y me levanto del suelo como un rayo. Veo a Goku a centímetros de mí y doy sólo un paso atrás para tener la distancia prudente que él necesita. Frunso el ceño antes de reclamar; — Que mala maña has adquirido, no es de buena educación espantar sorpresivamente a las personas Goku.—Le hablo en un tono fuerte, para que entienda que debe dejar de hacer eso. Pero por otro lado, extrañaba que lo hiciera. Él se quita la máscara del rostro, revelándome esa majestuosa mirada y bello rostro que poseía, todo mi enojo quedó olvidado y dejado atrás al perderme en esos brillantes y penetrantes ojos grises que me parecían tan lindos y que tanto me gustaban ver.
Él se dio cuenta de mí embelesamiento, sonriendo de oreja a oreja.
—¿Que pasó milk? Dejaste de hablar de repente. ¿El gato se te comió la lengua? —Pregunta haciéndose el inocente, ¿Por qué diablos tuvo que nacer con un rostro tan bello? Pestañeo un par de veces antes de volver a la realidad.
— No se de que me hablas.—me hago la desentendida. También ha adquirido la maña de distraerme cada vez que puede, mostrándome su rostro precioso. Pero obviamente no admitiré eso en voz alta, quedaría expuesta. Jamás debí decirle aquella noche que su rostro me parecía bonito, ahora él se aprovecha de eso y yo no puedo evitar sentirme embelesada por sus ojos y cara.
— Claro que lo sabes, sólo que no lo quieres admitir.— Se ríe pícaro. yo me callo para que pueda dejar ésta conversación y cambiarla por otra donde no me sienta avergonzada.
— Bueno Goku, ¿Qué haces aquí? En este lugar.—Señalo todo a nuestro alrededor. Goku me mira como si lo que hubiese dicho fuera algun tontería. Levanto una ceja porque yo no le veo lo tonto a la pregunta que le acabo de hacer.
—¿Recuerdas que soy un espíritu no es así? Yo suelo rondar por las partes más profundas de éste bosque milk, es lo que hacemos los espíritus de aquí.—Finaliza. Ahora soy yo quien lo mira como si él fuese un estúpido, yo no me refería a eso.—; Ay, Goku...—Meneo la cabeza de un lado para otro—, Yo no me refería a eso, me refiero a ¿Qué estás haciendo aquí hoy específicamente? ¿Sabías que yo vendría a éste río el día de hoy? Pregunté por ti a la luciérnaga y ella me trajo hasta acá.—Explico.
— Ya eso es casualidad. No sabía que tus planes eran visitar el río.—levanta los hombros, volteo los ojos, no le creo nada pero en fin ya no importa. Me alejo de su lado caminando hasta un arbusto del cual está decorado de vallas no venenosas, tomo una valla de color azul y sin perder mucho tiempo lo adentro a mi boca. Lo primero que saboreo es lo dulce de su sabor, alegrando así a mis papilas gustativas, y sin poder evitarlo cierro los ojos para concentrarme aún más en su sabor.
Delicioso.—;Opino.
Una vez que la valla ya masticada pasa por mi garganta, abro los ojos y volteo mi vista hacia Goku, quien se encuentra concentrado mirando a un punto fijo. Se nota tranquilo, su cabeza inclinada hacia arriba observando el cielo color naranja, su peculiar cabello blanco de varias tonalidades de plateado danzan al compás de la fresca y suave brisa de la tarde, El color del cielo hace contraste con sus ojos los cuales me resultan aún más lindos y fascinantes, Dios...jamás había visto unos ojos más hermosos como los de él. Tienen un brillo muy peculiar y su tonalidad de gris es aún más clara debido al naranja del cielo. Le doy un vistazo a su camiseta negra, de la cual siempre ha usado, y que hasta ahora me doy cuenta lo bien que le queda puesta.
No sé que haría si le llegase a pasar algo. No lo quiero perder, es el único y mejor amigo que tengo. Alguien que me importa demasiado y siento un temor profundo si algún día visitara al bosque y no lo vería a él.
No sé que llegaría a pasar de mí si eso pasa. No podría soportarlo.
Continuará.
Actualización doble :D
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