II
Capítulo 2
“En el Bosque de las Luciérnagas ”
«Amiga del Yokai»
[ Una semana después]
¡No! ¡Mamá!....
Despierto sobresaltada y confundida. ¿Era una pesadilla? Me siento desencajada y es hasta ahora que me doy cuenta que estoy en mi habitación, sentada en mi cama, y sola...
El recuerdo de la reciente pesadilla se queda estancada en mí cabeza, negándose a retroceder de allí;
‘‘Mi madre y yo en un hermoso jardín de tulipanes, solo ella y yo, juntas, riéndonos, disfrutando de nuestra compañía mientras recorríamos el hermoso lugar. Pero de pronto todo se vuelve gris, las flores deslumbrantes a nuestro alrededor se empiezan a marchitar con rapidez, brindándonos una vista deprimente, sola y triste. El tacto de la mano de mi mamá ya no lo sentía conmigo, giro mi rostro para verla pero ella ahora se encuentra muy lejos de mí...llamándome, pidiéndome que la ayudara. Pero antes de que pudiera hacer algo, todo se vuelve desesperadamente negro sin permitir que viera a mis alrededores. Gritos de mi madre llamándome y yo sin saber que hacer...Fue entonces cuando desperté.’’
Paso mi mano por mi mejilla y siento la piel húmeda gracias a las gruesas lágrimas que desbordan de mi rostro como una cascada. Aún es muy doloroso recordar a mi madre y tratar de ser fuerte. Su ausencia es muy palpable y no es fácil de superar...
Limpio mi rostro en vano ya que las lágrimas no quieren cesar. Me levanto de la cama decidida a no volver a dormir por miedo a tener otra pesadilla. Me coloco mis pantuflas y me dirijo hasta la puerta de la habitación, tomo el pomo con cuidado de no hacer ruidos y la giro con lentitud. Una vez que la puerta esta abierta salgo y vuelvo a cerrarla con cuidado. Doy un vistazo hacia los lados asegurándome de que mi papá o abuelito no estén por allí y camino hasta la sala. Estando allí puedo ver en el reloj de la pared la hora y me sorprendo al ver que aún es muy temprano—; 4:50 AM.:—Susurro...
Pero no tengo sueño, ni tampoco quiero volver a dormir. Fijo mi vista a la ventana de la sala y puedo ver hacia afuera, algunas luces de las otras viviendas y la cantidad de arboles que se encuentran allí afuera debido al bosque...
El bosque...
¿Debería ir a esta hora y sola hasta allá? Mi papá no me perdonaría si llegara a hacerlo.
Pero...no quiero volver a dormir...tengo miedo de lo que mi mente pueda jugarme en contra. Suspiro porque no sé que hacer, la verdad creí superar la muerte de mi mamá pero veo que me equivoqué, cada día me hace más falta.
Decidí salir de casa y caminar solo un poco para distraerme y no pensar en cosas tristes. Al salir por la puerta principal y cerrarla detrás de mí doy unos pasos hacia delante y detallo todo a mi alrededor con cautela. Está todo tan solo y silencioso que hasta da escalofríos. Dios, hay mucho frío...El viento golpea mi cara con vehemencia haciendo que mi cabello se mueva a su ritmo. por suerte la luna esta resplandeciente e ilumina toda la oscuridad que la luz de los bombillos de las viviendas no alcanzan a alumbrar. Vuelvo a darle una última mirada a la casa y antes de arrepentirme comienzo a caminar hasta alejarme sólo un poco de allí. Mientras camino se me hace imposible no susurrar la canción que mi mamá siempre me cantaba todas las noches.—; Luciérnagas...un millón de pequeñas piezas...—Susurro la canción que mamá solía cantarme. la inventó para mí una noche que no podía dormir debido a una fuerte lluvia. — siente la luz de la noche...y me trae devuelta a la vida...
Detengo mi andar y me quedo mirando fijamente unas flores de color amarillo muy lindas que bailaban al compás de la brisa fría nocturna.
Miro hacia adelante y puedo ver el bosque que no se encuentra muy lejos. Lo que significa que debo estar en la montaña que se encuentra cerca de la casa. Decidida a no seguir caminando me volteo para caminar de vuelta a mi hogar y así evitar cualquier problema, pero antes de siquiera dar el primer paso una pequeña luciérnaga se encuentra enfrente de mí y aterriza en mi nariz quedándose allí. Yo me le quedo viendo con curiosidad ¿Será la misma luciérnaga que ví en el bosque la semana pasada? No lo sé no estoy segura, pero no puedo evitar sonreírle un poco.
—Hola pequeñita. ¿Cómo estás?—Le saludo al pequeño insecto, que solo permanece quieta en mi nariz.— ¿Me querrías acompañar hasta mi casa? No es muy lejos de...— No pude terminar la oración ya que la pequeña luciérnaga comenzó a emprender vuelo hacia arriba pero aún permaneciendo enfrente de mí. Eso me pareció raro.—; ¿Qué pasa pequeñita, por qué no te vas? — Aún seguía aleteando pero sin moverse del lugar—, ¿A caso quieres que te acompañe?— Luego de soltar la pregunta la pequeña empezó a moverse hacia adelante.— ¿En verdad quería que la acompañara? Eso no parecía algo que se viera todos los días. Sin darle muchas vueltas al asunto, comencé a seguir a la pequeña luciérnaga aunque luego me arrepentiría por ello.
Luego de un rato siguiéndola me doy cuenta de a dónde se quiere dirigir. Vuela hasta pasar por la inmensa puerta roja de la entrada del abundante bosque. Me detengo hasta quedar enfrente de la misma y sólo me quedo mirando el camino, tal vez no sea buena idea continuar, creo que hasta aquí es suficiente. —; Oye pequeñita, ya te acompañé lo suficiente, creo que es mejor que me regrese y que tú sigas tu sendero.—Le hablo alto, pero al instante me siento como una tonta por hablarle a un insecto.
Como si fuese a responderme.—; Pensé sarcástica.
Pero jamás pensé que la pequeña luciérnaga detuviera su vuelo y se regresara hasta donde yo estaba parada, solo para aterrizar nuevamente en mi nariz. La mire perpleja porque no es común ver este tipo de cosas.
¿A caso puede entenderme?
La pequeña luciérnaga se quedó muy quieta y noté cómo sus ojos miraban fijamente a los míos como tratando de convencerme a entrar al bosque para acompañarla. Solté una exhalación, no podía creer lo que haría a continuación. —; Esta bien te acompañaré.— Dije rendida, y al instante en que acepté, la luciérnaga comenzó su vuelo una vez más hacia el silencioso bosque, y yo siguiéndola porque estoy segura de que es eso lo que quiere.
Gracias luna por no dejar que el camino sea tan oscuro y pesado.
Agradezco mentalmente ya que de no ser así, jamás me atrevería a entrar aquí. La oscuridad y yo no nos llevamos bien. Escucho sonidos de al parecer grillos rechinando. También escucho el sonido que producen los búhos al anochecer, y sin poder evitarlo mis nervios salen a flor de piel.
Espero que la luciérnaga no vaya tan lejos.
Sigo caminando detrás de la pequeña. Me quedo mirando a mi alrededor solo; Árboles, hojas, arbustos entre otras cosas. Y por inercia me quedo rezando mentalmente para que nada malo me pasé, ya que mi imaginación me juega en contra y en mi mente solo está la idea de que en cualquier momento saldrá un animal salvaje y peligroso y no dudará en atacarme. O tal vez algún extraño salga detrás de los árboles y me rapte.
De pronto la luciérnaga gira hacia la izquierda pasando por uno arbustos, lo dudo un poco antes de seguir caminando, pero ya que estoy aquí que más me queda hacer, así que paso el arbusto por donde el insecto había pasado. Y sin palabras me quedo mirando anonadada el lugar.
Un pequeño estanque se encuentra a mi vista, la cual se encuentra iluminada por cientos y cientos de pequeñas luciérnagas quienes le dan un brillo amarillo al pequeño pero lindo lugar. Flores y algunas hojas anchas flotando sobre el agua es lo que puedo ver y una sonrisa se asoma en mi rostro. A mi lado derecho puedo ver una gran roca y sin dudarlo me siento.— Jamás había visto éste lado del bosque.— pienso sorprendida aún con la vista puesta a mi alrededor, también puedo ver otros animales aquí, algunas ranas encima de las hojas anchas que flotan en el agua, una que otras aves nocturnas, los grillos no pueden faltar... Y gracias al cielo no hay ningún animal peligroso alrededor. Me salgo de mi distracción al ver que la pequeña luciérnaga la cual había acompañado hasta acá, volaba directamente hacia mí, hasta aterrizar una vez más en mi nariz.
No sé si sean ideas mías, pero creo que la luciérnaga se dio cuenta de mi tristeza y quiso que yo viniera hasta acá para calmar esos tristes pensamientos y por eso hizo que yo la siguiera. Sonrío mirándola con algo de alegría.—; Gracias pequeña...—Le susurro bajo, no sé la verdad porqué, pero sentía que debía hacerlo.
El animalito emprendió vuelo hacia donde estaban las demás luciérnagas, como si ya supiera que yo le agradecería. Es raro. No lo puedo explicar pero...se siente como si en verdad pudiese entender mis emociones.
—¿Qué haces aquí?— Me sobresalto al escuchar una voz detrás de mí, e inmediatamente me levanto de la roca para voltearme a ver al dueño de esa voz familiar. Abro los ojos con sorpresa al ver que se trata de nada más y nada menos que aquel espíritu que me ayudó la semana pasada en el bosque.—,¿Te perdiste otra vez?—Pregunta en un tono confundido. Y como aquella vez, aún sigue teniendo puesta la máscara de zorro.
—No...no me perdí— respondo con algo de timidez—. Lo que pasa es que no tenía sueño, así que decidí salir un rato de casa, pero luego me encontré con una pequeña luciérnaga la cual quería que yo la siguiera hasta éste lugar...creo...—Le explico con calma, pero no muy segura sobre si es cierto lo de la luciérnaga.
Me mira después de terminar mi explicación y luego gira su rostro hacia donde están las luciérnagas.—; ¿Te refieres a esa luciérnaga?— pregunta, mientras apuntaba su mano a una sola luciérnaga en específico. Yo me quedo mirando hacia donde apunta y solo levanto los hombros—; La verdad no lo sé, no sé como diferenciarlas pero sé cual es solo cuando se acerca a mí ya que es la única que lo hace.—Explico con sinceridad.
— ¿A caso estabas triste o algo parecido?— Su pregunta me deja sorprendida y solo asiento como respuesta.— Es algo típico que sólo algunas hacen, cuando ven a alguien verdaderamente triste de corazón, las conduce hasta éste lugar para calmar ese sentimiento.
—¿Eso es posible?— Pregunto sorprendida.
— Bueno ahora mismo hablas con un espíritu del bosque así que yo creo que sí. Pero te digo que si algo así vuelve a suceder, simplemente ignoralo y vuelve a tu casa. Salir a explorar de noche el Bosque es muy peligroso. Ya te he advertido una vez sobre lo de salir sola, pero veo que no escuchas.
—Perdón...—Susurro.
— No importa, sólo escúchame la próxima vez.—Asiento a lo que dice.
— Oye tú me habías dicho que ustedes no solían interactuar con humanos, aquella vez dijiste que como me viste sola y asustada, decidiste ayudarme. ¿Esta vez por qué fue?—Pregunto con curiosidad Volviéndome a sentar en la roca.
—Tienes buena memoria niña.— Admite y yo sonrío. Camina hasta sentarse en la misma roca en donde yo estoy, pero claro manteniendo una distancia prudente.—; Bueno, ésta vez era para acompañarte de vuelta al principio del bosque para asegurarme de que vuelvas a salvo, porque si algo sé es que esa luciérnaga no te acompañará de regreso.— Abro los ojos sorprendida, no quería regresar sola.—. Además yo ya estaba rondando por aquí.—Añade.
—Muchas gracias entonces...¿Goku? ¿Cierto?— Él asiente.—, ni siquiera imaginaba regresarme sola. Me da miedo.—Confieso tímida.
— No te preocupes milk.— Sonrío, él también recuerda mi nombre.
—¿Y en dónde se encuentran la mayoría de los espíritus?— Pregunto intrigada, porque hasta ahora sólo lo he visto a él.
—La mayoría son las luciérnagas que están enfrente de nosotros milk.— Abro la boca sorprendida, miro al frente donde se pueden ver las millones de luciérnagas volando por el lugar ¿Cómo era posible?—; La mayoría que ves aquí terminaron así después de haber sido tocados por humanos. Otros simplemente dejan de existir, y los pocos que quedan como yo, se esconden muy bien del ojo humano. Es por eso que no podemos ser tocados por ustedes.— Explica con ese sentimiento de nostalgia, mirando también al frente. Mi cara se vuelve en una mueca triste, me imagino lo difícil que debe ser para él no interactuar con nadie, ni tener amigos por el simple hecho de que no puede, ya que el miedo de desaparecer es algo que siempre lo vive amenazando constantemente. Debe ser difícil lidiar siempre con la soledad.
Me acerco solo un poco más a él y le sonrío triste.— Oye, quiero que sepas que yo jamás pondré en juego tú existencia.—Le hablo con mucha sinceridad.—Puedes confiar en mí.
Voltea su rostro hasta quedar enfrente del mío. —; Intentaste tocarme la primera vez a pesar de que te había dicho que no podía ser tocado por humanos. — Habla con sarcasmo.
—¡Oye! Soy una niña, esa vez lo hice por pura curiosidad, pero esta vez te doy mi palabra de que no te pondré en peligro nunca, Goku.
— Para ser una niña, eres muy inteligente y madura.— Confiesa y yo le sonrío.—¿Es una promesa?—Pregunta.
—Lo prometo.— Le aseguro.—¿Amigos? — Pregunto con una sonrisa grande.
—¿Ya te he dicho lo mucho que hablas?— Me río por su pregunta. Si, él ya me lo había dicho antes. Asiento en afirmación.— Entonces permiteme recordártelo. Hablas mucho milk.—Río de nuevo.— Esta bien milk, ahora eres mi amiga. De echo, la única que tengo.
De alguna manera su confesión me había hecho sentir un tanto especial. Ahora yo tenía un amigo con quien jugar y hablar.
Y él a una amiga que desde ahora en adelante lo acompañará.
Continuará.
Hermoso...simplemente hermoso, osea me encantó.
¿cómo están, linduras?😍 He aquí otro capitulo de esta tierna y nostálgica historia. Dedicado a ustedes❤
Los quiero mucho.
Chaooo.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro