I
Capítulo 1
‘‘En el Bosque de las luciérnagas’’
«La primera vez.»
—Milk, ¿Ya tienes todo listo?—Preguntó mi papá, acerca de lo que llevaría hacia la casa de mi abuelo.
—¡¡Por supuesto!!— Le confirmo regalándole una sonrisa.
—Muy bien, entonces llevaré esto hacia el auto.—Avisa agarrando las pequeñas maletas.
Le ayudo a recoger algunas cosas, para también salir de la casa e ir al auto, y ayudarle a meter en la cajuela las cosas necesarias que utilizaríamos.
Después de que mi papá cerrara la casa, volvió al auto para encenderlo y así poder arrancar hasta la casa de mi querido abuelito.
Estoy tan emocionada por llegar, donde vive mi abuelo es un poco apartado de nuestra ciudad. Él vive cerca de una montaña, de echo es un pequeño pueblo llamado ‘Paoz.’ Es un lugar muy poco habitado por personas, pero es sumamente hermoso y muy calmado. Es el lugar perfecto para descansar en vacaciones. Esa también es una de las razones por la cual mi papá y yo vamos todos los veranos, él se la pasa trabajando demasiado, por lo que sufre mucho estrés.
Mi mamá lamentablemente ya no esta con nosotros, falleció hace aproximadamente dos años... Se enfermó gravemente y...no sobrevivió...
Fue muy duro y doloroso cuando nos enteramos de la noticia, fue muy difícil acostumbrarme a estar sin la presencia de mi mamá. No se lo deseo a nadie. Es la peor cosa por la que he experimentado... Más que todo para papá quien con la noticia, se encerró en su habitación por semanas, y cada noche escuchaba a través de la puerta sus sollozos.
No fue fácil, pero pudimos superar nuestra tristeza. Papá comenzaba a salir más seguido de su habitación, y luego de otro tiempo comenzó a trabajar con normalidad. Desde entonces solo nos tenemos nosotros dos.
—¿Quieres comprarle un regalo para el abuelo, milk?—Pregunta papá sacándome de mis pensamientos.
—¡¡SI!!— Chillo emocionada. Quiero que darle una sorpresa al abuelo.
—¿Qué quieres regalarle?—Cuestiona.
Coloqué mi mano derecha sobre mi mentón, pensando en un regalo adecuado para él.
—Bueno papá, he notado que el abuelo le gusta leer mucho las revistas, siempre que vamos lo encontramos con una o dos en la mano.
Mi padre abre los ojos con exaltación.
—No...querida...Creo que...el abuelo ya tiene muchas revistas, deberíamos llevarle otra cosa ¿No lo crees?—Responde con algo de nervios en su tono de voz.
Que raro.
—Muy bien. Bueno, al abuelito también le gusta mucho los dulces. ¿Le llevamos algunos?—Pregunto con una gran sonrisa.
—Eso me parece una buena idea, bien vamos a llevarle dulces.
[...]
Luego de tres horas de viaje— que por cierto, ya me duele las pompis de tanto estar sentada.— al fin pudimos llegar a nuestro destino. Un gran letrero con la palabra «Paoz» en ella nos lo confirma.
Puedo ver a mi alrededor unas pocas viviendas, pero veo muchos árboles por doquier, flores, algunas mariposas revoloteando en el aire. Una fresca brisa golpea mi rostro, ya que asome mi cabeza en la ventana del auto.
El auto rodó un poco más, antes de estacionarse en un lugar adecuado. Al salir le doy un vistazo alrededor del lugar, y mi sonrisa se ensancha. Amo este paisaje, es muy relajante y tranquilo, sin ningún tipo de bullicio que hay en la ciudad.
Ayudo a mi papá con las maletas, puedo ver un poco más adelante una vivienda en especial. Una de color amarilla y de tejado color rojizo. Una casa lo suficientemente grande para cinco personas. Aunque en éste caso seamos sólo tres.
— Milk, puedes darme eso. Tú ve a buscar el regalo de tú abuelo.—Propone mi papá, que inmediatamente le obedezco.
Al tener el regalo en mis manos, lo escondo detrás de mi espalda. Me encamino hasta estar a un lado de mi papá, él presiona el timbre de la puerta, haciendo un ruido extraño pero gracioso.
Momentos después, la puerta es abierta para mostrar a mi querido abuelo, tiene sus características gafas de sol como siempre, una camisa roja con dibujos de flores, y sus bermudas de color carne. Puedo apreciar su barba y noto que esta más larga, como si fuese Santa claus.
Él al mirarnos, nos sonríe con notoria alegría.
—Pero miren a quien tenemos aquí. ¿Eres tú, pequeña milk? Estás más alta. ¿Ya tienes nueve o diez?—Pregunta, mientras revuelve mi cabello.
—Tengo diez.—Le aseguro sonriéndole.
—Oh, ya veo. Estás creciendo muy rápido, pequeña milk.
Río antes de responder—;Eso es lo que dice mi papá—Volteo a mirarlo, y el me guiña el ojo.— Por cierto...¡¡Te tengo un obsequio!!— Chillo, mostrándole en mis manos una cajita con envoltorio.
—¡Oh! Gracias pequeña.—Lo recibe gustoso.— Pero por favor pasen, no se queden allí afuera.
El abuelo ayuda a mi papá con las maletas, adentrándolas hacia la casa, dejándolas en la sala.
—¿Quieren limonada?—Ofrece mi abuelito con una enorme sonrisa.
—¡si!— Le contesto casi inmediatamente.
—Te ayudo papá.— habla mi papi, levantándose de uno de los sofás para dirigirse hacia la cocina.
[...]
—Ve con cuidado milk,— Avisa mi papá — y no vayas a llegar tarde.
Asiento con una sonrisa. Doy una vuelta para salir de la casa y caminar hacia la montaña que se encuentra cerca.
Papá estaba insistiendo en acompañarme, pero lo ví tan entretenido en la conversación que estaba teniendo con mi abuelo, que decidí mejor dejarlos solos e ir a explorar el lugar por mi misma.
Me distraigo viendo el hermoso paisaje, es un lugar muy bonito, ya me dieron ganas de dibujarlo. Siempre que vengo aquí, me entra una inexplicable inspiración por dibujar todo el paisaje, cada detalle del lugar, hasta lo más mínimo, es algo que simplemente no puedo evitar.
Camino unos pasos más, hasta llegar hacia la entrada del lindo y casi silencioso bosque. Digo casi porque el ruido que se escucha son producidos por los animales que allí habitan.
Y como cada vez que visito éste lugar, observo la gran y alta puerta japonesa de color rojo y madera gruesa que representa para mí la bienvenida o invitación para adentrarse al bosque. Observo el camino y sin pensarlo tanto comienzo a emprender mi camino hacia ese lugar tan tranquilo.
Todo a mi alrededor es de color verde, de echo varios tonalidades de color verde, debido a los diferentes tipos de hojas de cada árbol diferente, también hay muchos arbustos y sin contar el césped. Sigo mi camino tarareando una canción que mi mamá me solía cantar cada noche antes de dormir, además de leerme un cuento.
La extraño mucho. —; Pienso un poco triste.
Extraño cada juego con ella, cada paseo, cada risa, cada conversación, cada abrazo, beso. Extraño divertirme con ella, incluso sus regaños cada vez que hacia alguna travesura. La extraño a ella... A mi mamá, la necesito.
Y sin darme de cuenta, gruesas lágrimas ruedan por mis mejillas, volviendo mi vista panorámica un poco borrosa. Mi labio inferior tiembla y trato de no sollozar. Limpio mis lágrimas con tristeza al igual que mi nariz. Incluso éste bosque me recuerda mucho a ella. Cada vez que venía hacia acá, lo hacia con ella como mi guía, me mostraba las flores de este lugar, además de lugares secretos donde puedes tener una mejor visión de otros animales, y sin mencionar las deliciosas frutas que éste bosque posee.
Ella era tan alegre, amorosa, de espíritu libre. Fresca, divertida tranquila y muy protectora. La extraño mucho, la quiero junto a mi.
Lloro más fuerte sin poder ni querer evitarlo, esto es muy doloroso. mi mamá me hace mucha falta, no importa cuanto tiempo pase, ella siempre me hará falta, cada día.
Pensé que venir a visitar al abuelo me haría feliz, pero creo que fue todo lo contrario, tonta vida, siempre quitándote a las personas que más amas.
Y sin saber cómo, me encuentro en el centro del bosque, solo rodeada por arboles y arbustos alrededor.
¿Tanto caminé?
Trato de buscar con la vista el sendero por el que iba, pero al parecer me salí del camino y me perdí. Así que sin un rumbo fijo, camino hacia el norte con la convicción de encontrar el camino por el cual iba.
Después de un rato largo, no puedo continuar más y decido detenerme, me duelen mucho los pies. Miro mi alrededor y solo veo más y más árboles, hojas cayendo al suelo, césped y arbustos. Mis lágrimas salen por si solas, y es hasta ahora que me doy de cuenta que estoy perdida, sola y temerosa en éste enorme bosque tan tranquilo y abundante.
Estoy solita aquí sin nadie. Quiero a mi papi.— sacudo mi nariz— no quiero estar aquí sola y perdida. ¿Y si me pasa algo? Debí escuchar a mi papá— lloro más fuerte, mientras me sigo reprendiendo— .Él había insistido en venir conmigo y no lo dejé, debí escucharlo.
Me siento en el suelo lleno de hojas y me recuesto en el tronco de un árbol mientras hago un intento fallido de limpiar las lágrimas de mis ojos. Digo fallido porque mientras más me limpio, más salen.
Tengo mucho miedo.
Abrazo mis piernas y escondo mi cabeza en ellas. Por favor que alguien venga a ayudarme, ya no quiero estar aquí. De pronto escucho pasos y levanto la cabeza para ver de quien se trata.
No hay nadie.—;Pienso al ver todo exactamente igual. Miro por inercia al cielo y me doy cuenta de que las nubes están volviéndose grises. Mi desespero crece y mis lágrimas aumentan. Ahora estaré atrapada aquí sola y prontamente empapada bajo la lluvia.
Siento un cosquilleo en mi rodilla y por inercia fijo mi vista en ella para ver de que trata. Quedo sorprendida y extrañada al ver a una pequeña luciérnaga reposando en mi rodilla. ¿Que extraño? Mi mamá me había comentado una vez que estábamos aquí, que las luciérnagas solo aparecen en la noche para iluminar la oscuridad del bosque y no hacerlo parecer tan obscuro. Millones de luciérnagas aparecían en la noche brillando, como pequeñas lucecitas en medio de tanta obscuridad.
—Hola pequeñita— saludo mientras la observo detenidamente.— ¿Te perdiste como yo? ¿Estás asustada?—Pregunto pensando más en mi situación.— ¿Te digo algo?...Yo también lo estoy.—Le confieso mientras me sorbo la nariz. De pronto la pequeña luciérnaga emprende vuelo hacia arriba.
— Espera pequeñita, ¿Ya te vas? ¿A dónde? Pronto lloverá.— Miro como vuela más alto y empieza a perderse de mi vista. ¿A dónde van las luciérnagas cuando es de día? Vuelvo a agachar la cabeza cuando no veo más a la pequeña luciérnaga.
—¿Estás perdida?— levanto la vista hacia la persona que dijo eso. —¿Necesitas ayuda?— Vuelve a preguntar. Es un chico que usa una extraña máscara, y es alto.
— Si...—Respondo temerosa a su pregunta, mientras limpio mis ojos. — Y...usted...¿Quién es?— pregunto con cautela, pues mi papá también me había hablado sobre los extraños.
— Vamos, te ayudaré a salir niña.— Me dice, pero no me ayuda a levantarme.— Soy Goku. Uno de muchos “Yōkai” de éste bosque. — él empieza a caminar y yo lo sigo. ¿Qué fue lo que dijo?
— ¿Qué es eso?— pregunto refiriéndome al término que él acaba de nombrar. Él me mira sobre su hombro para volver a mirar hacia adelante;— ¿Te refieres a “Yōkai”?— pregunta y yo respondo con un Si — Es el término de “Espíritu del Bosque” soy uno de los espíritus de éste bosque, solemos rodear por las partes más profundas de éste bosque y pues no podemos ser tocados por las personas, o de lo contrario dejaremos de existir.— Explica, y yo lo miro curiosa.
— ¿No puedes ser tocado por personas?— intento tocar su mano pero él es más rápido y enseguida la aparta.— ¿Por qué?
—No es un juego.— me regaña.— De echo no solemos interactuar con humanos pero como ví a una niña pequeña sola, temerosa y llorando aquí, decidí ayudarte. Además de que pronto lloverá y no es bueno que una niña como tú salga sola y mucho menos venir a éste bosque, es peligroso. — Cruza a la derecha y puedo ver otra vez ese camino que seguía antes de perderme.
—Gracias por tú ayuda. Creo que la próxima vez que venga aquí, no caminaré tanto.— Bromeo con una pequeña sonrisa. Sigo caminando con él, y hasta ahora me doy cuenta de que su cabello es totalmente diferente a cabellos que he visto antes, el de él es de un color blanco intenso con muchos mechones plateados dándole mucho brillo de ese color, además de que su forma es extraña. Es como ver un árbol de palmera. O tal vez la corona de una piña. Paso mi vista a su máscara y puedo ver que es una de zorro. Una máscara de color blanco con detalles rojos.— ¿Por qué usas máscara?—Pregunto, tal vez le de vergüenza mostrar su rostro. O tenga algo en ella que no quiere que vean.
— Me gusta usarla.— Responde con simpleza.
—¿Sólo eso? Pensé que era parte de los espíritus como tú.
—Hablas mucho ¿No te lo han dicho?
—Soy una niña, se supone que debo serlo.
— Bueno creo que es verdad.—Admite y yo sonrío un poco.
— Me llamo milk.— le digo y él me mira. — solo me dices “Niña” o “Pequeña” y yo tengo un nombre, además de que tu me dijiste el tuyo.
— Mucho gusto, milk.
—Mucho gusto, Go... go...
—Goku.— me corrige.
—Goku,—repito.—Mucho gusto.— levanté la mano, pero inmediatamente la bajé al recordar que no puede tocar a las personas.
—Ya llegamos. —Anuncia. Y yo veo hacia adelante solo para observar la gran puerta roja de madera que había visto antes. Lo que significa que volvimos al principio del camino.
—Muchas gracias, Goku por ayudarme a volver al principio.
—De nada. Y ten cuidado para la próxima.
—adiós.—Me despido.
—Nos vemos.— se da la vuelta y empieza a caminar hasta alejarse de allí.
Yo hago lo mismo para regresar a casa de mi abuelo. Gracias a él pude regresar antes del atardecer. Y más vale que apresure mi paso porque en cualquier momento lloverá fuerte.
Con eso dicho camino más rápido hasta poder llegar.
Continuará.
Hola holaaa!! ¿Cómo están? ¿qué opinan del primer capítulo?
Bueno aquí ya conocieron a milk loli XD Pero después ya no será loli.
Pobre gokucito...es un espíritu del bosque incapaz de tocar a humanos. Así que esta vez él no podrá tocar a milk, pero no sean malpensados yo lo digo en forma de abrazos o juegos, recuerden que ella tiene diez años...por ahora XD.
Ya saben que va dedicado a ustedes 💓❤ y espero que les guste.
Nos vemos luego y espero la pasen bien. Chao❤❤❤
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro