Sus piernas se movían a toda velocidad, atravesando una calle tras otra con el único objetivo de llegar a su hogar lo más pronto posible. Su respiración se sentía agitada y gotas de sudor bajaban por su rostro y extremidades.
Una vez en su pequeño departamento, se dejó caer contra la puerta y se deslizó por la superficie hasta llegar al piso, tratando de regular su respiración.
Su cabeza se hallaba hecha un completo caos. No tenía idea de qué había sucedido. ¿Había visto bien? ¿El rey se había sonrojado por estar mirándolo? De solo pensar en eso sentía que él mismo comenzaba a sonrojarse.
No. Debía estar equivocado. Seguro se sentía así por haber corrido tanto. Una vez se bañara y tranquilizara un poco, volvería a la normalidad.
Pero eso no sucedió, porque esa noche, Jungkook casi no pudo pegar ojo por la constante imagen del rey de su país en su cabeza. Él siempre lo había admirado. Y como el resto del pueblo, lo quería mucho.
Pero lo que había sentido aquel día era más que un simple querer o una simple admiración. Se sintió atraído, deslumbrado e hipnotizado por todo lo que Kim Taehyung representaba. Y tenía tanto miedo de esos sentimientos.
Porque había sido algo pasajero, pero la sensación aún permanecía dentro de él. Y la idea de mantener un amor unilateral por el monarca de Corea del Sur lo hacía retorcerse en temor.
De hecho, la sola idea de pensar en él como algo más que un rey, lo hacía temblar. Jungkook no quería eso. Él quería continuar su vida tranquilamente y sin imaginar escenarios que aparte de ridículos, eran imposibles.
"Vamos a olvidarlo" -fue lo que decidió el joven pelinegro aquella noche.
Por supuesto, la cosa no fue tan fácil como él lo esperaba. Es difícil olvidar algo cuando te lo encuentras en todas partes. Como el rostro de Kim Taehyung, por ejemplo.
Lo cual era inevitable, pues el hombre había participado en un montón de comerciales y campañas publicitarias, incluso una que otra aparición en algunos doramas. Por lo que incluso sin ser el rey, era bastante conocido.
Aún así, intentó ignorarlo y se concentró en su vida diaria. Fue a su trabajo de medio tiempo, hizo sus compras, visitó un par de tiendas de animales para jugar con las mascotas un rato, etcétera.
A mediados de semana, todo estaba yendo bastante bien y realmente se sentía capaz de olvidar lo sucedido aquel día.
Pero al parecer, algún dios no estaba de su lado (o más bien un pequeño y rubio cupido) y un par de días después lo volvió a ver. Y no, esta vez no era un póster o un anuncio en alguna pantalla, sino que era el mismísimo rey en carne y hueso.
Por lo que vio, estaba inaugurando un nuevo restaurante en el centro de la ciudad. Jungkook no pudo evitar esconderse y observarlo.
Ese día, el rey llevaba un traje de un color beige oscuro con una camisa blanca con los dos primeros botones abiertos y sin corbata, junto con unos zapatos negros lustrados. Se veía más relajado, sin dejar de verse elegante y atractivo.
El pelinegro estaba embelesado, sentía que estaba babeando un poco. Tanta era su fascinación que no pudo evitar quedarse unos minutos admirándolo.
El rey no estaba haciendo nada del otro mundo y, sin embargo, Jungkook parecía estar observando una obra de arte. Estaba casi seguro que sus pupilas se habían vuelto corazones.
Sin embargo, su burbuja se explotó cuando descubrió que el consejero del rey lo estaba mirando. En seguida todos los matices de rojo atravesaron su rostro al verse descubierto.
Hizo una pequeña reverencia y salió corriendo antes de que el pelirrojo pudiera informarle a Taehyung de su presencia.
Nuevamente, su corazón se había acelerado y sus miedos lo habían atacado. Se sentía tan confundido por los nuevos sentimientos que lo estaban atacando. Sentimientos que nunca antes había tenido.
Por otro lado, Hoseok miraba sorprendido como la nueva obsesión de su rey había salido corriendo con la cara sonrojada. Se había tardado unos minutos en averiguar si era él, después de todo el pelirrojo jamás lo había visto.
Pero es que coincidía con la descripción: piel pálida, cabello negro y ojos grandes. Todo eso sin mencionar como había mirado al rey. Hoseok solo esperaba que su corazonada estuviera en lo correcto.
Por esa misma razón, buscó a uno de los camarógrafos que cubrían el evento y le preguntó si podía observar las tomas. Por supuesto, le dijo que sí. El pelirrojo tuvo suerte de que ese hombre estuviera en el ángulo perfecto para captar la figura de Jungkook. Rápidamente le tomó una foto, su rey se iba a alegrar mucho.
El chico se veía realmente embelesado por Taehyung, estaba seguro que a su rey le gustaría.
Esa noche, ninguno pudo dormir. Cada uno sumergido en sus propios pensamientos, y ya fueran buenos o malos, lo seguro era que incluían al otro.
Por otro lado, Jimin observaba con una sonrisa satisfecha lo que había provocado. Es cierto que le habían prohibido utilizar sus flechas y sus poderes en general.
Sin embargo, al ver a Jungkook tan distraído no pudo evitar mover sus pies en otra dirección y hacerlo llegar a donde estaba el rey. Había sido algo tan ligero que nadie lo notaría.
Jimin volvió a sonreír y se retiró por esa noche, esperando que pronto algo más fuerte surgiera entre ambos mortales.
συνεχίζεται ...
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