3
—Déjame ver si entendí... ¿Simplemente un día empezaron a caminar y a tener mente propia? ¿Ignorando el sistema del modo nocturno y de las funciones específicamente programadas?— Le pregunté a Toy Bonnie, quién me miraba cómo si le estuviera hablando en otro idioma.
—Bueno... Si lo dices así haces que suene cómo si estuviéramos embrujados, ¡pero sí! ¡Así es!— Ya estaba más que preparado para enlistarle las mil razones por las que eso era una tontería hasta que una risa me interrumpió, el eco que resonó junto con ella me hizo mirar directo a la ventilación.
—Esto debe ser una broma.—
Los golpeteos metálicos pronto revelaron un nuevo androide arrastrándose fuera de la ventilación. Sus ropas coloridas y facciones infantiles hicieron resurgir el típico instinto que te pide patear a un niño pequeño que está siendo molesto.
—¡BB!— "Mangle", quien hace rato estaba molestando a Jeremy, corrió hacia Ballon Boy y lo cargo, para luego dar vueltas y acercarlo a donde estaba.
Era cómo una de esas personas que presumen a sus gatos cómo si fueran hijos de verdad.
—¡Mira, (T/N)! ¡Este es BB! ¿No es una ternura?—
—¿Tú eres el chico nuevo? ¡Un placer!— Dijo Ballon Boy aún en los brazos de Mangle. Sigo sin entender cómo es que la noticia se había esparcido tan rápido entre ellos.
—Será un placer cuando esa pequeña molestia regrese al Área de Juegos y la claven al suelo.— La amplia sonrisa del supuesto niño se borró, inclinándose más sobre Toy Foxy para alejarse.
—¿Por que es así, Mangle?— Susurró a la androide.
—Así nació, tranquilo.—
Si, bueno, no tengo la suficiente paciencia cómo para no cometer un crimen de odio contra un robot. Lo mejor sería ignorar cada palabra que decían.
Me alejé de ellos y regresé con Jeremy. Este seguía trabajando aún con las molestias aquí, por lo menos podía admirar su obsesiva concentración.
—¿Y siempre son así o ...?—
Para mi desgracia, él asintió.
—Así son. No se van hasta las cinco, por si te lo preguntas.— Ni siquiera me miró.
Huh. Supongo que puede lograr lo que se propone cuando el miedo no le está ganando.
—¿Puedes ver a los originales desde las cámaras?— Le pregunté acercándome hacia el otro lado del escritorio, mirando sobre su hombro la pantalla entre sus manos.
—Solo la parte izquierda de Parts&Service, ¿por qué?— Cambió la imagen a la habitación que le pedí y, como lo supuse, solo estaba Chica. No se alcanzaba a ver a Foxy.
—¿En dónde se meten esos pedazos de metal?— Le pregunté extrañado. Se debería escuchar por todas partes el sonido de sus pasos, más bien, ni siquiera deberían ser capaz de levantarse o mantenerse de pie.
—Solo vagan por ahí y otras veces ni siquiera salen— Explicó, recordando algo de repente que le hizo tensar los hombros.—. Pero siguen siendo violentos, o al menos Bonnie y Foxy lo son... —
—...— Por más preocupado que estuviera sobre qué tanto podía confiar en su definición de "violento", no podía darme el lujo de seguir gastando paciencia con los Toy. Al final de todo suspiré.—. Bueno, iré a revisar. No molesten.— Tomé la linterna sin revisar si era la mía o la de Jeremy y me dirigí hacia el enorme pasillo frente a nosotros. Pero claro, unas voces me detuvieron.
—¿¡I-Iras aunque esté Chica!?— Dijo Jeremy, volviendo a su actitud nerviosa, recién salido de un trance de trabajo.
—No creo que le moleste conocerte, (T/N)— Escuché a mi izquierda, pero al mirar lo encontré a nadie parado ahí, no hasta que alcé mi vista hacia el techo.—. Ella tiene mucha curiosidad por los chicos nuevos, ¡es de lo único que habla!—Ni siquiera me molesté en preguntarme cómo es que Mangle lograba colgarse boca a bajo sujetándose de tantas ventilaciones y tuberías como tuviera disponible. No debe sentir mareos por no tener sangre que suba a su cerebro... O un cerebro a donde suba la sangre.
—¿Chica? ¿Te habló? ¡No es justo! ¡A mi no me dirige ni la mirada!— Se quejó Toy Bonnie, tratando de alcanzar al zorro que se burlaba de él en las alturas.
—Es que no le agradas.— Remató Ballon Boy.
Los ignoré y seguí con mi plan original, con sus voces resonando a mis espaldas y amortiguándose mientras más me adentraba a la pizzería. Cuando llegué a la parte donde el único camino se divide a la altura de los baños miré a ambos lados por si acaso antes de salir por completo. Quién sabe qué merodearía por ahí.
Y entonces la vi.
Toy Chica estaba viendo directo a la cámara del pasillo y un debate interno me mantuvo en mi sitio más de lo que debería. Luego de convencerme de que no parecía haber notado mi presencia me acerqué a la puerta lo más sigiloso que pude aprovechando que ya se encontraba entreabierta, pero no lo suficiente como para poder pasar, la empujé levemente por impulso y con lo que no contaba era que esta haría un pequeño chirrido, haciendo que Toy Chica girara un poco la cabeza, como si mirase sobre su hombro.
Fantástico.
Se quedó así un segundo, con sus ojos de vidrio cubiertos por la cabellera artificial de amarillo nada natural, luego regresó su vista a la cámara una vez más, todo tan lentamente que hasta pareció ser a propósito.
Entré a la sala y cerré la puerta con cuidado, casi teniendo que cargar con todo su peso para evitar otro chirrido.
Solté un suspiro que estuve reteniendo y sentí mis hombros relajarse luego de estar tan tenso, eso sí me había asustado un poco.
Encendí la linterna y pasé la luz por todo el cuarto, solo estaba Chica tal y cómo habíamos visto, inclinada hacia delante cómo la última vez que había estado ahí.
La dejé de lado sin mirarla, convencido de qué tal vez aquella "maldición" no había afectado a todos y fui a las cajas que estaba antes revisando, justo al fondo de la habitación.
—¿Huh?... — Las cosas estaban diferentes, el orden, el sitio, algo en ello ni se sentía bien. Y por lo mismo la primera idea que se me vino a la mente fue que "ellos" habían escuchado lo que dije más temprano. No tenía certeza de que ellos hubieran tomado los planos, y tampoco es como si pudiera preguntar o acusar, no mientras aún quiera mantener la cabeza unida al cuerpo.
Pero justo ahora solo había algo -o alguien quien sabía- dónde podrían estar. Y si lo que decía Jeremy era cierto, no habría peligro en hablarle al único robot que quedaba en la habitación.
Regresé a donde estaba Chica, la miré un rato en completo silencio, preguntándome si Jeremy estaría muriéndose de nervios mirando por la cámara.
Suspiré, y luego me senté delante suyo, dejando un espacio lo suficientemente amplio para que no me alcanzara con lo que le quedaba por brazos.
Moví mi mano en frente de ella, buscando una reacción que nunca obtendría.
—Ehm... ¿Hola?— No se movió ni en lo más mínimo, ni siquiera el chasquido de sus resortes oxidados.—. Soy (T/N)— Me presenté, e inmediatamente me arrepentí, me sentía la persona más estúpida del planeta.—... En verdad estoy perdiendo la cabeza.—
En el incómodo silencio que dejé para poder convencerme que no estaba haciendo el ridículo me perdí en mis propios pensamientos, ganando pronto una enorme curiosidad en las partes del deteriorado mecanismo que tenía frente a mí.
Con sólo extender mi mano podría analizar a fondo y alcanzar el manojo de engranajes y sistemas ya obsoletos. Era una reliquia que valía la pena ver de cerca.
Tomé su rostro destrozado y lo moví un poco de derecha a izquierda de la forma más lenta y obsesiva que pude, tardé en darme cuenta de lo que estaba haciendo pero no me detuve.
La mandíbula estaba poco oxidada pero los tornillos que la sostenían eran muy viejos, desde mi sitio podía ver lo barridos que estaban por el desgaste. Pasé mi dedo por los dientes del endoesqueleto, irregulares y rotos en algunas partes, dejando peligrosas puntas de metal tentando a toda clase de accidentes.
Estuve por revisar más de cerca el estado de los ojos y los párpados hasta que fui sorprendido por una voz tímida y completamente artificial que hizo eco en la habitación.
—¿Q-Qué... crees qué haces?... —
Habló sin aviso alguno, acompañada por el mal funcionamiento de su caja de voz se liberó de mi agarre girando su cuello de vuelta hacia el frente.
—¡...!— El sobresalto me hizo perder el equilibrio, logrando conservar algo de dignidad cuando mis brazos alcanzaron a darme apoyo al extenderse hacia atrás. "Ella" entonces ladeó su cabeza, su mirada perdida ya clavada en mí era tan tenebrosa cómo intimidante.
Nunca cortaba el contacto visual, y siendo justos, en realidad era incapaz de ello.
—¿T-Te asusté? Lo lamento... — Se disculpó en la voz más tímida que alguna vez pude escuchar.—, aunque también deberías disculparte— Me le quedé viendo en silencio. Ya debía estar acostumbrado a escucharlos hablar, y aún así ahí estaba yo, mirándola atónito y con un repentino nudo en la garganta, no terminaba de creer que de verdad estaba intentando entablar una conversación conmigo.—. Invadir el espacio de los demás sin preguntar, no es muy educado... — Negó, bajando su mirada congelada y dándome espacio para recuperar el aliento.
Lo siguiente que hizo empeoró todo en realidad.
Sus piernas se doblaron, escondiéndose dentro de la larga falda de su vestido de mesera hasta que el traqueteó de sus articulaciones se escuchó de nuevo. En medio de temblores y movimientos torpes se fue elevando hasta que se puso de pie por cuenta propia, balanceándose una vez terminó. Su silueta, delicada y casi de aspecto frágil lucía ahora grotesca por el desgaste de su carcasa. Colores lúgubres la cubrían de pues a cabeza, y en contra de todo pronóstico no pareció tener problemas para mantener el equilibrio.
Se inclinó sobre mí, yo aún estando en el suelo, casi acechándome. Su mueca congelada me provocaba una incomodidad que nunca antes había experimentado.
Era un nuevo tipo de valle inquietante, uno que no con el que no sabía lidiar.
—De todos modos yo no creo en la primera impresión... — Los restos de lo que alguna vez fueron una mano robótica de frío metal se extendieron hacia mi rostro, ofreciéndose a ayudarme, pero no había que ser un genio para saber que aceptarla era la mejor idea que podría tener un tonto.
Suspiré, y mi corazón para entonces ya estaba más tranquilo, logrando ponerme de pie por cuenta propia lo más sereno que pude incluso si los nervios me comían desde dentro.
—... Otro que está vivo— Fue lo primero que salió de mi boca justo cómo había venido a mi mente. Decepción pura con una pizca de fastidio.—... Ya sabes quién soy, no voy a repetirme— Ella asintió.—. Estoy buscando unos rollos de papel que estaban en las cajas de allá atrás— Apunté hacia mis espaldas y Chica siguió mis movimientos de manera minuciosa.—. ¿Sabes si alguien los tomó?—
—¿Posters?—
—¿Qué? No, ¿de que servirían esas cosas?— Respondí con obviedad, pero no había certeza de estar ambos en la misma página.—. Unos planos, de ustedes, ¿acaso los rompieron?—
Entonces hizo una serie de movimientos, más calculados y aún más robóticos que antes, cómo si fuera una coreografía. Llevó ambas manos a la altura de su pecho y giró su torso de lado a lado con la fluidez de un rociador de jardín. Era cómo ver una triste bailarina de una caja de música ya descompuesta tratando de moverse.
Fue entonces ahí que me percaté de los altos que eran los originales a comparación de los Toy. Chica, la que fácilmente media dos cabezas menos que sus compañeros, era casi de mi altura, superándome por centímetros. No me imaginaba cómo sería estar parado al lado de los otros tres.
—¿Tú nos vas a reparar? ¿Nos ayudarás?— Preguntó ansiosa y yo sólo pude asentir ya impaciente, el tipo de irritación que ella provocaba era diferente a la de los otros. Pasé de convivir con niños inmaduros a con una anciana con déficit de atención.
—¿Los has visto o no?— Asintió aún sin dejar de balancearse, quedándose congelada por segundos que supuse antes eran las pausas dejadas para que los otros hablaran en medio del show.
—¡Años, años han pasado!— Tarareó.—. Cuánta esperanza, podría bailar para siempre. Volver a escena, si esto es un sueño desearía nunca despertar.—
—Wow, wow, wow... — La interrumpí.—. Sólo te pedí ayuda. Esa ya es información que no me importa. Pero hey, gracias por el dato inútil.—
Me asomé por la puerta algo derrotado, lo único que podía consolarme un poco ahora era que Toy Chica ya no estaba donde antes.
Debía encontrar la manera de crear un plan B. Y lo mejor que se me ocurría era regresar a la oficina a rebuscar entre los cajones del escritorio de Jeremy. Scott y su política sobre fisgonear se podían ir al diablo tomados de la mano.
Pero no iría solo, pues Chica se había unido a mi andar de manera tan silenciosa y discreta que ni siquiera parecía ser una máquina andante hecha de una tonelada de metal puro.
Aunque claro, era imposible que me siguiera el paso cuando su caminar es tan torpe. Andar medio metro por delante suyo no le ayudó para nada a mi paranoia, pero tampoco quería bajar la velocidad para estar a su lado considerando el historial de esas cosas.
Ambas sonaban cómo malas ideas por donde lo vieras.
—¿Hice algo para molestarte?... — Preguntó en su hilo de voz parecido a la distorsión de una televisión vieja.—. ¿Por qué hablarle así a quien recién conoces?—
—Lamentó decepcionarte— Dije al aire.—. Así trato a todos. No hay nadie a quien no. Deberás acostumbrarte, así cómo yo intentaré vivir con ustedes revoloteando a mi alrededor.—
El pasillo es aún más largo cuando hablas con alguien.
—Podría preguntar... ¿por qué eres así con todos?— "Que te importa", quise responder de la forma mas inmadura posible, un efecto secundario de estar expuesto a tantos colores brillantes en cuestión de minutos probablemente.
—No sé, simplemente pasa— Me encogí de hombros, guardando mis manos en las bolsas de mi pantalón antes de dedicarle una mirada fugaz sobre mi hombro.—. ¿Esa es la respuesta que esperabas?— Ella negó, y sin querer sonreí de lado de forma engreída. Se sentía bien ganarle a una máquina. —. Pues con eso te conformas.—
Al fin llegamos a la oficina y no había nada nuevo. Jeremy seguía en una pieza pero no podría decir lo mismo de su estado mental, tenía a Toy Foxy colgándose boca abajo justo detrás de su nuca, cómo suben cualquier momento fuera a saltar encima suyo, y él, en su intento por mantener la compostura, se giraba de vez en cuando para decirle "no".
Fue entonces que Mangle se distrajo al oírnos llegar, de forma tan bien disimulada que incluso sus orejas falsas se alzaron hacia nosotros.
—¡Oh, ¿qué ve mi ojo bueno?! ¿Alguien hizo un amigo?— Canturreó Mangle, ascendiendo hacia el techo hasta desaparecer en el punto donde las luces de la oficina no alcanzan a iluminar, el gusto me duró poco, su ojo ámbar quedó a centímetros del mío en apenas un parpadeo. Aferrada en una pose tan incómoda que podría escuchar sus articulaciones vencerse bajo el peso del metal.—. ¡Creí que tendría que sacarte a la fuerza algún día de ahí, Chica! ¡Desde un principio supe que (T/N) te agradaría!— La albina se animó como si fuese algo importante.
Miré detrás mío, no me sorprendía que la considerasen un caso perdido, pero no creí que fuesen tan descarados cómo para burlarse abiertamente.
—...—
Ahora ya no hablas, ¿huh?
Chica se escondió un poco detrás mío, luciendo probablemente más cómico de lo que debería. No es cómo que su altura extra le ayude en algo.
Al final me aparté y fui con Jeremy. Sus ojos estaban balanceándose de forma nerviosa por la pantalla, el reloj en la pared marcaban unas tristes cuatro de la mañana que no daban muchas esperanzas en realidad.
Al chasquear mis dedos en frente sus ojos él reaccionó alumbrándome con su linterna, y en el mismo reflejo involuntario se la arrebaté de nuevo.
—¿Algún día dejarás de alumbrar a todo lo que se mueve, Fitzgerald?— Le dije, regresándosela y siendo ignorado en el proceso.
—L-Lo siento. Es la costumbre... —
—Hmp, no importa.—
—¿Y-Ya lo encontraste?— Preguntó, dándole un descanso a su vista cansada.—. Lo que estabas buscando. Te tardaste un poco, pensé que tú... —
En ese momento lo interrumpí.
—Creo que alguno de estos cirqueros los escondieron— Con la cabeza apunté hacia mi costado, donde un animado Toy Bonnie tenía una competencia de miradas con su propio póster en la pared.—. Debieron haberme oído ayer cuando fui con Scott.—
—¡Hola de nuevo!, ¿de que hablan?— Y Mangle llegó acaparando la conversación. Parecía del tipo que adoraba la atención.
—Uhm... — Murmuró el guardia y sus manos comenzaron a frotarse entre sí, el robot no tardó en imitarlo con fascinación.—. Mangle, ¿has visto unos... ? Uh... — El rubio se quedó callado a media frase cuando Toy Foxy alcanzó su mano, comenzando un nuevo juego que sólo ella pudo entender.
Fue ahí que mi poca paciencia tomó la iniciativa.
—¿Has visto unos planos de los modelos originales en Parts&Service? Sí o no.—
Ella ladeó la cabeza, y de inmediato volvió a reírse en mi cara.
—Puede ser... Tal vez si, tal vez no. Me gustan las cosas antiguas, por eso me agradan tanto los originales. Colecciono cosas, tengo un botín propio y todo eso.—
El tema volvió a salirse de rumbo, por lo que volví a tener que frenarla nuevamente a media frase. Bajando la voz para darle peso a mis palabras, pero ellos no entendían otro idioma que no fuese el de los niños.
—Mira. Voy a repararlos— Susurré.— ¿No te gustaría conversar mejor con Chica? Así podrían trabajar juntas para animar a quien quiera que venga a verlos. Literalmente no hay nada qué perder.—
Pero pecaría por creer que técnicas de persuasión funcionarían de igual manera con los robots.
De todas las cosas que podría hacer mal, verlos como humanos era de lejos la peor de todas.
—¿Chica?, ¿trabajar conmigo? ¡Pero una Chica ya trabaja conmigo!— Exclamó entusiasta, girando en su sitio y acabando con los últimos gramos de paciencia que me mantenían unido.—. ¡Oh, es cierto! ¡Debo presentarte a Toy Chica!... ¡Y a Toy Freddy! Puppet suele dormir mucho, tal vez no lo veas, ¡pero vayamos juntos a canjear boletos algún día!—
Incapaz de seguirle el ritmo miré a Jeremy, quién esquivó mi mirada para no tener que involucrarse en la situación.
¿Por qué tuve que aceptar este trabajo?
✦ •──•─•──•──•─•──•
≫ editado el 11 de enero de 2023
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro