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—Y otra vez Scott me convenció para que arreglara otros de sus muñecos... ¡Tsk, no es mi culpa que esas cosas sean muy delicadas!— Dije a Ruby quien estaba en frente de mi del otro lado de la mesa. Después de que fuera a revisar a los robots ella me llamó para que nos reuniéramos, y por alguna razón había aceptado.

—Ya lo conoces, lo único que sabe hacer bien es dar órdenes a todos. Pero al menos te pagará, ¿no?—

—Si, y más le vale. Esas latas se están cayendo a pedazos, ¿sabes? Te podrías cortar la mano solo con tocar una parte de sus caras—

Si tan solo los endoesqueletos no estuvieran tan al descubierto.

Tendré que hacer moldes y después romperlos para adherirlos a las piezas rotas.

Tengo tanto por hacer...

—¡Wow! ¿Es en serio? ¿Tan deteriorados están?— A veces su entusiasmo me molesta mucho, pero no puedo reclamarle.

—Algo— Ella me miró con cara de desaprobación y enojo—. ¿Qué?— Le dije irritado, no me gusta que se me queden viendo, y por mucho que se lo repitiera parecía olvidarlo cada vez que nos reuníamos.

—"Meh, algo". ¿Eso es todo lo que sabes decir?—

Aquí vamos de nuevo.

—¿Por qué siempre preguntas esperando respuestas que nunca daré? Búscate otro "mejor amigo" y listo.— Ese titulo me lo había ganado de pura suerte en realidad. Hasta el día de hoy no entiendo de dónde había salido nuestra amistad.

Supongo que es de esas cosas que simplemente ocurren, cómo si fuera una configuración predeterminada.

—¡Eso nunca! A veces puedes ser un patán y algo cascarrabias, ¡pero ese es tu encanto!—

Deja de hablar, por dios, me duele la cabeza.

—Lo que tú digas.— Al fin silencio. Me recargué en mi brazo y me acomodé un poco, el gusto me duró poco en realidad.

—¿Iras a trabajar en esas cosas hoy?—

¿Sería muy maleducado si no respondo? Cada palabra que salía de mí simplemente le agregaba un peso extra a la siguiente, casi desearía no tener que hablar para darme a entender.

—Sí— Dije sin pensarlo mucho.—, iré a buscar los planos de los originales y luego revisaré qu-

—¿De los originales? ¿Los primeros Animatronics de Fazbear Pizza?— Me cortó de golpe. — ¡Aún recuerdo cuando era niña e iba ahí! ¿Crees poder tomar fotografías de ellos? ¿O tal vez podría ir a ver? ¡Por favor!— Hizo su cara de súplica, pero de todo el tiempo que llevaba de conocerla eso nunca había funcionado conmigo.

—No. Fin de la discusión.—

Me levanté, sacando mi billetera y dejando sobre la mesa mi parte de la cuenta. Ruby me imitó entonces, y de no ser porque me le había adelantado seguramente se habría ofrecido a pagar por mí.

Se plantó a mi lado, se despidió de la camarera que se acercó a recoger el dinero cómo si fueran amigas de toda la vida y casi alcanza a sostener mi brazo de no ser porque logré huir.

Aún así sentí la obligación de esperarla en la salida, donde ella siguió de vuelta con el hilo justo donde dejamos la conversación.

—¿Por qué no?— Preguntó, insistiendo tanto que ponía en duda si de verdad teníamos casi la misma edad.

—Porque es un trabajo— Le respondí cómo la obviedad que era.—. Y si te lastimas o rompes algo más de lo que ya está yo seré el culpable.—

—¿Estás preocupado acaso?—

—No, pero es que no quiero tener que reparar cosas extras o tener que visitarte en un hospital sólo porque quisiste explorar un lugar que no te incumbe.—

Vete ya, no estoy de humor para esto.

—Ouh... está bien, es entendible... — La pelirroja miró hacia todas direcciones, cómo si hubiese recordado algo de imprevisto. Entonces se volvió a mi, con su típica sonrisa en rostro que era capaz de dejarte ciego por lo brillante que era su presencia.—... Uhm, debo irme, ¡te llamaré luego!—

Acomodó la correa de su bolso antes de darse la vuelta, su paso fue apresurado y poco disimulado, dejándome con la duda de si tal vez había sido muy duro con ella de nuevo.

Suspiré.

No importa, ya se le pasaría. Siempre es así.

[...]

Abrí la puerta de mi casa con algo de brusquedad, el impacto había resonado por todo el lugar, pero no me importó, no es que tenga a alguien a quien saludar cada vez que llego, y eso me alegra.

Ojalá así sea para siempre.

Lancé mi abrigo a cualquier parte y dejé todo de lado. Tenía algo más importante qué hacer en ese momento.

Caminé por el largo pasillo y abrí una de las últimas puertas para poder bajar al sótano. Sabiendo el camino de memoria, jalé el lazo que hacia que se encendieran las luces y los interminables montones de refacciones y partes sin usar seguían exactamente como los dejé. De lo único que puedo presumir es de mi memoria visual.

En la mesa de trabajo estaba ese viejo robot que había sido descuidado al no seguir con su construcción. No sé porque no lo he desechado, solía ser uno de los proyectos que me emocionaban, pero con el tiempo perdí interés.

Es obsoleto si no puede mantener el propio interés de quien lo inventó en primer lugar. Así de simple.

Puse en el suelo ese cacharro, chirriando con ese característico impacto de metal lo suficiente para caer a mis pies, a cambio subí la caja de herramientas. La viva imagen de esas anticuadas reliquias familiares.

Me alejé de esa mesa para ir a otro escritorio que estaba al lado, donde creaba y revisaba los bocetos. Ignoré el caos de hojas regadas y sin orden para conectar la vieja computadora y la encendí, si quería reparar a los animatrónicos debía saber cómo eran antes y modernizar un poco los modelos para la época. No empezaría de cero sin los planos, pero siempre era bueno tener una lluvia de ideas.

"Freddy Fazbear Pizza" Fue lo que escribí en el buscador con la esperanza de encontrar algo útil. La pantalla de carga se me hizo eterna pero al final me mostró los resultados:

"Inauguración del nuevo restaurante familiar: Freddy Fazbear Pizza. 'El futuro es ahora en cuanto medio de diversion' aclara el dueño de"-

"Freddy Fazbear Pizza: Servicio de apoyo al cliente. [Página no disponible]"-

"Fotografías de los Animatronics. Escenario-Acto en proceso. 7 de Mayo del ####"-

"Animatronic ataca a niño en fiesta de cumpleaños. Los doctores no confirman que sobreviva"-

"Rumores de la falla de los Animatronics de Freddy Fazbear Pizza: ¿Por qué atacan?"-

Aunque sabía que ya tenía lo necesario en unas de esas opciones no sé porque me entró la curiosidad y oprimí la tercera página que había. Era un reporte hecho por una cadena de periódicos que en la actualidad ya no existía.

Me temo que cualquiera que se involucre con Fazbear Entertainment terminara desapareciendo del mapa tarde o temprano.

Al parece Foxy había comenzado a fallar sin aviso un día en el que había una fiesta de cumpleaños y terminó mordiendo a un niño en la cabeza. La empresa se limpió las manos diciendo que en el escenario del pirata había claramente un letrero que decía que no se acercaran demasiado. Una de las razones por las cuales cerraron. Bufé ante la decepción, era la leyenda urbana de siempre que todos en la ciudad murmuraban.

La última página era un foro de discusión, lleno de argumentos estúpidos e inmaduros, sin agregar que irrelevantes. ¡Todos decían lo mismo! Están embrujados, embrujados, han habido asesinatos, embrujados, fueron saboteados y un sinfín de las teorías de conspiración más viejas del libro.

Es increíble lo que son capaces de hacer las personas que están aburridas.

Volví a mi objetivo, una ráfaga de clicks después y volví a lo importante, las fotografías.

No me sorprendió para nada ver que los modelos eran algo -por no decir absurdamente- bruscos.

Esto será más difícil de lo que pensé.

Tal vez si cambiara el color de su pintura y sus tonos en general, mandara a hacer desde cero sus disfraces, remplazara los ojos de acrílico a los de vidrio que se usan actualmente.

Hice tantas notas que me dolió la muñeca, tomando una hoja nueva en lugar de utilizar una de las usadas cómo acostumbro. Terminé con una lista de pendientes, y antes de que me diera cuenta, ya estaba exhausto por permanecer en la misma posición más de lo necesario.

Me estiré en mi lugar, sintiendo cómo algo en mi espalda volvía a su sitio y levantándome finalmente de mi poco despejada área de trabajo. Apagué todo y el rechinar de los escalones de madera me dieron la bienvenida de vuelta a la superficie cuando salí del sótano, cerrando la puerta detrás de mi. Hace mucho me habían dejado de dar esos pensamientos intrusivos imaginando que había alguien detrás mío.

Lo que me recibió al volver fue la oscuridad, cortada por la iluminación de los faroles en la calle y el ocasional brillo de las luces de los autos que atravesaban la calle.

Alcé la vista al reloj de pared y sentí cómo abrí los ojos y alcé las cejas, cierta inquietud me invadió, pero no necesariamente sorpresa.

La hora era diferente, horas habían pasado en eso que había parecido una búsqueda rápida de ideas.

Siempre pierdo la noción del tiempo cuando estoy allá abajo.

Llevé una mano a mi cabello, dejándola caer hacia atrás y soltando un suspiro que me hizo sentir la vida abandonando mi cuerpo.

Tenía que ir temprano, de lo contrario me quedaría después del cierre, y quedarme ahí hasta las 6 de la mañana no es algo que esté dispuesto a soportar.

[...]

—Cuando dijiste que vendrías después de medio día debiste ser más específico. No pude moverme de la entrada por esperar a que llegaras, ¿algunas vez has intentado supervisar un lugar desde la esquina más lejana del caos?—

Al llegar a la pizzería fui recibido por la figura delgada y casi escuálida de Scott, su uniforme estaba en perfecto estado a pesar de siempre decir que está hasta el cuello de pendientes. Y yo, lejos de querer seguir con sus reclamos pasivo agresivos, seguí caminando cuando entendí que me seguiría de cerca para poder continuar con su discurso sobre el compromiso.

Al llegar a la oficina miré a los alrededores, pero el montón de pantallas rotas y posters en las paredes parecían cualquier cosa menos los planos que necesitaba.

—¿Dónde están?— Pregunté al aire, y por mi visión periférica apareció el gerente de vuelta.

—¿Es que no escuchaste nada de lo que dije?—

—Tiendo a ignorar lo que no me parece útil— Confieso sin dejar de vagar con la mirada.—, pero oye, soy del tipo auditivo. Mientras menos atención te dedique lo haré mejor, hay que mantenerlo así— En su mirada se estancó una irritación visible, una que su rostro acabado y facciones cansadas podía mostrar a la perfección.—. En fin, ¿dónde están los planos? No esperarás que comience desde cero sin referencias.—

—La última vez que los necesité estaban en Parts&Service— Removió sus anteojos, la vista cansada era el último de sus problemas y aún así siempre encontraba el momento para tallar sus párpados y limpiar los cristales cada que quería recordar algo.—. En el fondo hay unas cajas que tienen cosas de la antigua pizzería, ahí deben estar. Y sino los encuentras puedes pedirle ayuda a Jeremy.—

Fruncí el ceño por reflejo con sólo escuchar ese nombre.

—¿El guardia? Estará más preocupado por vigilar el lugar, ¿por qué no puedo buscarlos mejor por mi cuenta?— Conocía a Fitzgerald desde hace un tiempo, se podría de ir que me agrada, no habla mucho en realidad y tiene ese aire típico de una persona extrovertida. El trabajo de guardia le quedaba perfecto al no involucrar servicio al cliente.

—Literalmente no deberías estar aquí sin una credencial de la compañía, si comienzas a rebuscar por todos lados seré yo el que se meta en problemas— La cantidad inhumana de ademanes que hizo sólo en un segundo debería ser ilegal.—. Puedo ayudarte a buscarlos en la mañana en todo caso.—

Espera, ¿qué quería decir con eso?

—¿Planeas que me quede hasta que vuelvan a abrir?—

—No fui yo el que se presentó a trabajar media hora antes del cierre— Me quedé callado ante eso, no tenía manera de explicar el 'viaje en el tiempo' que había tenido en mi sótano más temprano.—. Sólo busca en Parts&Service, no tiene pierde.—

—No prometo nada, Cawthon.— Él suspiró. Llamar a alguien por su apellido suele considerarse grosero y tajante, y la forma en la que yo lo había dicho no era la excepción, mi propia manera de decir que la molestia comenzaba a acumularse.

—Te lo agradezco— No entendí de donde había venido, pero acepté sus palabras.—. Buenas noches, (T/N). Jeremy debe estar por llegar. Espéralo aquí, ¿quieres?— Tomó las llaves que había en el escritorio sin siquiera tener que voltear a verlas y desapareció por la oscuridad del pasillo principal.

Sí, claro.

Quedarme quieto no es lo mío.

Tomé una de las linternas que había en la oficina y fui a la sala al fondo del local, buscar las tan dichosas cajas no debería ser tan difícil.

Arrastré la puerta y tuve que apoyar la caja de herramientas para no se cerrara, no sabía si el peso sería suficiente para mantenerla así y en realidad la luz del pasillo no alcanzaba a iluminar del todo, pero la linterna que había tomado resolvió el dilema.

Me adentré, el cementerio de máquinas y cables colgando del techo me era más familiar de lo que me gustaría. Saltando por encima de Freddy y Foxy y sin alterar el silencio del lugar es que llegué al fondo sin problemas.

Ahí estaban las cajas, eran menos de las que esperaban, mis esperanzas bajaron un poco, pero no tenía nada que perder.

Antiguos peluches y mercancía polvorienta, carteles, manteles de colores opacos y algunos utensilios de cocina, sin señales de lo que de verdad importaba.

—¡¿Q-Quien anda ahí!?—

El reclamo me tomó por sorpresa cuando estuve a punto de tomar lo que parecía una vieja herramienta, sin preocuparme de haber sido descubierto seguí con lo mío sin responder de inmediato.

Reconocería esa voz nerviosa en cualquier parte.

—Hey, Fitzgerald. Soy yo, (T/N)— Saludé de vuelta, y el rostro del rubio se asomó por el borde de la única entrada.—. No me tomes en cuenta, sólo estoy allanando propiedad privada y robando secretos corporativos.— Volví a mi tarea con las cajas. Escuché unos pasos acercándose y supuse que era él.

—¿(T/N)? ¿Qué haces aquí?— Su voz temblorosa no combinaba con la sombra tenebrosa y alargada que proyectaba en la pared.—. Ya sabes, con los antiguos... —

—Busco los planos de estos cuatro. Me llamaron para repararlos— Al mirar sobre mi hombro lo encontré ahí. Era de esas personas que su edad no tenían peso en ellas, era un hombre con un rostro juvenil, de no ser por su uniforme, podrías creer que es un universitario.—. ¿Ayudas o no?—

—Pues... Ya c-casi son las doce y tengo que trabajar, además... ellos...—

¿A quién se refiere?

—¿Ellos quienes? ¿Los robots?— Él asintió nervioso, mirando de la forma más paranoica a sus espaldas. Foxy no reaccionó a su mirada de desprecio y temor.—... Claro, uh, entonces está bien. Sigue con lo tuyo— Le dije, pero la necesidad de decir algo más me ganó.—. Ten cuidado al salir, Freddy suele lanzarse a robar los zapatos de la gente.—

—¡(T/N)! ¡Cállate, te van a oír!—

—Y recuérdame llevarte a recursos humanos al salir de aquí— Alcé un largo pliegue de papel hacia el techo, pero no era más que otro cartel.—. Sospecho de explotación laboral, pero eso venía en el contrato, ¿no?—

—Hmp, di lo que quieras. Ya sé que sólo me estás molestando.—

Y con eso, se fue.

Una distracción menos.

El silencio era asfixiante, apenas el traqueteo del metal oxidado y el parpadeo constante de las bombillas me hacían compañía mientras que sacaba un paquete completo de gorros para fiesta en otra de las cajas.

Qué colección de cosas inútiles.

Escuché un chirrido a mis espaldas, uno que por mala costumbre decidí ignorar hasta que se volvió un golpe pesado y ensordecedor. La puerta había azotado, y con ello escuché todas mis herramientas cayendo fuera de la caja al otro lado, cómo si alguien la hubiera arrojado.

Mi primera reacción fue saltar del susto, y lo siguiente que se me ocurrió fue mirar a mis espaldas. Tan sólo tenía el brillo azulado de la linterna conmigo en aquella oscuridad que devoraba todo fuera de la luz.

Apenas y alcanzaba a ver el saco desgastado del animatrónico pirata a apenas un metro de mi.

—¿Qué demonios?— Murmuré.—. ¿Jeremy? ¿Eres tú?— Me levanté del suelo y tomé la linterna. Esquivando de vuelta sentí que la distancia del fondo de la sala a la puerta había aumentado de alguna manera, pero me convencí que era mi percepción del espacio jugándome una mala broma. Encontré la manija e intenté abrirla, intenté es la palabra clave. Estaba atascada.—. Jeremy, vamos, esto no es divertido.— Seguí con el forcejeo, pero estaba enfocada en mantenerme encerrado.

Lo mejor que pudo haberme pasado obviamente no ocurrió, mi única fuente de luz fue lo siguiente en ponerse en mi contra.

Se había apagado, dejándome en una completa oscuridad. Del tipo que ni siquiera eres capaz de ver tus propias manos frente a tus ojos, lo único que tenía era el frío de mis manos contra el metal y una pesada presión sobre mi espalda.

"¿Ho... la?"

Se escuchó un susurro casi inaudible y de lo más infantil, con una distorsión parecida a un filtro que era todo menos humano, seguido de un sonido metálico tan brusco que me provocó un escalofrío.

La presión aumentó, y con ello una extraña dificultad para respirar.

No estaba solo.








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editado el 17 de diciembre de 2022

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