Parte única
—¿Ya estás allí, mentalista? —dijo una voz ronca al otro lado del teléfono.
—Ya, ya, Senku-chan —se quejó Gen Asagiri, sosteniendo el móvil entre su oído y el hombro mientras forcejeaba la puerta—. No es fácil colarse en la azotea de la residencia, ¿sabes? Hay cámaras que tuve que tapar, un compañero de cuarto al cual sobornar, un guardia que tuve que engañar, una cerradura que ahora debo abrir con una horquilla...
—Lo dices como si no hubieras podido simplemente robarte la llave del bolsillo del tutor —suspiró aquel que respondía al nombre de Senku Ishigami—; pero elegiste ser un perezoso insufrible y dormir una siesta de tres horas.
—Silencio —masculló Gen mientras la horquilla amenazaba con quebrarse dentro de la cerradura—, que hoy me desperté temprano para hacer trámites. Unos trámites muy de adulto, discúlpame. ¡Ya lo entenderás cuando tengas mi edad...!
—Si con trámites te refieres a pedirte un té matcha con crema batida en el Starbucks porque anoche no dejabas de chillar que querías uno...
—¡Ajá! —exclamó Gen al escuchar el click de la puerta siendo forzada—. ¡Lo conseguí! ¡Y tú que dudabas de mí, Senku-chan!
Una débil sonrisa se oyó al otro lado, o puede que fuera la mente de Gen imaginándose el exacto gesto que estaría haciendo la persona con la que compartía una llamada.
Después de todo, le conocía más que a todos aquellos trucos de magia que se guardaba bajo la manga.
¡Y no es que era poco! Si el mismísimo Gen Asagiri no conocía a su novio, entonces ya podría lanzarse de aquella azotea sobre la que acababa de colarse.
Sus trucos de magia solo eran una fantasía ilusoria. Senku, en cambio, era completamente real.
O quizá no, dijo una voz molesta en tu cabeza. Quizás eres un loco esquizofrénico que está internado en un psiquiátrico y se inventó un novio en su cabeza.
—Nunca dije que dudaba de ti, mentalista —Senku chasqueó la lengua, pero se escuchaba un poco el traqueteo del lápiz siendo mordisqueado por la punta de sus dientes. En Japón debía ser ya la hora de la siesta, y era la hora que su novio utilizaba para estudiar—. Dije que dudaba de tu capacidad para no echarte a dormir una siesta otra vez, como vienes haciéndolo las últimas dos semanas.
Gen trató de no distraerse con la preciosa vista de la ciudad de Santa Bárbara, en California, Estados Unidos de América. Llevaba ya casi seis meses viviendo en aquella extraña ciudad llena de personas extrañas, ¿y todo para qué?
Muchas veces, Gen se preguntaba si tomar aquella beca de idiomas había sido la decisión correcta.
No todas las veces se decía la misma respuesta.
Y mucho menos todas las veces estaba satisfecho con la respuesta del momento.
—¡Estoy cansado, Senku-chan! —Gen bromeó en un intento de olvidar sus melancolías, y entonces rio—. La clase de gramática es un verdadero infierno, ¿por qué diablos los estadounidenses tienen una misma palabra para un montón de cosas? ¿Y qué mierda es el verbo to be? En breve, voy a cometer un crimen de odio.
—Con gusto cambiaré de lugares contigo, mentalista —bufó Senku, y escuchó el lápiz ser apoyado en una superficie—. Te dejo que estudies los principios de la teoría de cuerdas y yo tomaré el verbo to be.
—¿Sabes qué? —suspiró Gen una vez más—. De repente me encanta el verbo to be. Además, la clase de italiano es divertida. ¡Nos hacen ver películas! ¡Y armar playlists! Estoy en mi salsa.
—¿Así les enseñan cosas en América? Con razón ese continente ya está perdido...
—¡Ya! —Gen se quejó mientras se cambiaba de oreja para apoyar el auricular del móvil, el cual tenía una funda llena de stickers de Sanrio y una fotografía polaroid instantánea—. Al menos hago buenos amigos. Ukyo-chan es divertido. Seremos compañeros tres semestres porque le exigen idiomas para ser submarinista, ¡está a punto de graduarse de su segunda carrera! ¡Y solo tiene veinticuatro años!
Gen recordó a su nuevo amigo de cabello claro y bonitos ojos verdes. Tal vez si no estuviera saliendo con Senku...
No. Ukyo era demasiado adorable, amable y agradable para Gen. Todos los ble habidos y por haber. Incluso el bleh por ser un poco simplón. No lo decía de malo. ¡Solo era una observación!
Además, tenía un novio. Un supuesto magnate de la Corporación Nanami de barcos en Japón o lo que fuera. Un riquillo que debía ser lo suficientemente interesante como para que el infinitamente chico bueno de Ukyo se pudiera fijar en un espécimen de su raza.
Y no es como si Gen no planeara cambiar a Senku por nada en el mundo. Ni siquiera por tener una lengua ácida y palabras un tanto frías cada noche que compartían una llamada telefónica. Al menos...
Al menos las noches de Gen.
Por supuesto. La diferencia horaria. Cuando Senku se iba a dormir, Gen ni siquiera empezaba su día. Cuando Gen se dormía, Senku ya había transitado casi dieciocho horas extra en el futuro.
Ah. De acuerdo. Sí.
Qué bonito era tener una relación a distancia. Una distancia de tantos kilómetros que ni siquiera recordaba si eran cuatro o cinco cifras de números.
Una absoluta y completa mierda.
—¿Mentalista? —insistió Senku, como si llevara ya rato llamándole—. ¿Sigues ahí? ¿O es que volviste a quedarte dormido?
Gen no hizo nada más que tragar saliva. Sabía que Senku solo le estaba molestando, y que ese era su mecanismo de defensa para sobrellevar el hecho de que llevaban ya más de seis meses a unos cinco mil kilómetros de distancia de puro e interminable océano.
Alzó la vista al oscuro cielo de Santa Bárbara —ese poblado de estrellas y con una luna tan brillante que podías apreciar gracias a que casi no había contaminación lumínica en esa pequeña y casi olvidada ciudad de California. Pestañeó lejos las lágrimas, aunque sus labios no dejaban de sonreír.
Era parte del acto. Como mago aficionado, Gen sabía que era su máscara y su apariencia física la que lo significaban absolutamente todo en el escenario. A nadie le interesaba ver un muchacho que sacaba un conejo de su galera, pero que no tenía idea de cómo sonreírles a las señoras.
Esa era su primera regla como mago. Engañar a tu público no solo con tus cartas o armarios mágicos, sino también con una sonrisa que se roba tu corazón en el primer segundo.
Con Senku la cosa era un poco más complicada. No parecía impresionado ante las sonrisas de Gen —de hecho, poco le importaba intentar hacerle sonreír. Para Gen aquella acción era tan simple como chasquear sus dedos y sacarse de debajo de la manga la carta (un tres de corazones, por lo general) que hizo escoger a una persona del público.
Senku iba más allá de todas las cursilerías que Gen clamaba adorar. Y puede que fuera por eso que le llamó la atención más que cualquier otra persona que hubiera posada sus ojos sobre él.
—El tiempo corre, mentalista... —continuó Senku—. Tengo un manual de la teoría de cuerdas que no va a leerse solo. Y no puedo confiar en Chrome para aprenderse la teoría del libro en lugar de un resumen por YouTube.
—Sí... sí —Gen carraspeó, e irguió los hombros mientras ensanchaba la sonrisa—. Estoy listo para tu cuestionario, Senku-chan. Aunque creas que me la he pasado durmiendo, eso no es cierto. ¡Me leí ese libro de constelaciones que me enviaste la otra vez!
—Espero que seas consciente que con la otra vez te refieres hace tres meses...
—Ya —Gen le cortó entre carcajadas un poco forzadas—. Me aprendí todas tus aburridísimas constelaciones, ¡y eso que todas se ven igualitas para mí!
—Eres un ignorante si piensas eso, pero, ¿qué más puedo hacer yo para salvar a la humanidad? —Senku suspiró—. Dame con lo mejor que tengas, mentalista.
Gen alzó una mano al cielo para fingir que calculaba distancia entre los distintos cúmulos de estrellas sobre el cielo. Eran como un manto de puntos centelleantes que dejaban un rastro de polvo estelar tras de sí, y debía admitir que era bonito de observar.
Nunca le habían interesado la luna y las estrellas. Gen pasaba sus noches encerrado en bares y teatros ofreciendo shows de magia falsa a un montón de desconocidos, pero no fue hasta Senku que comprendió que la verdadera magia ocurre allí afuera bajo el cielo nocturno.
Lo aprendió aquella noche de lluvia de estrellas —las acuáridas, uno de los espectáculos más bonitos en todo el año—, y se besaron por primera vez bajo la luna nueva en el signo de leo.
Pero, claro, ese no era un dato que aprendió junto a Senku. A Gen solo le divertía la astrología, y desde que a su novio parecía irritarle aquella pseudociencia, solo la encontró todavía más hilarante.
—Mira, desde aquí puedo ver la constelación de Orión, la de cáncer, la osa mayor y la menor... ¡ah, qué bonitas...!
—Ah, ¿sí? —inquirió Senku con algo de sospecha—. ¿Estás viendo la osa mayor? ¡Mira tú, qué cosas más curiosas te toca ver...!
—Es muy linda, Senku-chan, pero seguro eso ya lo sabes —rio Gen—. No tiene forma de osa, aunque eso la volvería más interesante...
Una risotada escapó de la garganta de Senku. No era extraño escucharlo reír puesto que muchas cosas le parecían hilarantes a su novio, pero el corazón de Gen siempre daba un salto mortal cada vez que lo hacía.
Puede que a través de un teléfono no fuera lo mismo que cuando lo tenía riendo a su lado luego de que Gen dijera alguna estupidez completamente adrede. Cuando todavía podía enredarlo entre sus sábanas y sus abrazos, con la luz de luna brillando a través de la ventana.
Pero la luna no tiene luz propia, casi podía escuchar a Senku diciéndole en su cabeza como si fuera un discurso que se aprendió de memoria. Es un satélite natural que brilla porque bla, bla, bla...
Senku solo le dejaba decir parrafadas y parrafadas para poder concentrarse en el brillo emocionado de sus ojos más en el de la luna. Tener un novio que aspiraba a ser un astrónomo era tan fascinante como los secretos del universo.
—Eres un completo y ruin mentiroso —soltó Senku—. Te lo sacaste de google. ¡No puedes ver la osa mayor desde California!
—¡Por supuesto que puedo! —replicó Gen, pero estaba sonriendo como si no acabaran de atraparlo mintiendo. Lo cual hacía muy seguido—. La estoy viendo en mi cabeza. Tú no puedes saber lo que veo ahí, Senku-chan.
—Que esté en tu cabeza no lo hace real, mentalista. Solo eres un jodido mentiroso.
—Bueno, ahora mismo tú estás solo en mi cabeza —dijo Gen utilizando la lógica que estuvo maquinando en los últimos segundos—. Y realmente no puedo verte en físico, pero de todas formas estás aquí. Es como con la osa mayor. No la veo con mis ojos, pero puedo verla en mi cabeza...
Solo estaba inventando sobre la marcha alguna excusa que le salvara el trasero congelado aquella noche. No es como si pensara de forma sincera que iba a funcionar.
—Gen...
La voz de Senku sonaba casi amortiguada y un poco silenciosa. El mismo Gen no se vio capaz de decir mucho luego de aquello, porque la verdad era que sus propias palabras le dejaron un poco triste.
Se sentía bastante solo desde que se fue a Estados Unidos. No tenía miedo de que Senku le abandonara por la distancia, pero sí que tenía miedo de comenzar a olvidar cómo se sentía la vida a su lado.
—¿Sí, Senku-chan?
—Eso que acabas de decir... —escuchó a Senku tragar saliva, y tamborilear nervioso los dedos sobre el escritorio—. Es una completa mierda cursi y absurda. Me das asco.
—¡Senku-chan...!
Senku soltó otra risotada casi ahogada. Gen fingió molestarse, pero en el fondo no lo hacía de verdad.
Conocía a Senku, y más importante, conocía también sus propios trucos bajo la manga: todos los secretos que ocultaba de la audiencia y que lo convertían en el extravagante e inteligente muchacho que podría comerse al mundo con toda su capacidad.
Por eso es que realmente Gen no se preocupaba de lo que tuviera para decirle. Sabía muy bien cómo funcionaba el lenguaje del amor de su novio, y por qué insistía en que leyera su aburrido libro de astronomía.
—Imagino que allá es tarde y deberías dormir —dijo Senku para cortar la conversación—. Supongo que las estrellas podrán esperar hasta mañana. De todas formas, seguirán estando ahí. ¡Ah! Pero no para siempre, porque en diez mil billones de años ya habrán explotado todas, y la vida en nuestra galaxia será inviable...
La carcajada malvada que dejó escapar le hacía sentir que casi estaba disfrutando de un evento tan calamitoso como la destrucción del universo.
Senku podía ser un ávido defensor de la conservación del patrimonio humano, pero también aceptaba sin chistar los procesos biológicos —si algo debía terminar de forma natural, entonces lo haría.
Simple ciencia.
Y, como Senku decía, nada podía ganarle a la ciencia.
Pero también, muy en el fondo, Gen estaba seguro que Senku podría ganarle a la bendita ciencia incluso estando desnudo y solo utilizando una peluca de payaso mientras iba montado en un toro mecánico.
—Senku-chan, nada podría importarme menos que la vida en diez mil billones de años —suspiró Gen—. Con suerte, en unas cuantas décadas ya ni siquiera estaré aquí.
—¿Y eso quién lo dice? —se mofó su novio—. Tal vez inventan la criogenización para mantenernos vivos y sin envejecer durante cientos y miles de años...
Gen casi tuvo un escalofrío recorrer su espina dorsal. ¿Imaginar un mundo dentro de miles de años y que él tuviera que ser parte?
No, gracias. Estaba perfectamente genial en el mundo en que se encontraba. ¡Y no quería vivir más de la cuenta!
—Tal vez cuando vuelva a Japón puedas enseñarme sobre tus estrellitas —dijo Gen de repente—. Es muy complicado hacerlo yo solo. ¡No puedo hacerlo si estamos bajo diferentes cielos, Senku-chan! ¡No tengo idea de lo que estás viendo ahora mismo!
—Ah, pero si estamos bajo el mismo cielo, tonto mentalista —respondió Senku de mala gana—. Y te estoy viendo a ti ahora mismo, para que sepas.
Uf, pensó para sí mismo. Gen, con el rostro empezando a arder por ver sus trucos usados en su contra, se agarró el estómago para que las mariposas en él no amenazaran con comerlo vivo desde adentro. ¿Podía sentirse tan enamorado incluso si llevaban más de dos años de relación?
—¿Me veo guapo ahora mismo, Senku-chan? —bromeó Gen—. Es que me hice un nuevo corte hace dos días. ¡Quería que fuera una sorpresa para nuestra videollamada!
—Eres un completo caso perdido —masculló Senku luego de que Gen carcajeara. Pudo imaginarlo rodando los ojos—. Me voy a tapar los ojos para ya no tener que verte.
—Tendrías que arrancarte la cabeza y el corazón para eso, Senku-chan.
—Ya te dije que los sentimientos no nacen en el corazón, sino en una parte del cerebro que se llama sistema li-...
—¡Arruinas el romance, Senku-chan!
Senku ya no dijo más nada, más que soltar un resoplido que casi sonaba a una risotada. Un sonido casi imperceptible. Un suspiro que podría haberse perdido entre los sonidos de la activa noche californiana y las ráfagas de primavera que obstaculizaban un poco la comunicación.
Pero no para Gen.
Ningún detalle podría escapársele mientras fuera capaz de ver a Senku pese a la enorme distancia.
En donde sea que Senku le estuviera esperando en el universo... Gen siempre, siempre podría verlo.
* * * *
*deja el oneshot muy lentamente y se va de la forma más digna posible*
Hola... no me morí
Ah, qué era esa introducción sadbgfdsf bueno, solo quería romper el hielo porque no es fácil aparecerse después de... 3? casi 4? meses prácticamente inactiva, pero nunca es tarde para volver a meter las narices en algún lado, verdad????
Bueno... creo que este es mi regreso oficial. Al fin (?) si los dioses me lo permiten y no me bloquean la cabecita de nuevo. ¡PERO VOLVÍ!
Y tengo más ideas que nunca uwu subo este SenGen porque ya lo tenía listo y hace rato que tenía ganas de subir algo de ellos... pero mi plan es continuar escribiendo de Haikyuu sdfjbghdfj y con uno que otro fic de Dr Stone o Tokyo Revengers uwu
Se viene la BokuAka Week ahora en julio y las temáticas son tan lindas que de verdad estoy motivada a retomar el ritmo que tenía. No quiero que el tiempo se siga acumulando. Tengo muchísimas ideas y quiero compartirlas. No sé cuánta gente me leerá luego de mi irresponsable desaparición, pero si están leyendo esto, sería muy feliz de que continúen acompañándome
El próximo oneshot que subiré es uno de Mitsuya x Hakkai (Tokyo Revengers) yyyyyy creo que un OsaAka! Aunque tengo otro SakuAtsu empezado, solo que ese es más largo xD bueno, ya veremos dónde me lleva el viento. La idea también es retomar los fics largos que dejé a medias de Haikyuu
Muchísimas gracias de antemano a quienes lean este pequeño fic ♥️ Gracias por el cariño y el apoyo que me han dado pese a no subir nada. No sé que sería sin ustedes uwu
Nos vemos muy pronto! Y eso puedo prometerlo, porque no quiero irme de nuevo
Besitos ♥️
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