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Capítulo 64

—¿A dónde me estás llevando esta vez, Jungsoo Park? —pregunté, por décima vez, mientras me abrazaba a su cintura. 

A pesar de que la temporada de invierno había dado su fin, el aire era frío, en especial, si ibas en motocicleta casi a medianoche. Jungsoo ignoró mis palabras y maniobró esta hasta las afueras de Northesden, fue entonces que reconocí el lugar al que íbamos media hora después. 

 Nos adentramos por la vía desigual que había recorrido por tercera vez contando aquella, y minutos más tarde, la motocicleta se detuvo a un costado del camino. Bajé de esta apreciando las estatuas que eran sutilmente iluminadas por la luna llena, a nuestro alrededor solo se escuchaba los grillos y demás seres nocturnos haciendo de las suyas. 

Volví mi atención en aquel hombre de camisilla blanca con chaqueta de cuero, quien guardó las llaves en el bolsillo trasero de sus vaqueros y me alcanzó, ya que había avanzado un poco solo para apreciar algunas estatuas que estaban cerca. 

—¿Qué hacemos aquí?, ¿vamos a visitar de nuevo tu altar? —bromeé. 

Negó con la cabeza a la vez que entrelazaba sus dedos con los míos, sosteniendo así mi mano con firmeza. 

—Te enseñaré algo más. 

Aigooo. Un lugar supersecreto e inexplorado, me gusta, me gusta. —Este negó con la cabeza mientras una sonrisa divertida se dibujaba en su boca delicada. 

—Algo así. —Empezamos a atravesar el sitio, en el que de nuevo no pude evitar fijarme en las estatuas que íbamos dejando atrás, sintiéndome igual de abrumado a como me sentí la primera vez que visité aquel sitio. 

—¿Vas a darme una pista por lo menos? 

—No. —Bufé. 

«Qué mal momento para tener una paciencia de mierda.», pensé. 

—¿Queda muy lejos ese sitio tan especial? —rompí el silencio segundos después. 

Desde que habíamos vuelto a Northesden, el intentar adaptarme al no estar en mi casa fue una gran travesía; a mi pesar, contaba con un cuerpo delicado a cambios abruptos como para que tener que lidiar con la dureza del colchón que tenía Hal en su residencia. Esa mierda era una maldita piedra, no sabía cómo demonios Jungsoo lograba conciliar el sueño en esa mierda. Por lo que debía que tomar pastillas de más al día siguiente para aliviar la tensión en mi espalda y ese solo hecho traía mi mal humor de regreso. 

Maldita sea mi suerte. Maldito colchón.Maldita casa calcinada.Maldito Hal y sus ideas estúpidas.Maldito mundo. 

—¿Todavía no llegamos? —me quejé varios minutos después. 

—Aún no, Yeonsuk. 

—Deberíamos ir volando, no sé, ¿Para qué tienes alas si no las usas? —volví a quejarme. 

—Me da pereza utilizarlas. 

—Menudo desperdicio —murmuré para mí mismo. 

—Sí que te quejas, no me imagino como serás de anciano. —Lo miré mal. 

—Pues reza para que no tengas que lidiar conmigo para ese entonces —exclamé de forma tosca—. O menor aún, reza para que no llegue a esa etapa. 

Aceleré la velocidad de mi andar a la vez que escuchaba maldecir a Jungsoo, varios pasos después este agarró de mi codo obligándome a detenerme. 

—Lo siento... —Tomé una bocanada de aire. 

—También lo siento, Soo. No debí responder de esa manera —murmuré apenado. 

—Y yo tampoco debí asumir que serías un anciano gruñón. —Una risita abandonó mi boca. 

—Tal vez sí lo seré. —Me abracé a su torso y besé de manera corta sus labios—. Quizá tengas razón. 

Me aparté para mirarlo cuando fue él quien cortó el contacto físico, este se quitó la chaqueta y deslizó por encima de su cabeza la camiseta blanca para extenderme las prendas. Mis ojos descarados no tardaron en recorrer su torso desnudo, sus pectorales se tensaban en cada uno de sus movimientos, su abdomen plano enmarcado con una fina cintura y el cinturón de Adonis pronunciado marcando el camino que me llevaría a su... En pocas palabras, era un manjar exquisito para mi vista hambrienta. 

—¿Disfrutando de la vista? —Di un respingo al escuchar su voz, al levantar la mirada, lo primero que noté fue su sonrisa burlona y después la rojez en sus orejas. 

—¿Qué gano con solo ver si no puedo tocar? 

—¿Quién te dijo que no podías tocar? —Apreté la mandíbula. 

«Ignóralo, no le prestes atención a ese profano hombre, él te llevará al mundo del pecado y la discordia.», me regañé dándole un último vistazo. 

—No, gracias. 

—¿Estás seguro? —El muy cabrón empezó a tentarme jugando con el borde de la cinturilla de su pantalón con sus pulgares. 

Tragué saliva obligando a mis ojos a mirar a otro lado a la vez que sentía mi cara ponerse caliente. 

—Que no, satanás, deja de tentarme. —Su risa resonó con fuerza. 

—Eres tan divertido, Yeonsuk Park. —Volví a mirarlo. 

—Sí, sí. Soy todo un comediante —ironicé—. Te picarán los mosquitos, apresúrate. 

—Está bien. Solo observa como tu esposo te moja el bóxer con lo que haré —alardeó, moviendo su cabeza de manera brusca, haciendo tronar su cuello. 

Me fue inevitable reír ante sus palabras, en definitiva andar Tyler últimamente le había afectado de algún modo. 

—No suba mis expectativas, Joven. Odio terminar decepcionado. 

—Ya verás que no. —Dio unos cuantos pasos hacia atrás, poniendo distancia entre ambos. Cerró los ojos y soltó un largo suspiro bajo mi atenta mirada. 

Lo primero que empezó a cambiar fue que a través de los mechones de su cabello se alargaron casi hasta lucir como un Wolfcut, su torso se cubrió de plumas negras y, finalmente, unas enormes alas hicieron su aparición, imponente y elegantes. Frente a mí, se encontraba la criatura más extraña y hermosa que alguna vez pude conocer, en todas sus cambiantes facetas, estaba seguro de que Jungsoo podría hacerle competencia a la luna y saldría victorioso sin siquiera esforzarse. 

Me acerqué a este, bajo la atenta mirada azulada de aquella versión de Jungsoo, y con las yemas de los dedos, acaricié el nacimiento de pequeñas plumas en sus mejillas y orejas, su cabello azabache se había alargado un poco, en definitiva, se asemejaba mucho a Howl, de la película, El Castillo Ambulante a simple vista. 

—Eres demasiado hermoso para este mundo, Jungsoo Park —susurré acariciando esta vez las largas plumas que cubrían su torso, en respuesta, se inclinó y rodeó mis piernas, por lo que de forma instintiva rodeé su cuello con mis brazos. 

¿Era un mal momento decir que me daba vértigo las alturas? 

Sacudí mi cabeza a la vez que tomaba una bocanada de aire, Jungsoo flexionó sus rodillas a la vez que extendía sus enormes alas y como si fuera un cohete a gran velocidad salimos disparados hacia arriba, por lo que me aferré a su cuello a la vez que un chillido agudo escapa de mi boca. 

—¡Pero avisa, por lo menos, Jungsooo! ¡No tienes cinturón de seguridad! ¡Me voy a partir hasta el alma! —Pude escuchar su risa por encima del aire que nos golpeaba, las copas de los árboles desde esa distancia parecían pequeños brócolis, distinguí el campo abierto donde solía entrenar con Hal a la lejanía y finalmente bajamos a lo que parecía la orilla de un claro. 

Al volver a tierra firme lo primero que hice fue peinar la maraña que tenía de cabello mientras me aclaraba la garganta, como si el haber gritado como un loco desquiciado diciendo cosas sin sentido no hubiera pasado minutos atrás. Me contagié de la tranquilidad que aquel sitio me trasmitía, el leve movimiento del agua causado por las aves que aún nadaban al otro extremo del lago frente a nosotros y demás seres nocturnos. 

—¿Aquí es donde querías traerme? —Le extendí la camisa cuando volvió a su forma humana. 

Negó con la cabeza, me tomó de la mano para entrelazar nuestros dedos y emprendimos una nueva caminata al interior del bosque. No fue más que cinco minutos más tarde, cuando en mi panorama aprecié un campo abierto de una gran diversidad de flores, pero eso no era lo más sorprendente de todo. Lo que me dejó impresionado era que había cientos, no, quizás miles de luciérnagas parpadeando en todas direcciones. 

—Jungsoo... Esto es, esto... Es muy hermoso. —Y como el sensible y tonto que era, un nudo se empezó a formar en mi garganta. 

Este tiró de mi mano y nos hicimos paso por un pequeño camino que estaba al costado del jardín. Algo que me pareció una idea fascinante, ya que me daría mucha pena pisar las flores, o peor aún; aquellos bichos luminosos. Quedaría traumatizado por lo que quedara de esa noche si eso sucedía.Nos detuvimos bajo un gran árbol antes de que el tatuado se pusiera frente a mí. 

—Sé que solemos bromear con que nuestro matrimonio es falso por las circunstancias en que nos casamos y... 

—Jungsoo. —Por primera vez, me sentí mal por eso. En especial, cuando ambos sabíamos que aquel matrimonio sí sucedió, en verdad, con un juez real, con un papeleo de por medio, por lo que sí estábamos casados a pesar de todo—. Yo... 

—No. No es que me sienta ofendido o algo así, no me malinterpretes. Pero si te soy honesto, en cierto punto me molestó que lo hicieras, en especial, cuando se trataba de tu apellido, no te comenté nada porque no te quería hacer sentir culpable. —Soltó un largo suspiro encorvando los hombros. 

Tomé su cara entre mis manos motivándolo a que me mirara. 

—Me he comportado de forma cuestionable numerosas veces en nuestra relación, he sido inmaduro y poco compresivo. Lamento que te hayas sentido así, perdón que hayas decidido guardarte eso por temor a cómo eso me haría sentir, ahora que lo sé, prometo trabajar en ello, no quiero lastimarte más. —Besé sus mejillas varias ocasiones. 

—Y yo trabajaré en que nuestra comunicación sea mejor cada día, si algo me molesta, te lo diré. 

—Yo también prometo hacerlo. —Besé sus labios de manera castra—. Te amo. 

—Y yo te amo más. —Me atrajo a sus brazos, por lo que no tardé en rodear su torso con los míos. 

Clavé mi nariz en su cuello inhalando su aroma, el olor al jardín acompañado de Jungsoo hacia ese sitio, mi lugar favorito en todo Northesden. 

—¿Cómo descubriste este lugar?, ¿por qué no vinimos antes? —rompí el silencio. 

—Quería asegurarme que las nuevas flores estuvieran en su mejor punto para que así pudieras ver también las luciérnagas, ¿Te gusta? 

—Me encanta... Eres el mejor hombre que he conocido en mi vida. 

—Me harás llorar. —Solté una risita, porque era cierto. 

Jungsoo era el tipo de hombre tan humilde que si se le llegaba halagar se conmovía llegando al llanto, algo que avergonzaba a aquel hombre de uno punto noventa metros. 

Este se apartó y sacó una pequeña caja de su chaqueta para mirarme con aquellos orbes azules, destilando luz propia. Miró mi reacción, de forma tan sublime que el nudo en mi garganta aumentó en intensidad. Por más que trataba acostumbrarme a su manera de mirarme, era casi imposible, no cuando su vigor me golpeaba con la fuerza de un gran tornado dejando atrás un desastre. 

—Ya que estamos casados en tu mundo, quiero que seas mi pareja de vida en el mío, cásate conmigo y sé mi estabilizador, aquel que es capaz de apaciguar mis dones cuando yo no pueda manejarlo por mi cuenta. —Su voz cargada de emoción fue la gota que rebaso el vaso. 

—Cariño... 

—Te amo siendo humano y siendo un monstruo, me has enseñado que vivir bajo esta piel no es tan difícil y que la resignación nunca fue una opción como pensé tantos años antes de conocerte. Eres el primer y único ser humano que ha logrado adentrarse tanto en mi ser, que me es imposible no tener planes a futuro sin ti a mi lado. Quiero construir de forma sana nuestro futuro, a pesar de que tal vez, tenga que mirar por encima de mi hombro, por lo que me quede de vida, prometo protegerte, mi hermosa alma. Porque siento que para eso nací y ese es uno de mis propósitos, ¿Aceptas, cariño? 

—¡Por supuesto que sí! —Me limpié con torpeza las lágrimas antes de acercarme a él. 

Besé sus labios con plenitud como si por medio de ese contacto pudiera trasmitirle lo que las palabras no me permitían hacerlo, fue entonces cuando sentí un ligero y frío peso en el área de mi pecho. Al bajar la mirada noté que era un collar de plata con unas grandes alas negras extendidas, en la mitad de esta había una pequeña gema del mismo color azul que los ojos de Jungsoo que brillaban con luz propia. 

—¿E-este es mi anillo? —pregunté en un lloriqueo mientras pasaba mi dedo por este—. Es demasiado, Soo, no sé qué decir... Me siento como un tonto por no tener nada que darte. 

—¡Hyaaa! —Me incitó a mirarlo—. No te sientas así, es tradición que los Tepbrilim den su joya más preciada a la persona que aman, tú la tendrás, de esta forma podrás llamarme en cualquier momento y en cualquier lugar, siempre te encontraré mientras lo uses. 

—¿En serio? —Abrí mucho los ojos. 

—Así es. —Miré el collar en todos los ángulos que se podía. 

—¿Brillan cuando estás cerca o estoy loco y estoy viendo cosas?Este soltó una risita. 

—No estás mal. Sí, brilla ante mi presencia. —Volví abrazarlo uniendo nuestras bocas en un largo beso. 

—¿Ya terminaron la cursilería?, ¿podemos proceder a hacer la unión? —Hal salió de la nada, atrás de él venían los demás miembros de la banda y las dos bartender. 

—¿A qué se refieren con unión? —Los miré con curiosidad. 

—Como verás. Nuestras especies tienen rituales en específico en donde la pareja que va a unir lazos... —Tyler empezó a explicar. 

—No alargues y solo di que es un maldito matrimonio sobrenatural —Hal interrumpió. 

—Oye, tú. —Cuando tuve su atención lo miré molesto—. ¿Por qué siempre tienes una actitud de mierda?, ¿todo el tiempo eres así de cascarrabias?, ¿Cuál es tu maldito problema? 

—¿Quieres saber cuál es mi problema? Perfecto, te diré cuál es mi problema... 

—Hal... —Johan intentó intervenir. 

—Él. —Señaló en dirección a Jungsoo, quien ya se encontraba tenso en su posición—. Él. Es mi maldito problema. Le dije que esto solo le traería dolor, pero sigue sin hacerme caso... 

Mi corazón dio un vuelco, ¿Dolor?, ¿a qué se refería exactamente? 

—¿O acaso piensas hacer una unión a corto plazo? —Ah, con que eso era. 

—Lo dices porque soy humano, ¿Verdad? —Todos quedaron paralizados, mi mirada intercaló entre Jungsoo y su mejor amigo—. Sí. Lo escuché ese día y aun así quiero hacerlo. 

—Yeonsuk... —Hal me llamó en tono molesto—. Creí que eras egoísta intentando sobornar al principio a Jungsoo para no revelar su secreto, pero que quieras tener una unión con él, aún consciente de que puede morir de pena después de que tú mueras es ir muy lejos. 

Hubiera deseado que me hubiera golpeado, porque sus palabras me dolieron mucho más que eso, me sentí insignificante y soberbio, algo que no era en realidad, ¿O sí? 

—¿Así es como me ves? —murmuré. Al mirar a los demás, estos desviaron la mirada—. ¿Ustedes también piensan lo mismo? 

—Eso fue al principio, cuando no te conocíamos, pero ahora es diferente... 

—Lamento si les di esa impresión, tal vez mi desesperación por no tener una demanda me obligó hacer cosas cuestionables, lo lamento. —Hice dos pronunciadas venias, una para sus amigos y otra para Jungsoo y Hal. 

—No tienes que disculparte, Suk, lo que dice Hal... —Jungsoo intentó explicar. 

—Tiene razón. —Este volvió a quedar paralizado—. Es una de las tantas razones por las que no deberíamos estar juntos, pero como dijo Hal: soy egoísta por naturaleza, soy un humano debilucho al que la vida lo ha tratado como una escoria, aun así no digo eso para generar lástima, al contrario, lo uso como motivación para aferrarme a las buenas pocas cosas que me han sucedido desde entonces. Si esta vida no me permite estar el tiempo suficiente a tu lado, prometo buscarte en la siguiente. —Las facciones de Hal se relajaron y mi hombre sonrió abiertamente—. Seamos egoístas una vez más, Jungsoo Park. 

Este se acercó a paso rápido y unió nuestras bocas en un beso hambriento, provocando que sus amigos hicieran un gran escándalo en forma de broma. 

—Bien. Quizás fui muy duro con ambos lo reconozco, así que me disculpo... —admitió Hal, notoriamente apenado—. Procedamos hacer la unión. 

Jungsoo y yo tomamos lugar en el suelo mientras sus amigos ocuparon su sitio en puntos estratégicos a nuestro alrededor creando así un círculo abierto, después de beber un líquido trasparente empezaron a recitar palabras en un idioma que no supe entender, luego el azabache se unió a este, sus ojos brillaron con más intensidad al igual que mi collar, pero lo que más me sorprendió fue que los tatuajes en su brazo comenzaron a moverse y aparecer otros hasta casi cubrir su clavícula. 

En ese momento se sintió como si el mundo se hubiera detenido, su cabello empezó a flotar como si estuviera bajo del agua, miré a los demás y ese fenómeno también se repetía en ellos, asumí que igual pasaba conmigo, di un pequeño brinco cuando sentí que alguien tomó mi mano, al levantar la vista noté que era Hal que también sostenía la mano de Jungsoo. 

¿En qué momento él entró al círculo? 

—Esta unión es poderosa, cuando ambas almas se unen y están destinadas, en esta vida u otra encontrarán la manera de reencontrarse de nuevo, de lo contrario, la unión durará un periodo de tiempo bastante corto, ¿Aún quieres arriesgarte?, ¿estás de acuerdo con esta unión? 

—Sí. Lo estoy —respondí con seguridad. 

—¿Jungsoo? —Su atención fue al susodicho. 

—Sí. Por supuesto —dijo este con media sonrisa. 

—En este caso, doy oficialmente como realizada esta unión de almas. —Hal pinchó mi dedo y le estiró hasta la boca entreabierta de Jungsoo, el sentir su tibia lengua acariciar este me hizo estremecer. 

En el dorso de nuestras muñecas apareció un bonito símbolo, consistía en una larga línea con demás líneas que se entrelazaban elegantemente alrededor de esta, creando una figura en forma de infinito, al costado izquierdo de este en la parte superior había cuatro puntos y en el extremo opuesto otros dos puntos. En pocas palabras, era hermoso. 

Eran muy similar a tipografías árabes. 

Asumí que esa la culminación de la unión, ya que todos dejaron sus lugares para aplaudir, Jungsoo me ayudó a levantarme antes de volver a rodearme con sus brazos y besar mis labios de forma lenta, fue entonces que supe, que aunque había probabilidades de que tendríamos un sin número de problemas en el futuro, sería el hombre más feliz a su lado y estaba seguro de que el sentimiento era mutuo.

https://youtu.be/dyy9DvJrseo

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