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Capítulo 62

Todos observaban la reacción de Jungsoo Park, incluyendo a Hal. Al parecer ellos asumían en ese momento al tatuado como un líder, cuál tomaría una acción importante y, no iba a negarlo, mis nervios opacaron mi dolor físico; me sentí tan intimidado por su mirada que por primera vez en toda mi vida, tuve la gran necesidad de apartarla. Algo poco común en mí, ya que siempre he sido el tipo de persona que jamás cortaba el contacto visual sin importar en qué situación estuviera. 

Pero en caso de Jungsoo era diferente, o al menos en ese momento. Ese hombre sobrenatural, estaba vistiendo una camisa negra que abrazaba sus bíceps. Sus pantalones entubados eran del mismo tono, y se sujetaban de sus caderas, marcando sus muslos trabajados, y, cuyas mangas, desaparecían en el interior de sus infaltables botas militares de la misma gama de color. Se había cortado el cabello un poco, de modo que los mechones de su flequillo caían en sus sienes. 

Se hallaba apoyado en el lumbar de la puerta, cruzados de brazos; con su brazo tatuado por encima del otro. Aprecié las numerosas formas geométricas en su piel con simbología que solo él sabría su significado, lo que más llamó la atención, era que llevaba puesto el colgante de ancla y brújula que usó cuando nos conocimos y el simple recuerdo me hizo sonreír para mis adentros. 

—No vayas a ser tan duro con tu novio, Park —Tyler rompió el silencio, ganándose una mirada cargada de reproche de todos los presentes, a excepción de Jungsoo, quien aún tenía su vista clavada en mi persona. 

Aún continuaba mirándome con esa intensidad que solo él era capaz de hacerlo, sus ojos analizaron primero mi rostro, y por un instante, descendieron a mi vendaje. Fue cuando noté la tensión en sus hombros y la manera que apretaba sus manos en forma de puños. 

—Necesito que me dejen a solas con él —finalmente dictó, los presentes no tardaron en acatar su orden, siendo Hal el último en abandonar la habitación en donde nos encontrábamos, lo hizo después de dedicarnos una mirada rara antes de cerrar la puerta detrás de sí. 

Fue entonces cuando me di cuenta de algo muy importante, el lugar donde nos encontrábamos no era nuestra casa, no era un cuarto de hospital ni mucho menos aparentaba ser algún camerino de Baslam, ¿Dónde estábamos entonces? Parecía ser una habitación de algún miembro de nuestros amigos debido a la decoración de esta, había pósteres de bandas antiguas como un gran librero en la esquina del cuarto, toda la decoración era en colores gris, blanco y negro. Volví mi mirada al híbrido en el momento que este se sentó a mi lado, soltando un suspiro fuerte, mantuvo su vista fija en un punto fijo, aparentaba estar sumido en sus pensamientos, como si intentase ordenar sus ideas o las palabras que quería decirme. 

Algo que me puso más nervioso de lo que ya me encontraba. 

Tragué saliva apartando mi mirada para quitar una inexistente pelusa de mi pantalón de pijama, porque sí, al parecer alguien se había asegurado de cambiarme a algo más cómodo. 

—Me imagino que vas a regañarme por lo que hice, ¿No es así? —murmuré. 

Este deslizó su mano de su regazo hasta tomar la mía, con su pulgar acarició mis nudillos, solo entonces noté que los suyos tenían costras de sangre seca. 

—Lo que hiciste fue una estupidez, pudiste haber muerto, ¿Entiendes la gravedad del asunto? —Asentí, ¿Me arrepentía de haberlo hecho? En lo absoluto—. Asumo que ni siquiera te sientes mal por haberme desobedecido. 

—Jungsoo, estabas muy débil, ¿Cómo se supone querías que me quedara de brazos cruzados al verte siendo asfixiado? Cualquier persona con dos dedos de frente habría intervenido y lo sabes... 

—Lo sé, y te lo agradezco. —Sus ojos volvieron a conectarse con los míos—. Gracias por salvarme. 

Mi cuerpo se relajó, ¿En qué momento siquiera se puso tenso?, pero en especial, ¿Por qué no estaba molesto conmigo? 

—¿No estás enojado? —Este sonrió de manera débil. 

—Al principio lo estaba, verte caer por esas escaleras casi me mata de un infarto, la idea de que te pasara algo grave me enloqueció. —Negó con la cabeza como si el solo pensar en ello le perturbara. 

Lo entendía, porque me pasaba lo mismo, el simple pensamiento de perderlo era horroroso. 

—Lo siento, trataré de no ser tan impulsivo la próxima vez. 

—Ese es el punto, no habrá próxima vez. —Fruncí el ceño. 

—¿A qué te refieres con eso? 

—Para la próxima vez quiero que huyas lo más lejos de Northesden. Los Cazadores ya de algún modo me reconocen y no les tomará mucho en dar contigo para usarte como señuelo. Algo que no queremos, ¿Verdad? —Negué con la cabeza con energía sintiéndome como un niño regañado—. No vuelvas hacer lo que hiciste ayer, recuerda que yo siempre iré a ti, sin importar en que condiciones esté, solo espérame. 

—Lo intentaré. 

—Con intentarlo no es suficiente. 

—Pues tendrás que conformarte con ello, Park. —Tuvimos un duelo de miradas por unos segundos, fue entonces que recordé el lugar donde estábamos—. Por cierto, ¿Dónde estamos? 

—En la casa de Hal, el hospital estuvo muy ocupado como para atenderte en ese momento, por lo que te atendí yo. —Levanté una ceja—. ¿Qué? ¿Por qué me miras así? 

—¿Fuiste doctor en algún tiempo? 

—Por supuesto. En la época de la segunda guerra mundial fui de mucha ayuda. —Soltó una risita cuando vio mi reacción—. Pensé que ya lo sabías. 

—Tengo muy mala memoria, guapo. Muy apenas recuerdo lo que como en la mañana. —Me dedicó una mirada desaprobatoria. 

—Y eso que lo recuerdas porque yo te cocino, si no habrías muerto de hambre. —Hice un ruido con la garganta en forma de burla. 

—Ya quisieras. Existen comidas a domicilio, señor sin mí no puedes vivir, me las arreglé antes de conocerte, así que dame algo de crédito. 

—Pues te recuerdo que no te recibí en Northesden en las mejores condiciones, estás sano y en buena forma gracias a que tengo buena mano. —Solté una carcajada, acto que hizo que mi cuerpo se doliera, por lo que sonidos de lamentos y risas abandonaron mi boca. 

—Eres un tonto, Jungsoo Park. —Apartó mechones de mi rostro con una sonrisa pequeña en sus labios—. ¿Qué hacemos aquí por cierto? 

—Ah, olvidaba ese insignificante detalle. Lo que pasa es que incendiamos tu casa. —Mi mandíbula colgó. 

No debe estar hablando putamente en serio. Este al ver mi reacción soltó una risita. 

—¿Lo dices en modo de broma, no? —Negó con la cabeza—. Jungsoo, no debes estar hablando en serio. 

—Viviremos con Hal mientras la casa se reconstruye, por lo que... 

—¡No debes estar hablando putamente en serio! ¡Maldición, Jungsoo, era mi casa! ¿¡Siquiera sacaste mis cosas de allí!? —Este intentó tomar mis hombros en un intento de calmarme. Pero era imposible. Estaba horrorizado ante la idea de haber perdido mis pertenencias de ese modo. 

—Por supuesto que tus cosas están a salvo, Yeonsuk. Tranquilízate... 

—¿¡Cómo se supone que debo estar tranquilo!? ¿¡Acaso eres tonto o te haces!? ¿¡Quién fue el idiota que creyó que era una buena idea eso!? —bramé. 

—Hal. Cuando terminaste inconsciente, más cazadores llegaron, y la casa quedó echa un desastre, por lo que debíamos eliminar toda evidencia. —Hizo una pausa para mirarme, mi expresión no cambió mucho—. Dawson conoce a un buen arquitecto que reconstruirá la casa, él mismo pagará los daños. 

—¡Que se joda Hal y sus decisiones de mierda! 

—¡Yeonsuk, estás pensando con tus emociones! Tienes que calmarte. 

—¡Cuál calmarme y una verga!, ¡debiste oponerte a eso! ¡Era nuestro hogar, Imbécil! —El muy cabrón estaba haciendo un gran esfuerzo para no reírse en mi cara y eso solo empeoraba mi mal humor—. ¿¡Te estás burlando de mí, cara de codo!?, ¿¡cómo osas de hacerlo!?, ¿¡acaso no consideraste en lo que han hecho!? ¿¡qué demonios le diré a mis vecinos cuando vean que mi casa está calcinada!? 

—Que hubo un fallo eléctrico que no se pudo atender a tiempo. 

Tomé largas bocanadas de aire para tratar de calmarme y no tirar de su cabello, no solía ser una persona agresiva, pero cuando me llevaban al límite llegaba a sacar facetas de mí que incluso yo no era consciente. 

Y eso lo odiaba, no tener control de mí mismo. Me pasé las manos por el rostro intentando reunir un poco de paciencia de la que no existía en realidad, el solo reflexionar que aquella casa se había ido traía una sensación extraña en mí, nunca creí que podría formar un vínculo emocional con un lugar hasta ese momento. 

En aquella casa había empezado todo de algún modo, por supuesto que su destrucción me afectaría de una manera sentimental. 

Di un suave golpe a su hombro, este aprovechó mi acción para agarrar de mi muñeca, se la llevó a sus labios y besó mis dedos con ternura. 

—¿Estás seguro de que Hal está de acuerdo que nos quedemos aquí? —interrogué no muy convencido de que haya sido Hal quien se diera de voluntario para prestarnos su casa. 

—Aunque no lo creas, sí. Está seguro de ello, además, no considero que la reconstrucción lleve tanto tiempo, si tenemos suerte, solo serán un par de meses —expresó intentando quitarle importancia. 

—Claro. Son unos cuantos meses —acentué lo último—. Mierda. Ahora en serio me arrepiento de haber vuelto al pueblo, siento que estoy siendo castigado de manera injusta por el simple hecho de haber venido. 

Mis hombros se encorvaron y finalmente me resigné ante el hecho de que, a partir de ese momento, viviría bajo el mismo techo que Hal Dawson. El híbrido había vivido un tiempo con el arcángel, sin embargo, que Jungsoo estuviera también presente, me hacía pensar en cómo haríamos las cosas para que la convivencia funcionara. 

—Hal no suele cocinar, es más, el tipo no tiene ni la más remota idea de qué hacer en la cocina, por lo que seré yo quien me ocupe de la comida. Ustedes pueden ocuparse del aseo —explicó con toda la naturalidad del mundo. 

—¿Hal siquiera sabe limpiar? —Este soltó una risita, bufé—. No entiendo como ha sobrevivido tanto tiempo. 

—Hal siempre encontró la manera de vivir una vida fácil, comió comida a domicilio desde que lo conozco, y no suele pasar tiempo en su casa, por lo que la limpieza se la encargaba a una empleada. —No pude evitar sentir lástima por este—. El tipo llegó a conocer la comida casera gracias a mí. 

No pude evitar recordar todos los momentos que pasé con Hal después del incidente, ¿Cómo no me había dado cuenta de ese pequeño detalle? Soltando un suspiro dramático, pasé mis dedos por las vendas tratando de no lastimarme si presionaba demasiado, fue cuando noté más vendajes y moretones en mis brazos, Jungsoo al notar aquello frunció el ceño, el músculo de su mandíbula se tensó de forma notoria. Esperé a que dijera algo al respecto, pero para mi sorpresa no lo hizo. 

—¿Me rompí un hueso? —interrogué. 

—Para tu suerte no. Solo sufriste unos cuantos moretones y cortes, sanarán pronto si te cuidas bien. —En su tono de voz noté cierta exigencia, como si quisiera dejarme en claro que a partir de ese momento debería mantener mi culo homosexual fuera de riesgos. 

—¿Hace cuánto estuve inconsciente? 

—Un par de días. 

—¿Cuántos son un par de días? 

—Cuatro. —Abrí mucho los ojos—. Te mantuve sedado para que pudieras recuperarte por completo de manera adecuada. 

—¿Cómo están los demás? 

—Ellos están bien. —Sentí un enorme alivio. 

—¿Los pueblerinos ya regresaron? —Movió su cabeza de forma afirmativa. 

—Sí. Todo volvió a la normalidad, o al menos, eso es lo que Hal y el alcalde dijeron. —Asentí. 

Volví a examinar su anatomía donde pude apreciar uno que otro moretón, en su rostro había algunos rasguños y su labio se encontraba algo hinchado, asumí que al haberse lastimado se vio obligado a dejar de usar su perforación. 

—¿Y qué hay de ti?, ¿estás bien? —rompí el silencio. 

—Estoy bien. Nada grave. 

—Aun así estás herido, Jungsoo. 

—Pero no de gravedad. —Quiso quitarle importancia, pero para mí las cosas no funcionaban de ese modo. 

Pueda que para él su condición actual en ese momento era que había ganado, pero aun así, estaba lastimado, lo habían herido, no a niveles letales, sin embargo, lo ese hecho me rompía el corazón a niveles que no podía comprender. ¿Hasta qué nivel tuvieron que dañarlo para que Jungsoo considerara esos enfrentamientos, el salir en esas condiciones era ganar la batalla?, Si quería algo serio con Jungsoo, me debía acostumbrar a eso y esa idea todavía no la terminaba de asimilar por completo. Era similar a tener un esposo militar que iba constantemente a la guerra, cuya esperanza de regreso con vida era misteriosa. 

Odiaba que Jungsoo no pudiera tener la vida normal que tanto merecía. Detestaba a los imbéciles que lo lastimaban. Aborrecía a los Cazadores que lastimaron a mi padre y que ahora querían arrebatarme a Jungsoo.Odiaba a todo el mundo, ¿Por qué? Por ser un lugar miserable e injusto con las personas equivocadas. 

—Ah, otra cosa que me olvide mencionar. —Salí de mis pensamientos ante su voz, lo vi levantarse y rodear la cama para acercarse al armario, de allí sacó algo y se acercó para extendérmelos: Eran sobres, algunos eran de mis editoriales y cuentas del banco, hasta que un sobre en particular llamó mi atención. 

Al abrirlo y extraer el contenido de este mi corazón dio un vuelco, una inquietud peculiar se removió en mi estómago y tuve que parpadear varias ocasiones para verificar que lo que estaba viendo era real. Miré a Jungsoo con mis orbes muy abiertos. 

—¿Sabías de...? —Negué con la cabeza, era absurdo que Jungsoo supiera de ello, cuando el sobre estaba perfectamente sellado. 

—¿Qué ocurre?, ¿pasó algo malo? —¿Por qué demonios me sorprendía aquello si lo vi venir desde el inicio? 

—Es... Una invitación de bodas. —Levanté la mirada a su dirección, este alzó las cejas con sorpresa—. Estamos invitados a la boda de Yujeong Park. 

Su expresión se ensombreció, por supuesto, ¿Qué más podría esperar de mi esposo después de la mala impresión que obtuvo la única vez que interactuó con mi antiguo amor platónico? Era más que obvio que rechazaría la invitación. 

—No piensas ir, ¿Cierto? —Aparté la mirada apretando mis labios. 

—Son mis amigos, Jungsoo, ellos me ayudaron, así que no puedo dejarlos plantados. —Su mandíbula volvió a tensarse. 

—Pero... 

—No tienes que ir si no quieres, está bien, lo entiendo. —Este soltó un pesado suspiro.

https://youtu.be/dyy9DvJrseo

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