Capítulo 58
El sudor frío recorrió mis sienes y por más que lamía mis labios, estos continuaban sintiéndose resecos. Abrí mis piernas aumentando las caricias en mi glande, mientras que con mi otra mano introducía dos dedos en mi humedad de manera constante, provocando que de mi entrada saliera una mayor cantidad de líquido trasparente y palpitara dándome una molesta sensación de ardor.
—Mierda, mierda, mierda —jadeé con frustración cerrando mis ojos con fuerza, el aire se sentía caliente y mi respiración se estaba tornando más pesada conforme los segundos iban pasando.
Un gruñido a mi costado me motivó a abrir los ojos y mirar a esa dirección. Jungsoo estaba muy tenso, apretaba el volante con ambas manos con mucha fuerza que por un segundo temí que lo arrancara de su lugar, su cuerpo casi se encontraba temblando, y aun con la poca iluminación, podía notar la rojez en sus orejas y mejillas.
—Jungsoo, concéntrate en conducir. —A pesar de mi estado, no pude evitar encontrar graciosa la situación.
—Me estás pidiendo demasiado, Maldición. El pantalón me está apretando. —Gemí en respuesta.
Para ese punto nos hallábamos en la vía principal, de forma que no podíamos tomar un desvío y detenernos. La ciudad se ubicaba a tres horas de Northesden y ese pensamiento hizo que mi condición se sintiera como un infierno. Me reacomodé en la silla antes de agarrar la mano del tatuado y ponerla contra mi entrada. En el momento que este sintió mi estado, soltó un centenal de malas palabras que me hicieron reír de manera quejosa.
Mi espalda se encorvó en el segundo que sus dedos se introdujeron dentro de mí de manera rápida y constante, los gemidos y las maldiciones opacaron por completo el sonido de la radio, mis ojos se humedecieron e hicieron viscos en el segundo que tocó un lugar sensible dentro de mí.
—Encuentra un maldito desvío, Park. Necesito que me penetres —demandé entre dientes.
Jungsoo maniobró con destreza con una sola mano sin dejar de ofrecerme aquellos dedos maravillosos, esquivando los autos que había en la vía. Para mi escasa buena suerte, encontramos un pequeño desvío a un kilómetro de distancia, en el momento que este estacionó el auto me abalancé sobre su regazo, con torpeza se bajó los pantalones y en el instante que deslizó su miembro dentro de mí soltamos un gemido de alivio casi al unísono. No tardé mucho en empezar a mecer mis caderas, y por un momento, juré ver pequeños destellos en mi campo de visión.
—Estoy tan enojado contigo... —murmuró de forma agitada, enterrando sus dedos en mis glúteos.
—Lo sé. Lo siento mucho, Jungsoogie. —El chasquido de una cachetada resonó en el auto antes de que sintiera un ardor intenso en mi trasero.
—No creas que por llamarme así voy a estar menos enojado. —Lloriqueé deseando que me abofeteara el culo de nuevo.
—Pensé que lo que hacía estaba bien, no consideré las consecuencias. —Jadeé, cuando volvió a golpearme, acarició mis nalgas lastimadas antes de arañar estas.
—Maté a uno de los míos por tu culpa, ¿Eres consciente de eso? —Me tensé deteniendo lo que hacía, sin embargo, Jungsoo movió sus caderas induciendo a que yo hiciera lo mismo—. Tienes suerte de que tu amigo tomará la responsabilidad de eso o si no estaría en graves problemas o quizás muerto.
—Lo siento, en serio. Lo siento mucho.
—No debiste ir allá en primer lugar, ¿Qué demonios pasaba por tu cabeza?
—No me apetece discutir ahora, Jungsoo. Regáñame todo lo que quieras después, solo... Hazme el amor. —La tensión en sus facciones desapareció, cambiando así a una expresión que no supe descifrar.
Antes de que siquiera pudiera decir algo más, su boca atrapó la mía en un beso lento y mojado; se esmeró en lamer y chupar mis labios, creando una maravillosa fricción que hizo temblar mis piernas.
Rodeé su cuello con mis brazos pegándome a su cuerpo y su boca calló mi grito de sorpresa cuando la silla se inclinó hacia atrás a toda su capacidad. Mi anatomía en un parpadeo quedó bajo la suya, por lo que abracé sus caderas con mis piernas a la vez que este empezaba aumentar el ritmo de sus penetraciones, haciéndolas rudas y profundas.
—¿Tienes idea lo mucho que me afectas, Yeonsuk Park? Todo lo que te involucra me concierne y no solo porque estemos casados, te amo como no te imaginas y lo dije antes, pienso protegerte con mi vida si es necesario para mantenerte a salvo.
—No digas ese tipo de cosas cuando estamos follando, harás que me ponga a llorar, cursi de mierda. —Escucharlo reír con tanta energía aumentó el mar de emociones que sentía en ese momento y rompí en llanto.
Desperté en el momento que el cielo estaba aclarándose, dándole así la bienvenida a un nuevo día, así que asumí que faltaba poco para que fueran las siete de la mañana. Me removí en mi lugar abriendo los ojos y fue entonces cuando noté que había caído inconsciente sobre Jungsoo. Alarmado miré nuestros cuerpos y en cierto modo me dio alivio notar que nos encontrábamos vestidos, estaba seguro de que Park tuvo algo que ver porque luego de ser bendecido con tres maravillosos orgasmos caí dormido profundamente.
Me incliné a donde se encontraba mi maleta y saqué algunas cosas de allí. Después de intentar quitar la sensación pastosa que tenía en mi boca con una bebida gaseosa que había comprado en el camino el día anterior, me acerqué de nuevo para dejar numerosos besos en las mejillas del Tepbrilim que yacía dormido sin intención de despertar por un buen tiempo.
—Jungsoo, despierta. Tenemos que ponernos en marcha. —Su entrecejo se arrugó y sus labios se fruncieron en una adorable trompita—. No quiero ganarme una multa, así que mueve tu culo a la otra silla por lo menos y déjame conducir a mí.
Al final obedeció, mientras usaba la capa de modo de manta para cubrirse del frío, regresé la silla a su posición normal e intenté arreglar la maraña que tenía como cabello, encendí el motor y puse la calefacción a trabajar a su máxima capacidad.
—Tengo muchas preguntas ahora mismo, Jungsoo. Para empezar... ¿Cómo fue que me encontraste? —Lo vi de reojo removerse.
—Adams me escribió cuando te perdió de vista luego de ser secuestrado por los organizadores a otro lugar, llegué lo más pronto que pude. —Me sorprendí ante esa información.
—¿A qué te refieres?
—Matthew es muy cercano con los organizadores de esos eventos, por lo que no dudaron en tomar la oportunidad en atraparlo, después de todo, había pasado un largo tiempo desde que él asistió la última vez a estos. —Fruncí el ceño.
—¿Cómo sabes eso?
—¿Olvidaste que leí todos sus recuerdos?
—Claro, ¿Por qué lo dejé pasar? —gruñí entre dientes—, ¿Conocías ese tipo de fiestas? ¿Cómo te permitieron entrar?
—Estas galas se celebran tres veces anualmente, son solo reuniones entre nuestra especie para convivir y hacer cosas de ricos, hubo un tiempo que asistía, pero luego me terminó aburriendo ese tipo de... Asuntos. —Eso significaba que Jungsoo recibía invitación cada año y ese hecho no me gustó en lo absoluto, así que decidí no preguntar más al respecto.
—¿Qué fue lo que me dieron de tomar?
—Como dijiste es una bebida afrodisíaca que fue creada con fines sexuales, a los humanos con una poca cantidad puede causarles un gran efecto a diferencia de los híbridos que deben tomar más para motivarse. —Se removió en su lugar.
—Eso significa que...
—Sí. Ese tipo de eventos es para tener orgías. —Mi estómago se revolvió, apreté el volante con fuerza y la imagen de Jungsoo siendo partícipe de eso, solo aumentó el ardor en mi pecho—. ¿Ahora comprendes por qué estoy molesto contigo?, ¿entiendes la gravedad de la situación a la que estuviste expuesto?
—¿Crees que si hubiera estado consciente de eso habría ido? ¡Por supuesto que no, Idiota! —bramé incapaz de disimular mi molestia. No estaba enojado con Jungsoo, mi enojo era dirigido a Matthew, por haberme ocultado ese dato tan importante, y estaba furioso conmigo mismo, por haber sido tan tonto de haberle hecho caso.
—El que debería estar enojado soy yo, no tú.
—¡Tengo todo el puto derecho de estar enojado! ¡Déjame! —Su cara se volteó a mi dirección y soltó una risita—. ¿Qué? ¿Qué es tan gracioso?
—Tú.
—¿Quieres morir? —Volvió a reír—. Hablo en serio.
—Tus ojos... —Lo miré por un momento antes de regresar mi atención al camino.
—¿Qué pasa con mis ojos?
—Son tan... Encantadores, tienes una mirada deslumbrante, Yeonsuk. Aun cuando estás molesto, tus ojitos siempre han tenido ese poder de mantenerme hechizado, por lo que en ocasiones no presto atención a lo que estás diciendo. —Parpadeé múltiples veces antes de volver a verlo.
Este se hallaba mirándome con esos ojos azules claros, casi brillando con luz propia, y ese simple hecho aceleró mi corazón a toda máquina y la tensión en mi entrecejo se suavizó, su sonrisa se ensanchó mostrando aquellos dientes de conejo que tanto lo caracterizaban. Maldito idiota, ¿Por qué tenía que ser tan guapo?
—Eres un tonto —reñí volviendo mi vista al frente.
—Pero me amas.
¿Cómo podía luchar contra eso?
—Como no tienes ni idea.
Lo que quedaba de camino nos limitamos a escuchar música y el oír a Jungsoo cantar las canciones que se sabía me hizo sonreír de forma inconsciente, su voz era muy dulce, tenía un timbre de voz casi angelical, por lo que me pregunté el porqué la banda no le daba más protagonismo al vocal de su bajista. Para cuando llegamos a casa, no pude evitar sorprenderme al no encontrar ningún rastro de Matthew Adams y sus pertenencias. Aquel sujeto había tomado mi palabra y se marchó como se lo había exigido, aunque tuve mis razones para enojarme, no pude evitar sentirme mal por haberlo tratado de esa manera, cuando no fue del todo su culpa lo que ocurrió.
Los siguientes días el invierno en Northesden se intensificó, la nieve cubrió los suelos obligando a los habitantes a abrigarse lo más que podían, pero sobre todo, a los conductores a ser precavidos. Deslicé mis dedos a lo largo de la espalda desnuda de Jungsoo hasta llegar a los hoyuelos de venus los cuales acaricié, el hombre a mi lado suspiró entreabriendo los ojos.
—Deberías usar más ropa, vas a pescar un resfriado —alegué cuando sacó una de sus piernas desnudas de la manta.
—Si lo hago no podré sentir tus caricias directamente en mi piel. —Fruncí el ceño y el tatuado rio.
—Entonces andas semidesnudo a propósito solo para que te esté manoseando.
—Sí.
—Insolente.
—Contigo siempre. —Tuvo el descaro de sonreírme de aquella forma coqueta—. Ya que terminaste tu etapa de historia deberías iniciar con las clases de anatomía.
—¿A qué te refieres con...? —El desgarro de su dermis resonó en mis oídos antes de que dos imponentes alas negras ocuparan gran espacio de la habitación, su tersa piel fue cubierta por una gruesa capa de plumas y su cuerpo se aumentó de tamaño unos metros haciendo lucir nuestra cama diminuta.
Caí de culo al suelo ante la impresión, de modo que al levantarme le dediqué una mirada dura a su rostro aún humano.
—Por lo menos avisa que vas a hacer eso, casi me desnuco —me quejé subiendo sobre su espalda, mis dedos se perdieron de vista en el momento que introduje estos por el plumaje oscuro ignorando su escandalosa risa—. ¿No te duele cambiar de forma?
—No.
—¿Qué sientes exactamente?
—La sensación podría ser similar a la de hormigueo por todo el cuerpo. —Asentí inclinándome hasta estar cerca de su rostro, su respiración acarició mis mejillas y me fue inevitable no quedarme embelesado ante sus rasgos.
—Eres la criatura más hermosa que he visto en toda mi vida, Jungsoo Park. —Sus ojos analizaron mis facciones.
—Es extraño escucharlo, ¿Sabes? Siempre me consideré un monstruo que tenía la obligación de mantenerse fugitivo, pero desde que te conocí no siento esa necesidad de ocultar mis lados espeluznantes.
—¿A qué te refieres con eso? —Fruncí el ceño.
—Soy caníbal, Yeonsuk. Solo uso la excusa de protegerme para alimentarme de manera perversa de aquellos seres, si no controlo mi demonio puedo ocasionar serios problemas...
—Hyaaa, Jungsoo. Escúchame con atención. —Me acerqué hasta tal punto que sus labios rozaron con los míos, acto que me puso nervioso por alguna razón, sobre todo al tenerlo de cerca con aquel aspecto—. Sí, quizás hagas cosas cuestionables y tengas cientos de problemas con los que debes de lidiar, pero ante mis ojos seguirás siendo el ser más hermoso que la vida me ha dado como recompensa.
—¿"Recompensa"? —repitió confundido.
—Así es. Quizá te consideres a ti mismo como un monstruo, pero para mí has sido mi salvación, aquel ángel que vino ayudarme a salir de la oscuridad en la que se había convertido mi vida. —Pude apreciar como aquellos ojos se teñían en un maravilloso azul claro antes de que mi boca fuera atrapada por la suya.
Sus labios acariciaron los míos a la vez que fui envuelto con sus enormes alas, brindándome un fantástico calor. Enterré mi rostro en su plumaje inhalando ese aroma que lo caracterizaba; la paz que ese hombre me trasmitía era irreal, llegaba un punto que podía sentirme seguro en aquel lugar y si me pidieran pasar el resto de mi vida allí, no dudaría en hacerlo.
—Jungsoo, te amo. —Me aparté solo para mirar su rostro.
Su expresión se enterneció dejando a la vista sus bonitos dientes en el momento que su sonrisa apareció.
—Y yo te amo a ti.
—Gracias por no rendirte conmigo.
—¿Te encuentras bien? Andas sentimental. —Asentí de acuerdo.
—Para ser honesto... —Solté un pesado suspiro sin dejar de mirarlo—. Hay ocasiones en que pienso que todo esto no es real, mi mente me quiere hacer creer que solo eres producto de mi imaginación en un intento de llenar el vacío que había dejado el rechazo de Yujeong, temía irme a dormir y que al despertar nada fuera cierto.
—Yeonsuk... —Tomó mi muñeca y puso mi mano en su mejilla, la cual no dudé en acariciar—. Soy real, Mi niño. Estoy aquí, siempre estaré aquí.
Quise llorar en ese momento por muy ridículo que sonara.
—Eres lo más bonito que me ha pasado, Jungsoo Park. —Una risita escapó de sus labios—. ¿Por qué te ríes?
—Por más qué pienso conocerte, siempre logras sorprenderme, Yeonsuk. Posees la manera de cautivarme con todas tus facetas. —Fue mi turno en reír.
—Lo siento.
—No tienes que disculparte, preciosa alma. Me fascina ser partícipe de todo eso.
—Deja de hablar de esa manera, harás que te folle.
—Allí está el Yeonsuk que conozco. —Ambos reímos.
Envolví mis miembros a su alrededor, o al menos eso intenté porque el muy idiota era muy grande para abrazarlo de un modo decente. Examiné sus ojos de la misma forma que este mantuvo su vista clavada en la mía, Sostuvimos aquella conversación silenciosa donde por medio de esta quisimos aprovechar ese tiempo para disfrutar la existencia del otro. Alcé mi mano y aparté los mechones negros que caían sobre su frente antes de deslizar mis dedos a la perforación en su ceja, descendí de forma lenta hasta llegar al piercing de su labio justo en el instante que él abrió su boca, sacó su lengua y gemí con sorpresa al ver uno nuevo atravesando esta.
—Maldición, eres demasiado caliente. —Su carcajada resonó en la habitación con fuerza.
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