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Capítulo 56

Gimoteé en el instante que al sacar un pie de las mantas el frío me obligó a meterlo de inmediato debajo esta otra vez, me adentré bajo estas por completo y me abracé con brazos y piernas al hombre que yacía dormido a mi lado, no pasó mucho tiempo después de eso a que escuchara ruidos extraños con la garganta por parte de Jungsoo, quien me envolvió con firmeza pegándome a su anatomía haciéndome sonreír, su aroma acompañado de su calor corporal me motivó a ronronear mientras frotaba mi mejilla contra su piel desnuda. 

—Moriré de frío... —lloriqueé haciendo que el abrazo de Jungsoo se apretara con firmeza, su respiración pausada recayó en mi cara en el momento que levanté este, aprecié lo bonito que era aquel hombre, sus facciones relajadas, tenía la nariz rojiza al igual que sus labios y quise regañarlo por haberse ido a dormir con tan poca ropa. 

Saqué mi mano con cuidado de su abrazo para apartar algunos mechones en su cara y pasé las yemas de mis dedos por sus cejas de forma suave. Mis caricias bajaron a su pómulo hasta concluir el camino a sus labios, di un respingo cuando el híbrido dejó un pequeño beso en este causando que mi corazón diera un vuelco contra mi pecho. 

—¿Estás despierto? —murmuré. 

Abrió sus ojos segundos después, parpadeó múltiples veces para después mirarme con una mueca pequeña, imité su gesto volviendo a ocultarme bajo las mantas, su cuerpo se sacudió de forma suave antes de que un sonriente Jungsoo se sumergiera también bajo estas. Volví a levantar mi rostro para acercarlo al suyo a tal punto que nuestras narices rozaron, el tatuado aprovechó esa corta distancia para frotarlas de forma suave despertando así mis lombrices estomacales. 

Las punzadas en mi vejiga me obligó a apartarme y en el instante que salí de la cama solté un lloriqueo infantil arrepintiéndome casi al instante de haberlo hecho. Caminando casi sobre mis dedos para evitar que mis pies se enfriaran por completo, me apresuré al baño para hacer mis necesidades, al terminar regresé al cuarto y me lancé sobre el híbrido que aún yacía acostado en la misma posición. 

No pude evitar reírme en el momento que soltó un gruñido cuando puse mis manos heladas en su piel, se retorció e intentó apartarse de mi contacto, pero al final terminamos tumbados casi uno encima del otro. 

—No quiero ir a trabajar —me quejé mientras ocultaba la cara en su cuello con mi voz enronquecida. 

—Pues no vayas. —Solté un bufido. 

—Como si eso fuera posible, tengo tarea acumulada por culpa de mi investigación, así que debo ir si no quiero resultar despedido. 

—No es como si te afectara realmente ser despedido, eres escritor, ¿No? Vives de eso. —Rodeé los ojos en respuesta. 

—Aun si pudiera vivir de ello no me gusta estar en casa haciendo nada, necesito ideas para el próximo proyecto y no encontraré inspiración estando aquí encerrado. 

—Entonces ve a trabajar —me motivó, saqué mi cara de mi escondite y lo miré mal. 

Este al contrario me dedicó una radiante sonrisa antes de dejar un beso en mis labios. Se levantó de un brinco y estiró sus extremidades haciendo crujir unas cuantas tensando los músculos. Mientras hacía eso mantuvo su mirada clavada en mi rostro a la vez que mis ojos recorrían cada centímetro de su piel sin siquiera disimular que ese hombre me tenía babeando. 

—Cierra la boca, precioso, hay mosquitos. —Lamiendo mis labios me envolví con la manta mientras me ponía de pie sobre la cama para acercarme a este, siendo observado por su mirada oscura. 

Lo envolví con las mantas y atrapé con mi boca la suya, no pasó mucho tiempo para que intensificara el beso creando sonoros chasquidos entre cada movimiento, donde entreabrí mis labios para acariciar los suyos a la vez que sentí la forma que sus manos rodearon mi cintura para introducirse en mi pantalón de pijama acariciando directamente mis glúteos dónde clavó sus dedos en mi carne, provocando que mis pulmones expulsaran unos cuantos suspiros en respuesta. Su lengua delineó el contorno de boca antes de adentrarse a ella para frotarse contra la mía mandando punzadas a mi ingle. 

Ese hombre, el poder que tenía esa criatura sobre mí era anormal, la manera en que mi cuerpo reaccionaba a su toque de forma inmediata incluso me sorprendía, la manera que mi piel hormigueaba y se erizaba contra sus manos eran signos dignos de los síntomas que podrían ir perfectamente en una novela romántica, era increíble la manera que Jungsoo lograba hacerme romantizar cada parte de mi vida, como si se trataba de un libro de romance oscuro al que tanto critiqué, pero terminé muy en el fondo añorando por experimentar. 

Chupé y mordí su labio inferior al mismo tiempo que este soltó un gemido ahogado, parecía una lucha exquisita que no tendría fin. Al notar que ninguno pensaba dar un paso atrás y que si seguíamos de ese modo había una posibilidad peligrosa de que terminaríamos follando, de modo que me aparté a regañadientes. 

—Duerme un rato más, voy a preparar el desayuno —expresó roncamente aun sin abrir sus ojos. 

Aprecié la saliva que se hallaba en sus labios hinchados, las mejillas ruborizadas y el cabello revuelto, sintiéndome orgulloso de haber sido yo el causante del desastre que había delante de mí. Jungsoo Park era un desastre hermoso frente a mis ojos, y aun así, lograba dejarme sin aliento de forma tan sencilla. 

—Me daré una ducha, no creo que logre conciliar el sueño si no estás en la cama conmigo —admití apenado haciendo que una sonrisa abierta se dibujara en sus labios—. Sea lo que sea que vayas a decir, no lo digas. No quiero escucharlo. 

—Te tengo muy consentido. —Deformé mi rostro en una mueca haciéndolo reír—. Toma una ducha caliente, ¿De acuerdo? 

—Bien. —Hice la cama y agarré la toalla para ir al baño, justo cuando estaba a punto de tomar la manija la puerta se abrió. 

Al otro lado apareció Matthew usando solamente una toalla alrededor de su cintura, aprecié como gotas de agua aún bajaba por su torso antes de que mi mirada ascendiera a su rostro, se había afectado y tenía el cabello mojado hacia atrás. Sus ojos grises se dilataron en el momento que hicimos contacto visual. Tragué saliva y rasqué mi cabeza con nerviosismo, sintiéndome incómodo. 

Estaba mentalizado que de algún modo debía encontrarme con el híbrido, pero no me hallaba preparado en hacerlo tan pronto, las palabras de Jungsoo se repitieron en mi mente aumentando la intensidad a mi incomodidad y mi cara se calentó. 

—¿Hace mucho despertaste? —pregunté vagamente. 

—No. Hace poco me levanté. 

—Oh, en serio. 

—Sí. —Un silencio incómodo se hizo presente en medio de ambos. 

—Debo utilizar el baño. 

—Lo sé. —Pasó por mi lado y se metió en la habitación de huéspedes sin decir nada más. 

Me apresuré hacer lo mismo encerrándome en el baño y tratando de ignorar lo extraño que fue eso, me despojé de la ropa e intenté lavarme lo más rápido que pude. Para cuando terminé de abrigarme el olor a tocino llegó a mis fosas nasales y mi estómago protestó, por lo que dejándome llevar por aquel aroma delicioso y mi hambre bajé a la cocina y al entrar encontré a mi esposo servir mi desayuno. Me senté frente a la comida una vez me tomé mis medicamentos como de costumbre y aguardé a que el tatuado se uniera conmigo. 

—¿Trabajarás en el taller? —pregunté una vez que se sentó a mi lado. 

—Dejé el trabajo. —Lo miré con sorpresa. 

—¿Y por qué? 

—Renuncié. No suelo trabajar en el taller en temporadas de invierno, así que dejó mi lugar para alguien más. 

—¿Qué harás entonces? 

—Hal normalmente me deja ayudarle con las estadistas y suelo ayudar a las chicas a realizar bebidas, así que no tengo problema con eso. —Asentí mientras masticaba. 

Un gemido de gusto abandonó mis labios haciendo que este me mirara con una sonrisa de diversión. 

—Lo sé, follo tan bien como cocino. —Le di un suave golpe en el hombro. 

—Buen día. —Adams apareció en nuestro campo de visión y el ambiente cambió de nuevo. 

Un silencio se presentó después de que le devolví el saludó, ya que Jungsoo no lo hizo, noté como los músculos de Park se tensaban en el momento que el otro híbrido tomó sitio en la silla frente a mí, el sonar de las cucharas chocar con los platos retumbó en la cocina para los siguientes minutos y no supe qué hacer al respecto. 

¿Sería buen momento para echar un chiste religioso? No, definitivamente no. 

—¿Irás a la biblioteca hoy? —Matthew rompió el silencio. 

—¿Ah? Sí. Tengo mucha tarea atrasada. —Miré de reojo al tatuado—. ¿Por qué?, ¿vas a acompañarme? 

—Sí. —Otro silencio se hizo presente. 

Jungsoo fue el primero en terminar de desayunar, lavó lo que ensució y salió de la cocina sin decir ni una sola palabra, solo cuando dejé de escuchar sus pasos en las escaleras volví mi vista al pelinegro frente a mí. 

—¿Leíste las notas que dejó tu padre en tus libros? —Asentí ante su pregunta. 

La mayoría de notas consistían en disculpas de su parte e intentos de explicar las razones por las que se había comportado de esa manera, también hallé anotaciones donde él comentaba que partes de libro le gustaban o simplemente usaba estos como un diario para contarme cosas que hizo en su estadía en la clínica. Hubo algunos relatos que me hicieron sonreír porque eran bastante cómicos y traían a mí la imagen de lo que fue mi padre alguna vez, por lo que me aseguré de guardar esos libros en un lugar que pudieran conservarse por mucho tiempo. 

—Sí. Las leí. —Terminé mi desayuno y me levanté para lavar lo que había ensuciado—. ¿Hay algo más que quieras contar sobre mi padre? 

—Relacionado con su enfermedad, no. Ya te conté todo. —Asentí de forma lenta—. Pero puedo darte información de Los Cazadores que estuvieron implicados en la tortura de tus padres. 

Mi corazón dio un vuelco. 

—¿A qué te refieres con eso? 

—Ellos aún siguen con vida, puedo ayudarte a vengarte, iremos uno por uno y me encargaré de que sufran. —Sonrió de una manera que mandó escalofríos por todo mi cuerpo. 

—No. —Su sonrisa se borró de inmediato, cambiando así a una mueca de confusión. 

—¿Qué?—Lo que escuchaste. No pienso vengarme. 

—¿Por qué no? ¡Asesinaron a tus padres, Yeonsuk! Hicieron de tu vida un infierno, tienes motivos de sobra para tomar cartas en el asunto. —Negué con la cabeza. 

No negaba que al principio de descubrir que lo que mi padre veía era cierto, trajo ideas de posibles venganzas a mi mente, me imaginé toda clase de escenarios donde tomaría la vida de los seres implicados y me habría asegurado de torturarlos de una manera que hubieran deseado estar muertos. Sin embargo, en el fondo sabía que yo no era así, no era el tipo de persona vengativa por más daño que hubiera sido sometido, sí. Quizás una paliza habría quitado un poco el remordimiento que sentía por ellos, pero llegar a punto de matarlos, en definitiva, no. 

—Pondré la camioneta a calentar. Termina de desayunar, Adams. —Una vez agarré lo que llevaría conmigo a mi trabajo, salí de la casa dándome cuenta de que ya había una capa ligera de nieve cubriendo el suelo—. Eso explica el frío. 

Le quité la alarma a la camioneta y me introduje en el asiento del piloto, encendí el motor y la calefacción para inspeccionar que llevaba todas las cosas conmigo dentro de mi mochila. Algunos momentos después la puerta del copiloto se abrió, era Jungsoo. Vestía con un abrigo grueso y un gorro que ocultaba su cabello, su mirada no tardó en conectarse con la mía al mismo tiempo que me extendía el termo. 

—Olvidaste tu termo en la cocina, ¿Llevas los medicamentos? —Solté una risita guardando este en mi mochila. 

—Sí. Los llevo conmigo. 

—¿No olvidas nada más? —Negué con la cabeza, se inclinó y besó mis labios justamente cuando la puerta trasera se abrió. 

La camioneta se sacudió un poco en el instante que Adams se acomodó en la parte de atrás y cerró la puerta detrás de sí. Quité el freno de mano y me puse en marcha, durante el camino Jungsoo y yo estuvimos hablando sobre cosas que haríamos ese día y tuve una pequeña discusión con él cuando se dio de voluntario para prepararme el almuerzo. Estacioné frente a Baslam varios minutos más tarde para mirarlo con el ceño fruncido. 

—Si empieza a nevar demasiado no uses la motocicleta. 

—Está bien. Nos vemos luego. —Dejó un largo beso en mi boca antes de bajarse. 

Una vez entró en el local me puse en marcha de nuevo. 

—Sobre lo que dije en el desayuno, lo siento si te incomodó. No era mi intención —Matthew dijo varios minutos después. 

—Está bien. Entiendo que quieres ayudar con el asunto de mis padres y lo agradezco, pero no puedo aceptar tu oferta. Estoy seguro de que ellos no habrían querido que me vengara y quizá seguir adelante sea la decisión más sana que puedo tomar. 

—Entiendo. 

—Sobre el asunto de los Tepbrilims, ¿Hay algo más que me quieras contar? —Lo miré a través del retrovisor. 

—¿En qué parte quedamos la última vez que hablamos de eso? 

—Sobre la maldición que el creador esparció por la humanidad para que los demonios, ángeles e híbridos no pudieran tener hijos, creo. —Este asintió. 

—Bien. Otro dato importante es que aun si Dios no hubiera hecho eso, los híbridos no habrían podido concebir, ya que su ADN no se lo permitía, no importa si este intenta procrear con un humano, demonio o ángel. El resultado será el mismo, uno fallido. Más allá de las debilidades que los Tepbrilim tienen con la luna, no existe otra más que esa. O al menos otra por el momento. 

—¿Qué pasa si alguien intenta arrancarle las alas a un híbrido? 

—Es algo imposible. No existe el primer caso que haya ocurrido aun cuando han pasado varios intentos durante la cacería de nuestra especie. 

—¿Por qué tienen tantas trasformaciones los híbridos? —La imagen Jungsoo transformado en un fénix negro, la primera trasformación que presencié en su camerino mitad pájaro y humano. 

—Solo tenemos dos trasformaciones: una en forma de fénix y otra donde la figura humanoide está cubierta por plumas. 

—¿Únicamente plumas? ¿No tienen pelo? —Este soltó una risita mientras negaba con la cabeza. 

—Solo plumas. 

—¿Y por qué no solo tienen alas como los ángeles o los demonios? 

—Evolución quizá o un proceso de adaptación. 

—Ya que hablas de evolución, ¿En qué sentido están más desarrollados los híbridos? 

—Sus sentidos están muy agudizados, son capaces de escuchar, ver, oler y sentir mucho más allá de lo que lo haría un humano, se filtran en tu mente una vez que le das de manera inconsciente el acceso a esta. Son seres muy fuertes y territoriales, se regeneran más rápido de lo normal y nunca enferman, cuentan con garras afiladas y colmillos que podrían desgarrar cualquier material. A pesar de que hay una rivalidad entre los Tepbrilims son pocos los enfrentamientos que hay entre ellos, y si las hay, debe ser por una buena razón. Se dice que existen híbridos tan poderosos que pueden crear ondas expansivas de energía que elimina todo lo que está en su paso, como si fueran una bomba nuclear. 

El recuerdo de aquel enfrentamiento con los Cazadores vino a mi mente. Estacioné frente a la biblioteca y apagué el motor. Bajamos de la camioneta y entramos al edificio, una vez registré mi llegada en el sistema y saludé a Olivia, me dirigí al segundo piso donde estaba el papeleo que debía acomodar. 

—¿Hay otra cosa que quieras contarme? —pregunté una vez me aseguré que estábamos solos—. Me dijiste que Jungsoo tiene su lado demoniaco más desarrollado, ¿Y qué hay de ti? 

—También. Aunque estoy trabajando en mi otro lado. —Las palabras de Jungsoo volvieron a mi mente, de modo que considerar pedirle ayuda al pelinegro fue un debate interno que me mantuvo callado por un momento. 

En caso de que Matthew accediera ayudar a Jungsoo estaba seguro de que el bajista se negaría de manera rotunda y eso me hizo bufar. Maldición. ¿Por qué tenían que ser tan orgullosos? 

—Habrá una reunión de híbridos en Pierre esta noche, lastimosamente ya te conté todo lo que sé, pero estoy seguro de que podrás encontrar respuestas en ese lugar, yo te acompañaré —soltó después de un rato en silencio. 

—¿Cómo sabes de ese evento? 

—Fui invitado. —Se encogió de hombros. 

—¿Y si no me dejan entrar? —Lo escruté con la mirada. 

—Lograrás entrar, no es tan difícil. —No me sentía convencido del todo, pero al final accedí después de reconsiderarlo por un tiempo. 

Después de adelantar el trabajo a tiempo récord, tomé algunas cosas de casa y me puse en marcha junto a Matthew Adams al evento que se llevaría a cabo en la ciudad vecina. Allí hicimos una parada en una tienda de ropa donde compré lo que me recomendó que consistía en un atuendo victoriano negro al igual que el suyo. Una vez estuvimos vestidos el híbrido me indicó donde se encontraba el lugar de aquella reunión, el viaje tardó casi media hora y al llegar me extendió una capa negra con bordes dorados. 

¿Era mal momento para arrepentirme de lo que haría?

https://youtu.be/dyy9DvJrseo


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