Capítulo 54
Parpadeé una, dos, cinco veces y Hal me correspondió el contacto visual sin inmutarse, su mirada fue de mi ojo izquierdo y luego al derecho mientras golpeteaba el material de su escritorio de manera suave con las yemas de sus dedos.
—¿Algo más que quieras decirme? —Chasqueé la lengua ante su pregunta.
—Oh, Dawson, no tienes ni idea de todo lo que tengo por preguntarte ahora mismo. —Su nariz se contrajo dibujando así una mueca en su rostro.
—Es una pena que esté en mi hora de trabajo. —Entrecerré mis ojos.
—No me vengas con esa mierda, Dawson. Eres el jefe, puedes tomarte un momento para responder lo que quiero preguntar.
—Para empezar que sea el jefe no significa que pueda hacer lo que me venga en gana, y si tuviera tiempo libre como juras decir, no pienso desperdiciarlo resolviendo tus crisis existenciales. —Volvimos a tener un duelo de miradas en las que me limité a fruncir mis labios. Este, al notar que no consideraba irme fácilmente, soltó un pesado suspiro—. Bien, ¿Qué otra cosa necesitas saber?
—Interrogué a Olivia para saber de su propia especie, ella me mencionó algunas cosas sobre la tuya, pero quería confirmar sus teorías contigo. —Su ceja se levantó mientras ladeaba la cabeza, casi burlándose en forma silenciosa de mí—. ¿Por qué me miras así?
—¿Estás seguro de que estás investigando para conocer a tu novio o solo quieres material para tus absurdas novelas? —Lo miré mal.
—No seas ridículo, ni siquiera pasó por mi cabeza hacer eso. —Fue su turno de entrecerrar los ojos a mi dirección.
Era notorio que no creía ni una sola palabra de lo que estaba diciendo, pero para ese punto no me importaba lo que él creía al respecto.
—Bien. ¿Qué quieres saber exactamente? Te recuerdo que soy un arcángel, una de las varias especies de ángeles, por lo que la información que te daré será muy generalizada. —Asentí.
—Olivia me mencionó sobre la expulsión de los vigilantes después de que estos se rebelaran contra el creador por haber revelado información a la humanidad, me contó de las dos ocasiones que mandó a sus ángeles para acabar con los híbridos y las demás criaturas que quedaron en el plano humano. —Hice una pausa para mirar su reacción que como fue de esperar fue estoica, podría encontrar mayor emoción en dos moscas apareándose que en el hombre frente a mí—. Dijo que los ángeles al igual que los demonios tienen instintos primitivos, pero debido a su lealtad por su dios no se dejan llevar por sus deseos, que los demonios les gusta hacer estragos, sin embargo, los chicos al parecer les dejó de interesar eso.
—Bien. No estás tan perdido, debo felicitar a Olivia por tener tanta paciencia para resumir esa larga introducción. —Hizo un ruidito con la garganta de forma pensativa y continuó hablando—: Todo lo que conoces tiene una jerarquía donde el que ocupa el primer sitio es el más poderoso de todos, nuestros mundos no son la excepción, así como el creador o Dios lidera nuestro mundo, satanás lidera el de los demonios, Belcebú es el príncipe y Astarot el gran duque, son considerados los tres espíritus superiores. De allí vienen un sin número de demonios con gran poder que se han ganado su lugar. En nuestro caso, nuestra jerarquía está constituida por tres: en el primero se encuentran Los Consejeros, se sitúan allí los Serafines, Querubines y tronos, seguido de este orden se sitúan Los Gobernadores, allí se hallan las Dominaciones, Principados y Potestades; y en el tercero están Los Ministros, Virtudes, Arcángeles y Ángeles. Cada uno ellos desempeñan un rol importante.
—Yo pensaba que los arcángeles encabezaban la cadena alimenticia, ya sabes, "Arcángel" suena poderoso. —Este me dedicó una mirada de fastidio ante mi mala broma, por lo que apreté los labios suprimiendo la sonrisa que estaba en mi cara—. Continúa, lo siento.
—Los de la orden tres solemos ser aquellos que son enviados a misiones por parte del creador, a veces son inspecciones de cerca de cómo su creación ha estado evolucionando o solo mantener al mundo oscuro a raya.
—Supuse que él era omnipresente y omnipotente, ¿Por qué debería enviar a sus ángeles si él puede hacer las cosas por él mismo? —Me volvió a mirar de forma extraña—. Bien. Me callo.
—En serio debo felicitar a Olivia por su paciencia. —Fue mi turno de mirarlo mal—. En nuestro mundo no hay instigación, no hay ese algo que arriesgue nuestra castidad. Sin embargo, como sabrás, la humanidad para este punto ya está corrompida y consumida por la avaricia, por más poderosos que seamos y cuantas ocasiones hayamos cruzado al plano humano, la experiencia no siempre va a ser la misma, no estamos del todo preparados para ser expuestos al libre albedrío y cuanta tentación vamos a enfrentar. Descendemos con un propósito claro, pero el tiempo de regresar nunca es decisión de nosotros.
—¿Eso significa que los seres que descendieron contigo aún siguen en la tierra?
—Algunos ascendieron, otros decidieron continuar con la misión aun cuando el creador les dijo que era suficiente.
—¿Por qué no regresaste? —El arcángel se lo pensó por varios segundos su respuesta.
—Fácil. No quise y punto. No quería involucrarme en la cacería de híbridos, pero tampoco me consideraba merecedor de regresar a mi mundo, no cuando mis manos estaban manchadas de sangre.
—Pero para eso te mandaron, ¿No? ¿Por qué te sentirías mal de obedecer las órdenes de tu Dios?
—Porque me di cuenta muy tarde que no era lo correcto, que no siempre los seres a los que fuimos mandados a aniquilar debían pagar un precio tan alto como lo era la muerte.
—¿Estás diciendo que el creador se equivocó? —Enarqué la ceja.
—Quizás él no sea perfecto de todos modos. —Un silencio extraño se hizo presente en medio de ambos.
—¿Cuándo te diste cuenta de que no valía la pena asesinar híbridos? —pregunté.
—Cuando descubrimos que sí podían vivir entre los seres humanos sin causar peligro, en vez de cazarlos empecé a estudiarlos, conforme iba descubriendo cosas nuevas de ellos me daba cuenta de que había perdido el tiempo intentando aniquilar una especie interesante y maravillosa.
—¿A qué te refieres?
—La existencia de los Tepbrilim no solo es una muestra de que los ángeles y los demonios no son muy diferentes entre sí. Sí, la historia y las circunstancias nos hicieron enemigos, pero que un ser nazca de esta peculiar unión demuestra que podemos dejar de lado las diferencias para crear un algo extraordinario. —Asentí sonriendo, tenía razón.
No solo aplicaba su teoría en sus especies, sino también en la humanidad, ¿Cómo sería el mundo si no hubiera guerras y todos convivieran sanamente? ¿Qué sería del mundo si las cosas fueran diferentes y no hubiera personas monstruosas?
—Volviendo al tema de instintos, ¿Qué les afecta con exactitud?, ¿Les duele los genitales? —Su ceño se frunció.
—De todo lo que te conté lo único que vas a preguntarme es sobre nuestras debilidades sexuales...
—¡Así que sí hay una debilidad sexual! —Mis ojos se abrieron.
—No sé si eres un pervertido sin medida o alguien que le gusta el morbo.
—¿También les afecta los eclipses? ¿Tienen algún tipo de celo como los animales?, ¿es verdad que son estériles? —Un sonoro suspiro vino de su parte. Como si estuviera decepcionado de mí sin siquiera esperar nada a cambio.
—Sí. Por alguna razón, la luna influye mucho a nuestra vida sexual. Sin embargo, no es algo que sea tortuoso o incontrolable, somos criaturas espirituales, de modo que tendemos a ser sensibles emocionalmente, a diferencia de los demonios que son seres carnales, los eclipses solo nos cambian el humor, nos pone irritables o tenemos cambios abruptos de ánimo. No somos animales en celo, así que saca esa absurda idea de la cabeza, cuando venimos al plano humano se nos asigna un sexo al azar, pero en nuestro mundo no lo tenemos, y sí. Dios hizo estériles a todos los seres demoníacos y angelicales que habitan la tierra, incluyendo a los híbridos.
—Entiendo.
—¿Otra pregunta?
—¿No extrañas tu mundo? —Negó con la cabeza—. ¿Por qué?
—No lo sé. Me acostumbré al mundo humano.
—Olivia me mencionó que tenían algún tipo de sello en sus cuellos, dizque para mantener sus mentes frías y no cayeran en la tentación. —Este frunció el ceño.
—Ah eso. Eso ocurrió la vez que mandaron a la primera línea de ángeles, pero luego fueron retirados, ya que de igual modo ese método no funcionó.
—¿Cómo perros de rastreo?
—Tal vez. —Sus ojos analizaron mis facciones—. ¿Qué otra cosa te contó Olivia?
Intenté recordar todas las palabras que la demonio me había dicho y justo cuando iba a decir que eso era todo, recordé algo.
—¡Ah! Me contó como conociste a Jungsoo. —Le relaté lo que Olivia me había contado y este escuchó con atención donde ocasionalmente una pequeña sonrisa se dibujaba en sus labios.
El arcángel añadió otros datos como el hecho de que fue casi imposible convivir al principio con el tatuado porque él era muy receloso, En el momento que se mudaron juntos solían pelear la mayor parte del tiempo por las tareas de la casa y era Hal quien obligaba al menor a practicar deportes de alto consumo de energía, ya que Jungsoo era muy enérgico y de alguna forma necesitaba quemar toda esa adrenalina que contenía su cuerpo. Contó las pocas veces que Park enfermó por los eclipses y el regaño que recibió este de su parte en el instante que llegó a casa con su primer tatuaje, se dio por vencido cuando la misma semana se hizo una perforación en su oreja. Desde entonces no volvió a entrometerse en lo que hacía el bajista con su cuerpo ni en las decisiones que tomaba, siempre y cuando eso no afectara su integridad y su secreto.
Me relató que durante una temporada larga el tatuado fue un mujeriego sin medida, donde personas llegaban y salían de su habitación después de una noche en la que este había pasado fuera por asuntos de trabajo, aunque le aconsejó que no ofreciera su cuerpo de ese modo, Jungsoo como era de esperar hizo oídos sordos a sus consejos, pero hubo ocasiones que fue diferente, ya que se enamoró en más de una ocasión, y aunque el dato causó estragos extraños en mí, escuchar ese tipo de información me hizo sentir más cercano con mi pareja porque estaba conociendo cada versión de él gracias a las perspectivas de las personas que tenían de este.
—Bien. —Me levanté de mi lugar de forma enérgica, siendo seguido por la mirada del arcángel—. Mi interrogatorio ha terminado, gracias por su tiempo, Hal Dawson.
—¿Eso es todo?
—Sí. ¿Quieres decirme algo más? —Ladeó la cabeza.
—Creo que te he dicho todo lo que sé por el momento, ¿Para qué quieres ese tipo de información?
—Para entenderlo a él, no quiero vivir en la oscuridad de la ignorancia cuando tengo la oportunidad de conocerlo de todas las formas posibles.
—¿Estás enamorado de él? —Me quedé congelado en mi sitio, de nuevo su mirada analizó mi expresión sorprendida—. Déjame cambio la pregunta, ¿Lo amas?
¿Amar a Jungsoo Park? ¿Estar enamorado de ese hombre con habilidades antinaturales? Por alguna razón el instante en que lo conocí en el bar vino a mi mente y con ello las sensaciones que su presencia había nacido desde aquella esa noche, ¿En qué momento mis sentimientos cambiaron? ¿Cuándo empecé a ver a Jungsoo con ojos diferentes y a involucrarlo en planes a futuro? No lo sabía, tampoco tenía respuesta ante las preguntas de su mejor amigo, o quizás sí, pero temía responderlas, me aterraba la idea que al decirlas en voz alta estas no contarán con el suficiente peso que tenían, en realidad, mis sentimientos por Jungsoo eran fuertes, sinceros y quería creer que eran igual de trasparentes a como lo era el tatuado desde que lo conocí.
Mis sentimientos por Park eran el resultado del que yo estaba vivo gracias a él, él me salvó, él me ayudó a encontrar motivos para existir y valorar mi existencia como preciada, sin Jungsoo mi corazón quizá se habría convertido en un témpano de hielo que se negaba abrirse ante la posibilidad de enamorarse de nuevo.¿Estaba enamorado de Jungsoo? Sí, lo estaba. Era consciente que el amor solo una era reacción química del cerebro por ciertas sustancias, pero mientras estos químicos mantuvieran mi enferma mente en un estado de paz, me encontraba satisfecho.
Jungsoo me daba paz...
Park me quería y me lo dijo numerosas veces sin temor a no ser correspondido, él se coló en mi piel, tatuándose en mis arterias y quemando mi carne, creó una coraza indestructible, se adentró por mis huesos y se instaló en mi ser sin intención de salir de allí, tampoco era que tuviera intenciones de sacarlo de todos modos. Pero pensar en ese simple hecho hacía que en mi rostro se dibujara una sonrisa estúpida, y era en esos momentos donde no podía evitar pensar que quizá toda la mierda por la que tuve que pasar. Muy en el fondo, al final, la esperanza de que encontraría ese algo al que sería merecedor me trajo aquel maravilloso ser a mi vida.
¿Amaba a Jungsoo Park? Por un demonio y las tangas de María Magdalena, ¡Sí! ¡Lo amaba, lo amaba, lo amaba! Cada parte de él, física y mental, cualidades y defectos, eran hermosos ante mis ojos, no importaba cuanto tiempo pasara a su lado, el azabache causaba estragos en mi ser casi siempre, como si aquella primera vez que reconocí y acepté mis sentimientos por aquel hombre.
—¿Yeonsuk?
—¿Ah? —Lo miré confundido.
—¿Tuviste una crisis existencial de nuevo? —Lo miré buscando una pizca de burla en su expresión, pero no la encontré y era extraño.
Me resultaba raro que él, al igual que los chicos, no se burlara de mis problemas mentales y que se preocuparan por mí me hacía sentir conmovido.
—Sí. Causaste que me debatiera hasta porque el óvulo de mi madre me eligió. —Sonreí cuando una risita escapó de su parte, pero este intentó ocultarla aclarándose la garganta.
—Bien, en este caso me parece desafortunado...
—Sí. Lo amo —le interrumpí sintiendo mis mejillas calentarse—. Pensé que fue evidente desde el momento que decidí poner su secreto por encima de mi vida.
—Fue la cosa más estúpida que hiciste y, ya que mencionaste eso. Aún no hemos tenido una conversación seria sobre eso.
—Aigooo, miren que hora es. —Miré mi muñeca desnuda como si mirase la hora mientras me apresuraba a ir a la puerta—. ¡Adiós, Dawson! ¡Gracias por todo, besos en el ano!
—Ven aquí, Park Yeonsuk. Ni se te ocurra escapar —gruñó levantándose, por lo que me apresuré a la puerta sintiendo una descarga de adrenalina pasar por cuerpecito homosexual.
—¡Adiós! ¡Nos vemos en la llegada de Jesucristo en motocicleta usando la nueva temporada de bragas de Victoria Secret! —chillé al sentir un jalón de mi camisa que me metió de nuevo a la oficina de Hal de nuevo— ¡Haaal, Nooo!
Apagué el motor de Petro soltando un pesado suspiro, apenas eran las cinco de la tarde y me sentía agotado como el demonio, podía jurar que mis neuronas se encontraban quemadas y mi batería social estaba en lo más bajo, por lo que había una gran probabilidad de que mandaría al diablo a cualquier persona que se interpusiera en mi camino a la ducha y luego a la cama.
Bajé del auto y al mirar al porche de mi casa visualicé a Jungsoo apoyado en una de sus columnas hablando con nuestra vecina. Me detuve donde me encontraba y lo miré, aprecié sus gestos, la forma que su nariz y las esquinas de sus ojos se arrugaban en el momento que sonreía, su cabello caía de forma despreocupada a su frente, tenía los brazos cruzados contra su pecho y la camisa se apretaba en sus bíceps de manera alucinante. Usaba pantalones vaqueros limpios que abrazaban a unos gruesos y trabajados muslos y finalmente sus infaltables botas militares negras. En pocas palabras estaba hermoso, era un espécimen que pareciera haber sido creado por el artista más talentoso y fue entonces cuando me debatí si sus padres habrían sido igual de atractivos, me pregunté si sus bonitos ojos los había heredado de su madre o de su padre.
Quizás esas serían una de las cuantas dudas que nunca podría resolver.
Sus ojos se desviaron a dónde me encontraba y en el segundo que estos conectaron con los míos retuve la respiración. Mi corazón dio un exagerado brinco contra mi pecho y mis lombrices estomacales iniciaron su baile de apareamiento, en el momento que su sonrisa se ensanchó, todo mi mal humor se fue y me vi a mí mismo correspondiendo esta. Caminé hasta donde se encontraban siendo seguido por su atenta mirada y cuando llegué a su lado rompí el contacto visual para mirar a Emma.
—Hola, Otaku. —Esta me mostró el dedo medio, volví mi vista a Park, quien se inclinó y besó mi boca ahogando con la suya un gemido de sorpresa de mi parte.
—Bienvenido a casa —susurró sobre mis labios después de robarme el aliento.
Maldición.
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