Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 39

Confusión, aturdimiento, sorpresa, ira y alivio. Fue el vómito de emociones que sentí en el momento que mis ojos conectaron con aquellos que por un instante me convencí de que jamás volvería a ver de nuevo, pero allí estaban, escrutado mi rostro acompañado de una expresión serena. Jungsoo bajó de su motocicleta y dio un par de pasos a mi dirección, por instinto retrocedí. 

Mi cerebro estaba demasiado ocupado intentando procesar el cúmulo de emociones que pasaban por mi lastimado corazón como para actuar cuerdo en el presente. Mis labios se entreabrieron, pero de estos no salió nada más que una exhalación temblorosa, finalmente todo se puso de negro. Fui engullido por una penumbra absoluta justo después de escuchar aquel hermoso hombre gritar mi nombre. 

¿Cuánto tiempo estuve inconsciente?, ¿minutos?, ¿horas? No lo sabía. Lo que estaba seguro era que había pasado la mayor vergüenza de la vida y que prefería morir a saber que los muy cabrones de mis amigos me había dejado caer al suelo como estiércol en plena vía pública. Y la sola idea de que eso haya ocurrido mantuvo mis ojos cerrados aun cuando recobré la consciencia. Sin embargo, eso no duró mucho porque los terminé abriendo de todos modos, para mi suerte, una iluminada habitación blanca hizo darme cuenta de donde me encontraba después de analizar por unos segundos más, en un hospital. 

Alguien abrió la cortina de plástico por lo que cerré los ojos de nuevo quedándome muy quieto. Según mi lógica, si no me movía, el intruso no se daría cuenta de que ya me encontraba despierto. 

—Ya te vi, no tienes que fingir estar dormido —reconocí la voz de Hal, sin embargo, me negué abrir los ojos. Bien, el plan no funcionó como lo esperaba—. Tenemos que hablar. 

—No quiero hablar contigo ahora, Dawson. 

—Entiendo que estés molesto conmigo, te mentí numerosas veces y tienes muchas razones para odiarme, pero puedes escucharme... 

—"Puedo" y un demonio, Hal. —Me reincorporé ignorando las punzadas dolorosas que se concentraban en mi cabeza—. Viste lo mal que lo pasé y aún tuviste el descaro de mentirme, me mentiste en mi cara. Eres un hijo de puta. 

—Quizás lo sea. Pero lo hice para protegerlos. 

—¿Protegerlos de quién?, ¿de quién exactamente?, ¿de mí? —Una risa sarcástica abandono mi boca. 

—Sabía que ellos irían a por ti, apenas tuvieran la oportunidad y tu mente estaba demasiado débil como para negarles el acceso a esos idiotas. —Mis ojos se llenaron de lágrimas. 

—No tiene justificación lo que hiciste, Hal. Pasé un infierno por tu culpa —Lloriquee. 

—Lo sé... Lo lamento. 

—No pienso perdonarte —aclaré. 

—No esperaba que lo hicieras de todos modos. 

Un silencio incómodo se hizo presente en medio de ambos, en este me limité a limpiar las lágrimas traicioneras que había escapado sin mi autorización, fue entonces cuando alguien más corrió la cortina que separaba mi camilla de las demás, al notar quién era, quise morir de la vergüenza. Jungsoo caminó hacia mí en pasos largos y confiados, agarró mi mentón obligándome a mirarlo, por lo que pude presenciar cómo sus oscuros ojos se volvían azules en cuestión de segundos y eso solo aumentó mis ganas de llorar. 

—Te odio, Jungsoo Park... —Lloriquee tomando el material de su camisa con mis puños cerrados. 

—Yo también te odio, Yeonsuk Gong —susurró pasando sus pulgares por mis mejillas. 

Se inclinó y dejó un largo beso en mi entrecejo mandando así un sin número de corrientes eléctricas por todo el cuerpo, mi corazón azotó con fuerza mi diafragma y mi estómago se revolvió ante su acción. Sus labios descendieron a la punta de mi nariz, la cual besó, antes de dejar un camino de besos desde mi mejilla hasta mi oreja. Su aliento cálido me hizo temblar. Pero sobre todo, el sentir su calidez emanando ese característico aroma que provenía de él. 

—Eres un mal mentiroso, Gong, tu cuerpo no miente —susurró antes de propinar un mordisco atrevido en el lóbulo de mi oreja. De modo que me fue inevitable no dar un respingo. 

—¿Q-qué t-te hace p-pensar que aún siento c-cosas por ti, I-idiota? —Escuchar esa seductora risa solo aumentó el calor de mis mejillas. 

—Aprendí a leer tu lenguaje corporal, tu cuerpo habla lo que tu boca altanera miente, es más, te daré una demostración. —Se apartó solo un par de centímetros mientras mordía su labio inferior, mi atención fue de inmediato a esa zona y el deseo nubló por completo mi mente. 

 Quería besarlo, necesitaba besarlo como no tenía ni idea y eso estaba empezando a darme una pequeña crisis nerviosa por culpa de eso. 

—¿Tanto anhelas besarme, Yeonsuk Gong? —Maldición. ¿Cómo demonios se había dado cuenta tan rápido? Su pulgar deshizo el agarre que hacía mis dientes superiores a mi labio inferior y en el momento que su dedo acarició este, un gemido involuntario abandonó mi boca. 

—N-no quiero besarte. 

—¿Ah, no? —Se acercó de forma que su labio inferior rozó los míos. 

Casi quise llorar, tenerlo así de cerca había sido una de las tantas fantasías que tuve desde que terminamos aquel día, para entonces, había querido remendar mis errores y compensarlo por haberle roto el corazón. En ese momento que tenía la oportunidad, me sentí como un tonto por no hacerlo. Sentía que las disculpas quedaron atrapadas en mi garganta en forma de nudo y eso me estaba frustrando. 

Quería estar con Jungsoo Park por el resto de mi vida, deseaba compartir muchos momentos con él; tanto buenos como malos; anhelaba que nuestras discusiones, sin importar quién tuviera la razón, terminarán siendo reconciliaciones ardientes en las que ambos terminaríamos olvidando el motivo por la que habíamos discutido, lo quería a él: A mi extraño hombre que se convertía en un precioso Fénix negro. 

—Bésame, Jungsoo. Por favor. —Fui consciente de su sonrisa de autosuficiencia antes de que uniera su boca con la mía en un beso que hizo temblar cada parte de mi cuerpo. 

Su boca sobre la mía se sintió como el cielo. Tanto así, juré que había escuchado cantar un coro de ángeles mientras me aventuraba en los mejores lugares de la Nueva Jerusalén. Pero eso no duró mucho, ya que Jungsoo se apartó antes de lo que me hubiera gustado saborear su boca. De mis labios escapó una queja temblorosa al mismo tiempo que mis dedos se aferraron a sus hombros. 

—¿Por qué te apartas? No te apartes, por favor... —Este dejó dos cálidos besos en mis párpados. 

—Lamento que hayas derramado tantas lágrimas por mi culpa, Yeonsuk... —Negué con la cabeza. 

—Eso ya no importa, el saber que estás bien es un alivio a mi corazón. 

—Aun así, te lastimé de una manera terrible cuando todos sabíamos que tu única intención fue protegernos. —Jale de su camisa y enterré mi rostro en su abdomen soltando un suspiro tembloroso, el aroma a suavizante de bebé junto a su colonia amaderada cosquilleó mi nariz mandando paz a mis músculos tensos. 

Por alguna razón que desconocía, sentí que, a partir de ese segundo, todo estaría bien. 

De todas las formas que me imaginé regresando a Northesden, inconsciente a causa de un bajón de presión, no fue parte de mi lista, era más, me avergonzaba el solo preguntarle a los chicos qué había ocurrido en realidad en ese momento, ya que de seguro me harían demostración y detallarían bochornosamente la forma en que había caído inconsciente, por obvias razones, sentiría vergüenza de mi existencia si eso llegase a ocurrir. 

Al llegar a la propiedad que alguna vez le perteneció a Minhyun, desempaqué las pocas pertenencias que traía conmigo para ayudar a mi mejor amigo y a Bonhwa a instalarse en la habitación de invitados, mientras estos peleaban por quién iba a ocupar la cama, bajé a la planta principal sintiendo esa sensación de nostalgia al estar de regreso me permitía experimentar. Pareciera como si hubiera sido ayer que había llegado por primera vez al pueblo, la primera impresión de la casa aún seguía vigente en aquellas paredes de hormigón, en sus instalaciones aun el aroma a canela y madera continuaba presente. 

Mi corazón emprendió carrera en el segundo que encontré a Jungsoo en la cocina bebiendo agua, había olvidado por un instante lo alto que era, tanto así, que debía inclinarse para que las encimeras no golpearan esa cabeza de coco que traía aquel humano no tan humano. Sintiéndome repentinamente pequeño y tímido, me acerqué a él mientras aclaraba mi garganta en un intento estúpido de llamar su atención, ya que seguro me habría notado llegar incluso antes de que entrara. 

—Escuché que le compraste la propiedad al nieto de la antigua dueña de la casa —fue él quien rompió el silencio. Tragué saliva. 

—¿Ah? Sí. Este... Sí. —Una risa tonta abandonó mis labios, quise morir en ese instante por mi actitud torpe—. Yongban compró la propiedad a mis espaldas, me vine a enterar cuando llegué a Los Ángeles. 

Este hizo un ruidito con la garganta que me resultó ridículamente seductor. Su mirada escaneó mi cuerpo de forma descarada mientras apoyaba su culo en la encimera. 

—¿Cómo has estado, Yeonsuk? Vi que tu libro tuvo éxito incluso antes de su lanzamiento, enhorabuena. —Apoyé mi cadera contra la puerta del refrigerador para mirar su rostro. Maldición, no importaba cuántas veces lo observara, siempre terminaba en las mismas condiciones: hipnotizado por su atractivo. 

En aquellos labios en forma de corazón se hallaba una argolla plateada en la parte derecha de su labio inferior, del mismo modo que había todavía tenía su perforación en su ceja. Mi vista analizó sus pómulos marcados hasta sus ojos que casi brillaban con luz propia. Su cabello rubio casi ocultaban la mitad de sus orejas y el flequillo caía de forma armoniosa por su frente. 

—Mi vida fue un infierno desde que te deje partir, Jungsoo Park —admití en voz alta finalmente mi fallo, este escaneo mi cara de la misma forma que yo lo había hecho hace unos momentos, segundos en los que me pregunté qué se encontraba pasando por su cabeza—. Pensé que estaba haciendo lo correcto, creía a ciegas de que si me alejaba de ti te mantendría a salvo, pero tan lejos estuve de la verdad. Lo siento... 

Este asintió lentamente, se acercó hasta donde yo me encontraba y cuando lo tuve frente a mí, levantó su mano y en el momento que sus dedos hicieron contacto con mi mejilla retuve la respiración. 

—¿Aún me quieres, Yeonsuk Gong? —Agarré su muñeca para besar el dorso de esta sin cortar el contacto visual. 

—Como no tienes ni idea, Jungsoo Park... —Nuestros ojos estuvieron conectados por largos segundos que se sintieron como minutos, horas o quizás vidas. 

 Pero no me importó. Podría estar mirándolo lo que me quedaba de vida y yo estaría encantado en hacerlo. 

La música resonaba en Baslam, Jungsoo aprovechó que la banda no tocaba todavía para arrastrarme a su camerino, una vez allí, este tomó lugar en su silla y yo me senté sobre su regazo acomodando mis piernas a cada lado de sus caderas, sus manos se aventuraron por debajo de mi camisa para trazar finas líneas desde los hoyuelos de mi espalda baja hasta mis omóplatos, provocando que mi piel se pusiera de punta ante su toque. 

—¿Si te pido ahora que te quedes conmigo, aceptarías? Te ofrezco un amor puro e incondicional, quiero que pases lo que queda de tu vida mundana a mi lado y aunque tengamos cientos de razones para no estar juntos, contaremos los mil y un motivos más por la que sí estamos hechos el uno para el otro; quiero todo contigo Yeonsuk, ¿Aceptas? 

—Por supuesto que acepto —respondí sin dudarlo. 

Aprecié como una sonrisa amplia y hermosa, se dibujó en su semblante justo antes de que reclamara mi boca en un beso húmedo que robó unos cuantos suspiros de mi parte, mientras nuestros labios estaban ocupados batallando por dominar al otro, deslicé mis dedos por sus mechones rubios para tirar de estos al mismo tiempo que succionaba su labio inferior. 

—Mierda... —Sonreí sobre su boca antes de aventurar mi lengua a su cavidad bucal—. Y-Yeonsuk... 

—Dime. 

—Vas a provocarme una erección, tengo que tocar pronto, Amor —susurró sobre mi boca de forma entrecortada debido a mis ataques de besos. 

Besé sus mejillas, barbilla y párpados. Sus dedos se movieron alrededor de mi cintura causando que me retorciera ante su acción, este al notarlo soltó una pequeña risa para repetirla por lo que le dediqué una mirada de advertencia. 

—No sabía que eras cosquilloso... —mintió. 

—Sí, lo soy, además... —Hice una dramática pausa para mirarle—. Es curioso que lo preguntes, ya que yo soy consciente que tu punto sensible es detrás de las orejas, ¿Me equivoco? —Este soltó un pequeño chillido mientras se retorcía bajo mi cuerpo en el instante que deje un beso en la zona mencionada. No pude evitar soltar una risotada y este también se unió a esta. 

—Grosero. —Alcé mis cejas—. Estás corrompiendo mi cuerpecito

Solté una carcajada. Verlo fruncir el ceño y hacer muecas lo hacía ver muy adorable. 

—Sobre todo «cuerpecito» —Besé su puchero múltiples veces sintiendo en mi pecho aquella calidez regresar. 

Apoyé mi cabeza en su hombro, ocultando mi rostro en la curvatura de su cuello, al mismo tiempo que este me rodeaba entre sus brazos. Sentir su pulso y ser consciente de su pesada respiración eran una de las sensaciones más maravillosas que no había sentido por mucho tiempo, más allá de brindarme paz, me hacía sentir seguro. 

—Así que ya somos... ¿Novios, otra vez? —Una silenciosa sonrisa se dibujó en mi boca. 

—Así es. Ya somos novios, tú y yo, ya somos pareja ahora, Jungsoo Park... —Cerré mis ojos cuando empezó a brindar suaves caricias a lo largo de mi espalda. 

—Me hace muy feliz escuchar eso. —Decidí no responder a eso—. Te quiero, Yeonsuk. 

Me aparté para apreciar esos ojos brillantes azules. La manera en que me miraba hizo que mis ojos se llenaran de lágrimas, conmovido, por lo que no tardé en llegar a la misma conclusión después de cuestionármelo por unos momentos, ¿Quería a Jungsoo? Lo hacía como no tenía idea, lo quería de una manera que me era incapaz de ver una vida a sin él a mi lado. Y no, no era dependencia emocional, quería compartir cada meta y cada sueño a su lado, como cualquier pareja que tenía esperanza tener un futuro junto a su compañero de vida. 

Eso era lo que quería realmente, una vida junto a él. 

—Yo te quiero a ti. 

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro