Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 29

Me deshice de mis zapatos al mismo tiempo que el azabache lanzaba sus prendas soltando un gemido ruidoso de gusto. Rodee los ojos ante su exageración, aunque no iba a negarlo. No había mayor satisfacción que aquella de quitarse la ropa de trabajo para andar cómodamente en pijama después de haber tomado una ducha, en caso de Jungsoo, en ropa interior. Eran las dos de mañana y estaba hambriento, somnoliento y cansado. Pero las energías para levantarme a prepararme un refrigerio faltaron. Miré de reojo a Park, quien yacía acomodándose en la cama bocabajo, ocultando sus antebrazos bajo la almohada. 

—¿Tuviste que ir al taller hoy? —Arrugando su nariz asintió en forma de respuesta. 

—Para mi suerte solo fueron un par de motocicletas por reparar, nada del otro mundo. —Fue mi turno de fruncir la mía. 

Había intentado lavar su ropa de trabajo, pero quitar el aceite de sus pantalones, era un caso perdido. Tanto así que todavía siguiendo al pie de la letra los tutoriales que veía en YouTube, terminaba estropeándola aún más. Asimismo, era entonces que lo recibía en la puerta principal con mi expresión de cordero degollado para darle la mala noticia de que había estropeado un pantalón más de su colección. Cuando pensaba que me mandaría al diablo por mi falta de cuidado. Simplemente, me agarraba la cara y después de soltar un suspiro dramático y batir las pestañas como María Antonieta, exclamaba: 

«Mi adorable y torpe humano, no digas nada. En tus ojos reconozco el pecado que has cometido, no sufras. Le doy crédito a tu buena voluntad, pero por favor, mantén tus manitos alejadas de mi ropa de trabajo.» 

Y era allí, en ese instante en el que nuestros labios se juntaban y vivíamos felices para siempre... Bueno, quizás estaba exagerando las cosas. 

Observé su espalda de manera pensativa, apreciando las heridas que había ocasionado mis uñas en su piel a causa de los orgasmos magníficos que aquel hermoso hombre me brindó esa mañana. Recuerdos que me hicieron sonreír. 

—Estoy muerto de hambre —confesó con los ojos cerrados, segundos después abrió estos mostrando aquellos oscuros iris luciendo como cachorro bajo la lluvia—. ¿No tienes hambre?

Asentí formando un pequeño puchero en mis labios. 

—Pero no me apetece levantarme y tampoco quiero que te levantes. —Una pequeña sonrisa se dibujó en sus labios. 

—Sabes que para mí no habrá problema. Si mi rey tiene antojos, no dudaré en llenar su estómago. —Me fue inevitable sonreír como idiota.¿Por qué tenía que ser tan adorable? 

—Puedo aguantar hasta mañana, no moriremos de hambre si hacemos caso omiso a nuestros estómagos codiciosos. —Me moví de forma que quedé recostado sobre su espalda, casi aplastándole. Aun así, este no se quejó. Clavé mi rostro en su cuello ronroneando mientras mis dedos jugueteaban con su cabello—. Que seas tan lindo conmigo hace que quiera follarte. 

Pude sentir su sonrisa aun si mirarlo. 

—Todo te causa ganas de follar, eres un calenturiento

—¿Eso crees? —Mordisquee su oreja de manera suave—. Quizá lo sea, pero tampoco ayudas a la causa, me presionas al límite y me parece injusto no obtener lo que quiero. 

—Siempre obtienes lo que quieres. —Touche

—Jungsoo, ¿Qué has hecho conmigo? —susurré antes de inhalar aquel aroma que lo caracterizaba, sintiendo una extraña calidez en mi pecho—, se supone que estoy acá para olvidar a un idiota que no supo valorarme. No vine con el propósito de sentir cosas por alguien más, tenía la idea de mandar al diablo al amor, pero aquí estás, arruinando mi propósito. 

Hubo un pequeño silencio antes de que lo escuchara decir: 

—A veces nuestros planes nunca salen como queremos. Puede que sea el destino o algo relacionado, pero a diferencia de ti, yo sí estuve a la espera de que llegaras a mi vida. —Mi corazón tonto dio un vuelco. 

—Eres excesivamente dulce, ¿Por eso Natasha te terminó? —articulé en medio de besos, Sentirlo retorcerse cuando mi boca tuvo contacto en su cuello me hizo reír junto a él. 

—¿Qué te hace pensar que fue ella quien terminó la relación? —murmuró en medio de una pequeña risa. 

—Eres muy compasivo. Al principio no niego que si te imaginé rompiéndole las ilusiones a cualquier chica que se te cruzara en el camino. Pero ahora que te conozco, más allá de tu secreto y tu rara forma de desaparecer a tus enemigos. Siento que no serías capaz de romperle el corazón a alguien. —Este giró su rostro a mi dirección, dejó un pequeño beso en mi boca o al menos eso intentó. 

—Hay mayor posibilidad que tú me rompas el corazón, Yeonsuk Gong, a que yo lo haga contigo —susurró. 

Para cuando me levanté a la mañana siguiente, Jungsoo se había ido a practicar con los chicos como solía hacerlo semanalmente. Aproveché que tenía la casa sola para poner mi música a un volumen moderadamente alto. La canción Wide Eyed por Billy Lockett sonó desde la sala de estar mientras yo me encontraba sacando la ropa de la secadora para doblar esta. 

—«Nunca escucho, sigo en remisión. No más ojos abiertos, no puedo fingir. No más llanto por la mañana, no puedo fingir, este no es el fin.» —canté en voz alta, importándome poco si mi voz se quebraba y sonaba ridículo—. «¿Cuánto tiempo diré sí por encima de mi consciencia? La verdad es que me pierdo antes de tomarlo todo, ¿Cuánto tiempo voy a culpar a todos por mi pasado trágico? Ya no hay remedio...» 

Escuché a alguien llamar desde la puerta principal, antes de atender, me apresuré a bajar el volumen creyendo que sería uno de mis vecinos amargados que venían a quejarse debido al ruido, pero al abrir esta y no encontrar a nadie, fruncí el ceño.

Miré la acera en ambas direcciones, mentalizándome de que podrían ser mocosos golpeando las puertas por diversión. Tampoco era eso porque los chicos estaban en clase, o al menos eso consideraba, ¿Quién llamó entonces?, ¿Jesús en lencería de Victoria Secret después de su resurrección, quien venía a darme un show especial? Bajé la mirada soltando un bufido, había un paquete con mi nombre. 

Agarré este y lo llevé al comedor preguntándome si quizá Yongban me había mandado algo relacionado con la novela. Pero sería extraño que lo hubiera hecho a mis espaldas, a no ser, que fuera otro asunto. 

Al quitar el papel que lo envolvía, descarté totalmente la idea de que fuera mi mejor amigo, era una caja de zapatos, quité las cintas que la mantenían sellada y en su interior encontré una pequeña memoria USB junto a tres sobres. Agarré uno de ellos para abrirlo teniendo un mal presentimiento de todo lo que se tratase de ese paquete: 

 "Señor Gong:

Espero que esté disfrutando su estadía en Northesden, nos es grato saber qué ha estado pasándola bien en este lugar. Sin embargo, el motivo de esta carta no es relacionado con ese tema, seguramente a sus oídos han llegado la existencia de híbridos de seres sobrenaturales, del mismo modo, quizás de manera inconsciente ha interactuado con alguno de ellos. Pero tranquilo. No se sienta temeroso que usted no se encuentra solo, los cazadores lo vigilamos y estamos resguardando su seguridad mientras hacemos nuestro trabajo. A cambio de ello, necesitamos de toda información que usted posea de posibles sospechas relacionadas con aquellas criaturas, en usted está la seguridad no solo suya, sino de la humanidad." 

 Tragué saliva, mierda. Estábamos jodidos. Abrí la segunda carta mientras encendía la computadora. 

 "Recuerde que lo estamos vigilando." 

 Fue lo único que decía la nota, pero tuvo el suficiente impacto como para mirar a mi alrededor algo paranoico. Ellos me estaban reclutando, Jungsoo estaba en peligro estando allí conmigo y eso me hacía sentir ansioso. No obstante, eso no fue nada a comparación de lo que encontré en aquella USB. Videos de tortura y la manera que asesinaban a los híbridos provocó que vomitara todo lo que traía en mi estómago. La sola idea que le hicieran lo mismo a mi novio me ponía enfermo.Necesitaba hablar con Hal al respecto. 

El problema fue que cuando intenté comunicarme con él, este se había ido a Los Ángeles junto a la banda para tocar en una feria musical que duraba tres días. Durante estos, nuevas notas amenazantes fueron apareciendo en las zonas que frecuentaba, sobre todo, en la biblioteca, Olivia no tenía idea de quién podría ser que las mandaba y las cámaras de seguridad tampoco ayudaban a resolver nuestras dudas.

Conforme el tiempo pasaba me sentí bastante nervioso, y eso trajo un efecto secundario que aunque no quise admitir se encontraba pasando, estaba afectando mi relación con Jungsoo. Trataba de ser lo más distante posible, con la esperanza de que Los Cazadores no sospecharan de él, tanto así, que empecé a dejar de salir con los chicos y a quedarme en la ciudad vecina con excusas ridículas, usando mi trabajo como parte de ellas. 

Para ese punto, tenía a mi custodia las suficientes cartas como para levantar una demanda por acoso, pero dentro de estas contenían una advertencia muy clara, si los delataba, Jungsoo Park sería la primera persona a quien lastimarían, y eso me rompió el corazón. No solo eso, las autoridades no me creerían y el que terminaría arrestado sería yo con destino a un psiquiátrico, como mi padre. 

Por mi culpa, mi emplumado novio estaba en peligro. 

Quise callar. Deseé mantenerlos a salvo de forma silenciosa, pero eso trajo más obstáculos en mi tarea, porque los chicos se negaban a dejarme ir sin una explicación coherente. Me fue fácil mentir ocultando la verdad detrás de una máscara, tener que fingir desinterés se volvió algo venenoso y desgastante. Aun así fue lo suficiente para que todos se apartaran al final de día. No lo iba a negar, eso dolió como el demonio y me lo merecía. 

 Pero mi único propósito era mantenerlos a salvo y no pensaba cambiar de opinión, aun cuando eso me costara más de lo que imaginaba. 

—Me reuní ayer con tus correctores después de mandarles el manuscrito días antes de la reunión —expresó, pasando las páginas que traía en manos, Yongban me escribió para que hiciéramos una videollamada, y aunque las noches en vela tenían mi cuerpo cansado en las peores condiciones para hablar de asuntos de trabajo. No me negué hacerla. 

Este me miró por encima de sus anteojos, en respuesta a su informe, solo asentí lentamente como silenciosa petición para que continuara hablando. Su expresión serena decayó de inmediato y me sentí tonto por tener esperanza de que algo bueno iba a salir de aquella reunión. 

—¿Quieres la buena noticia primero o la mala? —masculló, dejando los papeles a un costado. 

—La mala. —Un tenso silencio se hizo presente—. ¡Dilas de una vez, tonto! 

—Casi la mitad de ellos presentaron su renuncia —declaró con notorio pesar—. Aunque admitieron que la novela podría tener futuro si se pulía de manera correcta, no pensaban ser parte de una demanda millonaria, ni mucho menos querían perder sus puestos por incumplimiento de contrato. Así que ya debes imaginar a donde me dirijo... 

—Manada de cobardes —escupí con molestia, ignorando el malestar que sentía en ese momento. 

—Tienes que entenderlos, Gong. Están arriesgando más de lo que crees... 

—¿Y quién me entiende a mí? ¿Por qué todos me piden empatía cuando ninguno ha sido compresivo conmigo? —interrumpí con molestia—, Siempre he sido el malo de la historia, por más que me esfuerce en ser la mejor versión de mí mismo, nunca será suficiente. 

—Yeonsuk, yo pienso que te lo estás tomando muy... 

—¿Me lo estoy tomando muy personal? —contraataque, este soltó un pesado suspiro en respuesta—. Encontraré la manera que mi novela salga a la luz, eso tenlo por seguro. 

—Lo sé. Por esa razón contraté a los mejores correctores que pude disponer de Seúl usando algunos contactos. —Fruncí el ceño. 

¿Qué?, ¿Yongban había hecho qué mierda? 

—No debes estar hablando en serio, Kim. No tenemos presupuesto para tomarnos ese lujo, ¿Tienes idea lo costoso que podrá salir? 

—Estoy hablando malditamente en serio, Yeonsuk Gong. Utilizaré el dinero que tengo de mis ahorros... 

—¡De ninguna puta manera! 

—¡Yeonsuk Gong! —Juré nunca haberme sentido tan regañado como en ese instante, jamás había visto a Yongban tan enojado, ni siquiera cuando lo había dejado en segundo lugar por Yujeong—. Por una vez en tu vida, deja de ser tan cabeza dura. 

—Pero, Yongban... 

—"Pero" Nada, tú me ayudaste cuando lo necesité en mis años universitarios, déjame compensarte por todo lo que has hecho por mí. 

—Pero lo que te di... 

—Yeonsuk —me interrumpió de nuevo con aquel tono de advertencia, estaba hablando en serio y era evidente que nada lo haría cambiar de opinión. 

Sonreí con debilidad, siempre fui un idiota que se quejaba de la vida que tenía, aquel que se concentraba solo en lo malo que resultaban de las situaciones. Pero nunca apreciaba lo bueno que tenía, él era parte de lo bueno, los chicos eran parte de ello y yo, como mal hábito desde que tengo memoria, estaba arruinando las pocas buenas cosas que ocurrían en mi corta existencia por temor a lo que podría ocurrir en el futuro. 

—¿Qué ocurre contigo, Yeonsuk? —Levanté la vista del teclado para mirarle. 

—Gracias, Hyung, por confiar en mí. —Este soltó un gracioso sonido. 

—No creas que te estoy regalando el dinero, deberás devolvérmelo con lo que ganes con tu libro. —Arrugué mi nariz en respuesta. 

—Eres un tonto.—Sueles decírmelo con frecuencia. 

—Pero aun así, te quiero un montón. 

—Deja la cursilería que eso no es lo suyo. 

—Pero soy escritor de romance. —Fingí estar ofendido. 

—Aun así, no es lo tuyo. —Este soltó una risa ante mi mueca—. Cambiando de tema, oficialmente superaste a Park, es admirable. —Sonreí asintiendo—. ¿Quién iba a pensar que lograrías hacerlo y en poco tiempo? Fue un enamoramiento... Bastante largo. 

Asentí de acuerdo, por supuesto, que fue mucho tiempo, seis años para ser exactos. Sin embargo, una parte de mí sabía que mi luto inició mucho antes de que diera el punto final a nuestra historia, aun estando con él supe que allí no estaba mi lugar. 

—Ese chico fue quien te ayudó, ¿No es así? Por lo que escuché de él te mantiene bastante ocupado. —Me fue inevitable no sonrojarme haciendo reír a este—. Mierda. Miren esa cara de tonto que pones, te tiene loco. 

—Loco estoy desde hace años. 

—Pero él terminó por agotar tu cordura. 

—Probablemente tengas razón. —Por primera vez, no negué lo evidente. 

Estaba enamorado de Jungsoo Park.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro