Capítulo 26
La canción terminó y el bailarín fue aplaudido por todos los presentes, incluyéndome. Me levanté con energía, dispuesto a pasar un poco de pena y subí al segundo piso para pedirle a Seth poner un tema en específico. Volví con los chicos, quienes no pararon de interrogarme para saber qué era lo que tenía planeado.
Pero los ignoré.
Tomé la mano de Jungsoo y lo guie para que se hiciera espacio frente al escenario, subí a este después de asegurarme que el bajista estaba en la mejor zona para que pudiera observarme, las luces se apagaron y dos reflectores nos iluminó a ambos. Agarré el micrófono con nerviosismo, miré a mi hombre con una sonrisa tímida justo en el momento que la pista empezó a sonar.
—«Tuyo, mío, nuestro. Podría hacer esto durante horas. Sentarnos y hablar durante horas, una copa de champaña. Ordenar torres de camarones y langostas, pero yo soy quien es devorado...» —El público volvió a enloquecer, aunque mi atención se mantuvo fija en Jungsoo, sus ojos bajaron al movimiento de mis caderas cuando descendí del escenario a la vez que este se levantaba para acercarse a mí.
Sus manos agarraron estas y me levantó, por inercia mis piernas rodearon su cintura donde mi culo se apoyó en el escenario que estaba a un metro de altura del piso. Su mirada recorrió mis facciones con tanta necesidad que sentí que mi corazón en cualquier momento se saldría de mi pecho.
—«Me das un superpoder. Si estamos juntos, el mundo podría ser nuestro. Me sientas en el mostrador, al instante, cae una lluvia de truenos. Lo hacemos por un par de horas...» —Sonreí al sentir mi cabello ser tirado exponiendo mi garganta por el pelinegro, esta fue besada por el azabache. A ese punto escuchaba los gritos femeninos, sobresalir de los demás ¿Cómo no? Sí, estábamos haciendo un espectáculo—. «Podría hacer esto por horas y horas.»
Besé superficialmente su boca para continuar cantando a la vez que mis caderas iniciaban un vaivén, la pesada respiración de Jungsoo en mi dermis me estaba poniendo caliente, necesitaba terminar la canción, o al menos esa era la idea. Pero eso se estaba volviendo difícil. Aunque me las arreglé para continuar cantando.
—«Por lo general, no me gusta nadie, y cuando digo "nadie" es nadie. Todos estos hombres llenos de mierda, solo era un amigo una vez que tenían lo que querían. Sentía como si me estuviera rindiendo en el amor, estos hombres casi me hicieron renunciar a él, entonces te conocí...» —Me aparté para tomar su barbilla con mi mano libre, ya que la otra estaba ocupada con el micrófono. Sus lindos ojos brillaban y sus mejillas estaban preciosamente rojas; era tan adorable, Jungsoo Park era un hombre muy tierno—. «Cuando te conocí, supe que esto era todo lo que busqué. Nunca había estado enamorado de esta forma; un amor como el nuestro, rezo por él de rodillas toda la noche durante algunas horas y horas.»
Sus ojos se abrieron con sorpresa, al igual que sus labios ante mis palabras, se notaba muy sorprendido; su cara era un poema, demasiado graciosa, me costó mucho no reírme por ella. Una sonrisa sincera se dibujó en mi rostro, quizá me encontraba luciendo ridículo, dándole al fin la respuesta que él tanto anheló escuchar a partir de que me propuso salir con él, y aunque pareciera que lo había dejado de lado desde ese día. Me costó mucho tomar la decisión porque entre más analizaba la respuesta, mis traumas me recordaban que mi corazón no estaba del todo sano como para exponerlo a una nueva batalla, porque sí, tenía un corazón guerrero, ese órgano en mi pecho que por más lastimado que estuviese, pensaría en cuidar a los que me importaban.
Que fuera un idiota, no me hacía menos humano.
—¡Eso perra, reclama lo que es tuyo! —Escuché a Emma gritar desde la barra.
Chiflidos apoyaron su causa. No pude continuar la canción, ya que mi boca fue reclamada con exigencia por parte del azabache. Rodee su cuello con mis brazos ladeando la cabeza, a la vez que sentía que mis mejillas se mojaban consta de las rebeldes lágrimas que escapaban de mis ojos cerrados.
A ese punto sentía que al fin había llegado algo bueno a mi vida, que la mala racha constante por la que había pasado cesó y el sol estaba saliendo finalmente; Jungsoo era mi sol. Me levanté por mi cuenta, sané muchas de mis heridas yo mismo, pero sobre todo, me había motivado a pasar página de aquellos turbios años. Aunque no podía quitarle el crédito al apoyo incondicional que mis mejores amigos me habían dado, ni mucho menos, a las nuevas personas que había entrado a mi vida cuando llegué herido a Northesden. Estaba agradecido con cada uno de ellos, por abrirme las puertas a sus vidas, por haberme brindado su confianza, no por el hecho de que sabía sus secretos.
Me aparté algo mareado sintiendo mi cara caliente, al observar al contrario, me fue inevitable no sonreír; sus preciosos ojos brillaban como dos luceros, su boca ya enrojecida estaba hinchada, su respiración sonaba artificial y tenía el cabello revuelto. Lucía como un desastre maravilloso.
—¿R-realmente vamos a intentarlo? —preguntó sonriendo abiertamente.
Asentí con la cabeza mordiendo mi labio inferior.
—¿Por qué?, ¿ya te arrepentiste?, ¿ya no te gustó? —Negó con la cabeza enérgicamente.
—¡Me gustas mucho, Yeonsuk! —Mi cara ardió con más intensidad—. ¡Estoy profundamente enamorado de ti!
Cubrí su boca sintiéndome muy avergonzado que estábamos haciendo un espectáculo, algo absurdo cuando hace poco había hecho el ridículo frente a todos. Mi cabeza no le dio muchas vueltas al asunto, ya que Jungsoo empezó en llenar mi rostro de besos.
Estaba orgulloso del manuscrito que había creado porque a pesar de que me salí de aquellos patrones que solía seguir en mis libros, puse en práctica los consejos de Olivia. La clave para ello era que la persona que debía enamorar en aquellas palabras era a mí mismo, por lo que prioricé eso por encima de lo que mis superiores podrían exigir, ¿Qué más daba si no lo aceptaban?, ¿por qué debería de complacer las necesidades de ellos sobre las mías? Estaba seguro de que sería una buena historia, confiaba en su potencial y juraba que a Yongban le iba a asustar al inicio, pero me encontraba seguro que le encantaría el resultado final.
—¿Tienes gusanos en el culo? ¿Por qué mierda te mueves tanto, Park? —gruñí sin abrir los ojos al escuchar al mencionado aun removiéndose entre las cobijas.
En respuesta este soltó un infantil lloriqueo mientras enredaba sus piernas con las mías, su aliento acarició mi nuca y su brazo rodeó mi cintura para atraerme a su cuerpo. Desde que había dicho el «sí» a su empalagosa propuesta, Park se tomó la libertad de mudarse conmigo sin siquiera avisar, solo llegó un jueves por la mañana con dos maletas repletas de sus pertenencias sonriendo como el gato Cheshire de Alicia en el país de las maravillas.
—Jungsooo —me quejé, el mencionado dejó un beso en mi dermis poniéndola de gallina.
—Estoy feliz de poder tenerte en mis brazos, permíteme disfrutar de este momento. —Solté un suspiro silencioso.
Nunca pensé que la sensación de paz sería tan cálida, en la que su aroma pertenecería a un hombre especial con un peculiar olor; el confort que Jungsoo me brindaba era demasiado, tanto así que traía a mi mente aquellos recuerdos en los que mi madre me consolaba cuando tenía un mal día o en los momentos que hacía algo que la enorgullecía.
—¿Por qué te gusto, Jungsoo Park? —murmuré.
Hubo un largo silencio, por un instante, creí que se había quedado dormido.
—Eres un hombre con un carácter complicado, tienes vocabulario de camionero y una paciencia inexistente, siempre estás a la defensiva y cuentas con un apetito voraz, también...
—Te pregunté por qué te gustaba, no que me restregaras mis defectos —le interrumpí fastidiado.
—Nunca dije que fueran defectos, Gong, estoy mencionando las cosas que hacen de Yeonsuk Gong un humano tan especial, cada detalle de ti que tú consideres como "defecto" es para mí una de las tantas estrellas que conforma tu constelación, eres aquel universo nuevo que llegó a mi vida y que estoy ansioso de recorrer para conocerlo. —Mi corazón empezó a golpear con fuerza mi tórax.
—Eres tan cursi. —Su risita ronca mandó escalofríos por mis extremidades.
—Me gustas mucho, Sukkie.
—Lo sé. —Entrelacé nuestros dedos—. Me gustas mucho, Jungsoogie.
Un nuevo silencio se manifestó en la habitación, aprecié el constante respirar del hombre junto a mí, al mismo tiempo que traté de concentrarme en como sus dedos acariciaban los míos de manera suave y continua. Al dar por descartado de volver a conciliar el sueño, me giré de forma que pudiera mirarlo a los ojos, al hacerlo pude notar que sus iris estaban brillando en aquel característico tono azul claro, fue entonces que me pregunté, ¿Por qué siempre cambiaban de color cuando estaba conmigo?
—Tus ojos... —Este parpadeó en respuesta, aparté un mechón que caía en su rostro para poder contemplar de ellos con más facilidad—. ¿Por qué cambian de color?
—Tengo entendido que es una reacción de mi cuerpo en el momento que me siento amenazado, pero con el tiempo me he dado cuenta de que cambian cuando soy afectado de manera emocional por algo o alguien. —Asentí lentamente, sentí una punzada en mi pecho y aunque no quise tomarlo de tal forma, me vi a mí mismo como la primera opción—. De la misma forma les cambia a las especies que tengo como genes, los demonios se les suele cambiar el color a Rojo y los seres celestiales a un tono gris.
—¿Te sientes amenazado cuando estás conmigo? —pregunté, mi mayor temor; temí que fuera mi conocimiento de su secreto lo que lo ataba a mí, estaba horrorizado ante la idea de que se forzó a sí mismo a tener sentimientos por mi persona solo para mantenerme con la boca cerrada.
Este negó de modo enérgico con la cabeza para después besar mis labios de manera repetitiva. Se apartó segundos después antes de mirarme de nuevo con la misma intensidad de aquella madrugada en la que estábamos en aquel mirador.
—Hay algo que no te he mencionado, no por el hecho de no confiar en ti, es solo que es... Íntimo y a veces me da vergüenza admitirlo con Hal, o con los chicos. —Hizo una pausa mirando mi reacción—. Parecerá absurdo, pero mi mayor sueño desde que tengo memoria fue convertirme en un ser humano normal, deseaba poder salir de casa sin tener que ser precavido para no levantar sospechas, esa tranquilidad de encajar en un mundo, eso quiero, sentirme humano.
Parpadeé uno, dos, cinco veces y me fue inevitable no reír ante ello, su rostro se deformó en una mueca luciendo confundido, y eso solo intensificó mi risa, me sentí tonto por reírme de aquella confesión, era evidente que le había costado admitir aquello en voz alta por lo que estaba quedando como idiota frente a mi pareja.
—Lo siento, no me malinterpretes... —Me aclaré la garganta para después mirarlo con seriedad—. Mi amor, eres demasiado bueno para rebajarte en esta porquería de sociedad, quizá no lo hayas notado, pero lo único que ha logrado el ser humano es dirigir su existencia, su propia destrucción, ¿Por qué quieres encajar en un lugar así?
—Porque tú estás en ese mundo, tú me haces sentirme parte de tu mundo y solo quiero encajar en tu humanidad. —Mi corazón dio un brinco.
Maldición con ese hombre, era demasiado... Esa criatura frente a mí era todo aquello que nunca pensé que necesitaría hasta que me di cuenta de la gran necesidad que tenía de él, Jungsoo Park se estaba apoderando de mi universo, invadía mis planetas y coloreaba mis estrellas. Con él, me sentía poderoso y a la vez indefenso, pero me encontraba en un punto que no dudaría en darle en sus manos mi maltrecho corazón para que hiciera de él lo que quisiera.
—Deja de mirarme así, Yeonsuk Gong —me regañó con un ligero tono de diversión en su voz.
—¿Cómo te estoy mirando, Park? —susurré.
—Como si estuvieras viendo una noche estrellada. —Pareció dudar de su respuesta, negué con la cabeza—. Entonces soy como un monstruo extraño y fascinante.
Mi sonrisa se intensificó mientras negaba con la cabeza.
—Eres una hermosa criatura ante mis ojos, Jungsoo Park, mi preciosa criatura que no dudaré en proteger con uñas y dientes. —En sus labios se dibujó un puchero antes de que acortara la poca distancia que había entre nosotros.Besó mi boca con tanta desesperación que me costó seguirle el ritmo los primeros segundos, sus manos recorrieron mi figura invitando a que suspiros de gusto abandonaran mis labios, imité su acción acariciando la firmeza de su pecho desnudo, —El exhibicionista le gustaba dormir en ropa interior—, un gemido escapó de mi parte al sentirlo jalar de mi labio inferior succionando de este.
—Jungsoo... —Sus ojos conectaron con los míos—. Hagámonos sentir humanos mutuamente.
Aprecié su encantadora sonrisa antes de sentir su boca volver atacar la mía.
—Muy bien, empecemos con el entrenamiento —exclamó Hal, varios minutos más tarde de que me excusé para hacer algunos estiramientos.
Mientras movía mis hombros aprecié el valle abierto en el que nos encontrábamos, podía apreciar los árboles a la lejanía de la misma forma que las prominentes montañas que era semiocultas por la neblina de esa mañana. La noche anterior había caído una fuerte tempestad, tanto así, que juré que Dawson cancelaría el inicio del entrenamiento, pero para mi poca suerte, no lo hizo. De modo que ahí estaba yo, echando a perder mis deportivas con el lodo que se encontraba entre el musgo mojado.
Por el rabillo del ojo le eché un vistazo a Jungsoo quien se encontraba bromeando con sus compañeros de banda mientras practicaba boxeo con Tyler, Olivia se encontraba ocupada repartiendo tazas chocolate con su adorable termo de panda, Emma también estaba presente al igual que Natasha y Noah. Deduje que ese día no abrirían Baslam.
—¿Ya terminaste de hacer pereza, Gong? —insistió Hal, en respuesta lo miré mal mientras me ubicaba frente a él—. Primero quiero probar que tan inútil eres para defenderte cuerpo a cuerpo, no tengo expectativas en ti porque odio decepcionarme.
Solté un bufido cruzándome de brazos, ¿Siempre era así o solo lo era conmigo? El rubio mantuvo su postura relajada, pero en un momento menos oportuno lanzó un puñetazo en dirección a mi barbilla, pude escuchar a la perfección un jadeo de sorpresa por parte de las chicas en el instante que logré esquivar este al igual que los continuos. No iba a negarlo, ver la sorpresa plasmada en las facciones de Dawson aumentó mi ego.
Lancé un ataque usando el agarre que tenía de su muñeca desde su anterior golpe y usé mi peso como una palanca para alzar su cuerpo y hacer que el arcángel cayera sobre su espalda, él estaba perplejo, todos lo estaban a excepción de Jungsoo quién ya sabía las razones del porqué era experto en defensa personal y verlo mirarme con tanto orgullo me hizo sonreír apenado mientras sentía que el calor se concentraba en mis mejillas.
—No me subestimes, Dawson, no creas que por tener cara bonita no pueda romper la tuya, así que guárdate tus comentarios. —Le ayudé a levantarse, pero este solo utilizó ese momento en el que bajé la guardia para derrumbarme.
A medida que los puños y golpes fueron llegando y yendo, sentí que Hal, más allá de probar mis capacidades de defensa, se encontraba descargando algo que mantuvo en su interior y que se había materializado en ese momento, lo noté en como sus ojos empezaron a destilar cierto odio y rencor. Su puño impactó mi boca, un instante después el sabor a hierro me puso en alerta, no me sorprendería si había perdido un diente, o me haya fracturado la barbilla, Hal estaba dándolo todo y a pesar del frío clima el sudor ya estaba empapando nuestros cabellos.
—Suficiente, Hal, ya probaste el punto. —intervino Jungsoo, preocupado por mi bienestar.
Por supuesto, estaba luchando con un ángel, un ser que me superaba de fuerza y de ciento de cosas que desconocía, tenía una gran desventaja, pero aun así, no pensaba dejarme intimidar por ello y Hal al parecer lo notó en ese segundo.
—No voy a negarlo, eres bueno defendiéndote cuerpo a cuerpo, pero eso no te salvará de un ataque de ellos, así que vamos a empezar realmente con el entrenamiento de tu mente y el uso de armas —explicó, mientras abría la bolsa que había dejado a su costado.
No me sorprendió que estas fueran de fuego, pero sí lo hizo cuando me hizo una demostración, no eran armas normales.
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