Capítulo 25
Mis uñas se clavaron en sus omóplatos a la vez que este dejaba un nuevo chupetón en mi pecho, nuestras respiraciones eran un desastre y eso se atribuía a sus constantes embestidas. Inclinando mi cabeza hacia atrás, deje salir un jadeo tembloroso.
La luna lucía excepcionalmente brillante, gracias a ella podía apreciar el sudoroso cuerpo de Jungsoo sobre el mío, su boca hinchada se cerró en mi tetilla izquierda mordiéndola causando un dolor placentero que me motivó a mover mis caderas a contraste con las suyas.
Me sentía eufórico y acalorado, sensible y temeroso que nos vieran teniendo sexo en ese momento. Por lo que al tener toda esa combinación de emociones mezcladas solo intensificaban mi deseo carnal por aquel bajista.
—Ya deja de marcarme, mierda. Parezco que hubiera salido de una pelea de perros —me quejé, al sentir sus dientes marcar la curvatura de mi cuello, en respuesta, soltó una risita a la vez que aceleraba su trabajo.
Volvimos a corrernos. El híbrido se dejó caer sobre mi cuerpo con peso muerto y me quejé a causa por eso, acariciando su cabello intenté recobrar el aliento, pero en esas circunstancias era bastante complicado. Aproveché mi posición para vengarme y dejar unas cuantas marcas en su piel, aun así, el hombre ni siquiera se inmutó, pareciese que hubiera caído dormido en el acto.
—Jungsoo... —No obtuve respuesta, maldije—. No te hagas el dormido, tenemos que vestirnos.
—No quiero.
—Bien. Quédate desnudo, pero hazlo solo. —Solté un jadeo cuando este empujó sus caderas, mis mejillas se tonaron de nuevo calientes en respuesta y todo mi cuerpo se estremeció.
De ninguna manera.
Habíamos follado lo suficiente como para poder apreciar el amanecer desde el punto alto de Northesden de la misma forma que observamos el atardecer. El cuerpo me dolía y seguramente estaría resfriado por haber estado desnudo durante toda la noche. Sin mencionar que estaba hambriento, de manera que con algo de dificultad logré tomar la bolsa de comida que había sobrado la noche anterior e importándome poco que estuviera fría, comí esta. El azabache sacó la cabeza de mi cuello y abrió la boca a la espera de que le alimentara.
—Jungsoo —me quejé, cuando me quitó el trozo de fresa del postre que habíamos dejado.
Ignorando mis quejas dejó un beso superficial en mis labios antes de reincorporarse, aun sin salir de mi interior, apoyó sus manos en mis piernas y sus ojos volvieron a iluminarse en aquel azul cielo mientras estos recorrían mi desnudez.
Me fue imposible no sentir la necesidad de cubrirme, algo que nunca me pasó porque no fui inseguro de mi cuerpo, me costó gran parte de mi adolescencia aceptar cada aspecto de mí, de forma que me resultaba extraño sentirme de ese modo cuando había follado con numerosos hombres como para que en ese instante me sintiera intimidado ante la mirada de uno.
—Las fotografías duran más —murmuré, roncamente, sus ojos subieron hasta encontrarse con los míos, una sonrisa torcida se dibujó en su boca antes de que agarrara mis caderas y jalara de mí haciendo que de mis labios escapara un pequeño chillido de sorpresa—. ¿Qué estás...?
Sus caderas volvieron a moverse mandando de este modo un escalofrío por todo mi cuerpo, sentí su miembro palpitar en mi interior y, por un instante, juré sentirlo crecer en dentro de mí ¿Acaso eso era posible?
—Eres un hermoso ángel, Yeonsuk Gong. Bendito sea el día que apareciste en Northesden —murmuró, antes de empezar a mecer sus caderas, encendiendo cada nervio de mi anatomía.
No me sorprendió que para días después mi débil cuerpo de pollo desplumado atrapara el más resfriado intenso que pudo atravesar en toda su existencia, por ello, el tener los mocos colgando en mis aletas nasales mientras me empeñaba en exprimir mi cerebro en una historia a tiempo récord, era una misión casi suicida. Como si sentir mi garganta en carne viva consta de la tos seca no fuera nada, el frío que me obligaba andar abrigado las veinticuatro horas aun cuando el clima de Northesden estaba templado era insoportable y, el beber cosas calientes gran parte del día solo aumentaba mi mal humor, sacaba el demonio interno de mi interior que deseaba con fervor sacar unos cuantos órganos de cualquier pobre alma que se atreviese a dirigirme la palabra.
Mis dedos no se apartaron del teclado por largas horas y jornadas en las que si no fuera por Jungsoo me saltaría las comidas si pudiera, no haría mis necesidades fisiológicas, pero sobre todo, no tomaría mis medicamentos. Junto a él, la madre de Emma me traía de forma constante sopas y recetas caseras para mejorarme, recibía estás apenado, ya que la mujer tenía carácter del diablo y no aceptaba un «no» como respuesta.
Era entonces que el tatuado volvía a demostrarme que era un hombre de palabra, apenas se enteró de mi malestar. Esa noche llegó a mi puerta con una mochila en su hombro y se instaló en mi habitación como perro por su casa con la promesa de que cuidaría de mí, no solo eso, el cabrón creía que al haber follado conmigo podía meterse en la regadera cada vez que yo me encontraba tomando una ducha.
Andaba desnudo a mi alrededor cada que pasaba más de tres horas frente a la computadora con el único propósito de distraerme. Pero lo que me llevaba al límite del estrés, era cuando adoptaba una actitud descaradamente melosa. Jungsoo Park era como un cachorro que exigía atención con constancia, y cuando obtenía un poco, anhelaba más y más.
Era un hombre infernalmente insaciable.
Me exasperaba a un nivel que no se podía calcular.
Después de haber escrito casi el noventa por ciento del manuscrito a un tiempo que hasta mí me sorprendió, me obligué a tomar un descanso. Fui a Baslam apenas sentí que mi resfriado cesó, o al menos, no me sentía tan indispuesto.
Al llegar, fui recibido con brazos abiertos por parte de Noah, quien no dudó en interrogarme sobre mi novela, preguntas que logré evadir, ya que ni Jungsoo sabía de qué sería mi historia, tanto así, que su existencia aún no estaba en el conocimiento de mi mánager que no había parado en contactarme varias veces al día desde que supo de la muerte de mi padre. Para mi suerte, dichas llamadas fueron hechas cuando el bajista no se encontraba en casa, por lo que seguramente evitaría ser interrogado por mi mejor amigo de su existencia. Ya que Yongban no tenía ni la menor idea de Jungsoo.
Por más que evité tener un contacto directo con Hal, tuve la desdicha de encontrármelo en la barra esa noche. El cabrón mantuvo sus ojos fijos en mí desde que se dio cuenta de mi presencia, para ese punto, no sabía que esperar de su parte, el rubio era demasiado extraño como para descifrar su comportamiento y, eso me hacía sentir jodidamente incómodo. Lo vi reincorporarse después de beberse su vino tinto de un solo trago.
—Acompáñame —se limitó a articular, pasó de largo por detrás de mí y subió al segundo piso.
Aturdido le seguí, no muy seguro si se refería a mí, por lo que la probabilidad de pasar vergüenza era alta. Saludé a Seth cuando pasé por su lugar de trabajo y entramos al pasillo de camerinos, miré de soslayo la puerta de Jungsoo al pasar por su lado para entrar a la oficina de Dawson una vez que este me permitió el acceso, mis ojos fueron a sus manos de manera inconsciente y mi cuerpo se tensó, a la defensiva.
—¿Vas a amenazarme con una escopeta esta vez? —Su rostro se mantuvo inexpresivo, soltando un bufido me crucé de brazos contra mi pecho, estaba seguro de que el propósito por el que Hal me tenía en su oficina no era para hacer las paces, ni mucho menos convivir, así que ¿Para qué me necesitaba? —. Seguramente tampoco vas a disculparte por tu actitud de mierda.
—No voy a disculparme —confirmó, su mirada escaneó mis facciones posteriormente de seguir hablando—: como dijiste antes. Enviarte de regreso a tu país sería un gran riesgo para nosotros, la idea de borrar tu memoria pudo ser una alternativa, pero traería efectos secundarios en ti, sin mencionar que los chicos desaprobaron esa opción.
Admiraba el hecho que Hal tomara en cuenta lo que pensaban sus amigos para tomar una decisión, era claro que la opinión de cada miembro del bar para él era importante para él, y eso lo hacía un buen líder a pesar de todo.
—Ve al punto, Hal. —Una de sus cejas se levantó con incredulidad. Pareciera que el inconveniente con el arma no logró intimidarme lo suficiente, y verlo sorprendido alimentaba un poco mi ego.
—Tuve una reunión con los demás, y llegamos a una solución de protegerte como entrenarte en caso de que estés en una situación que se nos salga de las manos. Jungsoo no está de acuerdo como deberás suponer, pero tengo fe que puedo contar contigo, recuerda que no solo Park peligra, sino todos nosotros, incluyéndote. —Asentí de acuerdo—. Aguardé a que te recuperaras para poder hablarte al respecto. Sobre todo, cuando no estuvieras con él.
No pude evitar considerar eso gracioso, la idea de hacer algún tipo de entrenamiento ya hacía que mi cuerpo se sintiera cansado, mis años de defensa personal quedaron en el pasado cuando el acoso por mi orientación sexual se hizo una excusa para que los idiotas quisieran propagarse conmigo, por lo que aprendí a defenderme de ellos. Sin embargo, en ese caso sabía que no iba a enfrentarme con cretinos homofóbicos, iba a pelear contra tipos mitad pájaros que quizás comían humanos, pero lo peor de todo, había una probabilidad de un millón en encontrar la razón por la que papá perdió la cordura, y eso me motivó de forma automática. Encontraría la verdad y me vengaría si fuera necesario.
—Está bien. Cuenta conmigo. —Una sonrisa burlona se dibujó en sus labios.
—No tenías más opciones, de todos modos. Solo te estoy informando.
—Idiota.
Volví a reunirme con Noah en la barra, para cuando me senté en un lugar libre junto a ella reconocí a Olivia al otro lado, quien al verme quitó al chico de mi lado de manera cómica para darle una fuerte palmada a mi espalda en forma de saludo, Emma apareció a mi costado con dos amigas de su clase y Natasha hizo acto de presencia media hora después brindándome una taza de chocolate caliente. Motivo para que fuera blanco de bullying de las chicas.
—Salí de una batalla contra la gripe, déjenme, Babosas —me defendí, usando mis labios para atrapar el pitillo.
—Jungsoo me exigió no permitirle beber alcohol a su novio hasta nuevo aviso —informó Nath, todos hicieron ese típico alarido de burla logrando así que el calor se concentraran en mis mejillas.
—No es mi novio —corregí.
El aroma característico de Jungsoo llegó a mi nariz antes que mi rostro fuera girado, una boca caliente atrapó la mía en un beso exigente, motivando a nuestras amigas escandalosas gritar con euforia haciendo que algunas personas miraran hacia nosotros.
Me aparté sintiendo que en cualquier momento tendría un infarto al tener mi corazón latiendo a esa velocidad, ¿Por qué me ponía así si nos habíamos visto esa mañana? Era absurdo.
—Hola... —susurró cerca de mi oído, mis piernas temblaron ante su delicioso coreano—. Te extrañé.
—¿Qué está diciendo? No hablo Taka-Taka —se quejó Noah, todos rieron, incluyéndome.
—Le está invitado a follar en los baños —explicó Emma con naturalidad. Mi rostro se puso más caliente.
—¡Emma! —reñí, todos rieron de nuevo.
Jungsoo se sentó en mis piernas para probar de mi bebida.
Mientras estos hablaban apoyé mi barbilla en el hombro del híbrido escuchando lo que este dialogaba con las chicas respecto a asuntos de trabajo, los demás miembros de la banda no tardaron en unirse haciendo que las risas y las bromas aumentaran de intensidad. A medida que el tiempo pasaba, Park agarraba el vaso en varias ocasiones y se aseguraba de que yo bebiera antes de hacerlo él.
La canción In The Middle Of The Night de Elley Duhé modificada por Seth dándole un ritmo sensual resonó en el club y los jóvenes presentes enloquecieron. No le di mucha importancia, ya que era consciente que ese tema era muy popular esos días, en especial en Tiktok. Jungsoo se levantó de mi regazo, una vez se terminó lo que quedaba en mi bebida, supuse que iría al baño o algo relacionado, por lo que giré en mi silla para mirar la pista de baile encontrándome así con el pelinegro de frente para mi sorpresa.
El tatuado tomó mi silla para mover esta hacia adelante, en acto de reflejo me agarré de sus antebrazos para no caer.
«Te convoqué, por favor ven a mí. No entierres los pensamientos que realmente quieres, te lleno, bebe de mi copa. Dentro de mí yace lo que realmente quieres.»
—¿Pero qué...? Jungsoo. —Lo miré confundido.
Sus labios se estiraron en una sonrisa coqueta antes de que su labio inferior fuera atrapado por sus dientes superiores. Su oscura mirada brilló con picardía, tragué saliva con nerviosismo ante esta, ya que eso significaba que tenía algo entre manos.
—«En medio de la noche, en medio de la noche. Solo di mi nombre, soy tuyo para domar, En medio de la noche, en medio de la noche. Estoy completamente despierto, anhelo tu sabor...» —Pude escuchar por primera vez su dulce voz por encima de la música y eso aumentó el descontrol que tenía como llamado presión arterial—. «Toda la noche. Hasta que llegue la mañana, estoy obteniendo lo que es mío, tú obtendrás lo tuyo. En medio de la noche, en medio de la noche.»
Sus caderas se empezaron a mecer al ritmo de la canción de forma sensual. Casi mis ojos salieron de órbita. Jungsoo Park se encontraba bailándome frente a sus amigos, me estaba seduciendo delante de todos los clientes del bar importándole poco que era lo que iban a decir de él después. Las chicas hicieron más bullicio motivando al azabache en su labor, y yo, solo quería desaparecer al notar que todas las miradas estaban en nosotros en ese momento. Todo el calor de mi cuerpo se concentró en mi cara en el instante que agarró esta y me besó de manera descarada.
«Ven, recuéstame. Porque conozco de esto. Porque sé de este amor...»
Mis manos acariciaron su cintura cuando Jungsoo puso estas en ella una vez nos apartamos por falta de aire, a ese punto, me importaba poco lo que estarían diciendo los clientes. Mis ojos no paraban de admirar la esbelta figura de Park que se movía al ritmo de la música, la forma que cantaba y su manera de moverse era hipnotizante, luciendo como si fuera una trampa donde el depredador embobaba a su presa antes de reclamarla como suya.
«Solo llámame, solo di mi nombre como si me necesitaras.»
—Yeonsuk Gong, lo admito. Mi intención inicial fue que tú cayeras ante mis encantos, nunca imaginé que sería lo contrario. —Cerré mis ojos ante las caricias que este me brindaba en las mejillas, un toque tan dulce como la brisa a las hojas de los árboles después de una tarde lluviosa.
Jungsoo Park era la brisa en mi prado marchito, él me estaba trayendo a la vida y yo quería protegerlo, iba a cuidarlo con esta si fuera necesario. No me iba a permitir que alguien lastimara aquello que tanto me costó encontrar. Mi chico emplumado era un rayo de luz que pensaba custodiar hasta el último aliento, ¿Eso era amor? ¿Esa necesidad de protección era porque estaba enamorado de nuevo o solo amaba aquel amor que él juraba sentir por mí? No lo sabía, pero me encontraba dispuesto averiguarlo.
«Estoy completamente despierto, anhelo tu sabor. Toda la noche. Hasta que llegue la mañana, obtendré lo que es mío, tú obtendrás lo tuyo. En medio de la noche...»
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