Capítulo 19
El calor que existió alguna vez en mi cuerpo dejó de hacerlo en ese instante, lo que algún momento consideré una situación que solo ocurrían en películas de terror o en un video actuado, estaba sucediendo frente a mí. Era consciente que había gente caníbal en la sociedad, pero tenía entendido que hacían sus prácticas detrás de puertas cerradas, ya que esta era ilegal casi en gran parte del mundo, y sin mencionar que moralmente no estaba bien. Sí, quizás estaba sonando estúpido hablando de lo que era y no era correcto en ese instante, pero era lo único que me mantenía cuerdo y así podía guardar silencio en el lugar que estaba parado. Porque sí, allí me encontraba yo. Como una maldita verga erecta, sin saber qué hacer, siendo una inútil existencia.
Di un paso vacilante hacia atrás conteniendo el aliento sin apartar la mirada de Jungsoo, a mi segundo paso, este lanzó algo a su costado y mis ojos siguieron aquel "objeto" que resultó ser un brazo casi en sus huesos, no había rastros de piel ni músculo en aquel miembro. Apreté mis labios reteniendo un grito de horror, sobre todo, la bilis que ya quemaba mi garganta, en el momento cerré mis ojos sentí finalmente las lágrimas que retenía bajar por mis mejillas con rapidez.
«¡Corre, perra, cooorre!», mi disfuncional mente gritó.
Dos pasos hacia atrás y noté a Jungsoo detener lo que estaba haciendo de forma abrupta, mis pulmones exigían oxígeno, tomé una bocanada de aire al instante que el pelinegro miró a mi dirección con sus ojos azules brillando a través de la oscuridad y con su boca empapada de sangre. Giré sobre mis talones y emprendí mi huida. Corrí lo que nunca lo hice en todas mis clases de educación física juntas, mientras me metía entre los pasillos que me había llevado aquel lugar, me obligué a no mirar por encima del hombro, pero en el segundo que escuché como unos zapatos golpeteaban el suelo en rápidas zancadas detrás de mí supe que en serio estaba jodido.
Frené en seco al salir por el tercer túnel, en vez de cruzar al siguiente que se encontraba frente de mí, me pasé al pasillo de al lado para apoyarme contra la pared, cubrí mis labios y nariz para evitar hacer ruido, aguardé, ocultándome en la penumbra. Todo mi cuerpo palpitaba por la fatiga y la adrenalina, las lágrimas no dejaban de salir por mis ojos. El sonido de los zapatos se hizo más fuerte, y justo cuando pasó por mi lado desde el otro lado de la pared, el sonido se detuvo abruptamente segundos más tarde.
Silencio.
Temí que al moverme el sonido inexistente de mis zapatillas contra el suelo revelara mi escondite y, fue cuando agradecí al creador de aquellos túneles por aquella genial idea de haberlos creado. Fue entonces que escuché pasos acercándose desde el lado opuesto al que me encontraba, lo confirmé cuando distinguí varias voces masculinas junto a ocasionales risas. Dejando salir el aire que contenía, saqué mi ridículo lapicero con linterna del bolsillo con mis manos temblorosas.
—Agradecido con el de arriba por salir de esta mierda —susurré, asegurándome que aún funcionaba después de haber abusado de su uso por tanto tiempo.
Al confirmar que aún trabajaba perfectamente alumbré a mi costado. Lo primero que apareció en mi campo de visión fueron los oscuros ojos de Jungsoo antes de que este pasara su lengua por sus labios, el tipo estaba a un paso de distancia y ni siquiera me había dado cuenta. La luna salió del escondite iluminando el resto de su anatomía.
Por inercia lancé mi puño a su dirección, pero este fue detenido por el azabache de forma ridícula, su mano se cerró en mi muñeca con mi firmeza, por lo que usé la otra para intentar liberarme de su agarre; sin embargo, terminó en las mismas condiciones que la otra mano, así que empecé a forcejear e intenté patearle, pero lo único que conseguí fue ser apresado contra la pared de forma brusca con su cuerpo presionando el mío. Nuestras respiraciones chocaban entre sí de manera acelerada, al igual que sentía la forma en como mi corazón golpeaba con fuerza mi tórax.
—Quieto —gruñó este cuando volví a removerme.
Mantuvo el agarre firme, mis dos muñecas por encima de mi cabeza contra la pared de la misma manera que lo había hecho con mi cuerpo, solo utilizando una de sus manos.
—Si no me sueltas ahora mismo, juro que voy a gritar, y no de cualquier manera, gritaré tan agudo y fuerte que Ariana Grande y Dimash Kudaibergen quedará cortos a mi lado —amenacé, las esquinas de sus labios temblaron antes de levantarse—. ¿Te estás riendo de mí? Si vas a matarme solo hazlo, esta escena es tan ridícula que juraría sentirme dentro de una escena de Cincuenta sombras...
Su rostro volvió a tornarse serio, el observar como la sangre todavía goteaba por su barbilla trajo la horrible escena a mi mente aumentando mi malestar. Sus ojos hicieron un recorrido largo y lento por mis facciones antes de bajar por mi cuello expuesto mientras tragaba saliva, en el momento que sentí su mano en mi cintura di un respingo, ¿Iba a desmembrarme mientras aún seguía vivo? ¿Iba a torturarme primero quebrando mis huesos? ¿Jugará con mi cadáver una vez que me asesine? La sola idea de lo que iba a hacerme me hizo removerme con fuerza a la vez que soltaba infinidad de insultos, de modo que no me extrañó que mi boca fuera cubierta y casi fuera aplastado por el cuerpo de Jungsoo.
—Que te detengas, maldición. Ellos nos van a encontrar. —Me detuve abruptamente, en el instante que lo hice, fue cuando lo noté, y, no precisamente, por el ligero sonrojo en sus mejillas.
Mi cara no tardó en calentarse a la vez que bajaba mi mirada al sentir un constante palpitar en mi cadera, solté un jadeo de sorpresa al darme cuenta de lo que ocurría.
—Deja de mirarla. —Con su mano libre, garró mi mentón y tiró de este, obligándome a levantar la mirada. Me sentí nervioso y no por el hecho de tener una erección casi apuñalándome, sino por la manera en que me miraba, con tanta hambre que no dudé un segundo que iba a devorarme si lo deseaba y eso me causó asco.
—¿Te excita esto? Apresar a tus víctimas, perseguirlas y hacerles creer que saldrán con vida cuando no es verdad, ¿Eso te pone cachondo? —escupí, ignorando el hecho que estaba cagado del miedo en ese momento.
—Deja de decir tonterías...
—¿Ahora soy yo el que dice tonterías? —bramé con indignación—. No debes estar hablando putamente en serio, ¿Tontería es devorarte a una persona en plena calle?, ¿el canibalismo es tu segundo pasatiempo favorito?
—¿Por qué sigues metiéndote en asuntos que no te conciernen?, ¿seguirme por la ciudad?, ¿en serio?, ¿estás obsesionado conmigo o tienes algún tipo de fetiche con meterte en la vida ajena? —No pude evitar soltar una carcajada.
—Tienes un ego muy alto, Park. Bájate de la nube. Te encontré por casualidad, el universo no gira en torno a ti. —No era del todo mentira, aunque debía admitir que el hecho de que sí estaba comportándome como un adolescente con su primer amor, era bastante denigrante.
Volvió analizarme con la mirada y el olor a hierro aumentó las ganas de vomitar que estuve reteniendo desde hace unos minutos, mis manos a ese punto ya se encontraban acalambradas por la presión que Jungsoo ejercía en ellas y, eso me hizo bufar de frustración, estaba temblando, pero no sabía si era por el miedo, la adrenalina, por la frialdad de la madrugada o todas las anteriores.
—Maldición. Límpiate. Te ves como un cerdo lleno de mierda en la cara. —Este levantó una de sus cejas en forma de burla e hizo lo que menos esperé: pasó su barbilla por mis mejillas—. ¡Eres un maldito hijo de puta! ¡Voy a matarte, Jungsoo Park! ¡Te vas a comer mi mierda completa y juro que...!
Jungsoo permaneció mirando mi rostro con una amplia sonrisa en los labios, luciendo bastante orgulloso de lo que había hecho, como si mi enojo solo le satisficiera de una manera retorcida, eso aumentó mi ira, quise golpearlo, anhelé jalar de su pelo hasta arrancarlo si fuera necesario, pero en su caso, sería desplumarlo. Deseé con fervor desquitar mi frustración en una pelea cuerpo a cuerpo, aun cuando tenía todas para perderla.
—Eres tan bonito cuando me insultas, tu boca... —Sus ojos bajaron a esa zona a la vez que acercaba su rostro al mío, mientras lo hacía, inclinaba su cabeza de un lado a otro como si lo que tenía en frente suyo era desconocido y a la vez intrigante, de forma que quería verlo en todos sus ángulos. Algo que aceleró nuevamente mi corazón y calló mi cerebro, dejándome sin argumentos—. Se ve tan exquisita, no tienes idea de las madrugadas en las que me despertaba con una erección después de soñar haberle hecho a esa preciosa boca tuya todas mis retorcidas fantasías.
Mi vientre bajo se apretó de una manera deliciosa, el apreciar cómo sus hermosos ojos se tornaban azules claros con luz propia en cuestión de segundos tampoco ayudó en lo absoluto, el deseo que había en su mirada causó que descargas eléctricas pasaran por mi columna y me vi inclinando mi cabeza a la vez que entreabría mi boca. Casi sintiéndome atraído a él de la misma manera que se atraía un imán hacia el otro.
—Voy a besarte como un infierno, Yeonsuk Gong. Después de eso no habrá marcha atrás. —Asentí frenéticamente con la cabeza, como si aceptara aquellos malditos términos y condiciones que nadie leía cuando iba a registrarse en una red social. Y que de seguro me arrepentiría más tarde.
Acortamos el espacio casi al mismo tiempo y en el segundo que nuestras bocas colisionaron, sentí como si una explosión de fuegos artificiales explotaran en mi cabeza, la dulzura de sus labios me hizo gemir de placer y me removí, pero esta vez con intención de acercar mi cuerpo al suyo; quería un poco más, anhelaba más. Fue entonces cuando me daba cuenta de un hecho que tanto me negué aceptar, poco a poco, de manera inconsciente, me encontraba añorando a Jungsoo Park, añoraba cada parte de él, y esa era la razón de que inconscientemente lo buscaba. Sonreí en el instante que al meter mi lengua a su boca este emitió un exquisito gemido que fue acompañado por el mío cuando percibí sus manos colarse por debajo de mi camisa en el momento que liberó las mías.
Una de mis manos pasó por su cuello rodeando este para después introducir mis dedos en su cabellera y juguetear con algunos mechones de esa zona mientras una de sus piernas se acomodaba entre las mías presionando con su muslo mi entrepierna, causando que mi espalda se encorvara.
—Mi alma rota, no sabes lo mucho que añoré tenerte, así —susurró cerca de mi oído, antes de morder mi oreja de manera suave, mandando más estremecimientos por todo el cuerpo.
—No lo parecía, estabas muy ocupado compartiendo saliva con tu ex —gruñí ignorando lo malditamente sexy que lucía en ese momento con el cabello revuelto y las mejillas sonrojadas—. Además, ¿Por qué me llamas así? Lo has hecho dos veces.
—¿Estás celoso? —Solté un bufido.
—¿Por qué esa sangre en tu rostro es dulce? —Este soltó una risita—. ¿Qué? ¿No vas a responder mis preguntas?
—Lo haré cuando admitas que estás celoso. —Apreté la mandíbula en respuesta.
—Sí. Estaba celoso, estoy putamente celoso de ella por la cercanía que tiene contigo. —Levantó las cejas bastante sorprendido que hubiera admitido mis sentimientos al respecto tan fácilmente, el recordar en lo que el mundo de Jungsoo era envuelto no dude en preguntar lo evidente—: ¿Ese tipo no era humano, verdad?
Negó con la cabeza con una pequeña sonrisa en sus labios.
—Era un arcángel, me había estado siguiendo por varios días, así que tomé cartas en el asunto.
—¿Era necesario comérselo? —No pude evitar hacer una mueca de disgusto.
—Los ángeles y los demonios tienen un tipo de magia que después de morir, cualquier otro ser con cierta experiencia puede acceder a los últimos recuerdos de esa criatura antes de que muriera únicamente usando su cadáver, por lo que es necesario acabar con toda evidencia —explicó jugando con un mechón de mi cabello poniéndome nervioso, mucho más de lo que podía admitir.
—¿No es más fácil quemarlo? —Dejó de hacer lo que hacía para mirarme y volvió a negar con la cabeza—. ¿Es necesario comerlo? ¿Completo?
—Es mucho más complicado de lo que crees, no creo que...
—Mi padre afirmaba que ángeles le hablaban y por alguna razón él podía ver y convivir con ellos, todos consideraban que estaba loco, tanto así, que está encerrado en un centro mental. —Le miré con una pequeña mueca—. Seguramente te estarás preguntando qué tiene que ver eso con tu caso, quizás no tenga nada, pero quiero saber más de las criaturas que hicieron de mi infancia una tortura religiosa.
Aquel semblante dulce desapareció y sus ojos volvieron a tornarse azules cuando hace poco se había tornado a su color natural.
—¿Qué...? —Pasos se escucharon más cerca, oculté el rostro de Jungsoo en la curvatura de mi cuello a la vez que me limpiaba las mejillas de manera rápida con la mano que tenía libre, varios segundos después una luz que fue impuesta en mi cara me cegó por completo.
—Ahí estabas muchacho, veo que encontraste tu camino. —Reconocí la voz del tipo que me dio información a cambio de dinero.
Jungsoo se apartó y justo cuando iba a reñirle por hacerlo debido a sus fachas, noté que la sangre y los restos de esta habían desaparecido. Sorprendido observé mi mano y la noté algo sucia, pero no había restos de los líquidos del arcángel, ¿Pero cómo...? Miré confundido a mi acompañante, quien se limitó a continuar su camino, por lo que tuve que seguirle a regañadientes.
Había pasado algunos días después de lo ocurrido con Jungsoo en las que simplemente se sintió una vibra extraña entre ambos, o eso era lo que yo pensaba, cuando salíamos con los chicos el no saber cómo comportarme me frustraba, me hacía sentir molesto conmigo mismo por haberme dejado llevar en aquel momento, me fastidiaba el hecho que cada que recordaba aquel beso mi vientre cosquilleaba y mi pecho se sentía cálido, el no tener idea qué sentía al respecto me hizo tener que llamar a mi terapeuta fuera de los horarios establecidos, pero estaba a un punto que no me importaría pasar hambre un par de días solo por pagarle a alguien un poco más de dinero solo para que me diera respuestas a todo lo que estaba sintiendo en ese momento. Por obvias razones no podía decirle lo que había visto, por lo que mentirle se empezó hacer un hábito al que tuve que recurrir.
Esa sensación amarga de no saber qué demonios estaba pasando con todo lo que tocaba lidiar, no solo trajo consigo noches de insomnio, sino también, traía a mi mente aquellos traumas del pasado que me dejaban llorando por horas, sintiéndome incapaz de avanzar, cuando antes lo había logrado; esa percepción de haber dado un paso adelante y dos pasos para atrás, era sin duda una de las peores sensaciones que ningún ser humano debía sentirse por un largo lapso de tiempo. Y era entonces que un nuevo cuestionamiento se mantenía en mi cabeza hasta llegar al punto de ocasionarme migrañas.
¿Qué iba a pasar después?
Luego de terminar de pintar un par de cuadros, Noah me permitió llevarlos al club. Esa mañana tomé el auto rojo de la vecina para dirigirme al lugar mencionado, pero al escuchar un extraño sonido proveniente del motor tuve que detenerme a mitad del camino. Sabía que no podía repararlo por mi cuenta, así que tuve que preguntarle a algunas personas que vivían en esa zona por la ubicación de un taller, para mi poca buena suerte se encontraba cerca, así que conduje allí.
El taller era un parqueadero donde había varios modelos de carros antiguos como actuales, del mismo modo que también se encontraban motocicletas de toda marca, mientras me hacía espacio entre estos no pude reconocer a las personas que se encontraban presentes con restos de suciedad en sus ropas. Detuve a Petro varios metros después y apagué el motor para bajar del vehículo justo en el momento que un hombre de mediana edad con prominente barriga y piel bronceada me dedicó una mirada fugaz a la vez que colgaba en su hombro una toalla de manos roja bastante sucia.
—Ya se echaba de menos a Petro en el taller —comentó mientras le brindaba una suave palmada al capote antes de mirarme con curiosidad—. Tú debes ser el nuevo vecino de los Johnson, ¿Verdad?
Asentí algo apenado para señalar el auto.
—Le suena algo al motor, no logro saber la causa debido a que no conozco ese funcionamiento de este tipo de autos, aunque tengo la sospecha de que puede ser un problema en las válvulas —informé, no muy seguro de lo que estaba diciendo mientras observaba como este abría el capote exponiendo el motor.
Se inclinó y después de algunos segundos en los que hizo extraños ruidos con la garganta mientras buscaba la fuente del problema, me miró con una pequeña sonrisa por un momento.
—Casi le atinas, chico. Solo se aflojó la biela y necesita un cambio de aceite, nada grave. —Un suspiro de alivio abandonó mi boca—. Mandaré a alguien que te haga el trabajo, no tomará mucho tiempo.
—De acuerdo, muchas gracias.
Una vez lo vi desaparecer al interior de lo que aparentaba ser un tipo de despacho cuya edificación lucía bastante desgastada, observé los vehículos estacionados allí. Yacían una variedad de marcas que no reconocía, pero lucían bien cuidados. Por el rabillo del ojo, noté alguien salir de la misma dirección que el viejo había entrado un minuto atrás, así que miré a esta. Deseé no haberlo hecho, ya que aprecié a Jungsoo modelar a donde me encontraba. Porque sí, el tipo no caminaba como una persona normal, parecía que estuviera modelando la última temporada de Gucci y luciendo las mejores prendas de la marca, cuando en la realidad usaba unos jeans desgastados y manchados de barro y aceite quemado. Ese hombre estaba sucio, y lo peor de todo, es que lucía demasiado bien y lo odié por eso.
Chasqueé la lengua al notar la forma tan ridícula que aparentaba sorpresa al verme allí, una vez lo tuve al frente, me crucé de brazos contra el pecho y di un paso atrás cuando este llegó a mí.
—¿Ya desgastaste a Petro? Pobrecito. —Arrugué mi nariz ante su voz melosa mientras apoyaba una de sus manos en el capote que estaba sobre su cabeza, se inclinó para mirar de cerca el motor—. ¿No vas a dirigirme la palabra? —preguntó después de unos minutos en los que se limitó a trabajar en silencio—. Eres muy hablador, ¿Qué te pasó hoy?
—No tengo ganas de mantener una conversación —me limité a responder, me había aburrido el mirarle, por lo que había sacado mi teléfono y estaba mirando las últimas fotos de Yujeong, sobre todo, sus estados.
—¿Teléfono nuevo? —preguntó, reincorporándose a la vez que se asomaba para mirar lo que hacía, aparté el aparato de su vista, así que este me miró con el ceño fruncido— ¿Pasa algo?
Negué con la cabeza mientras metía el teléfono en mi bolsillo una vez bloqueé su pantalla. Su cercanía me estaba poniendo nervioso y esa sensación no me gustaba en lo absoluto, porque me recordaba aquel Yeonsuk inocente que cayó en los enredos del que consideró un mejor amigo, aquella debilidad donde exponía la inocencia de una versión de mí tan pura y a la vez tan vulnerable a ser lastimada, era algo que me hacía dar más de un paso atrás para evitar volver a revivir esos días de infierno que pasé con Yujeong. Temía que la historia se repitiera y que fuera yo el que terminara perdiendo.
No estaba seguro si podría sobrellevarlo de nuevo.
—Yeonsuk. —Volví mi mirada a su rostro, la incertidumbre en este aumentó mi nerviosismo.
Me sentí culpable de lo que sea que estuviera ocurriendo entre ambos, sus manos hicieron el amago de tocarme, pero al final se cerraron en forma de puños a sus costados.
—¿Qué ocurre? —presioné al notar que continuaba en ese debate interno donde su rostro era como un río trasparente en que se podía ver más allá, verle tan vulnerable hizo que mis defensas bajaran solo un poco.
—Tenemos que hablar de lo que ocurrió esa noche. —Mierda, mierda y más mierda.
Había un sin fin de cosas que se podía hablar de lo que ocurrió esa noche, pasó tantas cosas, sucesos que fueron más complicados que los otros, pero aun así, deseé que no fuera el tema que creí que estaba pensando.
—No diré nada de lo que sea que vi esa noche, no te preocupes. —Intenté dirigir la conversación, por otro lado.
—No hablo de eso, Yeonsuk —«Por favor, no lo menciones, Park. No te atrevas»—. Hablo sobre el beso.
Santa mierda.
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