Capítulo 18
—¿Los híbridos lucen así de feos? —Solté una maldición cuando recibí un pequeño pellizco en mi cintura de su parte.
—Para tu desgracia así lucimos gran parte del tiempo en que no nos trasformamos por completo. —Pasó sus brazos por detrás de su cabeza—. Los híbridos contamos con dos transformaciones, la semihumana, que es aquella que viste en mi vestidor, y la completa, en la que perdemos nuestra mundanidad anatómica para convertirnos en un fénix. Cada criatura se caracteriza por un color diferente en su plumaje, son muy pocas las posibilidades en las que un híbrido coincida completamente con el otro, es como un ADN que nos diferencia entre sí.
—¿Por qué un fénix? —quise saber el trasfondo de aquello. Jungsoo se limitó a encogerse de hombros.
—Hay cosas en nuestra genética que no tiene explicación. Una de ellas es nuestra transformación en fénix, aunque según nuestra historia, los híbridos solían tener el poder de transformarse en diversos animales con el fin de sobrevivir en un ambiente salvaje lejos de la civilización. Normalmente, al no ser seres ordinarios, no podían adoptar un animal común, es por esa razón que hubo muchos avistamientos de criaturas mitológicas alrededor del mundo con respectos a estas supuestas criaturas. Al final, la evolución solo nos permitió convertirnos en aves debido a nuestra genética de tener alas por los seres celestiales, pero también nos permitió resurgir del fuego y cenizas, como los demonios. De esta manera fue que la evolución de por sí creo y formó parte de nuestros poderes, convertirnos en animales que pudieran tener un equilibrio en ambas genéticas. —Este rio entre dientes al ver mi reacción.
Wow, eso definitivamente era algo... Asombroso.
Mis mejillas se sintieron calientes al recordar el retrato del hombre frente a mí tal como vino al mundo, volví mi vista al cielo apreciando como la luna era oculta por una nube. Solté un largo suspiro y en silencio medité las palabras que el ajeno había dicho.
—Hal sospecha que yo sé tu secreto, ¿Verdad? —Soltó un ruidito de afirmación.
—Siempre tuvo la corazonada de no eras alguien de confiar, solo aguardó el momento para alejarte de mí. —Hizo una pausa—. En jornada laboral, por lo menos. Él sabe que soy necio, por lo que no podría mantenerme lejos siempre.
—¿Qué te dijo cuándo se dio cuenta?
—Él te vio salir de mi closet ese día. Sugirió que debíamos asesinarte... —Mi corazón dio un vuelco.
—Aaaa ya. —Me limité a decir—. ¿Seguro es un ángel?
Sentí su mirada por un largo rato antes de escuchar su respuesta, pareciese que no estaba seguro si debía decirme lo que tenía en mente:
—Los ángeles no son buenos, Yeonsuk. No todos tienen esas buenas intenciones que los humanos creen. —Parpadeé múltiples veces en respuesta.
—¿Entonces los demonios son buenos?
—Tampoco.
—Que estafa. —Escucharle reír motivó a las esquinas de mis labios ir hacia arriba—. No se puede confiar en nadie en pocas palabras.
—Así es.
Los siguientes días fueron variados en dónde no sabía que iba a ocurrir durante estos, los chicos se habían turnado para secuestrarme ciertas horas o un día completo para hacer diversas actividades que estimularan mi creatividad; desde visitar lugares remotos, ayudar a componer canciones, ir de compras con las chicas, pijamadas donde me usaban como modelo a sus alocados maquillajes o peinados, cocinar platillos típicos de Northesden, hasta recorrer en la parte trasera las desoladas calles del pueblo mientras cantábamos a todo pulmón, hacíamos fogatas en la parte trasera de alguna de las casas de los chicos en la que bebíamos chocolate caliente mientras los chicos tocaban de manera acústica algunas baladas mayormente melancólicas.
Hacer ese tipo de actividades me recordaba que no necesitaba el uso de sustancias para divertirse y disfrutar el momento, me hacía ver que había amistades bastante sanas, que a pesar de no haber llevado mucho tiempo en conocerse, podían aportar en la vida de una persona mucho más que una amistad de años. No dudé en tomar nota por cada hermoso instante que pasaba, cada sensación que me trasmitía mi nuevo grupo de amigos. El sentirme libre de hablar de la manera que quería y el poder ser yo mismo sabiendo que no iniciaría un conflicto hizo más único esos instantes. Porque me sentía vivo, estaba viviendo sanamente y lo estaba disfrutando como un demonio.
Pero la actividad que en definitiva se convirtió en mi favorita fue apreciar los atardeceres junto a Jungsoo en el mirador, al principio lo hacíamos solo, él y yo, después se unió la banda y luego las chicas, cuando llegaba a casa pasada la madrugada pintando aquellos ocasos y caía dormido sin siquiera tomarme el tiempo de lavarme los restos de pintura de mi piel.
Tomé el Volkswagen de mis vecinos ese día y conduje a la ciudad más cercana porque los materiales que usaba para pintar costaban una fortuna en la papelería local. Los chicos había logrado vender mis pinturas en el club y estaba ganando dinero también al trabajar con Olivia en la biblioteca, con este compraba las pinturas y a la vez calmaba a mi angustiado mánager por mi estado, quien juraba que yo me encontraba pasando hambre y no quería decírselo.
El viaje fue largo debido a que elegí la peor hora para conducir. Al llegar, fui directamente a la papelería que me había recomendado Natasha en el centro y compré suficiente material como para tener una exposición solo para mí. Después conduje otro rato más para comprar un nuevo teléfono y mientras pasaba mi información a este, me quedé en un restaurante para robar algo de internet, ya que los datos se me activarían horas más tarde.
Había pasado mucho tiempo desde que había entrado a redes sociales, no mentía, estaba con los testículos fruncidos de los nervios. Revisé mis últimos post antes de entrar a las de él. Sí, lo admitía. Era una costumbre estúpida que aunque pasara el tiempo aún prevalecía en mis malos hábitos y que debía cambiar. Había nuevas publicaciones, pero no ocurrió algo nuevo en mi ausencia que me sorprendiera. La mayoría eran junto a su novio en varios lugares, y esa vez, sí, para mi sorpresa; no pasó nada. Mi corazón no dolía como la primera vez; sin embargo, percibía una presión notable que me recordaba que aún sentía, que aún era humano, y que por más tiempo que trascurriera sería cuestión de iniciativa para sanar aquellas heridas que tanto me negaba a sí quiera reconocer que las tenía.
Yo había decidido sanar y, era la segunda decisión más sana que pude tomar en corta vida, la primera fue alejarme de Yujeong.
Volví al auto para cuando el cielo se encontraba oscuro y la vida nocturna se adueñaba de las calles de la ciudad, los coloridos anuncios hicieron alusión a sus locales y algunas personas empezaron a invitar a los caminantes a que entrasen a estos. Era el centro, por lo que era usual ese tipo de cosas, en especial, era normal que tuviera que detenerme en varias ocasiones en el mismo semáforo porque gracias a la cantidad de autos en ella, el flujo se hizo poco notable.
Aproveché entonces para llamar a mi amigo por videollamada aprovechando que estaba a varios vehículos del semáforo en rojo. Por un momento pensé que no iba a contestar debido a la diferencia de horario, pero cuando su cara de ombligo mal formado apareció ocupando toda la pantalla, sonreí inevitablemente ante su ruido nasal de sorpresa.
—Mierda. Parece que hubiera pasado años desde la última vez que vi esa fea cara tuya. —Mi sonrisa desapareció y él rio por mi reacción—. Solo bromeo, Suk. Es un gusto ver esa cara amargada que cargas después de tanto, extrañé verte. Te ves muy bien, debo admitirlo...
—Aún no tengo borrador. —Escuchar su bufido me hizo sonreír otra vez.
—Y luego me llamas a mí, mal amigo e interesado. Eres un bastardo sin causa. Para empezar, mírate, se nota que subiste de peso y ¡Oh! —Blanqueé los ojos. Eso en definitiva era lo que más odiaba de Corea: las dietas—. ¡Te teñiste el cabello! ¿Qué color es ese? Es bonito... ¿Casta...?
—Color mierda —le interrumpí de forma tosca—. Ahora quita esa cara de culo y muéstrate a Haneul.
Una vez que vi un dedo medio, este me mareó sacudiendo su teléfono mientras se dirigía a la sala donde aprecié a Hyunjin darle biberón a una rosada bebé de un mes con adorables mejillas regordetas.
—¡Hola, Haneuuul! Tu tío Suk, está aquí —saludé con voz chillona, logrando atrapar la atención de la bebé, quien sostenía el biberón con firmeza—. Aigooo, qué hermosa criatura. No entiendo cómo saliste así de preciosa con esos padres que tienes.
—¡Hyaaa! —Los escuché gritar al unísono.
—¿Acaso quieres morir? —Hyunjin me miró con sus ojos muy abiertos de manera amenazante, al menos ese su propósito, porque en realidad se veía como un ratón electrocutado, pero se debía reconocer su intención.
—Por lo menos báñate, Hyunjin. Desde aquí puedo olerte, Marrana —me quejé, la muy puerca se olió los sobacos para encogerse de hombros.
—No huelo tan mal. Al menos baja de peso, puedo ver tu papada desde aquí. —Bufé encogiendo mi cuello para acentuar esta aún más.
—¿Así? —La chica soltó una fuerte carcajada haciendo que la pobre criatura que tenía en brazos se sacudiera como maraca, algo que me hizo reír—. Joder. Los extraño como no tienen idea.
—Y nosotros a ti, Suk. —Puchereé al mismo tiempo que ella lo hacían, acto que nos sacó otra risa.
Fui avanzando de manera lenta y dejé el teléfono en el asiento del copiloto sin dejar de hablar con los chicos quienes relataban qué era lo había ocurrido en mi ausencia, fue básicamente pasar mala noche debido a los llantos de la bebé, la presión de los correctores en Yongban para que yo les enviara el primer borrador, Yujeong siendo un dolor de culo intentando dar con mi paradero a pesar de que me prometió darme mi espacio, el muy hijo de puta.
Tardé en salir del área del centro casi media hora, de manera que pude respirar aliviado al poder conducir a un ritmo más continuó. Estaba a punto de entrar a la vía principal para salir de la ciudad, cuando por el rabillo del ojo vi una motocicleta, no le iba a dar importancia, pero cuando esta pasó por mi costado para adelantar mi auto junto a los demás que iban delante de mí, reconocí la espalda de su conductor.
—¿Pero qué demonios...? —Moví la palanca de cambio y aceleré para seguirle el ritmo saliendo del carril una vez me aseguré que podía tomar la otra vía.
—¿Qué sucede, Gong? —Escuché preguntar a Yongban una vez cuando alguien hizo sonar la bocina y en respuesta le mostré el dedo medio mientras le gritaba insultos bíblicos en coreano.
—Estoy en medio de una persecución, Kim. No me distraigas o esta será la última vez que escuches mi melodiosa voz —hablé, mientras maniobraba entre los vehículos y giraba en diversas calles tratando de no hacerme notar.
Escuché una lluvia de maldiciones por parte de este, seguramente se estaría jalando los pelos como el dramático que era, pero no le di importancia, ya que estaba seguro de que podría soportarlo un tiempo más como para pensionarse.
—¿A quién demonios estás persiguiendo, Yeonsuk Gong? —No respondí, en vez de eso le bajo la intensidad de las luces al auto cuando me adentro en un barrio de mala muerte y estaciono cerca del área peatonal—. ¡Hyaaa! ¡Yeonsuk Gong, idiota busca problemas! ¿¡Qué mierda estás haciendo!?
—Te llamo luego, Kim, me surgió algo. —Casi pude jurar que mi amigo había tenido un Déjà vu en las que los dejaba de lado porque debía ir a buscar Yujeong para sacarlo de sus locuras.
Una vez apagué el motor, me aseguré que no hubiera alguien en la acera que tuviera intenciones de querer robarme el auto y salí de este, finalmente, miré mis costados buscando la motocicleta y al no verla cerca me apresuré a caminar hasta el otro extremo mientras ponía la capucha de mi abrigo sobre mi cabeza. Si lo perdía de vista, toda esa alocada idea de seguirlo habría sido una pérdida de tiempo, pero si era descubierto, me ganaría seguramente un problema con el tatuado por ser un dolor de culo.
¿Me pasaba de idiota por meterme en asuntos que no me correspondían? Sí, por supuesto. Estaba seguro de que serían más las desventajas que traerían como resultado las decisiones que estaba tomando en ese momento, pero mi tóxica curiosidad sería saciada esa noche. Sonreí al distinguir su Harley negra estacionada a varios metros y, al confirmar su matrícula, supe que no fue una alucinación. Estaba loco, pero no a ese punto.
El azabache estaba en la ciudad y que nos hayamos topado por casualidad me resultaba una buena oferta para meter mis narices en donde no me llamaban. Me acerqué a esta y miré a todas direcciones en un intento de encontrarlo; aunque, no había rastros de él, ¿Qué hacía Jungsoo en primer lugar en esos lares? Tragué saliva cuando mi vista se encontró con la de un hombre que estaba fumando a pocos pasos apoyado contra un faro de luz.
—¿De casualidad...?
—Cincuenta. —Será un hijo de puta.
—No estás hablando en serio...
—Cincuenta o nada. —A regañadientes saqué mi cartera mientras le soltaba las mil y una razones por la que se iría al infierno.
—Tengo veinte. —Este negó con la cabeza mientras exhalaba el humo, inmune a mis palabras venenosas—. Oh vamos, hijo de puta. Con eso te puedes comprar mejores cigarrillos que la mierda que estás fumando allí.
Después de meditarlo por varios segundos me extendió la mano. Me acerqué a este y le entregué los billetes de mala gana, señaló al otro lado de la calle, a un cuestionable callejón de paredes angostas.
—Ten cuidado, chico. Ese camino tiene múltiples vías y si no tomas la correcta terminarás perdido o en problemas —me advirtió antes que yo cruzara la calle.
Crucé la acera con rapidez a la vez que sacaba la pluma que compré esa tarde que contaba con una ridícula linterna, había olvidado el teléfono en el auto y no tenía pensado devolverme a por él, tampoco pensaba arriesgarme a que me lo robaran. Me obligué a ignorar mi terror por la oscuridad y me dejé engullir por la penumbra mientras la canción que reconocí como I Feel Like I'm Drowning por Two Feet sonaba desde una discoteca en la calle que dejaba atrás.
Mis pasos se fueron tornando más pausados conforme avanzaba y traté de no tropezar con los restos de basura que se encontraba allí. El suelo estaba mojado y el olor a orina era asfixiante. Cerré casi por completo la capucha dejando solo mis ojos expuestos, usando así este como cubrebocas y finalmente encontré lo que el tipo había mencionado: el camino se dividía en dos, uno más tétrico que el otro, ambos destilando peligro y mala vibra. Entonces me preguntaba de nuevo ¿Qué hacía Jungsoo Park en ese lugar?
—Si yo fuera Jungsoo Park, ¿Qué camino tomaría? —murmuré cerrando mis ojos.Tenía entendido que se debía darle importancia a la intuición a la hora de tomar decisiones cruciales, así que decidí tomarla, pero para hacer lo contrario, porque en definitiva siempre tomaba la opción incorrecta. Esperé unos cuantos segundos y... "Izquierda" Abrí los ojos de nuevo.
—Derecha dice. —Entré al camino mencionado, a medida que iba adentrándome a esta, una sensación de arrepentimiento hizo mis pasos menos seguros.
¿Y si era el otro camino? ¿Quién demonios hace un laberinto en una calle en primer lugar? Con ese dinero hubiera mejorado los locales de este en vez de poner absurdos pasadizos de mala muerte. Unos minutos después de caminata que resultaron eternos salieron dos nuevos callejones, y me fue inevitable no empezar a maldecir. Si de por sí era una locura haber llegado a ese punto, el tener que devolverme sería un trabajo que me tomaría una vida.
—Bien. Esta vez la izquierda, a la mierda todo. —No le di muchas vueltas al asunto y caminé por aquellos callejones como si toda mi vida los hubiera recorrido.
¿Me sorprendió no haberme encontrado a nadie? No. Y estaba agradecido que así fuera porque seguramente hubiera tenido un paro cardíaco si eso ocurría, ¿Cuánto caminé? Quizás veinte minutos o más, sentí que había caminado una eternidad, o como mencionó el tipo alias cincuenta, me había perdido y me encontraba caminando en círculos. Cuando estuve a punto de rendirme salí finalmente a una amplia calle cerrada con casas algo desgastadas, casi luciendo como si hubieran sido abandonadas hace bastante tiempo. La luna sobre mi cabeza iluminaba el lugar y los faros también ayudaron aclarar mi vista agotada.
—Al fin encuentro un... —Me detuve en seco al escuchar un claro sonido de algo romperse, como si se tratase de una rama arrancada y seguidamente rota. Hubiera deseado que solo fuera eso.
Una vez mis ojos lograron adaptarse, aprecié en la mitad de la calle un sujeto tumbado con su rostro en blanco mirando a mi dirección, junto a él de espaldas, se encontraba alguien acuclillado, era una persona de contextura masculina, pero los sonidos que emitía no eran humanos.
Quise creer que el cansancio me estaba haciendo una pasada, no obstante, la situación empeoró cuando reconocí a ese hombre que no me daba la cara, observar como este arrancaba pedazos de la víctima para llevárselos a la boca fue algo que no pude expresar con palabras. No tuve que ser muy inteligente para notar lo obvio de la situación.
Jungsoo Park, era caníbal. Jungsoo Park, era un monstruo.
https://youtu.be/dyy9DvJrseo
https://youtu.be/LEuXLAQgSg4
¡Hola mis amores! Sé que no suelo dejar notas de autor en mis historias, y quizás eso les de una mala impresión de mí. Pero quiero aclarar que todos los comentarios los leo y si tengo la oportunidad, respondo, así que no te sientas tímidx y exprésate libremente como y cuando lo desees.
Quiero que sepan que los quiero muchísimo, espero que estén disfrutando la historia y estén pasando por un buen momento en sus vidas. También quería proponerles si desean comentarios de mí más seguido, podríamos hacer actividades en donde ustedes podrían dar ideas o simplemente les pondría una situación en la que ustedes dirían que hacer en caso de estar en esta. En este caso sería:
¿Habrían seguido a Jungsoo si te lo hubieras topado? En caso de si tu respuesta fuera afirmativa ¿Qué habrías hecho si te encontrabas en la situación de Yeonsuk?
Los estaré leyendo 👀☕️
Les deseo todo lo bonito y maravilloso que existe en este pequeño pero gran universo.
¡No olviden que los quiero un montón!
LAURA OSPINA
xx
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