Capítulo 11
Las pastillas bajaron por mi garganta junto al café mañanero. Había despertado con migraña y el hecho que tenía pendientes por hacer ese día solo aumentó las constantes punzadas en mi cabeza. Ya pasó una semana, siete días completos desde que empecé a trabajar en el bar, y no hubo mayor cosa que pudiera resaltar como relevante.
La banda de Jungsoo efectivamente tocó el jueves y el fin de semana, pero en el último mencionado asistí como un simple cliente más porque había reorganizado mi horario para trabajar de lunes a viernes. Así como forma de celebración, Olivia me arrastró de regreso aquel lugar, aunque ese domingo me había comprometido que tomaría poco, terminé incumpliendo mi palabra. De forma que allí estaba entonces, con una migraña del demonio un lunes a las ocho de la mañana, teniendo una insaciable necesidad de ahorcar a cualquier sujeto que se cruzase por mi camino.
Pero detrás de todo eso tenía un problema del tamaño del monte Everest: Seguía sin tener ni puta idea qué escribir y, el tiempo se me estaba acabando, tanto así que ya sentía el aliento de mi mánager cerca mi oreja cada madrugada preguntándome al respecto.
Mi contrato con la editorial terminaba a finales de otoño, en defecto a esto, Yongban y mi persona habíamos llegado a un acuerdo de publicar una última novela antes de que eso ocurriera. Cuando acordamos eso aún contaba con una gran sobredosis de dopamina en mi sistema, creyendo que Yujeong sería mi musa para crear la historia perfecta; y que, sobre todo, lograría sentir que mi vida se volvería lo suficientemente interesante como para ser contada e inspirada a dicha historia. Se firmaron acuerdos legales de grandes sumas de dinero en juego y salí de aquella oficina considerándome el ser más poderoso del mundo. Más allí me encontraba yo de nuevo, quedando como payaso con las personas que tenían fe en mí.
El teléfono sonó con el irritante sonido que anunciaba una llamada entrante y maldije el hecho de pensar en Yongban como si mis pensamientos hubiera invocado su llamado. Agarré el aparato con una mueca y me lo llevé a la oreja al confirmar que era mi amigo.
—¿Por qué tardas tanto en contestar ese teléfono? —me regañó.
—Estaba teniendo un debate existencial en este momento, San Lorenzo, gracias por interrumpir. —Activé el altavoz para dejarlo en el mesón de la cocina mientras buscaba entre los compartimientos que podría prepararme—. ¿Ya cenaste?
—Sí. Ya estamos en cama, mi chica no tiene sueño, así que decidimos preparar palomitas para ver la serie "El juego del calamar" —Escuché la voz de su pareja saludar en el fondo—. ¿Y qué hay de ti?, ¿ya desayunaste? Vi las fotos que me mandaste ayer, estabas tan ebrio como el demonio.
—Estoy en eso. Y sí, estaba demasiado borracho. —Me preparé para su próximo regaño.
—Estás tomando antidepresivos, Gong, ¿Acaso quieres morir? —. ¡Bingo! Allí estaban.
Mi cara se arrugó en una mueca, imitando su respuesta por lo bajo, burlándome en secreto de su preocupación innecesaria.
—Casi no tomo, no exageres... Mejor cuéntame qué hay de nuevo allá.
Hubo una larga pausa antes de escucharle bufar.
—Me reuní con algunas personas de la editorial y quieren leer por adelanto tu propuesta, todos piensan que harás una historia similar a la anterior, por lo que hay opiniones que chocan respecto a tu labor como escritor. —Clavé con molestia cuchillo en la barra de mantequilla—. El que no estés en Corea tampoco está favoreciendo tu imagen, Yeonsuk.
Fruncí el ceño, ¿Me sorprendía lo que me estaba contando? En lo absoluto. Era consciente que trabajaba con buitres hambrientos de chisme. Lo que sí me extrañó fue el hecho de que tardaran tanto y que hayan logrado saber que no me encontraba en el país.
—¿Cómo supieron...?
—Yujeong. —Ese simple nombre resolvió todas mis interrogantes—. Vino a la empresa y quizás alguien nos estuvo escuchando hablar para correr la voz.
Tomé una pequeña cantidad de mantequilla para ponerla en el sartén y proseguir a verter los huevos una vez esta se derritió.
—Cuento los días en los que pueda irme de ese basurero —admití. Yongban rio ante mi notoria frustración.
¿Por qué Yujeong fue a buscar mi mánager a la editorial? Era consciente que estos no podía ni verse en pintura por la forma en que me había hundido en mi mierda, y el que tuviera los testículos tan grandes para atreverse a buscarlo sabiendo que podría tener problemas a causa de ello, me hizo considerar que no era el único que estaba mal de la cabeza.
—¿Para qué te buscó, el idiota? —La pregunta abandonó mis labios.
—Quería saber dónde estabas. Me dijo que te ha buscado en todos los lugares que solían frecuentar, pero no ha dado con tu paradero. —Mi estómago se revolvió.
Una pequeña parte de mí del pasado hubiera deseado notar ese interés, pero para ese entonces ya no, no cuando tenía las mil razones para odiarlo.
—No le dije nada. Joder, no tienes idea de lo mucho que deseé patearle los testículos —Escuchar su frustración me motivó a sonreír de manera sincera y hubiera pagado para ver que hiciera eso—. Ese idiota no tiene dignidad, ¿Y sabes qué más hizo? ¡Fue con mi esposa para intentar encontrar información en ella!, ¿Quién interroga a una pobre mujer embarazada? Es un hijo de puta...
Solté una carcajada. El solo imaginar lo mal que debió pasarla mis dos amigos a costa de Yujeong me recordó que no tendría esta vida para compensarles todo lo que habían hecho por mí.
Si continuaba a ese paso, mi dolor de cabeza no iba a pasar pronto y mis huevos se quemarían.
—No le has dicho a nadie más dónde estoy, ¿Verdad? —Estaba seguro de que Minhyun no soltaría nada sin consultármelo antes.
Escuchar su jadeo me hizo reír de nuevo ante su notoria indignación.
—Me parece una falta de respeto que siquiera lo dudes, darle tu paradero sería venderte a una carnicería humana. —Hice una mueca de asco.
—Genial. Arruinaste mi desayuno. —Apagué la estufa una vez apliqué una cantidad decente de sal en este.
Escuché las risotadas de la pareja mientras me agarraba lo que quedaba de pan para empezar a comer cerca del teléfono. Les mencioné como estuvo mi semana en el trabajo omitiendo la existencia del bajista, ya que no lo consideré relevante. Después de la llamada lavé mi ropa y tendí esta en el patio pequeño que conectaba al bosque de la casa.
Entré con rapidez al pequeño vestidor del bar mientras soltaba maldiciones por haber llegado tarde, detalle que me lo recordaron con burla las bartenders y el mesero que trabajaba conmigo; para ellos les parecía divertido mi situación cuando en realidad la estuve pasando mal a causa de la angustia de no llegar a tiempo, ¿Cuál era la razón de todo ese desastre? Los padres de Emma había ido a la ciudad con Petro y se quedarían allí por unos días dejándome a custodiar a la adolescente. Después de dejarla en la escuela tomé un taxi que me cobró como pasaje el dinero que llevaba conmigo, por lo que tuve que caminar porque el tipo ni siquiera me dejó en el lugar exacto.
Todo mal, muy jodido y eso me tendría de un humor de perros todo el día. Estaba seguro de eso.
Me apresuré a cambiarme la camisa por aquella que tenía el logo del bar y lavé mi cara en el lavamanos que contaba el vestidor, justamente cuando la puerta se abrió, se escucharon unos pasos antes de que sintiera una presencia detrás de mí.
—Llegas tarde. —Reconocí aquella voz, Jungsoo Park.
Solté un gruñido en respuesta. Me quité el exceso de agua del rostro para abrir mis ojos. Este me tendió una pequeña toalla, la agarré sin dudarlo para secarme, ignorando su presencia.
—¿Por qué llegas tarde? ¿Quieres tener problemas con Hal? —Lo miré molesto.
—No me toques los cojones, Park. No estoy de humor. —Su rostro permaneció prístino, tomé lo necesario para dirigirme a la puerta, pero fui detenido por su persona—. ¿Qué?
—Tienes un moco. —Señaló mi nariz.
Mis orejas se calentaron y bufé en respuesta limpiando el área con el dorso de la mano que tenía libre, Jungsoo cambió el agarre a esta tomándome por el antebrazo y limpió mi mano con la tela que me había dado segundos antes.
Entretanto hacía eso aprecié su perfil notando una pequeña cicatriz en su mejilla que apenas se notaba. Su aroma volvió a invadir mis pulmones. Causando una extraña sensación que no pude describir. Tragué saliva en el momento que mis traicioneros ojos viajaron a sus labios, eran muy bonitos. Demasiado.
Parpadeé aturdido cuando estos se entreabrieron, dejando a la vista sus dientes en una amplia sonrisa.
—¿En serio piensas que tengo labios bonitos? —Alcé las cejas con sorpresa.
«¿Pero qué mierda?, ¿lo había dicho en voz alta?», Reflexioné.
—Sí. Lo susurraste hace poco, además. Si no lo hubieras dicho lo habría adivinado fácilmente por la forma en que me estás mirando. —El calor pasó de mis orejas a todo mi rostro.
Maldije mentalmente lo obvio que podía ser a veces y que no pudiera siquiera disimular. Pero sobre todo, odiaba tener que toparme con tipos como él, que analizaban mis acciones para luego usarlas en mi contra, y el percatarme de eso me hizo sentir decepcionado sobre que quizás él podría ser diferente, o tal vez tenía que dejar la maldita costumbre de tener expectativas decentes en alguien.
—Idiota —me limité a decir antes de salir y ponerme a trabajar.
Al menos ese era el plan.
No tardé mucho en acoplarme al ritmo y me concentré en mi labor ignorando el hecho de que tampoco había comido ese día. Motivo de regaño por parte de mis colegas en la zona del mostrador, y aunque me negué a comer en medio de una noche agitada, dejando a los pocos meseros con más responsabilidad, fui arrastrado y persuadido por Noah, que también comería conmigo en el vestidor, para evitar que Hal nos descubriera.
Una vez escondidos en la zona del personal, comimos mientras hablábamos de temas irrelevantes. Noah mencionó que era la persona que llevaba más tiempo en el local, por lo que conocía muy bien cada miembro que trabajaba allí. Y fue entonces que Jungsoo se hizo presente en el tema de conversación; esta relató cómo había formado la banda de manera simultánea en el bar luego de que el tatuado fuera retado por Hal a tocar algo. Días después apareció el vocalista y finalmente la agrupación se formó sin fines de lucro. A medida que mi cerebro obtuvo esa información del bajista, nuevas interrogantes se hicieron espacio en mi mente con respecto a él.
—¿Jungsoo y Natasha...? —Lancé finalmente la pregunta, dejándola en el aire para que la chica entendiera mi indirecta.
Algo que le tomó unos segundos.
Noah era medio lenta, pero entendía su situación, era piscis. Por lo que soltando un bufido insistí de manera silenciosa, levanté mis manos a la altura de nuestras caras y junté mis dos dedos anulares entre sí.
—Aaah, eso. —Soltó una carcajada por mi ridícula explicación—. Ellos salieron por varios meses, quizás un año si mal no recuerdo. Eran bastante unidos, por lo que nos sorprendió cuando terminaron.
Una parte de mí se decepcionó de sus palabras, e incluso, me burlé de mí mismo por sentirme extraño en ese instante. No debí preguntar algo que no debía importarme en primer lugar. Pero mi lado chismoso era masoquista y quería saber más:
—¿Tú crees que ellos aún sientan algo entre sí? —contraataqué.
—¿Por qué?, ¿te interesa Natasha? —Aunque la chica era bastante guapa, no pude evitar arrugar mi nariz ante su interrogante como si acabara de decir la cosa más estúpida del mundo. Fue entonces que recordé que mi sexualidad aún seguía siendo un misterio para ellos. Esta abrió muchos los ojos en respuesta—. De ninguna manera... ¿Te gusta Jungsoo?
Negué con la cabeza enérgicamente entrando en pánico mientras movía mis manos para acentuar mi negatividad ante su alocada pregunta, ¿Gustarme Jungsoo Park? ¡De ninguna manera! Apenas habíamos cruzado palabras, y cuando ha ocurrido, eran momentos incómodos, ¿Cómo podría atraerme alguien que me incomodaba?
La chica entreabrió los labios con un gesto divertido, estaba seguro de que su siguiente pregunta sería relacionada con mi vida amorosa, o peor aún, con mi sexualidad. Contuve el aliento, y justo en ese instante pude jurar apretar el culo, deseando que el espíritu santo llegara auxiliar a esta pobre alma en desgracia. Cuando la puerta se abrió en ese momento casi grite "Aleluya" pero al ver a la persona en el lumbar mi nerviosismo se intensificó.
—¿Ya terminaron de comer? Hal está en su oficina —informó Natasha, cruzándose de brazos.
Mi vista escaneó su delgada figura y noté que a pesar de su contextura tenía un excelente físico, sus piernas lucían bien trabajadas haciendo que lucieran preciosas en esa falda negra que acentuaba su trasero y cintura, sus pechos tenían un tamaño normal y su larga cabellera azabache se encontraba atada en una media cola. No usaba su habitual ahumado en los ojos como costumbre, pero estaba usando un delineado de gato que rasgaba su mirada grisácea. En pocas palabras, la chica era hermosa y que fuera un amor de persona la hacía muy encantadora.
—¿No te dijo nada al no vernos en nuestros lugares? —preguntó Noah, echando los restos de comida junto a los envases al cesto de basura que había allí.
Cuando los ojos de Natasha hicieron contacto conmigo enarqué la ceja, esta imitó mi acción mientras se pasaba la lengua por su labio inferior.
—Deberían estar agradecidos que Dawson está de buen humor, así que no jueguen con la suerte. —Seguimos a la chica de regreso al bullicio.
No había tanto revuelo como pensamos por lo que me senté cerca de la barra. La banda no estaba tocando, en vez de eso, estaba sonado la música directamente de la computadora que dirigía el Dj en su ubicación en el segundo piso. Ya había clientes en la pista de baile y había un ambiente agradable. Fue cuando mis oídos se agudizaron poniendo atención a la canción que sonaba, no tardé mucho en reconocerla por ser tan contagiosa, era Break Your Heart por Taio Cruz. Sentí un poco de envidia de aquellas personas que podían bailarla en ese momento, así que me apoyé cerca de la barra cruzando mis brazos sobre el pecho mientras movía un pie al ritmo de esta.
Mis ojos recorrieron los rostros presentes en esa zona y se detuvieron cuando reconocieron el rostro de cierto bajista con tatuajes bailando, sus pálidas manos sostenían una pequeña figura que reconocí al instante; era Natasha. Esta intentaba salir del agarre del tatuado en medio de risas que eran correspondidas por este.
«No tiene sentido tratar de ocultarlo, no tiene sentido tratar de evadirlo. Sé que tengo un problema. Un problema de mal comportamiento.»
Natasha puso el peso de su cuerpo en la punta de sus pies intentando llegar a la altura de Park, sus bocas colisionaron justo antes de que el coro de la canción resonara con fuerza siendo vociferado por las personas presentes que se sabían la letra, ambos cuerpos cortaron la poca distancia que había entre sí y casi pude jurar oír gemir a la chica cuando Jungsoo le apretó la cintura.
«Solo voy a romper tu corazón...»
Los ojos de Jungsoo se abrieron sin apartarse y mi estómago dio un vuelco cuando hicimos contacto visual, mi respiración se atascó en el instante que sus labios se alargaron en una sonrisa, gruñí cuando aprecié como su lengua se metía en la boca de la bartender.
«Y sé que el karma me llegará por ser tan frío. Como un gran lobo nací para ser malo hasta los huesos. Si te enamoras de mí, solo voy a destrozarte.»
¿Por qué siquiera seguía mirándolos?, ¿por qué me molestaba el hecho de que él estaba desafiándome?
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro