Capítulo 3. Buenas Costumbres
Habían pasado dos largos días desde que tío Frank había hecho oficialmente la construcción del invernadero y por supuesto desde el día en que trajo a sus empleados para realizar las tareas laborales, por parte mía la de Stella y tía Grace nosotras nos dispusimos a respetar su decisión y hacernos a la idea de que nada de lo que hiciéramos o pudiéramos quejarnos haría alguna diferencia en él para que suspendiera su total idea.
Por mi parte tuve que hacerme la fuerte y soportar el constante ruido y repiqueteo de los martillos en el jardín, así también de las fuertes voces que se escuchan en el despacho y en el comedor, Stella era la que estaba claramente más furiosa con toda esta situación, lo sabía por como huía hacia mi habitación y se sentaba por una hora completa dedicándose a quejarse sin cesar, yo también tenia que admitir que era difícil aceptar todo y más que mis ensayos no estaban siendo lo que yo esperaba.
Esa tarde me decidí a tomarle la palabra a mi tío, la misma que me dijo hace días acerca de que si el ruido de la construcción era para mi algún impedimento para ensayar me fuera hacia la biblioteca y así fue, no quería atrasar más mis ensayos en mi habitación. Cuando entré estaba vacía lo que era obvio ya que nadie utilizaba esa habitación, quizá de vez en cuando mi tía Grace y yo por supuesto para sacar partituras nuevas con las que entretenerme.
Me senté en uno de los sofás largos y suaves de toda la habitación y comencé desde el inicio como toda las veces, al principio logré percibir el ruido del jardín pero solo fue como un zumbido apagado que reverberaba en las paredes, cosa que era algo insignificante a comparación con el estruendo que se escuchaba.
Todo iba en un curso esplendoroso hasta que tuve que detenerme inesperadamente cuando escuche el rechinar de la puerta y vi a alguien que con sigilo intentaba entrar a la habitación, me contuve el aliento al darme cuenta quien era aquella persona que con distracción intentaba parecer desaparecido
—Disculpa si interrumpo, tu tío acaba de pedirme algunos libros. ¿Puedo? —era Richard que con una expresión avergonzada e inocente no intentaba ser una molestia.
Asentí torpemente y le di el pase, entró con pasos rápidos y casi silenciosos, se acerco a uno de los estantes y saco varios libros, luego se volvió hacia mi y me sonrió en disculpa al mismo tiempo que cerraba la puerta. Mire la puerta cerrada varios minutos y negué con la cabeza, vaya, que cosa más extraña, casi podía asegurar que me había emocionado tanto su presencia aunque hubiese sido una interrupción.
(...)
Las cinco de la tarde era hora en que todos los empleados se retiraban, era la hora favorita de mi tía así que cuando todos los empleados se dispusieron a irse mi tía se puso en la sala a tejer un poco, cuando salí de la biblioteca vi que llevaba su gran canasta de estambre supe que no sería mala idea ir a ayudarla así que fui con ella y las dos nos entretuvimos un rato, más tarde llego Stella con una cara que ella misma no se aguantaba.
Se dejo caer en un sofá completamente exhausta.
—Estoy harta, quiero irme de esta casa.
Mi tía la miró inquisitiva.
—Pues la única manera que te dejaría tu padre es casándote, no permitiría que te fueras así nada más.
Stella le regresó la mirada rabiosa.
—¡Cómo quiere que conozca gente si siempre está al pendiente de lo que hacemos! Ni siquiera me deja conocer hombres y mira que ya tengo edad de haber pasado por muchos.
Tía Grace jadeo horrorizada y le clavo la mirada, aquello dejo un poco congelada a Stella.
—¡Que cosas dices! Claro que queremos verte casada pero no con cualquiera ¿Crees que te entregaríamos a un hombre que no vaya a poder mantenerte, a darte un casa y un futuro prometedor? Hay muchos hombres que son completos perdedores, tu padre te buscará alguno, ya verás.
—¿Y porque es que no me dejan a elegir a mi?
—Porque a tu edad es muy fácil que te vayas por la atracción física, tu crees que no lo sé, las mujeres vemos a los hombres y en seguida nos enloquecen, nos apantallan con sus palabras luego nos seducen y una cae y rápidamente hecha su vida a perder, ¿Tu crees que conocí a tu padre en la calle o en el parque? Su familia conocía a la mía, sabíamos de donde venía, conocíamos todo.
Stella y yo nos miramos sin hacer expresión o comentario alguno.
—Por ello es mejor conocer que es lo que te espera. —admitió tía Grace con firmeza.
—Pero cuando conociste a mi padre ¿Lo amaste la primera vez?
Mi tía hizo un ademan con las manos como dándonos a entender que era pasado.
—Bueno no al principio, él era reservado y bastante callado, con el tiempo yo frecuentaba las fiestas que sus padres hacían, claro iba con mis padres y en esas fiestas pues nos dimos la tarea de conocernos, no teníamos nada en común pero al fin de cuentas él termino siendo un gran esposo, hombre y gran padre.
Sonrió para si misma como recordándose todos aquellos buenos tiempos.
—No sé como ustedes pudieron concebirme —comentó Stella con un tono irónico.
Tía Grace dio una carcajada.
—Queríamos tener hijos ¿Que más quieres saber? Ademas, yo me case siendo casta, no tenía idea de que podía esperar, por ello es que ustedes no deben dejarse llevar por sus impulsos, no terminaran por buen camino, por ello te hemos educado así Stella y bueno Juliette tus padres tenían la misma filosofía ¿O no?
Me apreté los labios.
—Sí, sobre todo mi padre, quería que yo fuera una mujer de bien.
Mi tía me sonrió y luego regresó a su tejido no sin antes comentando otra cosa más sin mirarnos.
—Así que no se apresuren, ya llegara el día solo no lo adelanten.
Gracias a dios que a mi me faltaba un gran camino por recorrer, ella tenía razón, tarde o temprano llegaría y a decir verdad yo estaba más tranquila sin apresurar nada.
¿Cómo andan? Espero que excelente, gracias de verdad por seguir apoyando este proyecto, les quiero agradecer sobre todo su apoyo porque sin el obviamente esta historia no serviría de nada.
Les deseo un increible año nuevo, un comienzo espectacular con todos sus seres queridos, mis mejores deseos y bendiciones ¡Feliz año les deseo con amor de corazón! aprovechen a quienes estén con ustedes en ese momento, lamentablemente mis papás no estarán conmigo por problemas de salud de mi papa, no es la primera vez que sucede pero créanme que les digo que realmente aprovechen a sus seres querido mucho, pero mucho este día.
Nos seguimos leyendo y de nuevo gracias.
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