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Capítulo 20. Nuestro Comienzo.


Se habían cumplido dos semanas desde que habíamos llegado a Birmingham, me había acostumbrado bastante rápido a nuestro nuevo hogar, me sentía cada vez más familiarizada con las personas y los lugares ya que ahora yo podía ir sola a comprar lo necesario para la comida o la hora del té. Richard aun insistía en buscar un trabajo así que cada mañana salía y regresaba pasada de las nueve muy desanimado al no encontrar oportunidad, yo tenía que mantener una postura positiva en esta situación porque necesitaba ser su apoyo cada vez que quería seguir intentando.

Esa mañana yo me quedé sola en casa como de costumbre, tenía tiempo de sobra entonces decidí llevarle a Victoria una rebanada de pastel de nuez que había comprado en una tienda ya que no le había regresado el gesto por habernos dado el pastel que nos dio en recibimiento. Baje hacia su pequeña ventanilla y toque dos veces.

De inmediato salió con una sonrisita atenta que ya era muy familiar para mí.

—Buenos días señora Girard, vengo a traerle esta rebanada de pastel —levante el plato de porcelana envuelto en servilletas —Es de nuez, espero le guste.

Victoria soltó una especie de aullido encantado y su sonrisa se volvió más ancha que le lleno de arrugas la esquina de los ojos.

—Por supuesto que me encanta. Muchas gracias.

—Me alegro, en fin debo irme, necesito traer algunas cosas de la tienda. ¿Necesita algo?

Negó de manera muy dulce.

—No querida, la verdad yo pensaba ir a hablar contigo, creo que se me olvidó mencionarles algo a ti y a tu esposo —se giró para dejar el plato debajo de la ventanilla, cuando se volvió parecía estar preparando una disculpa. —No les había dicho pero yo tengo mi propio negocio, es una tienda de confección así que quien estaba haciéndose cargo de la tienda ya no esta entonces debo volver. No se si sea una complicación para ustedes que no esté el resto de la mañana y la tarde.

Victoria tenía una apariencia tan culpable que de verdad me hizo sentir muy mal, ni siquiera sabía el motivo de aquella preocupación y culpa por algo así, no veía ninguna complicación.

—No se preocupe, señora Girard, para nosotros no hay ninguna molestia, nosotros comprendemos que esté muy ocupada.

—¿Y su esposo? —preguntó con un tono más alto y los ojos dilatados, para ella era la principal preocupación.

Solté unas risitas para desaparecer su disgusto pero solo logré que me observara más impaciente.

—No se preocupe, Richard es muy comprensible, puede que estos días esté algo frustrado pero es porque aun no encuentra un trabajo.

Victoria repentinamente adquirió una postura vacilante que supe de inmediato de que se trataba, estaba a punto de ofrecerme algo pero no quería decírmelo por estar imaginándose mi reacción, le clave la mirada en insistencia y ella huía lo más posible de mí.

—¿Desea decirme algo, señora Girard? —inquirí con los ojos entrecerrados, esforzándome en buscar su mirada evasiva.

Victoria finalmente accedió y sus ojos que estaban intimidados y asustados se posaron en mí.

—No sé si sea buena idea darle esta idea, sobre todo porque usted está casada y su esposo querrá que usted no esté en otro lugar que no sea el departamento pero ¿No le gustaría trabajar en mi tienda? Por supuesto yo podría asesorarla, darle mi recomendación y guiarla para que sea fácil.

Me quedé boquiabierta, no supe que decir, nunca en mi vida se me había pasado por la cabeza el tener un trabajo, nuca había tenido uno, siendo sinceros nuca tuve la necesidad de trabajar, jamás se me hablo de conseguir un trabajo para mantenerse ya que se me dio todo, así que no sabía que era lo que se hacía. Parpadee confundida y Victoria malinterpreto mi reacción, pensó que yo estaba indignada y rápido intento deshacer la idea agitando la cabeza.

—No haga caso a lo que le dije, no creo...

La interrumpí.

—No me parece mala idea, no me malinterprete, más bien me sorprendió porque —risitas nerviosas se escaparon sin control de mí ya que la idea me ponía emocionada como inquieta —Yo nunca he trabajado y me gustaría ayudar a Richard, sería una buena forma de que él pudiera estar tranquilo ya que uno de los dos tiene trabajo.

Sonreí y Victoria poco a poco fue quitándose de encima toda esa angustia de su cuerpo que la mantenía tensa, sonrió también esta vez muy entusiasmada, iba a ser un logro para las dos.

—Por ahora puedo mostrarle el lugar, puede comentárselo a su esposo si quiere porque yo puedo esperar, no es necesario que empiece hoy.

—Me gustaría estar con usted mientras estemos en la tienda, así puedo aprender.

—¿En serio? ¿Le gustaría acompañarme?

Asentí.

—Por supuesto

Sus ojos se agitaron en regocijo, toda esa emoción se acumuló en su rostro que intento salir en ese rubor rojizo que se posó en sus mejillas que me pareció muy gracioso.

—Estupendo, entonces vayamos que se nos hará tarde —me dejo avanzar primero a mí y después de cerrar la puerta con llave se posó a un lado mío parloteando por un buen rato —La tienda está a cinco cuadras de aquí así que puede irse caminando o en taxi pero yo comúnmente camino para llegar...

Y así siguió por todo el trayecto, fue una charla que al menos acortaba el paso del tiempo.

(...)

—Muy bien, ahora mides aquí toda esta tela y luego cortas —Victoria iba explicándome a detalle los pasos para coser —Después tomas un poco de hilo y una aguja...

Yo era algo torpe tenía que aceptarlo, nunca había cosido nada en mi vida así que era de esperarse que empezara desde muy abajo. Victoria tenía una tienda muy bien surtida, tenía muchas telas y muchas diseños, no me esperé que fuera más grande lo que imagine, tal vez no era excesivamente grande pero la mayoría de la tienda estaba repletada de rollo de telas, una gran máquina de coser como de materiales de costura y confección, en el rincón estaba donde se hacían pedidos y una vieja máquina registradora con montañas de papeles apilados a lado.

Yo intentaba coser un botón mientras Victoria como buena maestra estudiaba mis pasos para interferir en cualquier error.

—Estás haciéndolo muy bien, yo sé que no te costara mucho aprender, eres muy inteligente.

—Eso quiero creer —admití con un gesto en los labios, sin quitarle la mirada al botón que todavía me daba problemas. —No quiero defraudarla.

—No te preocupes por eso querida, te ayudaré en lo necesario —me aseguró con una sonrisa que logré captar mirándola de reojo —Espero de verdad no meterte en un problema con tu esposo, no quiero ser de mal agüero.

—No lo piense así, señora Girard, usted ha sido una gran ayuda, Richard a veces no duerme por preocuparse en conseguir un trabajo y darle esta notica tal vez relaje toda esa preocupación que lo ronda.

Sabía que no iba a quitarse esa idea de la cabeza si yo no le dejaba en claro lo contrario, la miré alentándola a quitarse todas esas ideas mostrándome despreocupada y feliz por la oportunidad que estaba dándome, insistí en que me mostrara una sonrisa y logré que al fin pudiera evitarse toda culpa.

—Creo que si lo pones de esa forma no debe ser una mala idea —repuso, soltando una suspiro de alivio —Discúlpame que te haga esta pregunta pero ¿Cuánto tiempo llevan casados Richard y tú?

Ni siquiera había pensado en una mentira para esa futura pregunta, no pensaba que algún día Victoria y yo íbamos a estar interrogándonos para matar tiempo, sea como sea no debía ser algo que lograra volverse un problema mayor.

—Nos casamos hace tres meses —me volví a ella para darle seguridad a mi respuesta y luego seguí con el trabajo del botón.

—Qué alegría —comentó con un tono muy feliz —Debe ser hermoso conocer el amor, casarse, tener familia y esas cosas tan bellas de la vida porque me supongo que ustedes querrán hijos ¿Verdad?

Logró sacarme de forma abrupta de mi concentración, no pude retomar mi trabajo porque la pregunta me mantenía inmóvil, no me dejo pensar en nada, fue como si toda mi mente hubiese quedado en blanco para en seguida llenarse de escenas imaginarias con Richard y yo de protagonistas manteniendo en brazos a un bebe recién nacido, mis planes en definitivo no era en ser madre y mucho menos dar a luz a un bebe fuera del matrimonio, mis tíos consideraban a cualquier infante nacido fuera del matrimonio como un bastardo y yo no quería algo así para un futuro hijo nuestro, no quería que nadie lo viera así.

—Por ahora no está en nuestros planes —confesé, dando esas risitas nerviosas que se acompañaron de mi rubor rosado sobre toda mi cara. —Tal vez ya en un futuro largo podamos pensarlo.

Victoria también compartió algunas risitas conmigo, me sentí reconfortada saber que compartía mi decisión.

—Tienes razón, ustedes llevan empezando una vida de casados, lo más recomendable es vivirla por ahora sin compañía.

Me tome un par de segundos fuera del trabajo de coser y me volví hacia ella, había dicho algo muy cierto, nosotros debíamos disfrutar lo nuestro, la nueva vida que empezábamos, nuestros días se enfocaban en poder salir adelante tomados de la mano.

—Claro que sí, eso es muy cierto —le sonreí y regrese después a mi trabajo.

Victoria me dejo cosiendo un par de botones más en lo que sus clientes más leales llegaban para hacer sus encargos, no sabía la cantidad de gente que todavía asistía a la tienda para arreglos, no parecía que una tienda tan pequeña pudiera tener tanta clientela.

—Al parecer tiene mucha clientela fiel —comenté todavía en una mesa del rincón cosiendo el octavo botón mientras ella arreglaba los pedidos cerca de la caja registradora.

—Tengo mucha gente que me sigue desde mi inicio —respondió con un tono más elevado para que su voz llegara a mi distancia —Empecé desde muy joven, esta tienda en realidad es de mi madre, yo sigo el legado. Ella murió hace cuarenta años y como nunca me case ni tampoco tuve hijos he sido yo la que mantuve adelante el negocio.

Me parecía una tremenda pena que no hubiera podido casarse, era una mujer agradable y tenía una apariencia muy agraciada, podía jurar que en sus buenos tiempos pudo haber sido una mujer muy envidiable y con una excelente clase.

—¿Nunca se casó? —pregunté extrañada, un gesto se formó en mi boca —Es una pena, hubiera sido una gran esposa, se ve que tiene dedicación a lo que hace.

Se sintió alagada evidentemente cuando bajo la mirada, su rostro iluminado embelleció todas aquellos anhelos que dio por perdidos, lo supe porque sus ojos lo decían todo.

—Si fue un gran sueño poder haberme casado pero tampoco me arrepiento de la decisión que tome, me gusta mi vida, tengo muchas cosas que hacer, soy una persona muy ocupada.

La contemple un largo rato hasta que mi mirada se volvió perceptible para ella.

—¿Usted cree que soy la persona indicada para esto? Me refiero a que, soy una completa desconocida, es algo importante para usted que su tienda siga en pie.

—¿Y porque no lo creería? —echo la cabeza hacia atrás, mi pregunta para ella había sido fuera de lugar, fue tan agradable cuando su voz se hizo cálida al igual que todo en ella —Te veo con tantos sueños, desde que te vi lo supe y para mi eso es suficiente, no hay mejor persona que pueda mantener este lugar que alguien que tenga tantos anhelos como yo.

De forma automática le sonreí y ella a mi también, algo en mi me llamaba mucho la atención, era una sensación muy añorada, era algo que estrechaba mi corazón y supe más tarde a que podía referir todo esto, veía a Victoria como una ejemplo de madre, como una guía, después de haber olvidado a mi tía la suerte me había puesto delante a una mujer que podía brindarme su apoyo y cariño, algo que no había podido conseguir en mucho tiempo.

—No la decepcionaré —le prometí, con voz tajante.

Dio una sonrisa y sus ojos se hicieron más suaves cuando me respondieron.

—Estoy segura de que no será así.

Empezando mi promesa decidí no dejar a un lado el trabajo, seguí con mi tarea de coser en lo que ella atendía a sus más fieles clientes, los que yo un día esperaba tomarles tanto cariño como ella lo hacía.

(...)

Esa noche preparaba la cena, una sopa de verduras clásica que no tomaba nada de tiempo ni muchos ingredientes, había comprado pan, un poco de nata y mantequilla. Richard acostumbraba llegar a las ocho cada vez que salía de casa así que yo siempre preparaba la mesa a los diez minutos de que antes se diera la hora en el reloj.

Deje los platos sobre la mesa y para sorpresa mía escuche sus pasos subir las escaleras a cinco minutos antes de marcar las ocho, no podía tratarse de Victoria ya que sus pasos eran menos pesados. Esperé y él apareció al abrirse la puerta, me regaló una sonrisa de ensueño cuando se adentró al departamento.

—Hola —me saludo con voz tierna y esa mirada penetrante que hacia poner a mi corazón cantar. —Huele estupendo. ¿Celebramos algo?

Hice un ademan con el brazo, restándole importancia a la sopa de verduras, no era nada especial.

—No que yo sepa —me encogí de hombros.

Acortó la distancia a pasos grandes para llegar a mí, me recibió esta vez con un beso largo, sus labios llevaban la frescura de la noche porque permanecían fríos pero mi respuesta los cubrió con mucho más calor.

Me examino con esos ojos azules tan únicos que era tan imposible de ignorar, yo siempre caía en el cielo de aquellos ojos azules suyos y me embriagaba al beber del líquido brilloso que reflejaban sus pupilas cada vez que me acariciaba la cara y se grababa a detalle sobre las palmas de sus manos mis delicadas facciones.

—Te tengo una excelente noticia —susurró con delicadeza, todavía acariciándome las mejillas con los pulgares, su brillo se cristalizo y se llenó de peculiaridad. —Encontré una oportunidad a unas cuantas calles de aquí, no es un trabajo tan magnifico pero me pagaran por tocar piano en un bar, tal vez llegue unas dos horas más tarde de las que he llegado estos días pero con pago y propinas puede que sea un buen inicio. ¿Qué te parece?

Lo veía tan emocionado e ilusionado que no podía negarme a nada, era esa satisfacción en su cara que me decía que nada podía salir mal, estaba confiando en él, sabía que esto era un gran inicio, no podía pedir nada ahora que podía sentirse pleno, ya que al menos no tenía que seguir preocupándose por no tener un trabajo, iba a apoyarlo como así esperaba que lo hiciera al saber que me involucraría en la tienda de Victoria.

Le tome las manos y me llene de euforia también.

—Me parece fantástico Richard —sonreí con fuerza —Me da un gusto que pudieras haber conseguido algo, yo sabía que tarde o temprano llegaría algo, te lo dije.

Me abrazó con fuerza, despegándome del suelo, sus brazos bajaron hacia mi cintura y me desvanecí de repente cuando me sorprendió con un beso que apenas pude responder porque no lo había visto venir.

—Lo sabía, no iba a darme por vencido —murmuró con la voz entrecortada, yo permanecí boquiabierta intentando asimilar aquel beso.

Decidí no decirle nada hasta quizá cuando estuviéramos a mediación de la cena, no quería arruinarle el bueno humor a Richard, estaba tan animado que no quería bajar sus expectativas. Comimos sin decir nada ya que Richard estaba leyendo una sección del periódico y yo estaba intentando ganar tiempo para hacérselo saber.

Deje la cuchara sobre el plato y esté hizo un estruendo contra la porcelana que hizo crecer un ambiente de tensión.

—Me encontré a la señora Girard hoy en la mañana —le explique con tono casual, haciendo un esfuerzo para que no se diera cuenta de mi temor, cuando levanto la mirada del periódico sentí que estaba amarrada, ya no podía dar vuelta atrás. —Y me comento acerca de que tiene una tienda de confección, no sabía que ella fuera la dueña así ella me dio una idea.

Sus ojos manifestaron algo de urgencia para que pudiera darle a entender mi suposición, trague saliva apenas porque sentía las palabras atascadas en mi garganta, temerosas por salir.

—¿Qué fue lo que te dijo? —me apremio, levantando una ceja.

—Ella me ofreció trabajo ahí y pues...—arrastre las palabras sin poder evitarlo —Me recomendó que te lo dijera a ti primero...yo dije que no podía haber problema pero...¿Qué opinas?

Arqueo las cejas dando a conocer su incredulidad, tenía una expresión que me ponía difícil el intuir su opinión, sus ojos me indagaban sin decir nada.

—¿Un trabajo en su tienda? —pareció que meditó a media frase —Creí que sería yo quien buscaría la forma de salir adelante, yo te prometí que lo conseguiría, yo quería darte lo posible mediante mi esfuerzo, no quería que tuvieras que pensar en algo así.

—Lo sé, Richard y te comprendo —lo observé con suavidad, alargue mi mano para tomar la suya y hacerle ver que esto era una buena opción —Pero yo quiero también ser parte de esto, quiero que triunfemos los dos, no habrá problema para mí porque será una forma de abrir mis horizontes, sería la primera vez que hago esto, además la señora Girard es una increíble maestra y sobre todo tiene confianza en que haré un trabajo excelente.

Quería desaparecer ese gesto de indecisión que se hacía cada vez más cubriente en su rostro, no quería que dudara de esto.

—Es una oportunidad muy buena, yo podré estar ocupada durante el día y podré llegar temprano para hacer la cena y la limpieza diaria, confía en mí —le rogué con la voz bajita y un gesto de súplica. —Me ayudaría mucho esta nueva etapa.

Con su mano libre tomo mi mano que todavía estaba sobre la otra y me dio un apretón que me daba la esperanza que necesitaba, estaba doblegándose, podía convencerlo, no haría falta mucho para hacerlo entrar en razón.

—Esperaba de verdad que no tuvieras necesidad de trabajar, Juliette, yo quería darte todo —agitó la cabeza con ademan disgustado. —No quería que tuviésemos que pasar por ninguna necesidad.

Le sonreí con cariño.

—Yo lo sé y créeme que no puedo quejarme de nada, es un gran comienzo, estamos muy bien y quiero seguir así, piensa esto, será algo que nos beneficiara, tendremos más ingresos y así no me tendrás aburrida aquí sin hacer nada —reí de tan solo pensar en cada forma de arreglármelas para entretenerme cuando estaba en las tardes sin su presencia—Me harás un gran favor, ¿Aceptas?

Estaba sopesando la decisión definitiva, cerró sus ojos por pocos segundos, al abrirlos dio un suspiró largo que dejo escapar una sonrisa de aprobación que al principio se escondió y luego logró salir de sus labios, sonreí de oreja a oreja al saber que había aceptado.

—Sabes que no me gusta ser el malo del cuento —bromeo—Sí a ti te hace feliz no veo porque no tenga que aceptar, no voy a ser egoísta, sabes que tienes el apoyo necesario conmigo, para cualquier cosa y gracias por tenerme la confianza de hacérmelo saber.

Me levante de un salto de la silla y me senté sobre su regazo abrazándolo con fuerza, atrape sus risas con mis labios al momento en que lo bese.

—Gracias, yo sabía que aceptarías, siempre eres tan considerado —enrolle mis brazos a su cuello para sostenerme y contemplarlo, de sus ojos broto ese brillo que relució como pequeñas estrellas renaciendo de su interior. —Y no agradezcas nada, recuerda que ahora tú eres lo único que tengo, te confiaría lo que sea.

Me atusó un cabello que se me escapó de mi pequeña corrida y me clavó la mirada cargada de dulzor.

—No tienes idea del poder que tienes sobre mí cuando me suplicas por algo, soy como el más fiel esclavo que acata tus ordenes —reí al poner ese idea en mi cabeza. —Ahora ya sabes que a la próxima será muy seguro que cualquier cosa que pidas yo daré mi respuesta más obediente.

—Vaya, no quieras tentarme, no tienes idea de las cosas que he querido desde hace mucho. Por ahora es todo lo que yo quería, más adelante te haré saber mis otras peticiones.

—Te aseguro que convendrá más si me las haces saber ahora que estoy dispuesto a dar mi aprobación.

Solté un resoplido y me levante a cómo pude dándole un gesto torcido.

—Sí claro, ahora intentas dejarme a mi cómo la mala del cuento —me fui hacia la cocina con los platos vacíos. —No voy a caer.

Escuche su risa entre dientes cuando yo iba lavando todo lo de la cena, de reojo vi que intentaba mostrarse indignado.

—Jamás intentaría hacerlo. A propósito, si terminamos celebrando algo después de todo.

Fui yo quien rió esta vez sobre todo por la ironía de la vida, los dos celebrábamos triunfos de ambos y los propios.

—Quien lo diría —sonreí.

Esperaba que siguiéramos con triunfos todavía por venir.


Acabo de terminar el capítulo recién hace como veinte minutos :D Lo que pasa es que estos días tuve algunas vueltas y llegaba con poca energía de estar frente a mi laptop y a veces también dejaba de escribir porque como lo hago días seguidos pues me regale dos días para darle descanso a mi pobre imaginación que la llevo a los niveles extremos jajaj

Nada más para decirles que el capítulo anterior y esté son los que son pues por así decirlo agradables con ustedes, porque siendo sincera ya tengo todo planeado para estos personajes y los que vienen, ¡No tienen idea! Yo amo matar personajes así que no se sorprendan cuando lean más adelante a quien se lo cargo el payaso (si eres de México sabrás que quiero decir)

Disfruten del capítulo ¡Se me olvidada, gracias por las 2K!

Que belleza :3 2k!!!!!!kajskajskakdirjajfajdlamcjd (deje caer mi mano saltarina en el teclado)

Nos leemos. 

PD: Fer!!!! Gracias por el Manip!!! Fangirleo con esa foto, ya más adelante subiré la hermosa edición que me hicieron de Juliette y Richard, buscaré un capítulo espeshial :D


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