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Capítulo 2. La Adaptación

Realmente nos sorprendimos al darnos cuenta que tío Frank iba muy en serio acerca de la gente que quería que estuviera rondando por la casa, había logrado traer trabajo a casa y eso consistía en que iba a estar la mayoría del tiempo en el jardín en platicas y en su despacho discutiendo cada detalle de la misma, tía Grace estuvo a punto de explotar cuando a primera hora de la mañana comenzaron a llegar personas de todo tipo, grandes, altas, bajas, jóvenes, no tan jóvenes, la mayoría eran hombres, solo hubo una mujer que era la secretaria de mi tío quien se encargaba de decirle cuales eran sus ocupaciones.

Tía Grace estaba tan preocupada porque apenas había conseguido a alguien que le ayudara a preparar el desayuno y la comida que le daría a los empleados de tío Frank, yo por mi parte intente ayudar pero estaba ella tan estresada que no quise hacer mal tercio, fui a mi habitación y antes de cerrar la puerta Stella me interrumpió deteniéndola con una mano.

Esta situación le desagradaba tanto como a mi tía.

—¡Santo dios! Es increíble lo lejos que ha llegado mi padre, mira que traer trabajo a casa y encima hacer planes de construcción —gruñó, quise reír pero no quería burlarme de la situación. —Espero que esto termine pronto.

—Solo hay que adaptarse, eso es todo.

Me miró estupefacta.

—¿Adaptarse? Ay por dios, podrías soportar todo este ruido solo para darle gusto a mis padres, vi tu cara, también lo detestaste desde un principio

Suspiré, era cierto, no me había parecido una idea brillante traer gente para hacer escándalo, digo realmente creí que con nosotras dos bastábamos para enloquecer a tío Frank.

—No la verdad es que no, pero se que terminara pronto.

—Mi padre esta saturado de trabajo, eso lo se pero no es forma de deshacerse de el, tengo que aceptar que antes no lo veíamos mucho mi madre y yo porque su trabajo es demandante y ahora que puede traer su trabajo a casa puede que eso lo haga más feliz pero...—pensó un momento —No es forma de hacerlo.

—Sí lo hace feliz ¿Porqué no?

Me miró fijamente y luego puso los ojos en blanco.

—Siempre se muestra feliz ¿O no?

No pude evitar reírme y ella lo hizo conmigo, Stella era irritante y a la vez graciosa, era un peligro.

—Si claro, como digas. —respondí sin ánimos y termine por cerrarle la puerta.

Me senté sobre la cama intentando concentrarme en seguir practicando la melodía que había dejado pausada el día de ayer, estaba decidida a terminarla.

(...)

Mi corazón palpitaba aceleradamente contra mis costillas cuando mi melodía iba fluyendo de la manera que esperé, me emocione demasiado que intente ignorar todo lo que estuviera pasando a mi alrededor pero toda concentración y triunfo se rompió como un cristal ante mi cuando escuche el ruido de varios martillos golpeando y varias personas riendo en el vestíbulo, me exaspere y bufe con total frustración, me levante aun con el violín en mano y antes de ir hacia las escaleras me encontré con Stella con las mejillas enrojecidas de cólera, tenia los brazos cruzados y me miraba con impaciencia e inquietud.

—¿Lo has escuchado? —le pregunté esta vez con total molestia.

Asintió.

—No me dejan escuchar la radio. —hizo un gesto. —Hay que ver que pasa.

—Es la construcción —le recordé aun algo molesta. —Pero no me explico el ruido del vestíbulo.

—Empleados. —supuso Stella con aire desinteresado.

Justo en ese momento vimos que mi tía estaba subiendo las escaleras se sorprendió ligeramente al vernos a mi a Stella en el pasillo, nos miró divertida.

—Que bueno que las encuentro juntas, Frank quiere que bajen, quiere presentar a la familia a sus empleados más importantes.

—¿Por eso es que se escucha tanto ruido en el vestíbulo? —murmurro Stella con una ceja alzada.

Tía Grace no respondió, esperó que fuéramos detrás de ella y yo fui quien avanzo primero, Stella fue detrás de mi y miró con mala cara el violín que aun llevaba en la mano, ya era tarde para ir a dejarlo a mi habitación. Bajamos casi en silencio y cuando llegamos al vestíbulo noté que había solo dos personas esperando junto con mi tío a juzgar por el ruido creí que se trataba de alguna tertulia.

Mi tío nos sonrió con el rostro iluminado cuando llegamos las tres, miré de manera concienzuda y cautelosa a los dos hombres que estaban alado de mi tío, uno de ellos era joven, podría asegurar que tenía la edad de Stella, tenía el cabello negro como el carbón, ojos realmente grandes de color ámbar y una piel del color de la canela quizá bronceada por el sol, cuando nos miro se le formaron hoyuelos al sonreírnos.

Mi tío lo presentó.

—Ethan Johnson, mi esposa Grace, mi hija Stella y mi sobrina Juliette.

Su sonrisa era como la de un maniquí, algo perturbador, sobre todo por su dentadura, Stella y yo nos miramos de reojo, moríamos por ir a dar nuestras criticas acerca de su apariencia.

El segundo hombre era mucho más alto y algo más mayor que el primero, era delgado, tenia unos ojos bastante penetrantes color azul, el cabello en rizos suaves de un color dorado que le brillaba a la luz del sol que le golpeaba la espalda, su sonrisa fue mucho más amigable y natural. Mi tío no lo presento,  él mismo lo hizo y al escuchar su voz creí tener la impresión de haberle escuchado en algún lugar ¿En mis sueños tal vez, en alguna ópera?

—Richard Norrington.

Sí, su voz era bastante melodiosa, bastante raro, era la primera vez que sentía interés por algo así. Las tres lo saludamos con cortesía y de nuevo Stella y yo nos miramos de reojo esta vez conteniendo una sonrisa.

Quite mi mirada de la de Richard porque sentí instantáneamente que miraba mi mano, la misma que sostenía en violín.

—¿Toca? —me preguntó con suavidad.

Miré rápidamente el violín y lo levante a la vista de todos, abrí la boca para decir algo pero mi tío hablo por mi.

—Bastante bien, le pagamos unas clases privadas para que no perdiera la facilidad, tal vez pronto toque algo.

—Estoy practicando —añadí con rapidez —Estaba practicando allá arriba para perfeccionar una que otra canción que todavía me falta dominar eso es todo.

—Juliette siempre tan modesta. —intervino mi tía —Ella es una artista.

Me apreté los labios con un rubor en las mejillas involuntario, demonios, ¿Porque uno se siente tan terriblemente avergonzado cuando le recuerdan a los demás en que eres bueno? No era modestia, era la verdad.

Baje la mirada y sentía que Stella se burlaba de mi.

—¿Juliette? —repitió Richard —¿Me supongo que no eres de aquí, verdad? Lo sé por dos cosas, tu nombre y tu acento.

Me volví instantáneamente hacia mi tía que parpadeaba confusa, habían pasado muchas personas por esta casa que eran extraños como conocidos y ninguno tuvo la seguridad de preguntarme acerca de donde venia, sobre todo por mi nombre y más extraño por mi acento, parecía ser el único que de verdad lo percibió y tuvo la seguridad de preguntármelo directamente.

Vacile un poco por la intimidación que me provoco y asentí.

—Si, así es, no soy de aquí.—respondí con una risa nerviosa.

—Déjame adivinar ¿Francia? —entrecerró los ojos.

Toda la familia rió encantada por su acierto, yo ruborice más y sonreí con fuerza.

—Sí. —susurré.

—Es una gran muchacha —añadió mi tío Frank con la cabeza alzada, lucía orgulloso —Es talentosa, tiene valores y es inteligente, la hemos educado para bien a pesar de llevar poco tiempo con nosotros.

Richard lucia un poco confundido acerca de lo último que menciono mi tío y este al leer su expresión lo aclaro.

—Perdió a sus padres ya hace cuatro años atrás, nosotros la queremos como una hija y no dudamos en hacerla parte de la familia.

Richard asintió, logré ver que estaba algo avergonzado, tal vez no quería indagar demasiado, esperé que nadie fuera a decir nada más.

—En fin, tenemos que irnos —mi tío se disculpo con nosotras dándonos una sonrisita —Hay mucho que hacer y no hay que perder tiempo.

Las tres aceptamos su retiro y educadamente nos despedimos, yo rápidamente subí las escaleras sin siquiera esperar a que alguno de los tres mencionara algo más, yo solo quería concentrarme también en mi trabajo, no quería más distracciones de ningún tipo.

¡Hola! Gracias por sus bellos votos y comentarios del capítulo anterior, de verdad lo agradezco mucho y a esa personita que siempre apoya todos mis proyectos, a ella va dedicada esté capítulo. 

¡Gracias por tu constancia! :D 

Nos leemos. Besos.





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