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Capítulo 27

Su pequeña hija llegaría pronto, aún intentaba aceptar la idea que su bebé nacería en ese lugar.
Tenía un tic nervioso, aún no podía creer que las contracciones de Camus fueran muy repentinas y que justamente en este momento su hija llegaría en su propia oficina.

- Felicidades Aiacos.

Susurró uno de los empleados regalándole unas palmadas en su espalda para calmar al nervioso papá.

- Ni tiempo me dieron de ir al hospital - Respondió Samaras al escuchar los gritos de su pareja.

Los médicos que brindan servicio en las oficinas del señor Hades ya estaban con él y Eurídice los auxiliaba como una enfermera.

- De todos modos la ambulancia ya viene en camino Aiacos - Respondió Orfeo acercándose justo a su lado - Se retrasaron porqué en la avenida principal se cayó un puente y el tráfico esta de locos.

- Gracias Orfeo, no sé que hubiera hecho si Camus estuviera solo en casa.

- Es bueno que siempre estuvo a tu lado, ahora tendrás que irte con él al hospital para que valoren a tu pareja y a tu bebé.

Al escuchar todo ese disturbio ocasionado por los demás empleados de la oficina, Hades hizo acto de presencia en ese lugar para saber que pasaba.

- Jefecito, es bueno verlo por aquí.

Se acercó Kanon colocando su mano sobre el hombro de su jefe.

- ¿Que sucede aquí? - Cuestionó llevando sus manos a los bolsillos de su pantalón de vestir escuchando todo los gritos que provenían de la oficina.

- La pareja de Samaras entró en labor de parto justo en estos momentos - Respondió otro de los empleados acercándose a ellos.

- Señor Hades, ahora que ese bebé nació aquí en el trabajo pues... Le toca lucirse con un detalle - Sugirió Kanon intentando animar el momento porqué solo observaba a Aiacos quien seguía nervioso jugando con sus manos.

Hades sacó de su bolsillo interior del saco de su traje negro una cajetilla de cigarros y le entregó uno a Samaras.

- Ten te ayudará a calmar los nervios.

- Gracias.

Aiacos tomó uno esperando que por lo menos eso lo ayudara a relajarse después de ese tenso momento.

Ninguno de los empleados del lugar seguía trabajando, en su mayoría se habían dado cita en el piso donde se encontraba la oficina de Aiacos esperando el momento emotivo.

Después de un largo y extenuante trabajo, acompañado de gritos por parte del joven galo; todos pudieron presenciar el sollozo de un bebé, todo había salido perfecto.
Uno de los médicos salió de la oficina con un pequeño ser entre sus brazos envuelto con una manta blanca.

- Señor Samaras...

De inmediato Aiacos al escuchar su nombre corrió hasta donde se encontraba el médico sosteniendo a su retoño en brazos.

- Dígame doctor... Por favor dígame que todo está bien; que mi Camus está bien...

- Tranquilo Samaras... Todo salió a la perfección, tu pareja está bien... Felicidades es usted padre de una niña.

Le entregaron a su pequeña a sus brazos quien seguía llorando incansablemente.
Al tomarla Aiacos, comenzó hablarle mientras se perdía en cada detalle de su hija; le dio un beso en su cabecita y poco a poco la pequeña se calmaba.

- Felicidades Aiacos - Susurró Orfeo colocándose a su lado - Ahora prepárate, ya llegó la ambulancia para que se lleven a Camus y a tu bebé para que puedan valorarlos mejor.

En ese preciso momento unos paramédicos entraban a la oficina junto con una camilla, pasaron al lugar donde se encontraba descansando Camus y con mucho cuidado lo subieron a la camilla.

Dentro de la oficina había quedado un tremendo desastre por el parto en ese lugar, sin embargo Hades le mencionó a Aiacos que no se preocupara, ellos se encargarían de limpiar todo ese desorden.

Aiacos al ver que se llevaban a su pareja quien se encontraba inconsciente, entró a su oficina por sus pertenencias y con su pequeña hija en brazos se fue detrás de ellos esperando que pronto llegaran al hospital más cercano.

- Es bueno tener servicio médico en las empresas - Respondió Hades a sus dos médicos quienes salían de la oficina de Aiacos - Todo por eso recompensaré su gran labor.

- Señor Hades.

El dueño de la empresa se giró levemente para seguir hablando con Kanon.

- ¿Que sucede?

- Pues ahora que tuvimos la dicha de presencian un parto, yo digo que entre todos le regalemos algo a los nuevos padres. Con la cirugía que Aiacos pagó de su pareja se quedó muy gastado en su economía y seguramente ahora necesitarán muchas cosas.

Sugirió Kanon, aunque al escuchar los demás empleados sobre la situación que atravesaba Samaras, no dudaron en sugerir lo mismo.

- ¡Que el señor Hades ahora sea el padrino de la niña! - Gritó uno de los empleados de intendencia.

- ¡Claro! - Contestó Eurídice  sumándose a esa emotiva plática - Sería buena opción señor, además no siempre se tiene el privilegio que un bebé llegue a este mundo en una oficina. Hay casos de mamás que dan a luz en los taxis, en el metro... Hasta en la calle.

Esta sugerencia no fue tomada a mal por el  caballero de cabellos azabache, al contrario pensándolo bien, desde hace muchos años en su empresa no había ocurrido algún detalle que mantuviera animado a sus empleados.
Miraba a cada uno de sus trabajadores y todos platicaban y sonreían ante esa inesperada llegada.

- Tienes razón Eurídice... Aquí van a cambiar muchas cosas en mi empresa. Tomaré en cuenta tu consejo y también vayan organizando una fiesta de navidad y año nuevo, estamos a un mes y medio para llegar a esos días.

Después de decir esto, Hades se dio la media vuelta y se dirigió a su oficina dejando muy confundida a Eurídice quien se sorprendió ante el cambio de actitud repentino de su jefe.

Aquel solitario y enigmático hombre, ahora  era uno muy diferente...














Algunos años después:

- Y así fue como llegaste a este mundo mi querida Violeta... Y también el porqué hicieron al señor Hades tu padrino.

Le respondió Milo acariciando los largos cabellos violetas de su hermosa sobrina.
A sus escasos seis años le gustaba escuchar por parte de su tío Milo la larga travesía que pasaron sus padres en la oficina donde Aiacos trabajaba.

- Nací en la oficina de papá - Violeta dejó escapar un risa tierna al ver a sus padres regresar por ella.

Ellos habían salido de compras y regularmente a Violeta le gustaba quedarse en casa de Milo y de Hyoga porqué siempre la consentían y le daban todo lo que pidiera.
Cuando llegaba su primo Mystoria también pasaba ratos amenos jugando con él.

Aunque ahora Mystoria se la pasaba más en su casa porqué Degel estaba esperando otro pequeñito en camino.

- ¡Violeta! -  Aiacos dejó las bolsas en el suelo al ver que su pequeña se levantaba del sillón para recibir a su papá con un enorme abrazo.

Milo se levantó del sillón para recibirlos, se acerca Camus y a su hermano para saludarlos.

- Espero que Violeta se haya portado bien.

- Siempre lo hace, además le gusta pasar tiempo con Shun - Contestó Hyoga entrando a la sala para llevar unas galletas para los niños.

En ese momento llegó un niño pequeño de escasos cuatro años corriendo para saludar a sus tíos.

- ¡Tío Camus... Tío Aiacos! - Gritó con entusiasmo aquel pequeño de cabellos verdes esperando que su tío lo cargara.

- Ten Shun, te trajimos unos dulces - Susurró Camus entregándole una bolsita con variedad de golosinas - Pero te lo puedes comer siempre y cuando termines tus alimentos.

El pequeño Shun les agradeció a sus tíos y salió corriendo nuevamente para poder comer aquellas golosinas que Camus le entregó.

El pequeño Shun fue un niño del orfanato al quien no dudaron en adoptarlo. La idea fue de Hyoga quien al verlo cuando fue hacer una obra de caridad en ese orfanato de la ciudad quedó maravillado por aquel pequeño de  cabellos verdes quien se mostraba amoroso con todos.
Ahora Milo y Hyoga se encontraban en la labor de trámites para adoptar a su hermanito mayor, un pequeño que responde a nombre de Ikki; no tenían la fortaleza de cortar ese lazo de hermanos que los unía.

- ¿Compraron todo lo que necesitaban? - Cuestionó Milo invitándolos a pasar a la sala.

Violeta tomó parte de las galletas que Hyoga les dio y se fue corriendo para alcanzar a su primo Shun dejando a los adultos en la sala para que pudieran platicar.

- Solo nos falta el detalle de los arreglos del salón pero en estos días lo haremos - Respondió Aiacos tomando una galleta también.

- La boda está a una semana, cualquier cosa que necesiten solo pídanlo - Les respondió Milo jalando a su bello rubio e invitándolo a sentarse sobre sus piernas.

- Creo que por el momento es todo, mañana iré a ver a Kardia para ver como va con Degel, Mystoria y ese pequeño que viene en camino.

- El que viene en camino saldrá de impertinente como Kardia... Mystoria es más tranquilo como Degel - Se burló Milo dejando escapar una carcajada esperando que a su hermano mayor no le zumbaran los oídos por estar hablando de él.

Mientras seguían platicando en ese emotivo momento, Violeta los observaba desde la puerta de la habitación de Shun.
Ella estaba feliz porqué después de mucho tiempo, sus padres se casarían y ella sin duda debe de estar como una bella dama de honor a lado de ellos.

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Todo principio tiene un final..
Pronto les traeré la parte final, no sé si me salga en uno o dos  capítulos, no lo sé 😁siempre dejo que las palabras me lleven
Pero esto ya se acaba.
Espero que les haya gustado esta parejita inusual de Aiacos con Camus, así como yo disfruté hacerlos juntos 🥰🥰🥰

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