Parte 1
Regrese!!!! quiero mis trompetas(?
$ahora si que es una sorpresas :v
Comenzare confesando que iba a subir un fic sebasciel, pero justo mi nethbook regreso y para mi desgracia mi hermano (el menor) se niega a prestarme la suya T.T
$la cosa no termina hay
El teclado no anda bien, así que uso el de la pantalla... es la cosa difícil que hice en esta vida
Por ello este fic es un viejo que tengo guardado de mi pareja yaoi (mataría por ellos), tengo que corregirlo así que tardare (en especial porque escucho Calle 13 de fondo y me distraigo :v)
Eso es todo! Por favor disfrútenlo...
Pos: en este fic no hay hard :
Pensamiento o recuerdo: hola (cursiva)
Llamadas o audios: hola (negrita)
Carta o nota: hola (subrayada)
~Comienza~
Era como cualquier otro día de largo y agotador trabajo. Se podía apreciar el cielo oscureciendo y las múltiples luces empezaban a decorar la ciudad. Miro una vez más a sus papeles, ya no esperaba la hora de ir a casa, comer de la deliciosa comida de Akihito y luego arrastrarlo hasta su habitación y allí pasar una acogedora noche, pero antes debía terminar con todo eso.
–"Asami-sama"– escucho el aparato sobre su escritorio –"tiene una visita"– le pareció extraño, raras veces alguien aparecía sin avisar. Se acomodo mejor en la silla observando el objeto con molestia.
–¿Quién es?– no se imaginaba a nadie en especial.
–"Es... una representante de la familia Taba..."– silencio absoluto.
Abrió sus ojos sorprendido sin saber que decir. De familias problemáticas ese apellido era uno de los peores. Si con alguien no hay que meterse son con ello –hazla pasar– como no debes desafiar.
No sabia que emoción escoger. Una persona importante venia a quien sabe que, probablemente trayendo consigo muchos disgusto o una inesperada alianza. La segunda estaba muy lejos de su imaginación.
Entonces entro una bella mujer de cabello negro largo, ojos azules, vistiendo todo de negro. Un pantalón cómodo más una campera de cuero, tenia dos armas en su cintura asegurada en la parte de atrás. Una alfanje en el lado derecho. Ryuuichi se sorprendió de verla sola, sin ningún guardia que la acompañe, una costumbre que tienen todas las familias.
–Mucho gusto en conocerlo Asami-san...– la muchacha se inclino con respeto. A poca distancia mientras este permanecía sentado –mi nombre es Sioni Taba– sonrió de una forma ingenua, una que se le hizo extrañamente conocida.
–Sientate– esto la hizo sonreír más. Por temor a su apellidos muy pocos le hablaban de forma irrespetuosa, se notaba preocupado por su obvia presencia –¿Puedo saber sobre tu visita?– espero a que la mujer se acomodara en el lugar correspondiente.
–Bueno... estoy buscando a alguien muy importante... oí muchos rumores de que sabes donde esta– acomodo su arma a un lado, lista para lo que sea. La puerta se abrió apareciendo uno de los subordinados posicionándose alado de su jefe. Ella no podía aguantar más la riza, bajo la cabeza y oculto sus labios intentando no burlarse –lo siento– todo eso le pareció entretenido.
–¿A quien buscas?– sintió algo incomodo en su pecho, como si se fuera a arrepentir de hacer esa pregunta.
–Un niño... Takaba Akihito– sonrió con entusiasmo al ver la reacción de sorpresa en ellos dos.
–¿Que asuntos tienes con él?– eso es lo que buscaba, este la miro con desafió. Ya había leído toda la información que tenia del más joven, pero nada relacionado con los Taba.
–Eso es algo que solo tiene que ver con la familia...– miro una vez más a los dos hombres esperando de alguna forma que las cosas fueran más sencillas en su trabajo –dime ¿Sabes donde puedo encontrarlo?– no le gustaba ser ignorada. Emocionalmente era alguien muy peligrosa.
–No– afilo su mirada al oírlo. Eso no es lo que esperaba escuchar –¿Necesitas algo más?– ahora fue respetuoso, llamando más su atención.
–¡No nada!– respondió con una inusual alegría. Se levanto de su lugar observándolos –que pena que no... estoy dispuesta a pagar para encontrarlo... pero bueno– le hecho una ultima ojeada esperando que este cambiara de idea.
–Ya veo... eso quiere decir que su interes por Takaba Akihito es muy grande ¿no?– no podia creer que una familia así se preocupara tanto por un chico comun y corriente. Quizas nuevamente el menor se habia metido en algo peligroso, más que la simple mafia.
–Algo así....– no sabia cuanta información podría llegar a dar –pero a ti que no lo conoces no debería importarle ¿verdad? Asami-san– no respondo. No era momento de contradecir a alguien como ella –bueno... disculpe las molestia entonces– una leve inclinación para luego salir de la oficina sin decir nada.
–Kirishima, averigua todo lo que relacione a Takaba con la familia Taba– ordeno más serio que nunca. No sabia que tan peligroso podía llegar a ser las cosas cuando todo lo que les rodeaba era desconocido.
–S... si– dijo de inmediato.
El mal mostró su espada pero aun no la cara. No sabia que tan lejos se complicaría sus vidas.
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Fuera del edificio la mujer que acaba de tener una interesante conversación. Camino hasta un callejón en la oscuridad, apenas alado de la construcción. Se subió a una mota negra que no quedaba para nada con su pequeño cuerpo. Se inclino sobre el manubrio soltando un suspiro pesado, todo le fastidiaba.
–Ese sujeto si que sabe donde esta...– sonrió con emoción –parece que se preocupa mucho por él... o sino lo hubiera delatado ¿no?– frunció el ceño un tanto molesta. Guardo unos segundo de silencios, hasta que un sonido la distrajo. Saco su teléfono del volcillo delantero –¿hola?– ni siquiera se molesto en ver quien le hablaba.
–"Sioni..."– reconoció esa voz de inmediato. Provocando que su rostro cambiara a uno de enojo al instante y sin aviso.
–Ah... padre ¿Qué ocurre?– oírlo siempre le causaba de alguna forma una necesidad de romper todo lo que se encontraba en su camino, pero sabia que debía mantener el respeto.
–"¿Que ocurrió con Akihito?"– el sonido de sus palabras era agudas. Un anciano sin duda alguna.
–Por fin lo encontre... solo falta saber en donde se esconde– le molestaba saber que ese sujeto se interpusiera en su trabajo.
–"Bien... encuentralo y tráemelo"– ordeno con seriedad. Sabia lo que su hija sentía por él, sin relación en una familia temida hasta por la misma mafia.
–Lo haré... pero no olvides tu promesa– apretó sus puños, clavando las uñas en su piel –no rompas tu palabra– el dolor de las palmas impedía que le empezara a gritar una de sus mil verdades.
–"Sigue obedeciendo y no lastimare a tu hermano"– corto.
–¡Bastardo!– estrello el objeto contra el suelo, esto se rompió en mil pedazos –genial– dirigió su propio sarcasmo junto a enojo. Llevo ambas manos a la cabeza queriendo aguantar la rabia. Separo sus manos mirándolas, pequeñas heridas donde recorría sangre. Se coloco los guantes negros ignorando lo que acababa de pasar –no te preocupes... yo te protegeré– sonrió con melancolía al saber que al final debía cumplir.
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Eran más de 2 de la madrugadas y ese sujeto aun permanecía en el edificio. Miro una vez más a la puerta esperando a que este apareciera y lo llevara a su objetivo, estuvo durante mucho tiempo aguardando que saliera de una vez, pero nada. Suspiro como por desamo octava vez. Ya no sabia cuanto tiempo más tendría que soportar hacer guardia.
–Kirishima...– entonces fue cuando desperto de su sueño para ver como a la persona que esperaba salia del dichozo edificio para irse a su auto –¿conseguiste lo que te pedi?– pregunto antes de subirse al movil.
–Si, Asami-sama– le entrego los papeles a lo que este agradeció y prosiguió a entrar. La puerta fue cerrada para que el coche arrancara.
–Hasta que ese desgraciado salio– de inmediato encendió el motor siguiendo al vesiculoso de cerca.Si notaba su presencia entonces no podría encontrar a Akihito, debía ser cuidadosa.
En cambio dentro jefe y subordinado mantenían una combersacion –¿Estos es todo?– ni siquiera algo que llamara su atención o los provocara.
–Si señor, no hay investigación o informe que indique que Takaba Akihito se haya metido en los asuntos de la familia Taba– continuo conduciendo. Al igual que el jefe todo le parecía demasiado extraño.
–¿Nada que le pareciera que ellos le buscaran?– parecía todo tan inservible. Entonces encontró algo interesante que llevaba el nombre de dichosas familia.
–Al parecer su madre trabajo para la mansión Taba, una simple empleada...– no hacia más que limpiar el desorden –pero antes de que Takaba Akihito naciera, ella se fue por asuntos personales– o eso decía los papeles.
–¿Asuntos personales?– no comprendía. Algo estaba mal con esa información.
Los asuntos son los de menos. Siguieron su camino sin percatarse de la presencia de la mujer. Llegaron al edificio en donde vivía junto al pequeño, sabia que algo estaba mal, demacrado mal, pero aun no lo comprendía de todo. Para contraatacar primero debía conocer el campo de batalla. La muchacha lo siguió de cerca hasta verlo entrar en uno de los departamentos.
Rió en voz baja –La seguridad de este lugar es un chiste– se acerco escuchando a través de la puerta su conversación.
–¿Takaba?– escucho la voz del hombre. Chasqueo la lengua en molestia, no solo sabia quien era, sabia donde esta... !lo tenia escondido en su penthouse!.
–¡Bienvenido!– se apresuro a decir –la comida enseguida va a estar lista, báñate y luego te sirvo– se sorprendió al reconocer esa voz. Sonrió con entusiasmo.
–Tonto... pareces su esposa– solto una pequeña carcajada al darce cuenta de lo que pasaba en ese lugar.
–Si– escucho sus pasos alejarse, la de los dos.
Con un objeto abrió la puerta sin problemas, parte de su entrenamiento. Saco un arma sabiendo que al ingresar en un lugar así pondría su vida en peligro. Debía estar armada si quería cumplir al final. Camino hasta llegar a la entrada de la casino, en donde se encontraba un chico.
–Aki...– susurro casi sin creerlo. Estuvo a punto de salir de su escondite cuando un sonido en particular la distrajo. Un arma se acomodaba detrás de su cabeza.
–No hagas ningún movimiento– amenazo esa voz. Ella casi gruño al ver en la vergonzosa situación con la que se topo.
–Asami-san es un mentiroso– también lo murmuro para que no la escuchara. Levanto ambas manos demostrando que sus intenciones ya estaban claras. El mayor aprovecho para sacarle la pistola.
No midió tiempo ni fuerza, cuando la joven daba una vuelta brusca, golpeando su brazo y de un solo movimiento tomando su espada para clavársela en el cuello. Solo un estoque y era el fin de Asami Ryuichi, sin embargo... –¡No!– un grito la detuvo. Ambo s se quedaron inmóviles, uno por el filo que descansaba sobre su cuello, y la otra por la sorpresa del alarido.
Miro a la persona que los transmitió, un poco asombrada por la forma furiosa en que sus ojos se fijaban en ella –Aki– dijo más fuerte –¿Proteges a esta persona?– no dudaba de que lo hiciera. Después de todo ella lo conocía de hace tiempo.
–S... si... déjalo ya, nee-san– el mafioso no podía creer lo que escuchaba. Era imposible que ellos dos fuesen hermanos. Observo los ojos de la mujer que amenazaba su vida, encontrando la misma hostilidad que el niño siempre le hacia sentir. Definitivamente compartían la misma sangre.
–Esta bien, Aki– separo el filo coloco de nuevo en su fundo –solo porque tú me lo pides– le quito el arma de la mano. Guardando de esos dos. Empezó a caminar hasta llegar a la sala, donde se tiro sobre el sofá.
En cambio los dos se quedaron observando. Uno con los ojos afilados, listo para atacar como un puma –¿hermana mayor?– repitió sin comprender realmente lo que pasaba.
–Te lo explicare, Asami– desvió la mirada con completa tristeza. Para luego seguir a la chica y sentarse en otro sillón.
El mayor hizo lo mismo, pero acomodado en otro sofá. Mirando a la desconocida con calma, pero al mismo tiempo con un deseo de que todos los secretos se descubrieran de una sola vez –Hablen– ordeno. Después de todo nunca tuvo la suficiente paciencia de cuando se trataba de Akihito.
–Bueno...– empezo el más chico –Sioni y yo somos medios hermanos... es que...– tardaba mucho para hablar, no sabia que palabras utilizar.
Ella suspiro eso iba muy lento –la madre de Akihito trabajaba para la familia Taba como empleada– empezó relatando lo que recordaba –pero un día el bastardo de mi padre la dejo embarazada... Aki nació cuando ella se fue de la casa por miedo a que le hicieran algo, pero igualmente se descubrió de su existencia... me entere años posteriores, y como nos llevamos 10 años ya era una mujer independiente para ese entonces... yo quería conocer a mi pequeño hermano menor– ambos escuchaban el triste relato sin saber que expresar. Ella lo decía todo –realmente me encariñe con Aki al fin tener a alguien que querer– el que se sorprendió esta vez fue Akihito, pero aun así no dijo nada –sin embargo mi padre se enojo conmigo por ir a visitarlo y mi madre le desagrado la idea de que hubiera otro heredero aparte de mí... otro descendiente de la familia Taba... por eso obligo a mi padre a matarlos– noto como los ojos de Akihito se aguaron... toda la tristeza nunca desaparece.
/Flash-back/
Una muchacha miraba los diferentes libros de su colección. Buscando uno para llevárselo a Akihito y leerlo para que durmiera. En ese momento él tan solo tenia 8. Tomo uno sin muchas ganas de leer algo tan infantil, pero debía elegirlo porque se lo prometió.
–¿Qué haces, malcriada?– le hablo la única persona que le faltaba al respeto. Se acerco a ella mirándola desde la puerta. La muchacha no le devolvió la mirada, sabiendo de quien se trataba.
–Solo leo, sensei– respondió con calma. Con ese hombre sentía respeto y admiración. Algo que ni con su propio padre pudo llegar a tener.
–Tu no lees esas cosas de bebés... adivinare, es para el mocoso que cuidas– dedujo sin problemas, ganándose una sonrisa de parte de la joven.
–¡Que listo, sensei!– chilla la que en ese momento era solo una infante más.
–Si quieres leerle esa porquería te aconsejo que vayas ahora...– esta solo la miro sorprendida –o puede que ese llorón no despierte mañana– sin pensarlo dos veces. La joven tomo su katana, un regalo de sus padres al graduarse. Y salio corriendo hasta subirse en su moto.
Una advertencia, eso era. Si alguien como él aparecía para decirle cosas como esas, significaba que algo malo estaba pasando. Ademas de que sus palabras la hicieron temblar. Llego a la casa de su medio-hermano, distinguió un auto negro al frente de la entrada y la puerta se veía forzada. Saco una de sus armas para luego ingresar en la casa. El ambiente era diferente y las cosas estaban fuera de lugar. Entonces fue cuando escucho un llanto, camino por el estrecho pasillo hasta encontrar una puerta abierta. 5 hombres amenazando a un pequeño niño de cabello rubio y ojos azules, también había una mujer tirada en el piso. Cubierta de sangre, parecía muerta, quizás lo estaba.
–¿Como lo acabamos?– pregunto uno de ellos. La muchacha se quedo a escuchar.
–¿Por que no jugamos un rato con él?– opino otro.
–No me digas que te estas volviendo gay– la humillación continuo.
–¡Nada de eso! ese niño se ve muy apetecible, ademas Ryouhei-sama no nos dijo que no podíamos jugar con él– una carcajada se escucho.
La muchacha quedo es-pasmada, el nombre de su padre fue el que pronunciaron. Entonces comprendió que él ordeno que hicieran esa maldades –bueno ¿Quien empieza?– grito uno.
–¡Yo sere el primero!– uno de los más asqueroso, y es que en ese momento para ella esos hombre eran repulcivos, empezo a desabrocharse el pantalon listo para dañar al pequeño, pero no pudo llegar tan lejos, cuando una bala le perforo la cabeza.
–¡¿Qué?!– gritaron sin comprender.
La mujer desenvaino su katana, veranando uno por uno a esos sujetos. Solo mato a los tres restante dejando a uno con vida. Lo tenia contra el suelo lista para quitarle la cabeza de un solo golpe.
–¡Por favor Sioni-sama!– estaba desesperado –¡son ordenes de su padre!– no sabia que más decir, la suplica no serviria.
–¿Mi padre ordeno matarlos a ellos dos?– pregunto cínica. Sentía todo su cuerpo arder. Queria matar todo lo que se pusiera en su camino.
–¡S... si Sioni-sama!– respondió de inmediato.
–Oh gracias... ya se a quien castigar– sin dudarlo. Le clavo el arma blanca en el pecho, luego otra, otra y otra descargando toda la furia que tenia adentro. Soltó un grito lleno de odio, todo estaba muy mal. Estocen fue cuando miro al más pequeño, temblando y aun llorando. Tenia ambos ojos cerrado, por lo que no presencio nada de la masacre –Aki... tranquilo– se acerco y lo abrazo. Lo levanto sacándolo de ese lugar para que no viera los carabeares.
–¿Por que papa ordeno matar a mamá?– no era tonto, sabia lo que había pasado.
–Ese imbécil... no te preocupes, él no te tocara– en el patio, se sentó sobre los escalones de la entrada aun abrazándolo con fuerza.
–¡Pero...! él ordeno matarme... nee-san debe obedecer– lo miraba con los ojos llorosos.
Ella comprendió de inmediato –Yo siempre te protegeré Aki... lo prometo, si tengo que desobedecer a mi padre lo haré... no lo dudes– se levanto sujetando su katana.
Lo llevo hasta la casa de unos amables ancianos, dejando al menor para que estos le cuidaran. Se subió a su moto y condujo hasta la mansión en donde vivían. Si debía matarlos lo haría, no lo dudaba en absoluto. Entro a la casa aun cubierta de sangre. Con pasos firmes se dirigió a donde sabia que se encontraban. Una sala bien decorada, solo un par de guardias vigilando y sus padres sentados, tomando té.
–Así que viniste, Sioni– la mayoría escaparía, pero ella estaba allí para encararlos.
–Solo quiero saber... ¡¿Por que demonios mandaste a matar a Akihito y su madre?!– sentía toda su sangre hervir como lava, parecía un lobo salvaje a punto de saltar sobre el cazador que tanta molestias le había provocado.
–Son una vergüenza– empezó la mujer, el mismo cabello que ella, pero los ojos marrón claro, un bello color en realidad –esos dos deben morir por traer deshonra a esta familia–
–¿Vergüenza?– se rió. Su furia no se comparaba a nada que halla visto –tu zorra no sabes lo que es"honor"– el turno de reír esta vez le toco a su padre –¡Ustedes son los que cometen los pecados y quieren que los demás paguen!– sentía que su garganta se desgarraría en cualquier momento.
–¿Permitiste que Akihito viviera?– su padre fue el que hablo, con una calma casi sobrenatural.
–No voy a acceder que le hagas daño... ¡ni tu desgraciado, ni la puta de mi madre!– entonces la mujer se levanto proporcionando una fuerte bofetada a la muchacha –juro... que si llegas a tocarle un solo pelo a mi hermano, te asesino– no lo dudaba, nació para pelear. Obedecer nunca fue su fuerte y ahora todos lo veían.
–¡Cierra la boca, estúpida!– ni siquiera la miro cuando empezó a gritar –si es necesario... yo misma matare a ese engendro, no voy a permitir que haya un bastardo de una prostituta en nuestra fami...– no termino. Una espada le atravesó el pecho, provocando que la sangre se derramara sin compasión. Todos los guardaespaldas apuntaron a la menor sin pensarlo.
–Mejor cierra la tuya– estaba demasiado fastidiada.
–Bien Sioni... hagamos un trato– el anciano prendió un cigarrillo mientras la joven lo miraba un poco sorprendida –yo no haré nada que dañe a Akihito y tu seguirás todas mis ordenes sin reclamar– un trato un tanto indeseado.
–No planeaba desobedecerte padre– se arrodillo al frente de él lista para cometer otra estupidez más.
–Ni tampoco lo volverás a ver– dijo igual de rudo. Probocando que la joven afilara más su mirada.
Suspiro –Juro ante el cadaver de mi madre, aquí presente, que cumpliré con mi palabra. Obedeceré cada orden del clan y no tentare en contra de la familia siempre y cuando usted cumpla con la suya... sin embargo el día que rompa con su palabra, entonces lo asesinare con mis propias manos y esta katana– dejo el arma nombrada a un lado. Queriendo ignorar su propio odio, ella cumpliría, solo por protección a su único ser querido.
/Fin del flash-back/
Termino de contar la historia con pena. Se acomodo en el sillón intentando no romper algo por la furia que empezaba a crecer en su interior. Asami la miro con cierta duda, no todas sus palabras eran creíbles. Soplo el humo de su boca para luego recostarse sobre su mano para observar a la extraña, manteniendo la pistola cerca de él.
–Si hiciste esa promesa ¿Por qué lo buscas?– todo eso le parecía demacrado extraño.
–Es que... mi padre quiere que Aki se una a la familia...– lo miro de repente notando la sorpresa de este –seras recocido como un Taba– tenia esperanza de que aceptara lo que le proponía.
–Me niego– no lo dudo, ya esperaba esa respuesta.
–¡Pero...!– debía convencerlo –si vienes conmigo recibirás todos los bienes de la familia, protección a cualquier cosa... nadie volverá a lastimarte– eso es lo que deseaba, que su pequeño hermano no corriera ningún peligro.
–Gracias... pero aun así no puedo aceptar– tenia la cabeza baja y la manos entra las piernas. Sentía que iba a estallar en llanto en cualquier momento.
–¡Aki!– se paro de repente –esta es la mejor oportunidad– no quería obligarlo a nada, era un pequeño muy sensible. Ella juro ante el cadáver de su madre que lo protegería. Tal vez unirse a los Tabas era una situación extrema y algo dolorosa, pero con solo llevar el apellido ya nadie, ni políticos, mafiosos o policías se meterían con él nunca más. La cobardía era su mejor arma.
–¡No puedo estar del lado del asesino de mi madre!– se levanto enfrentándola a los ojos, él los tenia cristalinos, una mirada feroz. Ella entendió que no cedería.
Continuara...
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