Se acerca sigilosa entre montañas buscando algún forastero

que sepa descifrar los entresijos de su forma de volar.

Y nadïe resuelve sus dudas, y nadie la enseña a mirar

debajo del hombro del hombre que en umbrá esta.

Y busca entre baúles manuales que le lleven a su meta

y encuentra el colgante que su madre dejó allí tras su morir.

Y siente el gran peso del mundo, y ya no sabe si vivir

recuerda entre lágrimas secas por qué ha de existir.

Se rompe como el hïelo en tormenta de una noche de verano

y vuelve a relucir de entre las luces que la hicieron deslumbrar.

Y pierde el sentido del norte, y con corte deja de pensar

que ya tras dejar su maleta un halcón volará.

Sale sin pronunciarse ni hacer ruido para no ser descubierta

por el alma de todos los mortales que la quieren descubrir.

Y volver a ver las estrellas, el cielo intentar construir

de alguna o de otra manera impía huir...