Veíase la mar cálida

lágrimas lloraba el cielo,

mientras mi corazón de hierro

temblaba como capitán marino.

Y mi alma perecía

mientras tu amor dormía

tu corazón ensimismado.

Adiós poema galano.

Mírame sol radiante

de tierras arbustivas

que mi tesoro aspira

aguardad, temidos corazones.

Poema del bosque dormido

de la rosa de cristal de licra.

Mientras duermo tranquilo.

Adiós princesa sin risa.

Sonido metálico infundes

mas no eres una delicia

pero siempre serás

princesa mecánica mía.

De engranajes de oro,

tornillos de plata fina,

corazón de fuego infernal.

Adiós, chatarra mía.

Que tu alma de plomo

alegre cantar aclamaría

mientras princesa sin risa

traqueteas tu frágil sonrisa.

Aquí acaba mi poema,

pero no tu poesía.

Somos dos y uno solo,

dos almas parecidas.