Soy frágil.

Y mi corazón, amante de la desventura

hace mucho tiempo que abandonó la fortaleza

y se refugia en trapos harapientos

y en cicatrices sin curar.

Soy frágil.

Me duelen los sentimentalismos del mundo,

y el solo respirarte me hace añicos

el alma y las terminaciones nerviosas

que rodean a mis manos, mis pies

y mi corazón.

Soy frágil.

Y los versos aumentan, y cada vez estoy más roto;

más destruido por el sinsentido de la vida

y cada vez es más largo el padecer, y la

intencionalidad de la poesía se reduce a meros

escribanos interpretando una obra compleja

que ya ni siquiera sentido tiene.

Soy frágil.

Y me cuesta expresar lo que siento fuera de este cuadro de palabras,

me cuesta querer a alguien después de haber jurado con no hacerlo,

y me cuesta desamar habiendo amado, porque el corazón no entiende

las razones de los actos de los hombres que; se alejan inevitablemente

del ideal perfecto del minotauro del tiempo, y pronto se diluyen todas

las esperanzas del sentido del más valiente y caes al pozo del recuerdo

y te ahogas, para siempre; porque allí te sientes mejor.