Condenso mis problemas y nos vamos a volar,

somos pájaros que vuelan rogando la libertad.

Y hastiado de problemas y sinsentidos despegar

aunque pronto de flaqueza mis alas no puedan más.

"Vamos juntos, de la mano, juntos podremos ganar

al destino más incierto y al más angosto caminar".

Pero hubo un momento en que la luz ya se apagó,

dejé de sentir tus manos y el gran trueno apareció.

Sentí una leve descarga rematándome en el pecho,

comprimiendo mis entrañas a golpe de sentimiento.

Y más lento ya caer, en el foso del infierno.

Mi alma estaba tan muerta como tu corazón yerto.

Mírame y dime que soy yo.

Yo ni me reconozco y no sé lo que es el amor.

Comprendía a duras penas el significado eterno,

ahora ese mandamiento se ha vuelto etéreo.

Mírame y dime tú quién eres.

La princesa de mis sueños o el príncipe que viene,

a rescatarme de este sueño del que nunca desperté.

Somos bella y una bestia de las noches del Edén.

Mírame y dime quiénes somos.

Dos almas descarriadas devoradas por los lobos.

Sin duda me desgasto escribiendo poesía.

El poeta y sus encantos romperán la algarabía.

Y me siento bien, estando en el abismo.

Notando mis pies fluir en el desván del egoísmo.

Ya no sé respirar...

y por eso me he ahogado.

Necesito de tu aliento a pesar de que me azufre

el corazón en un resquicio de la puta incertidumbre.

De saber si tú me quieres, de saber: ¿será distinto?

U otra puta pesadilla elevada a infinito.