Capítulo II
Los chicos frente a mi eran como un sueño, bueno, uno de ellos si. Frente a mi tenía a Wilhem quien me miraba como si esperara algo de mí, decidí no pensar la razón de su mirada; a su lado estaba un chico de piel sumamente pálida, quise pensar que no pasaba mucho tiempo expuesto al sol pero sus ojos sin duda era lo que me tenía parada mirándole, recordaba haberlos vistos pero dados los acontecimientos no tenía ni idea. Me giré hacia mis padres esperando una respuesta a lo que estaba sucediendo, no era nada malo pero si un poco extraño...
—Y bien, van a hablar ¿o?...— susurré, dejando mis palabras sin terminar, no sabia que decir ni que imaginar, no tenia idea de absolutamente nada.
—Es mejor que nos sentemos, ¿bien?— dijo mi madre, quitándose el mandil y colgándolo en un mini perchero pegado a la pared —Vamos a la sala de estar, allí hablaremos mejor.
Todos los presentes la seguimos, Wilhem se detuvo en la puerta de la cocina, esperándome.
—Hola Cora, siento todo esto...— Iba a decir algo más pero puse una mano frente a su cara queriendo darle a entender que se detuviera, si alguien debía explicar todo esto era mi madre, no él.
Caminamos juntos hasta la sala y nos sentamos en el mismo sillón. Mis padres nos observaron pero ninguno dijo nada, intuí que ya sabían que nos conocíamos.
—Verás hija, quiero que mantengas tu mente en blanco y que todo lo que a continuación te diré es de suma importancia y parte de tu vida. Por favor, no me interrumpas y espera a que termine de hablar...— Asentí —Bien, el 21 de diciembre de 1998, si, el día de tu nacimiento fue también el mismo día de uno de los solsticios más poderosos pero te preguntarás, ¿eso que tiene que ver conmigo?, desciendo de una generación de guardianes, guardianes del planeta tierra. No entraré en detalles sobre eso porque se que en algún momento lo sabrás y lo que quiero que sepas ahora es que...— dudó en decirlo, vi duda en su mirada y por un momento llegué a temer de sus palabras —Estás en peligro— lo dijo tan rápido que creí que ya no hablaría más y cuando vio mis intenciones de hablar, continuó —El día en que naciste, tuviste complicaciones para hacerlo, te estabas poniendo mal y los doctores tenían la sospecha de que probablemente no soportarías el parto pero entonces, un guardián entro a la habitación donde estábamos y con magia fue posible sacarte...
—¿Magia?— bien, esto si estaba siendo raro. Podía creer las complicaciones del parto pero guardianes y magia era algo imposible.
—Si, magia— respondió Wilhem a mi lado —Se que en este momento es difícil creerlo pero te prometo que es real.
No sabía si debía creerles pero él al ver mi cara de desconcierto , me extendió su mano y dudosa la tomé, no me detuve a ver las expresiones en sus rostros y mucho menos cuando Wilhem hizo un pequeño remolino en mi mano el cual era color dorado y entonces cuando creí que iba a deshacerse en mi mano, salió como si fuera un patronus, solo que este en lugar de tomar forma de algún animalito, tomó forma de un doble infinito que al desaparecer hizo una explosión y todo aquellos brillos dorados se esparcieron encima de nosotros.
Mi cara debió ser todo un poema ya que el chico de ojos azules grisáceos comenzó a reír al igual que mi padre, mi madre solo tenía una pequeña sonrisa en su rostro. Era real y aún no sabía si creerlo o no, existía pero era algo nuevo para mis ojos y mente. Wilhem me miraba expectante, como midiendo mi reacción, tenía una sonrisa dibujada en su rostro y por un segundo me perdí en sus ojos, que si bien su color no se mostraba tal cual era por los lentes, si me transmitían paz. Paz como la que había sentido el día anterior cuando pude dormir toda la noche, ahora si todo esto me parecía raro e intrigante.
—...bien, gracias Wilhem— exclamó mi madre, él solo asintió —como te decía, con magia lograste llegar a este mundo, ¿recuerdas tu cumpleaños número catorce?— asentí —Te sentías débil y pasaste todo el día en cama— lo recordaba, había estado todo el día sin energía y no pude siquiera salir a cenar con mis padres por mi cumpleaños —No todos los solsticios son iguales y el de este año a como los años anteriores donde ni siquiera tenias fuerzas suficientes para hablar será perjudicial para ti y estas en peligro porque existen personas malas, a como hay guardianes hay acechadores y representas una amenaza para ellos...— y dejó de hablar y entonces me di cuenta de que lo que estaba a punto de decir no iba a gustarme y tampoco a mi padre —Wilhem y Jack están aquí para ayudarte en tu entrenamiento y en todas las dudas que tengas acerca de esta situación por lo que ocuparán la habitación de invitados todo el tiempo que sea necesario hasta el solsticio y...
—¡¡¡¿¿¿QUÉ???!!!— no me dió tiempo de hablar cuando papá ya había reaccionado, trataba de digerir la noticia pero no me veía en casa con dos chicos en especial Wilhem, mi madre estaba loca o algo por el estilo porque nadie en su sano juicio deja que dos adolescentes duerman bajo su techo y menos si lo más probable era que ellos no pasarían el día allí por su trabajo.
—Si, es necesario y además, estos chicos son muy respetuosos y solo están aquí para que Cora entrene y cumpla con lo que le ha tocado ser.
∞∞∞∞
Mi papá y los chicos estaban sentados, listos para comer mientras que mi madre sacaba la lasaña del horno y yo buscaba vasos para ponerlos en la mesa. Wilhem al verme se levantó para ayudarme iba a decirle que no era necesario pero solo tomó los vasos y se dio la vuelta sin decir nada. Las demás cosas ya estaban sobre la mesa por lo que solo fui a sentarme. Cuando todos estuvimos sentados, mi madre miró a mi padre y este a su vez, asintió a regañadientes...
—Siento lo de hace un momento chicos, son bienvenidos para quedarse, siéntanse como en su casa.
Ellos solo articularon un ≪gracias≫ y todos nos dedicamos a comer, nadie decía nada, cada uno estaba sumergido en sus pensamientos. De vez en cuando Wilhem y yo nos dedicábamos miradas pero no podía descifrarlas.
Y cuando creí que las cosas nos podían ser más raras, sonó el timbre y me levanté a abrir. Cuando lo hice una chica de cabello rubio y ojos verdes estaba frente a mí, cubierta con un gran suéter y guantes en las manos. Bien, hacia frío pero no como para estar vestido de esa forma, iba a decir algo pero mamá llegó y literal, mi mandíbula esta fuera de su lugar...
—¡Dandelion!, pensé que no llegarías
—Yo también— respondió, terminando el abrazo —Una fuerte ventisca está azotando la ciudad y sinceramente creo que a empeorar y las calles se están llenando de nieve muy rápido, salir del aeropuerto fue una locura— exclamó mirándome —Tú debes ser Cora— y acto seguido, me abrazó, no pude corresponder, aún estaba sorprendida por su desmedida alegría y efusividad. —Mucho gusto soy Dandelion, ya nos conocíamos pero creo que ni lo recuerdas, yo sinceramente casi no te recordaba pero ahora me doy cuenta que eres tú y...
—¡¡¡Dandelion!!!— tuve que apartarme ya que los chicos la abrazaban como si no se hubiesen visto en años
—Bien chicos, ya...ya...YA...— comencé a reír cuando gritó esto último, fue tan graciosa la forma en la que ellos se alejaron como perritos regañados... Y solo pensar eso fue como recibir un balde de agua helada...
—¡¡¡Max!!!, mamá, no encuentro a Max.— exclamé, mirando a mi madre pero su mirada solo denotaba que se divertía...
—Verás Cora— empezó diciendo Jack— todos estos días que Max ha dormido fuera es por mí y te preguntarás la razón— asentí —Max fue mío antes de que tus padres te lo dieran.
Iba a asentir de nuevo pero reaccioné, sin duda mis padres escondían más de lo que podía imaginar.
∞∞∞∞
No podía dormir, me sentía en peligro desde que mamá dijo que lo estaba. Tal vez esa era la razón del insomnio que me atacaba, probablemente siempre lo supe solo que no lo aceptaba. Por otro lado estaba Max, Jack había dicho que le perteneció pero no pregunté más del asunto dado que me había dado a entender que estaba bien.
Me levanté de mi cama, cuidando de no aplastar a Dandelion, le había dicho que podía dormir en mi cama pero dijo que no quería incomodar y no objeté pues apenas nos conocíamos.
Baje las escaleras dirigiéndome a la cocina, un té de manzanilla seguro me dormiría e inconscientemente comencé a frotarme los brazos, la temperatura estaba muy baja y solo estaba vistiendo una sudadera ancha y unos shorts que se escondían en ella, mala decisión, tenía demasiado frío y esperaba que lo caliente del té lo quitará.
Y cuando creí que estaría sola, al entrar en la cocina me di cuenta de la presencia de alguien más, Wilhem. La cafetera estaba encendida pero solo contenía agua y en la barra solo había una bolsita de té y unas cuantas flores de trinitaria que seguramente las había cortado del invernadero, no dije nada y me acerqué a sacar otra taza y una bolsita de té de manzanilla y miel. Me senté a su lado y ninguno dijo nada, me había notado porque cuando busque la taza sentí su mirada en mi, hasta que me senté.
—¿No puedes dormir?— preguntó, negué con la cabeza —Yo tampoco puedo, siento que algo no está bien— siguió, dirigiendo su mirada a mi.
Asentí —Yo también, desde hace mucho me pasa y algo me dice que no es bueno...He tenido algunas pesadillas que deben ser la razón...
—Sé que es posible que no creas lo que voy a decirte pero...— se detuvo, lo miré con más atención, instándolo a seguir. —Es muy probable que tus pesadillas se vuelvan reales, por siglos nos han considerado irreales pero no, somos tan reales como las brujas, lobos...
—¿Lobos?, Wilhem... en mis pesadillas son muy comunes los lobos pero no sé, siento que algo no encaja en todo esto— susurré esto último, no quería decirle que en mi última pesadilla las luces resplandecientes y de tonos dorados junto a una voz llamándome, difícil de olvidar y más aún el desgarrador grito de una persona que si miraba bien, tenía sangre en su cabeza y pecho, su cara estaba borrosa por lo que no podía distinguirla y cuando estuve a punto de hablar, un chillido proveniente de la cafetera me lo impidió.
Ninguno de los dos dijo algo, ni cuando con las tazas en manos nos dirigimos al sofá ni cuando nos terminamos nuestros respectivas tazas.
∞∞∞∞
Me levanté con los primeros rayos de solo que seguramente entraban por la ventana, afortunadamente había logrado quedarme dormida, aún sentía frío pero estaba demasiado cómoda como para siquiera querer levantarme y entonces me giré en mi lugar y abrí los ojos...
La cara de Wilhem estaba a centímetros de la mía, me detuve a observar sus facciones, no traía los lentes por lo que pude mirar mejor sus pestañas. Tenía unas cuantas pecas que con la distancia que teníamos era muy fácil apreciarlas, sus pestañas tenían un largo envidiable para cualquier chica, sus pestañas gruesas le daban tal vez un aspecto más varonil y por último sus labios, grandes y rosados. Sin duda era demasiado hermoso a mis ojos, se movió y entonces sentí un fuerte agarre en mi cintura y me di cuenta que estaba despertando, cerré mis ojos inmediatamente y traté de normalizar mis respiración...
—Cora...Cora...
—Mmm...
—Despierta, ya amaneció y nos quedamos dormidos...—Solo hasta allí me di cuenta de algo, estábamos cubiertos por una frazada lo que significaba que alguien la había puesto sobre nosotros.
Cuando traté de incorporarme me di cuenta del reducido espacio, y no me moví más ya que estaba demasiado cerca de Wilhem y temía incomodarlo... Y cuando creí que nadie iba a vernos así una carcajada me hizo sonrojarme...
—La verdad es que creí que esperarían a conocerte más...—seguido unos aplausos, Jack estaba frente a nosotros con su teléfono en mano —Les enviaré las fotos— Wilhem se incorporó a velocidad de un rayo —Dame eso Jack— exclamó, siguiendo al otro que ya iba rumbo a la cocina —¡NO!, estas fotos se verán bonitas para el álbum familiar...
—¿Albúm familiar?— pregunté
—¡SI! ¡Para el que Wilhem y tu harán cuando se casen!— no sabía si era posible pero sentía mis mejillas a punto de explotar de lo rojas que seguramente estaban.
—No le hagas caso, del cien porciento de lo que diga, duda un cincuenta y el otro cincuenta no lo creas...
Y con eso último corrí escaleras arriba, dejando a los chicos abajo, me resultaba gracioso pero no dejaba de pensar en la palabra boda seguido de nuestros nombres: Wilhem y Cora.
∞∞∞∞
Bajé en cuanto me cambié de ropa y me peiné, mamá y papá estaban en la cocina, se me hacia raro verlos allí, hacia mucho que no pasaba y sinceramente lo extrañaba.
Dandelion esta exprimiendo unas naranjas, papá picando fruta y mamá revolviendo algo que seguramente eran huevos. Wilhem y Jack estaban fuera jugando con Max, los había visto gracias a la enorme ventana hasta al piso que estaba en la cocina y que daba al patio trasero, decidí sentarme luego de poner agua en la cafetera, necesitaba té por las mañanas.
Entraron y se sentaron frente a mí, los salude con una pequeña sonrisa a la cual correspondieron.
—Cora, ¿De qué te has alimentado todo este mes?— preguntó mamá, poniendo un plato enorme con huevos revueltos y tocino
—Embutidos y hamburguesas en la universidad, sandwiches por las noches y...
—Ya, no digas más— me calló mamá al oír todo lo que decía —No digas más...— volvió a decir cuando noto que tenía intenciones de hablar —¿Acaso no había algo más saludable? Enserio Cora, el que no sepas cocinar no justifica una mala alimentación.
—Lo siento mamá, no volverá a pasar— Asintió, si hubiese dicho que pedía una pizza cada cuatro días de la semana probablemente si hubiese me gritado y dejado en peor vergüenza.
Nadie dijo nada más, pero las caras burlonas de Jack y Wilhem me hacían querer tirarles el desayuno a la cara, me contuve.
Y cuando creí que las cosas no podían ser peores, Wilhem se arrastró de forma veloz en la silla y llegó hasta donde estaba, me tomó de la muñeca y corrió conmigo escaleras arriba, segundo después...sonó el timbre.
Tardé en actualizar peroooo... actualizaré cada dos días jajaja
Bien, este es el capítulo por hoy.
xo...i
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