27
Seungmin observó como Jisung estaba justo afuera de su oficio sentado en uno de los pequeños sillones del lugar casi parecía que lo estaba esperando, con confusión se acercó a él.
— Hola Sung ¿Necesitas algo? —Inquirió al acercarse a él, de inmediato vio al chico ponerse de pie.
— Quiero hablar contigo —En su voz se podía escuchar perfectamente que estaba nervioso, casi luchando por no tartamudear.
Seungmin sonrió, sin entender que estaba sucediendo mientras que Jisung se estaba muriendo junto a su corazón por no saber como iba terminar todo.
— Ohh, claro dime que necesitas —La amabilidad de Seungmin era algo tan característico de el.
Era lo que más le gustaba a Jisung.
— Es un poco difícil de decirlo —Dijo, jugando con sus manos qué ya sudaban totalmente frío ante la atenta mirada de Seungmin.
Todo aquello que estaba pasando estaba siendo observado cautelosamente por una tercera persona que se mantenía fuera del alcance de la vista de ambos pero podía ver y escuchar perfectamente todo lo que Seungmin y Jisung decían o hacían.
Para Jisung todo aquello era bastante difícil, más aún con los bonitos ojos de Seungmin observándolo.
— Dime con confianza —Sonrió—. No es algo grave, ¿O si?
Rápidamente Jisung negó moviendo su cabeza, sin saber como comenzar, sin saber qué decir.
— Desde hace mucho tiempo, bueno no mucho, unos meses o quizás un año —Dijo apenado—. Me pareciste un chico muy lindo, poco a poco te fui observando a veces de lejos, a veces de cerca y quiero decirte que me gustas.
Seungmin no supo cómo reaccionar, se quedó sin palabras, sus ojos se abrieron en sorpresa al igual que sus cejas se alzaron como sus mejillas se colorearon en carmesí.
Las dos opciones eran simples, aceptar o rechazar.
— No sabia que te gustaba meterte en relaciones ajenas, ¿No te enseñaron que eso no se hace? —Una voz ajena ambos con un tono que perfectamente se podía sentir la burla.
Jeongin se acercó a ambos, totalmente serio, sus cejas estaban totalmente fruncidas y su aura era diferente. Sus celos se notaba a kilómetros.
— No son novios, ¿O me equivoco? —Inquirió con una ceja alzada—. ¿A ti te enseñaron a meterte en conversaciones ajenas?
Jeongin solo una risa, relamió sus labios mientras se acercaba específicamente a Jisung con una mirada dura y fría. Seungmin no sabía ni que hacer, estaba quieto a un lado de ambos chicos sin saber cómo pararlos.
— Siempre hablando tanta mierda, seamos pareja o no, no es motivo para que hagas esto —Escupió.
— ¿Hacer que? —preguntó, torció sus labios en una sonrisa—. ¿Te da miedo la respuesta de Seungmin?
— Ni un poco, solo me incomoda que pongas así de incómodo a mi chico —Reclamó con la palabra "Chico" con una sonrisa.
Esa sonrisa logró agitar el corazón de Seungmin de un golpe, haciendo que sus mejillas se tornaran color carmesí. Jisung comenzaba a enojarse.
— Mira, Jeongin no vine ni a hablar contigo, ¿Podrías dejarme a solas con Seungmin? —Trato de tener la mayor paciencia posible.
— No —Negó, mientras miraba a Seungmin antes de tomarle la mano.
Seungmin tomo la mano de Jeongin posicionando por detrás del pelinegro quien seguía en lo que parecía ser una guerra de miradas. Se sentía alivado porque no sabia como iba a rechazar a Jisung sin lastimarlo.
Pero aun así no era de su agrado, no decir nada, mucho menos dejarle la responsabilidad a Jeongin.
— Mira Jeongin, de lo poco que te conozco no cabe duda que eres una persona desagradable —Se acercó a ellos.
Jeongin alzo su mano disponible para tocar el pecho del escritor y darle un leve empujón, cosa que no le agrado a Jisung.
— Me importa una mierda el tipo de persona que me consideres, aléjate —Dio otro leve empujó sin tanta fuerza.
— Jisung creo que lo mejor será que hablemos otro día —La voz de Seungmin fue casi un susurro pero fue tan claro para que ambos escucharan.
El corazón de Jisung se quebró, sabía que había un rechazo pero no tenía la manera de como hablar con Seungmin sin que Jeongin se metiera. No podía explicar sus sentimientos.
Dio un suspiro pesado, simplemente derrotado, casi sintió como sus uñas herían su piel por la manera en que estaba apretando su mano, las propias venas de su brazo se estaban alterando.
— Esta bien, hablamos luego.
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