Capítulo 2: Razón para odiar
La tormenta de nieve ya había pasado. Weavile regresó al Lago Agudeza en busca de Articuno, pero al llegar solo encontró algunas plumas sobre la nieve.
-Estás son...- sujeta una con sus garras -Son suyas. Pero dudo que sean del choque, el viento debería llevárselos lejos- se detuvo a pensar.
-Debió soltarlas al despegar desde aquí, entonces también quedó inconsciente, de seguro despertamos al mismo tiempo, cuando la tormenta ya pasó- deducía con astucia soltando la pluma azul -Entonces fue un empate- sonríe -Debo encontrarlo-.
Se dispone a preguntar a los Pokémon de los alrededores si vieron a alguien de sus características. Varios coincidían en verlo dirigirse hacía la montaña nevada más alta del norte. Weavile recolectó algunas bayas y las guardó en las plumas de su cabeza, luego caminó hasta la falda de dicha montaña.
-Aquí vamos- subió mediante grandes saltos, incrustando sus garras para escalar las partes empinadas.
Eventualmente llegó a una cueva casi en la cima de la montaña -No se ve una goma, si no está aquí saltaré desde la cima- bromeaba algo serio mientras se adentra en dicha caverna helada.
Luego de chocar con algunas paredes, veía algo de luz al final del pasillo, y allí estaba, sentado y descansando.
-¿Creíste que te liberarías tan fácil de mí? Teníamos un trato- reclama Weavile algo enfadado.
-No no, vine sabiendo que me encontrarías- responde un Articuno sarcástico- Aunque pensé que tardarías mucho más en llegar- oculta su ala izquierda.
-Como digas...- notaba su gesto -Oye ¿qué le paso a tu ala izquierda? Estaba así desde antes de la pelea- menciona serio.
-¿Oh, esto?- la levanta -Unos cazadores furtivos me dispararon con un explosivo- relata despreocupado -Pasaran semanas hasta que se recupere-.
-Así que intentaron cazarte...- decía con cierta rabia -(Y no parece ser la primera vez...)- lo mira -¿De dónde eres, Articuno? Nunca escuché sobre tí-.
-Así parece- menciona -Yo provengo de Kanto- extiende sus alas -Pero me mantengo en constante movimiento para evitar a esos molestos humanos- le explica.
-Kanto... es la región vecina de Johto ¿no? -consulta al recordar vagamente-.
-Así es. La conoces?- consulta el legendario.
-De echo no. Pero mis padres decían que nuestra especie proviene de Johto- revela sin querer -Como sea- hurga las plumas de su cabeza y saca un par de bayas aranja -Toma, te traje el desayuno- se la lanza.
Articuno la atrapa con las garras de su pata -Gracias. Aunque preferiría algo que haya respirado el día de hoy- lanza la baya al aire y la traga de un bocado.
-Aunque lo hubiera sabido, dudo habértelo traído. Detesto cazar a otros Pokémon- expresa Weavile y empieza a comer.
-Vaya vaya, por tu apariencia juraría que también eras un depredador- menciona Articuno al ver sus garras.
-Mi especie lo es, pero yo nunca lo fuí. Siempre rechacé que me enseñarán a cazar, me desagrada- le daba otro mordisco a su baya.
-Comprendo, tendrás tus motivos- se pone de pie -Ahora dime ¿Por qué quieres volverte más fuerte, Weavile?- lo mira a los ojos.
-¡Hay alguien a quien le quiero demostrar mi fuerza, y planeo vencerlo!- exclama con determinación en su mirada.
El ave legendaria comprueba su valor y confirma su parecido con él, giraba su hombro para probar su ala -Bueno, ya estoy mejor. Cuando estés listo, podemos empezar- decía sorprendiendo a Weavile.
-¿En serio lo harás?- se termina su baya -Bien, vamos a entrenar... Maestro!- exclama esto último emocionado mientras ambos se dirigen a la salida para comenzar a entrenar.
[Time skip]
Tres meses han pasado desde que habían empezado a entrenar. Era un día fresco y despejado, cuando de pronto una fuerte explosión se oyó desde afuera de la cueva. Estos salieron a echar un vistazo, resultó ser generada desde la falda de la montaña, por un grupo de personas con un equipamiento particular, y unos vehículos que lo eran aún más.
-Son ellos. Así que finalmente me encontraron- menciona el legendario al reconocerlos -Está vez acabaré con ellos- con una expresión seria extiende sus alas.
-Espera, no caigas en su trampa- Weavile lo detiene para analizar la situación -Esa explosión fue causada por un arma, aunque desde aquí no las distingo. Déjame bajar a recolectar información, cuando los veas atacarme puedes venir-.
Sin dejar que su maestro responda Weavile desciende de la montaña por detrás mediante saltos.
Hasta llegar y escabullirse entre sus vehículos sin ser detectado con su gran velocidad.
-(Tienen armas de fuego, y sus vehículos también las tienen)- pensó Weavile cuando de pronto dos cazadores se juntaron para hablar.
-No parece querer bajar ¿deberíamos subir?- pregunta uno.
-No. Sería muy arriesgado. Y vamos a necesitar la mayor cantidad de hombres cuando invadamos el Bosque Vetusto- responde el segundo.
-(¿Planean atacar el Bosque Vetusto?)- pensó Weavile al recordar aquel bosque habitado por inocentes Pokémon. Salió de su escondite y con su velocidad los atacó con Tajo Umbrio sin darles tiempo a reaccionar ni usar sus armas.
Estos cayeron inconscientes pero los demás cazadores lo vieron y comenzaron a disparar contra Weavile, quien retrocede para evitar los disparos, obligandolos a usar sus lanza granadas.
-(Recuerda el entrenamiento)- el Siniestro recordó la vez que Articuno le lanzó unas rocas las cuales Weavile esquivó confiado pero fue impactado por un Hiper Rayo contrario -Bajaste la guardia, incluso esquivando no debes perder de vista al rival- replica Articuno mirándolo en el suelo -Una vez más-.
Weavile veía los cohetes y los esquiva moviéndose de un lado a otro siempre viendo a los cazadores quienes le dispararon un bazucazo a lo que Weavile salta a último momento y evade la gran explosión que Articuno vería a lo lejos.
-Es la señal- el ave extendió sus alas y bajó en picada hacía el grupo cazador. El ya recuperado Volador, aprovechó la conmoción para concentrar energía de tipo Hielo y expulsar una poderosa Ventisca.
Todos los cazadores que quedaban y sus vehículos habían sido congelados. Weavile se reúne con su maestro quien aterriza frente a él.
-Lo hicimos. Al menos estos ya no te molestarán- decía Weavile a lo que Articuno responde-Si. Pero como ya descubrieron este lugar, debo buscar otro sitio para vivir-.
-Estos humanos mencionaron que su grupo atacaría el Bosque Vetusto, que está al suroeste de la región- menciona al recordar- ¡Quizá podamos asentarnos allí y detenerlos! -propone levantando el puño.
-Suena interesante. Aunque debo asistir a una reunión antes, ya sabes cuál- responde Articuno y Weavile comprende.
-Está bien... entonces me iré adelantando- asiente con la cabeza -Nos vemos luego, maestro- decía Weavile intentando ocultar su tristeza.
-Nos vemos, Weavile- extiende sus alas y empieza a aletear -Te alcanzaré más tarde- se eleva y voltea para volar hacia el este.
En cambio Weavile, empieza a caminar hacía el sur.
Esa misma noche, en el Bosque Vetusta, un nuevo Pokémon había llegado para explorar este amplió bosque.
-Puedo ver... colores de todo tipo aquí- posaba sobre una rama de brazos cruzados -Aunque por algún motivo, tengo un mal presentimiento- mirando la luz de la luna.
CONTINUARÁ
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