Ambas jóvenes miraron a sus lados para darse cuenta de porque el pueblo tenía ese nombre, un gran molino harinero se encontraba al lado de las chicas. 

- ¿Necesitan algo más? - 

Preguntó Itziar. Fue recién hay cuando Sagitario se dio cuenta de que la chica llevaba una canasta llena de manzanas, que pesaría aproximadamente cinco kilos. Itziar a pesar de no borrar su expresión amable parecía tener prisa.

-¿Sabes dónde podríamos quedarnos a dormir?-Preguntó Sagitario ofreciéndole a la chica una sonrisa de lado. 

Itziar hizo una pequeña mueca de preocupación, que no duró en su cara más de unos segundos, cuando fue reemplazada por una gran sonrisa.

- Pues...- comenzó a decir la chica de ojos castaños- No tenemos en el pueblo ningún lugar como una posada o algo así, pero... podríais quedarse en mi casa el tiempo que necesitéis.-

- Eso sería increíble Itziar-Contesto Aileen con una sonrisa de oreja a oreja.

- Pues siganme-Dijo la chica y comenzó a caminar balanceando la canasta de un lado a otro mientras iba dando pequeños saltitos.

El pueblo de Trevelin consistía en el gran molino y unas cuantas casas frente a este. Todas eran de madera y se podía sentir el aroma a naturaleza en el aire; las pocas personas que habitaban el pueblo andaban de un lado a otro charlando entre ellos y otros estaban simplemente sentados en unas sillas de madera, tomando agua caliente, desde unos pequeños recipientes llenos de plantas secas, utilizando unas pajillas.

Itziar río débilmente al ver la curiosidad con la que ambas chicas miraban la bebida tradicional de su pueblo. Silbó para que ambas chicas siguieran caminando y siguió su camino.

Las tres chicas caminaban tranquilamente por el pueblo, como si estuvieran paseando, cuando la menor se detuvo frente a una casa de tamaño mediano, de madera y techo de chapa.

Itziar dejo la canasta en el suelo y rebusco en el bolsillo del delantal de cintura blanco que estaba atado a su vestido una llave dorada que tenia el final del mango con forma de corona, y tenia unas palabras grabadas en esta, pero que eran intelegibles para ambas jóvenes.

El interior de la casa era espacioso puesto que contaba con pocos muebles. El hall de entrada hacía a la vez de cocina y comedor. Contra la pared que se encontraba frente a la puerta había un horno con una mesada al lado derecho de este. Sobre la mesada había un "jarrón" que tenia unos cuantos cuchillos y tenedores con mango de madera. En la pared había un estante que contenía vasos  y platos . 

De la pared que se encontraba a la derecha de las chicas salía un pasillo que conectaba el hall con dos habitaciones y un baño.

Itziar entro a la casa seguida de ambas chicas, dejó la canasta sobre la mesada y, dándose media vuelta, se dirigió a sus invitadas.

- Vamos a necesitar agua, como a un kilómetro de aquí hay un rio; ¿Podrían ir a buscar un poco por favor?- Pregunto la menor, mientras sonreía.

- Claro ¿en que recogemos el agua?-Se adelanto a preguntar Sagitario. 

Itziar simplemente extendió sus brazos, mostrando dos baldes, uno en cada mano, que había agarrado mientras las chicas examinaban su casa con la mirada. Las dos chicas tomaron un balde y salieron por la puerta.

Ambas adolecentes iban caminando tranquilas, cuando vieron frente a ellas una pequeña bajada que daba a una playita que llegaba al rio. Aileen bajo con cuidado de no tropesar, mientes que Sagitario bajo corriendo, parando sus pies justo en el último momento, antes de ir de lleno contra el agua.

Las jóvenes llenaron los baldes y se sentaron un pequeño ratito en las piedras de la playita. El atardecer era hermoso; había unas cuantas nubes que se vislumbraban rosadas mientras que el cielo tenía tonos anaranjados que iban descendiendo a rosa pálido a medida que llegaba al horizonte. 

Aileen cerro sus ojos por un segundo y sintió una fresca brisa chocar contra su rostro, cuando volvió a abrir los ojos se encontraba en la completa oscuridad, excepto por la piedra de su pulsera-anillo, de la cual emanaba una luz verde, que iluminaba a su alrededor. 

Aileen giro la cabeza a su derecha, encontrándose con Sagitario que tenía la misma expresión de confusión que ella; la piedra de Sagitario emanaba una luz violeta. Sagitario al percatarse de donde estaba le hizo una seña a su compañera con la cabeza para que mirara al frente. Aileen intentó preguntarle el porqué a Sagitario, pero las palabras no salieron de su boca, era como si no pudiera romper la tranquilidad y el silencio que reinaba en aquel lugar. La pregunta ahora era ¿Qué lugar era ese?

Aileen volteo la cabeza mirando nuevamente al frente. Una hoja de papel se empezó a materializar frente a sus ojos. Con paso lento la rubia se acerco a él papel y empezó a leer otra vez esa lengua extraña.

Felicidades, has encontrado, a la segunda elegida,
vamos por el próximo ¿estáis listas?
Aquí va su próximo acertijo:
Habrá color por donde valla,
Cuidado con las criaturas que de mis manos emanan
pues por más colorida, más peligrosa a de ser
Mis dibujos no tienen precio,
a menos que le pongas uno a mi cabeza
los dibujos más reales son los que mejor me salen.

Los dejó con la intriga.
Nos leeremos