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Capítulo 22:"Hadas"

Sagitario estaba vomitando apoyada en un árbol mientras Ice le sostenía el cabello en una coleta; no le agradaban para nada esos viajes.

Se encontraban en un bosque, que era el lugar donde las piedras los habían llevado luego de que Aileen enviara una carta a Itziar; si bien no sabía en qué parte del bosque Blanco se encontraba su amiga por lo menos esperaba que el águila encargado de llevar la carta pudiera reconocer las indicaciones recibidas.

-¿Alguien tiene idea de donde estamos? - Preguntó Sagitario mientras recuperaba la compostura.

-Ni idea, copito de nieve -Le respondió el único varón.

"Copito de nieve" era el apodo que le había puesto a Sagitario cuando se dio cuenta de el broche para cabello que llevaba.

-No es justo que tu nos pongas apodos y nosotras todavía no sepamos tu nombre- Se quejó Ice.

-Leonoro... -Aileen frunció el ceño confundida.

-¿Quién en su sano juicio le pone Leonoro a su hijo? Sin ofender-Preguntó Sagitario quitándole la pregunta de la boca a sus compañeras.

-Nadie-Le contestó el chico -Es el nombre de un circo -

-¿No nos diras tu verdadero nombre? -Reclamó ofendida la castaña.

-Nope, no se lo merecen -

Las tres chicas bufaron en respuesta y siguieron en lo que estaban.

***

-Lo estás sosteniendo mal-

-No es como si alguna vez en mi vida hubiera utilizado un arco -Le respondió Itziar al elfo rubio.

Aaron rió mientras acomodaba las manos de la chica sobre el arco de madera. El elfo había decidido que si Itziar se iba a quedar un tiempo en el Bosque Blanco debía aprender a defenderse usando algo más que únicamente un par de dagas, las cuales no le servirían de nada si le tocaba enfrentarse a un Mystical.

-Ok, tensa un poco más la cuerda, y ponte recta - Indicó el chico dándole un suave golpecito a su espalda -Y ahora suelta -

La flecha cruzó el aire, pero cayó al suelo antes de llegar al blanco asignado. La chica de cabello castaño bufó en signo de frustración a lo que Aaron respondió con una nueva risa.

-Es que tu lo haces ver fácil -Se quejó Itziar.

-Es que yo llevo practicando y perfeccionando mi técnica muchos años -

-Eso me recuerda que no me has dicho tu edad -

-Tengo dieciséis años -La castaña iba a replicar cuando su acompañante siguió hablando - Si bien para los humanos tendría un aproximado de unos doscientos sesenta y ocho años, para los elfos el tiempo pasa de distinta forma, al igual que nuestro crecimiento es lento "

-" Por ejemplo; si yo hubiera nacido al mismo tiempo que tu me vería en este momento como un niño de entre tres y cinco años. - Terminó de explicar el elfo.

-Pero en ese caso; si el rey de los elfos fallece por alguna razón, y su primogénito no puede tomar el tono por ser demasiado joven ¿Quién ocuparía ese puesto? -Preguntó Itziar, quien ya había dejado el arco y las flechas a un lado del blanco y se encontraba escuchando atentamente a su nuevo amigo.

-En ese caso hay dos opciones; La reina toma el control o el pueblo elige a un representante hasta que el primogénito cumpla la edad suficiente para comprender y llevar a cabo las reglas del pueblo -

Itziar caminó junto a su acompañante mientras procesaba las palabras del mismo. Se dirigieron al centro de la plaza, donde un grupo de elfos se preparaban para salir a cazar al bosque, entre ellos se encontraba el pequeño niño que le había prestado un pañuelo la noche anterior.

Itziar se había levantado temprano esa mañana, según las historias que su mamá le contaba de pequeña los elfos solían levantarse con los primeros rayos de sol, por eso no se había sorprendido cuando encontró a muchos elfos caminando por el pueblo a pesar de ser tan temprano.

Aaron se calló al notar como la castaña no le estaba prestando atención a sus palabras, en cambio se encontraba perdida en sus pensamientos.

El chico detuvo su caminar cuando observó al mismo águila que había sido el encargado de entregarle la carta de sus amigas a Itziar. El animal se acomodó sobre el hombro de la chica, sacándola al mismo tiempo de su trance.

-Hola Rafiki-Saludó la adolescente al ave.

-¿Le pusiste un nombre a ese pajarraco? - Preguntó Aaron con un tono de burla en la voz.

Itziar asintió y le acarició la cabeza al mismo ave al que le había contado la noche anterior sobre el nuevo acertijo que la traía preocupada. Si bien se sentía un poco tonta por haberle contado sus problemas a un águila le había ayudado increíblemente el echo de que alguien la había estado escuchando, a pesar de que ese alguien no pudiera entender ni una de sus palabras.

Verdaderamente Itziar no dejaba de buscar al próximo elegido; movía su cabeza de un lado al otro intentando localizar a alguien que pudiera ser el elegido, pero cualquiera era una opción y eso la desesperaba. Además la única pista que tenía era que era rápido, y en ese pueblo solamente habitaban elfos que era una de las razas más rápidas del mundo.

Observó al chico a su lado, y sonrió levemente. El la había tratado muy amablemente desde que llegó a ese lugar, obviamente pasando por alto que habían intentado asesinarse mutuamente cuando se conocieron en el bosque. Y ella estaba haciendo exactamente lo que se prometió que no haría, se estaba encariñando.

                                                ***
—Llevamos caminando más de media hora ¿A donde estamos llendo? —

—Ya te lo he dicho como cinco veces Ice, ni siquiera sabemos donde estamos parados, ¿Como diablos quieres que sepa a dónde estamos llendo? —Le respondió Aileen de mala manera, se encontraba realmente muy estresada y las preguntas de su acompañante solo le causaban más estrés.

—¿Que pasa rubia, ya te diste por vencida? —Preguntó Leonoro mientras caminaba por las ramas de los arboles.

Aileen se detuvo para darse media vuelta y decirle unas cuantas cosas en la cara al chico gato cuando el ambiente cambió. Un aire frío se apoderó del lugar y la luz del sol pareció obstruida por las nubes; un poderoso viento levantó las hojas que se encontraban en el suelo.

Por el suelo, entre los árboles una pequeña y alargada sombra se arrastraba, un humo rojo. Los cuatro adolescentes se pusieron en posición de defensa, cada uno en su lugar.

-¿Quién está ahí? -Cuestionó Ice con voz temblorosa.

-Claaaro, pregúntale, a lo mejor se hacen amigos y todo-Dijo Sagitario con sarcasmo.

En ese momento el humo salió de entre los árboles, pero no se encontraba solo, otras tres partes del mismo emergieron de distintos puntos del espeso bosque.

Al momento una de esas cosas se dirigió a toda velocidad contra Aileen que sólo atinó a cubrirse el rostro con los brazos creando por segunda vez el escudo de luz que había utilizado cuando estaba en Trevelin.

El humo impacto contra el escudo y se extendió alrededor del mismo para volver a atacar a la rubia por la espalda. A su vez el resto de los humos atacaron a los otros elegidos.

Sagitario se defendía lanzando flechas de hielo a su atacante, pero este las esquivaba con gran facilidad. Ice trataba de evitar los ataques del humo levantando paredes de plantas entrelazadas y Leonoro se columpiaba entre las copas de los árboles.

Un grito de dolor y sorpresa fue el causante de que Ice, Sagitario y Leonoro se desconcentraran para dirigir su atención a Aileen. El humo entraba al cuerpo de la rubia por el lugar donde su corazón latía.

Los otros tres humos se retiraron exactamente como habían aparecido, dejándo a los cuatro adolescentes solos.

-¿Aileen? ¿Te encuentras bien? -Preguntó Sagitario con voz preocupada.

Aileen no respondió, simplemente levantó la cabeza. Donde segundos antes su iris era esmeralda ahora había cambiado a un tono rojo, rojo sangre. La chica comenzó a reír de la nada, pero no era una risa de felicidad; su risa estaba cargada de locura y sufrimiento, se acercó caminando a los adolescentes y los miró uno por uno.

-Sorprendente, simplemente sorprendente- Dijo Aileen, pero a pesar de que las palabras salían de sus labios no eran suyas, alguien más había tomado el control de su cuerpo. Su voz era grave pero se mezclaba con la de Aileen formando un eco interminable.

-No puedo creer que ustedes sean los elegidos -Rió la voz -Observense, ni siquiera se les puede decir un equipo. Siquiera tienen una misión.»

«Y entonces... ¿porqué siguen a esta chica que tampoco sabe que es lo que hará cuando tenga a todos los elegidos reunidos? ¿Fama? ¿O están locos acaso? -

-¿Quién eres? -Mascullo Sagitario.

Ignorando la pregunta de la chica de cabello castaño la voz siguió hablando.

-¿Saben? Yo también fui parte de una profecía una vez, pero a diferencia de ustedes yo era el villano, aún recuerdo el rostro de mi madre cuando se enteró, la decepcion en sus ojos...»

«Pero luego de un tiempo aprendí que no podía cambiar mi destino, y lo acepte con los brazos abiertos-

Sagitario se abalanzó contra el cuerpo de Aileen, dispuesta a acabar con el desconocido pero este se movió, logrando que la chica de cabello casataño callera contra el suelo, al mismo tiempo que el humo salía del cuerpo de Aileen y se perdía entre los árboles.

-¡Aileen! -Dijo Ice mientras se acercaba a ella para ver su estado, encontrándose a la chica desmayada.

Sagitario se levantó del suelo y también se acercó a su amiga para luego darle unas palmaditas en el rostro para intentar que se despertara.

Las orejas de Leonoro se movieron levemente provocando que los aritos de metal que llevaba le molestaran un poco mientras trataba de captar el sonido de aleteos que se acercaba a ellos; pero no era un aleteo fuerte como el de un águila al volar, más bien era como el aleteo de una mariposa, suave y tranquilo.

Pronto unas figuras emergieron de entre los árboles, pero sus pies no estaban tocando el suelo, sus rostros tenían facciones finas y a pesar de la preocupación en su cara transmitían tranquilidad. Unas finas alas semi transparentes salían de sus espaldas y sus orejas eran levemente más alargadas de lo normal.

Ice levantó la vista y su boca se abrió al darse cuenta de que eran las personas a su alrededor; hadas, la mayoría adultas y algunas, pocas, adolescentes. Una de ellas, la mujer más mayor del grupo se acercó a Sagitario y la tomó del brazo, para doña suavemente del suelo y ayudándola a mantenerse en pie.

Por las mejillas de la castaña rodaban pequeñas lágrimas silenciosas que fueron secadas por la mujer, para que luego comenzaran a caminar por el bosque con los adolescentes y las hadas siguiendolas por detras, un hombre llevaba el cuerpo desmallado de Aileen en brazos.

Luego de caminar durante unos minutos llegaron a una aldea en un claro del bosque, habían unas cuantas hadas de ambos sexos volando o caminando de un lado a otro, sus alas dejaban una pequeña estela dorada que se deshacía en el luego de unos pocos segundos.

La señora que llevaba a Sagitario de la mano les indicó que se sentarán en unos asientos de madera que se encontraban al lado de una pequeña cabaña. Una hada les dio una taza con un líquido humeante y la mujer prosiguió a hablar.

-Hemos dejado a su amiga en una habitación para que pueda descansar, mi nombre es Míriam, es un gusto que hallan llegado al fin, los estábamos esperando con ansias-Dijo la señora que ahora sabían se llamaba Míriam.

-Disculpe que le pregunte, pero usted dijo... ¿Que nos estaban esperando? -Preguntó Ice extrañada.

Leonoro dejó de jugar con el vapor de su infusión apenas escuchó la pregunta de su compañera, y Sagitario al contrario tomó un sorbo del líquido; fue cómo si su mente se hubiera desconectado por un segundo al sentir la infusión tocar su lengua, sintió un sabor a chocolate y canela y una extensa calma recorrió su cuerpo.

-Claro que los estábamos esperando, tal y como dice la profecía-Respondió Míriam con una sonrisa suave-

-¿Profecía? ¿Qué profecía? -Está vez fue el turno de Leonoro de hacer la pregunta.

-Una profecía que fue echa hace mucho tiempo por un hada de verano, en la cual se aclaraba que llegarían cuarto adolescentes a nuestro territorio, cuatro elegidos que tomarían a dos de los nuestros y se los llevarían con ellos»

«Dos hijos del sol destinados a emprender una aventura para liberar al último de la envidia y el egoísmo -Terminó de relatar Míriam

-¿El último? -Preguntó consternada Ice, nada de eso tenía ni pies ni cabeza.

-No me mires a mi niña, yo tampoco tengo idea de a qué se refiere -Dijo la adulta para luego levantarse y dejar a las chicas y chico ahí.

Pero el silencio fue roto en cuestión de segundos cuando dos precencias aparecieron frente a los elegidos. Un chico y una chica se sentaron en los asientos sobrantes y miraron a los adolescentes con unas grandes sonrisas en sus rostros.

-Yo soy Boreal y el es mi amigo Aren, es un placer conocerlos-

-Igualmente, yo soy Sagitario y ellos son mis amigos Leonoro e Ice- Respondió la chica de pelo castaño con una sonrisa débil.

Por otro lado, en la misma comunidad, una chica de cabellos rubios se encontraba recostada sobre un colchón de algodón, dentro de una cabaña. De repente Aileen se despertó de golpe y notó que no se encontraba en ningún lugar que le resultara conocido; miró a su alrededor encontrándose con una pequeña vasija que contenía unos frutos parecidos a una almendra. Los reconocía de las veces que se metía a escondidas a la cocina de su "hogar" y veía a las cocineras usarlas en los postres.

Tomó suavemente uno de esos frutos y lo metió en su boca, al inicio solo tenía sabor a almendra, pero apenas lo mordió pudo descubrir cómo si un mundo de sabores se pasearse por sus papilas gustativas, sintió el sabor a chocolate y a las tartas de frambuesas y crema que adoraba comer a escondidas en los banquetes. Pero eso no fue todo, porque además de ser delicioso le brindó energías suficientes para terminar de levantarse del colchón y abrir suavemente la puerta.

No tenía idea de dónde estaba o donde estaban sus amigas, pero el ambiente de aquel lugar era tan tranquilo que simplemente le era imposible el preocuparse por algo.

Caminó unos pocos pasos cuando un hada se le acercó y le preguntó cómo se sentía para luego indicarle que la siguiera.

En la distancia Ice y Sagitario pudieron observar a Aileen caminar hasta ellas, y se levantaron apresuradamente disculpándose con Leonoro, Boreal y Aren.

En menos de un minuto la rubia estaba siendo abrazada por sus dos compañeras, tal vez no lo admitiria en voz alta, pero comenzaba a aceptar a Ice en el equipo. Pero el lindo momento pronto fue interrumpido por una voz que sonó en la cabeza de los cuatro elegidos.

Verano y primavera,
Plantas y sol.
A pesar de todo
en ambos lados hay un ganador.

Cuando el acertijo acabó lo primero que se oyó fue la voz de Boreal muy emocionada preguntando qué había pasado, si eso había sido un acertijo y que decía.

-¿Puedes hacer silencio por favor? Y de todos modos ¿Quién eres tú? - Pidió Aileen mientras tomaba su cabeza entre sus manos.

-Soy Boreal, y el es mi amigo Aren -Dijo el hada mientras señalaba a su compañero que únicamente saludó un una mano y una expresión de incomodidad en el rostro.

Aileen se fijó en ambos, la chica tenía el pelo largo y pelirrojo hasta la cintura y unos llamativos ojos violetas mientras que el chico tenía el cabello de color azabache y un par de iris marrones.

-Es un gusto Boreal, pero... ¿Cómo sabes de los acertijos? -

-Todos aquí lo saben, a sido el tema más hablado desde que apareció- Respondió Aren mientras obligaba a su amiga a sentarse y tranquilizarse.

- ¿Cómo qué todos aquí lo saben? -

-Ya sabes, apenas se creó la profecía de los ocho elegidos todos aquí la oyeron y esperaron a estos elegidos cuando apareció otra profecía por parte de una de nuestras hadas adivinas, en la que se nombraba que cuatro de los ocho vendrían a este pueblo en busca de dos elegidos -

-¿Entonces tenemos que buscar a dos personas? -Preguntó Ice qué estaba cruzada de brazos y con una mueca de resignación.

-Primavera y verano.... -Susurró Aileen por lo bajo a pesar de que todos los demás si pudieron oírla -¿Qué significan? -

-Tal vez tiene algo que ver con nuestras disposiciones, si bien estamos divididos en hadas de naturaleza, hadas de agua, hadas de fuego y hadas de aire, nuestro nacimiento es en cada solsticio.-Propuso Boreal.

Aileen, interesada, le pidió al hada que le explicara eso a lo cual Boreal la llevó a otra parte del claro en el bosque siendo seguidas por los demás.

Cuando el hada se detuvo Aileen pudo observar un pequeño campo de flores justo antes de el inicio de el bosque, esas flores estaban divididas en cuatro grupos que se diferenciaban por los colores, además de que cada flor parecía brillar.

-Este es el campo de flores, si bien ahora son únicamente capullos hoy al anochecer se convertirán en hadas-

-¿Porqué hoy?-.

-Porque es el solsticio de Verano, prepararemos el banquete, y luego de que cada hada nueva obtenga su elemento haremos un festejo - Dice Boreal aún emocionada.

-¿Se quedarán para el festejo? -Pregunta nuevamente el hada con ilusión.

Aileen mira a la pelirroja al rostro, y olvida todos los problemas que la rodean, por unos segundo se siente como una niña pequeña para la cual el único problema era llegar entrada la noche a su hogar. Y asiente, le dice a Boreal que sí se quedarán al festejo siempre y cuándo al otro día pudieran comenzar temprano a buscar a los otros dos elegidos.

Y con esa respuesta echa pasa un tiempo hasta que Boreal se lleva a las mujeres para que se arreglaran junto a ella.

El hada les tendió a las tres chicas unas vestimentas de colores variantes entre tonos de rojos, y con un poco de pintura de polvo de flores les pintó los ojos; para Aileen verde y amarillo, para Sagitario violeta y azul y para Ice rojo y marrón. Una vez asu todas estuvieron listas salieron de la cabaña entre risas.

El centro del claro era iluminado por la luna y las flores. Habían muchas luciérnagas volando de un lado a otro y las hadas charlaba entre ellas.

Por entre la multitud Aileen pudo ver a los chicos y se acercó a ellos tapándose los ojos a Leonoro por la espalda. El chico gato se sorprendió al principio, pero luego esbozó una sonrisa de lado y dijo.

—Se que eres tú Aileen, eres la única que tiene las manos sin callos—

—¡Eso no se vale! —Se quejó la rubia.

—¿Qué es lo que no vale? —Preguntó Leonoro con burla.

—No lo sé, pero alguna trampa debiste de hacer—

El chico rió ante la tontería dicha por su compañera y luego dirigió su mirada al campo de flores.

La luna iluminó las flores marcando la media noche, entonces los capullos se iluminaron aún más por un momento, impidiendo a los expectadores observarlas por unos segundos; pero luego, el primer capullos se abrió y una hermosa niña de corta edad se bajó de la flor deslizándose por sus pétalos, pero en lugar de la estatura de una niña normal está parecía una enanita, ya que era más pequeña, no sólo de altura, si no que todo su cuerpo era pequeñísimo.

Luego los demás capullos se abrieron permitiendo tanto a niñas cómo a niños el salir de las flores, todos mirando a sus alrededores con un poco de timidez.

La pequeña que había nacido primero mostró un rostro de sorpresa cuando sintió algo en su espalda. Unas finas y semi transparentes alas se desplegaron de su espalda y comenzaron a aletear levantando a la niña durante unos segundos del suelo para luego volver a bajarla. La pequeña rió y sonó como se alguien hubiera tocado unos pequeños cascabeles.

Míriam se acercó a los recién nacidos y les pidió que la siguieran y eso hicieron, a pesar de la caída de alguno que otro que no sabía usar muy bien las piernas.

Las hadas se dispersaron entonces y comenzaron a bailar, una danza lenta pero constante.

Y así, entre risas y diversión se pasó la noche, una noche más, en la que una adolescente en el Bosque Blanco seguía preguntandose donde se encontrarían sus amigas.

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