Ahora me gustaría hablar sobre el primer paso que cualquier persona con ansiedad, depresión u otro tipo de problema de salud mental debería dar para ponerle fin a su sufrimiento innecesario. Sí, efectivamente, se trata de empezar a ir al psicólogo.

La salud mental (al menos en mi país) es algo que, a mí modo de ver, está muy infravalorado. No se le da la misma importancia que a la salud física ni de lejos. Y muchas personas que necesitan ayuda no la reciben porque no cuentan con los recursos económicos suficientes para permitirse la atención personalizada de un psicólogo. De hecho, hay quienes se atreven a decir incluso que quienes estudian Psicología lo hacen porque les falta un tornillo y no tienen otra cosa mejor que hacer con su vida, y otros hasta comparan esta disciplina con la astrología, dando a entender así que se trata también de una pseudociencia. Y no es verdad.

Si eres de esos que aún no se ha armado de valor para ir al psicólogo porque consideras que es algo que "solo lo hacen los locos", pudiendo hacerlo, déjame decirte que te deshagas de una vez de esa creencia tan dañina. Por muy felices que creamos ser, todos necesitamos en algún momento de nuestra vida un hombro sobre el que apoyarnos. No siempre podemos solucionar nuestros propios problemas, traumas, o conflictos internos sin ayuda de nadie. Entre otras cosas, porque no somos perfectos y no sabemos resolver todo. Ni siquiera los mismos psicólogos pueden siempre "adiestrar" a su mente para que juegue en todo momento a su favor. Esa es una de las razones por las que ella es nuestra peor enemiga en momentos críticos.

No obstante, lo que sí es probable que a todos nos haya pasado cuando dejamos esa estúpida creencia a un lado, somos valientes y acudimos por primera vez a un profesional de la salud mental es lo siguiente (y lo explico porque a mí, al menos, me ha ocurrido): vas de camino a la consulta, y quieres planificar por dónde empezarás a contar tu historia, pero no sabes qué decir primero ni cómo hacerlo, o si el psicólogo realmente te entenderá o no... Pues bien, si tú también has sido una de esas personas, no te preocupes. Es totalmente normal sentir esa incertidumbre al principio, y los psicólogos están acostumbrados a tratar con gente a la que le cuesta expresarse y ser honesta al cien por cien. Si es un buen profesional, jamás te juzgará cuentes lo que cuentes, ni la manera en la que lo hagas, ni cómo te sientas... Y, por supuesto, toda la información que compartas será completamente confidencial. Él tiene totalmente prohibido difundir tus asuntos personales. Simplemente te escuchará y tratará de ayudarte enseñándote ciertas técnicas de autocontrol que tendrás que aplicar en tu día a día. Pero eso sí, es muy importante que te tomes en serio todas las indicaciones que él o ella te dé, ya que, de lo contrario, seguirás sintiéndote mal y estarás desperdiciando tiempo y dinero (que, por cierto, me parece fatal que el cuidar de tu salud mental tenga que costar tan caro a nivel económico, pero eso ya es otro tema).

Otra cosa que tienes que tener en cuenta es que tu proceso de sanación será largo. Los psicólogos no son brujos ni tienen una varita mágica con la que resuelven todos los problemas de sus pacientes al instante. Habrá días en los que estés más feliz, y otros en los que te sientas hundido en el fondo de un pozo. Pero lo importante es la paciencia y la perseverancia, el ir intentándolo poco a poco, hasta que logres manejar a la perfección todas las herramientas que en terapia te enseñen. Si es necesario, también puedes consultar a un psiquiatra que te recete una pastilla, porque eso le añade un plus al proceso de cura. A veces, una de las causas de la ansiedad o la depresión se debe a un desequilibrio químico en nuestro cerebro. Y es algo completamente normal, que nos puede pasar a todos.

Yo podría compartir aquí contigo la técnica de autocontrol que mi psicóloga me enseñó. Se trata de ser consciente de tu respiración al cien por cien y observarla, mientras te dices a ti mismo lo siguiente: "Respiro con calma, me siento en paz, porque yo decido estar tranquilo/a". Tal vez esto te sirva como idea para ir practicándola día a día (menos en momentos de crisis, ya que en ese estado no te podrías concentrar para realizarla). Sin embargo, yo te invito a seguir las pautas de tu propio psicólogo si ya has empezado a ir a terapia.

Por último, para cerrar este capítulo y dar lugar al siguiente, quiero recordarte que no eres el único que estás pasando por un mal momento, que no estás loco y que aceptes como te sientas sin juzgarte. En la vida hay momentos mejores y otros peores, y por eso no te tienes que sentir culpable por no estar bien. Es imposible ser feliz todo el tiempo. Te mando un abrazo y te recuerdo que tienes todo mi apoyo en esto, seas quien seas y estés donde estés.

Te espero en el próximo capítulo...