Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Lágrimas 2/2

El frío de la noche la despertó.

Marinette abrió los ojos intentando vislumbrar algo mientras se sentaba en su cama.

Le castañeaban los dientes y sus mejillas se sentían pegajosas. Pero ¿Que mas daba? A estas alturas, los recuerdos ya la habían asaltado en medio de la oscuridad haciéndole perder nuevamente el brillo en sus ojos.

-Ah, ya veo... -musitó-. No fue un sueño...

Su voz sonaba apagada, rota... las palabras habían perdido su voz.

Guardo silencio nuevamente y fijo su mirada en algún punto de su cuarto que ni ella logró distinguir en la penumbra.

Pasados unos segundos la habitación se iluminó con un destello y los truenos se hicieron presentes.

Eso último la hizo reaccionar al fin.

Dio un respingo y en ese instante la lluvia cayo de golpe sobre París.

Las gotas resonaron fuertemente en toda la habitación, pero Marinette solo escuchó un golpeteo muy lejano.

Pasando por alto su sentido común, subió las escaleras a su balcón y salió.

Poco le importó el frío... la lluvia... la oscuridad...

Adrien...

El día en que lo conoció también estaba lloviendo.

Su corazón comenzó a agitarse frente al recuerdo y cerró los ojos.

Aquel primer día de clases le vino a la mente. El día que alguna vez considero el mas especial, de hecho.

Ella solía ser una chica normal cuyas únicas preocupaciones eran la escuela y las personas importantes en su vida.

Y todo eso cambió de la noche a la mañana.

Superpoderes, un kwami, un villano, un aliado, una ciudad entera que proteger.

Una responsabilidad.

Ladybug nació ese día. Y con ella, su amor por Adrien.

La nostalgia se apoderó de Marinette haciéndole levantar su brazo hacia el frente, pero al notar que no había nada entre sus dedos, bajo la mirada y volvió a llorar.

Aquel paraguas no estaba ahí para resguardarla de la tormenta esta vez.

(...)

No sabía cuanto había pasado desde que la azabache lo dejó solo.

Tal vez sólo unos minutos. O tal vez horas.

Adrien había intentado ir detrás de la joven cuando esta huyó, pero el colegio no podía quedarse abierto y mucho menos solo. Aún había un castigo por cumplir y no quería causar más problemas.

Rogando que su amiga estuviera bien, continuó limpiando.

Movió las bancas, acomodó los asientos, barrió y trapeó el suelo y por último paso el trapo por todas partes dejando el colegio reluciente.

Al acabar, miró de reojo la hora.

11:15

La verdad era que no le importaba nada llegar tarde a su casa. 

La única persona que tal vez hubiera cambiado eso sería su madre. Pero ya ni siquiera él sabía en donde estaba.

No se enterarían de que llegó hasta el día siguiente, al verificar su agenda y dar por hecho la desaparición.

Así que ya daba igual.

Lo único que Adrien quería en ese momento era despejar su mente y (tal vez con algo de suerte) también su corazón.

Solicitó a Plagg y se transformó.

Al salir de la escuela un trueno resonó por toda la ciudad. De la nada, comenzó a llover pero al rubio poco le importó.

Ahora se trataba de Chat noir. El gato negro de París.

Alargó su bastón y se paró en el techo de su escuela mientras la lluvia le cubría el rostro, luego saltó y se fue de tejado en tejado sin rumbo alguno.

(...)

Marinette entreabrió los ojos al notar el fuerte viento que soplaba. Tenía frío pero no se movió. No podía.

Sus pies parecían estar pegados al suelo.

Se dispuso a cerrar los ojos nuevamente, cuando notó algo negro acercase a gran velocidad.

La figura saltaba de un lado a otro con movimientos que Marinette ya había visto antes, algo que solo le confirmó de quién se trataba.

-¿Chat..? -musitó.

Sólo bastaron sus débiles palabras para llamar la atención de este.

Debido a la lluvia, Chat noir tampoco logró diferenciar del todo a la joven al instante. Pero pasados unos segundos, el rostro de ambos se descompuso al verse a lo ojos.

Inmediatamente, el héroe dio un último saltó y aterrizó a sólo centímetros de Marinette.

Chat no dejó de verla en ningún momento. ¿Y como culparlo? A decir verdad, la azabache tenía mal aspecto. Sus ojos estaban rojos, en su cara se podía distinguir algunas lágrimas, estaba empapada de pies a cabeza y le temblaba el cuerpo.

Entonces, desvió su mirada a los ojos. A esos ojos azules que sólo transmitían tristeza.

Y de hecho, se trataba del mismo sentimiento que él pudo ver frente al espejo esa misma noche.

Sin pensarlo, la tomó de la cintura y la pegó a él fundiendo a ambos en un cálido abrazo. Marinette no se opuso, pero tampoco correspondió. Aún no era del todo consciente de lo que estaba pasando, pero pudo sentir lo reconfortante que era el tacto.

Se quedaron en esa posición bastante tiempo, después de todo y aunque no lo aceptaran, lo necesitaban.

Finalmente, Marinette rodeó también al héroe con sus brazos y acomodó su cabeza en el hombro de este.

El viento seguía soplando y la lluvia no dejaba de caer pero aún así ellos no se separaron. No querían hacerlo.

Pero en algún momento tendrían que, y eso lo sabían bien pero, durara lo que durara, ese abrazo improvisado y repentino se convirtió en la única protección contra el dolor para ambos.

Chat fue el primero en moverse. Se separó un poco de ella, lo suficiente como para poder mirarla a los ojos.

-Te enfermarás -le dijo en un susurro.

Marinette por fin se dio cuenta del frío que hacía cuando el rubio se separó de ella.

Ya más calmada, asintió y lo tomó de la mano conduciéndolo a su habitación-.Tú también.

Cuando ambos se encontraban adentro, se hizo un silencio incómodo. Nadie sabia que decir ni que hacer.

Algo perdida, Marinette sacó una toalla de su armario y se la entregó al rubio.

Cubriéndose el rostro, y en un intento fallido de ocultar el leve sonrojo en su rostro, Chat probó con asimilar lo de hace unos momentos-. Marinette... -comenzó.

-No, por favor. No preguntes -lo interrumpió está.

Él se quedó callado.

-No quiero hablar de eso ahora, Chat.

-Está bien...

Nuevamente el silencio incómodo volvió, esta vez durante más tiempo.

Minutos suficientes para que Marinette cayera en la cuenta de que el chico mojado en su habitación solo estaba preocupado por ella.

-Chat, lo siento. Sé que solo quieres ayudar y aprecio mucho eso pero... Hay cosas que no pue... quiero -corrigió -. Recordar...

El rubio asintió. Sabía perfectamente cómo se sentía su amiga.

Al notar que Chat no decía nada, Marinette se empezó a sentir mal. Bajó la cabeza y suspiró. Esto último hizo que el joven no pudiera soportar el ambiente que se había creado entre ambos.

Quería ayudarla, pero no sabía cómo. Primero, ella huía de la escuela sin decirle nada, luego la encontraba empapándose con lágrimas en los ojos y ahora... Ahora no parecía ella. Nunca la había visto así. Él estaba acostumbrado a la dulce y tímida Marinette de la escuela. La chica frente a él parecía apagada, como si toda la alegría se le hubiera acabado dejando sólo esa parte tan lúgubre de su personalidad a flote.

Chat se puso de pie. No permitiría que su amiga siga así un minuto más.

Sin previo aviso, le colocó la toalla en la cabeza y empezó a secarle el cabello.

La azabache se sorprendió por el gesto de él. Más no lo detuvo.

-Marinette... -volvió a decir.

Está vez la nombrada alzó la mirada-. ¿Si...?

Al ver cierta mejora en el rostro de ella, prosiguió-. ¿Qué pasó?

No hubo respuesta inmediata por parte de la joven. Tan sólo se quedó pensativa, ya que ni ella misma lo sabía.

-Sé que probablemente se trata de un tema doloroso para ti pero... Aveces es mejor desahogarse con otra persona ¿Sabes...? ¿Y quién mejor que el héroe de París?

Este último comentario le sacó una carcajada a Marinette-. Es cierto, gatito.

-¿Eso que veo ahí es una sonrisa o mi visión nocturna me hace una jugarreta? -preguntó él.

La joven alzó una ceja-. ¿Desde cuando das terapias?

-No creerás que ser superhéroe es lo único que hago ¿O si? -continuó el rubio al notar el nuevo ambiente.

Marinette se encogió de hombros.

-Oh vamos -lloriqueó Chat-. Eso... Eso fue cruel.

Y antes de darse cuenta ambos estaban riendo.

Por su parte, Marinette regresó a la pregunta inicial.
Aún no estaba muy segura de que contestar, pero al menos ahora ya no se sentía presionada.

Chat solo esperó pacientemente las palabras a continuación mientras le dedicaba una sonrisa. Algo que le dio a la joven más confianza.

-Yo... Supongo que quería olvidar...

Él asintió dándole a entender que continuara.

-Yo... Quería olvidarlo pero...

"Nunca había ido a una escuela..."

No. No era momento de recordar eso.

La azabache tomo aire nuevamente-. Quería sacar de mi cabeza a...

Chat escuchó espectante. Ahora sabía que se trataba de un chico. Apretó los puños con decisión y guardó silencio. En cuanto supiera de quién se trataba le partiría la cara.

"Nunca había tenido amigos"

-A...

"Esto es nuevo para mi"

Adrien.

"Gracias Marinette"

Y le quebró la voz.

Inmediatamente el héroe volvió a envolverla con sus brazos.

Al principio por qué tenía miedo de que las emociones que en ese momento emanaban de su amiga atrajeran algún akuma. Pero luego se dio cuenta de que el verdadero motivo era otro.

Él quería abrazarla.

Pero eso no era todo.

Quería protegerla.

Él sabía que mientras ella estuviera entre sus brazos, podría evitar que le hicieran más daño.

-¿Chat...?

Al escuchar su nombre, este volvió a la realidad-. Oh si, dime.

-¿Podrías...?

-¿Si...?

-¿Podrías abrazarme más fuerte...?

De repente los colores del héroe se le subieron hasta el antifaz.

Marinette tampoco se salvó de ese tono rosado. Ella era consciente de a quien se lo estaba pidiendo, pero por alguna razón el tenerlo cerca la hacía sentir bien.

Extrañamente bien.

La distancia entre ambos se hizo casi nula otra vez.

Chat la apegó más a él presionando su cabello y ella se aferró al pecho de este.

Ninguno de los dos se hubiera imaginado que algún día se encontrarían así mismos en esa posición. Con esa persona.

Pero ahí estaban.

Y a pesar de encontrarse mejor, la azabache no pudo reprimirlo más y de repente se le escapó una lágrima.

Había estado enamorada de Adrien desde hace tanto tiempo que... Saber qué tenía que olvidarse de él, le hacía sentir un nudo en la garganta.

A Chat se le cayó el alma a los pies. Le dolía ver a la azabache así, y no quería que sufriera pero tampoco sabía cómo ayudarla.

Sin saber que más hacer, se acerco a su rostro y empezó a limpiar sus pequeñas lágrimas. Pero para su mala fortuna, esto solo hizo que Marinette se sintiera peor.

Esta vez ya no por Adrien, sino por Chat. Por él y por el simple hecho de haber rechazado cruelmente a la única persona que la estaba acompañado en un momento tan difícil.

Ahora sabía lo que se siente.

-Lo siento mucho Chat... -susurró con la voz temblorosa.

-¿Ehh? ¿Por que te disculpas, Princesa?

"Princesa..."

Hace tiempo que no la llamaba así. Por lo general, lo escuchaba decirle "My lady" o "Bogaboo" pero que le dijeran "Princesa..." la hacía sentir especial.

Instantáneamente se le formó una sonrisa.

-Por nada...-contestó-. Gracias.

Y le dio un beso en la mejilla.

Esto último dejo algo aturdido al rubio. Con cierto rubor, desvió la mirada. Un cosquilleo lo recorrió de pies a cabeza. ¿Desde cuándo sentía esto con ella cerca? El héroe no estaba acostumbrado a tener este tipo de sensaciones con otra chica que no sea Ladybug. Pero de alguna forma, le gustaba sentirse así. Y lo que le gustaba aún más era sentirse así por Marinette.

-¿Sabes? -habló él de repente-. La chica de la que estaba enamorado, me volvió a rechazar.

La joven se separó de él para poder mirarlo a los ojos. Ella sabía muy bien a lo que se refería.

Agachando la cabeza, sintió como la culpa le oprimía el pecho. Ladybug le había dejado en claro que nunca podría amarlo. Aún así, Marinette estaba dispuesta a arreglar las cosas.

Tal vez aún podía reparar ese tremendo error.

-¿Así que ahora se le dió a todos por romper corazones? La persona que tanto me gusta ya tiene a alguien más -soltó-. Y a pesar de no ser correspondido sigue sufriendo. Debe quererla mucho.

El rubio apoyó una mano en el hombro de ella. Ahí estaba la explicación de su comportamiento en la escuela.

Algún imbécil la había ilusionado teniendo a otra persona.

Marinette agradeció el gesto con una pequeña sonrisa. Después de todo, no estaba sola. Su compañe....

Amigo -pensó ella.

Estaba ahí en ese momento.

-Chat... -la joven titubeó-. ¿Te puedo hacer una pregunta?

Él asintió.

Aunque no lo hayan dicho, ambos notaron que el estar junto al otro los hacía olvidarse del dolor. Era como si pudieran confiar plenamente entre ellos.

Marinette pensó un poco más lo que diría y tomó aire-. ¿Tú crees que... Debería olvidarlo? -dijo al fin.

En cierta forma el objetivo de esa pregunta no solo era buscar un consejo, sino una manera de saber lo que haría él respecto a su alter-ego.

Él se llevó una mano a la cabeza algo avergonzado. Dar consejos no era lo suyo, pero estaba dispuesto a hacer un esfuerzo por ella.

-Yo... -se quedó pensativo unos instantes-. Creo que es mejor seguir adelante.

Marinette lo miró espectante.

-Después de todo, no siempre puedes tener los sentimientos de otra persona. Pero, si se trata de los tuyos... Se puede aprender y dejar ir.

Algo impresionada por su respuesta, ella dejo escapar una pequeña risa.

-Tienes razón -susurró-. Gracias Chat.

-No fue nada -exclamó el héroe-. Solo pido una sonrisa a cambio...

Ella rodó los ojos divertida-. ¿Es necesario?

Él asintio-. Oh si, vital.

Marinette se limpio los restos de tristeza (también conocidos como lágrimas) de la cara y se acercó al rubio regalándole una enorme sonrisa.

Al verla, Chat se sonrojó.

Nunca antes se había fijado en lo bonita que era Marinette. Aún con el pelo despeinado y las ojeras bajo sus ojos, para él ya no había chica mas hermosa.

-Ya se que estoy hecha una sopa, pero al menos disimula -se quejó la azabache al notar como la miraba.

-No, no es eso -intervino Chat-. Es solo que... Emm...

-Tranquilo, es broma -rió Marinette.

Ambos se miraron por unos segundos más e instantáneamente se sonrojaron.

-Bueno Princesa, creo que ya es hora de que me vaya.

-¿Piensas salir con una tormenta?

-Pues... ¿Si?

-Que raro, creí que años gatos no les gustaba el agua.

-Hey, el de los chistes gatunos soy yo.

Chat noir hizo un puchero y se cruzó de brazos. Esta chica realmente le hacía sonreír.

-Puedes quedarte -agregó la azabache.

-Ehh... ¿Quedarme dices...?

-Bueno, solo si quieres.

No hubo mucho que pensar. El héroe asintió algo avergonzado y se quitó las botas y el cinturón.

Por su parte, Marinette tomo sus cosas y se metió al baño a cambiarse-. ¡Puedes utilizar mi cama! -gritó desde adentro.

-Descuida, utilizala tu. Yo dormiré en la alfombra -respondió el rubio.

-¿Seguro?

-Si, no hay problema.

-Esta bien.

Más luego de unos minutos, cuando la joven salió ya vestida, Chat estaba echado en su cama, profundamente dormido.

-Gatos -exclamó-. Bien, supongo que me toca dormir en la alfombra.

En eso, Chat la tomo de la mano y la atrajo hasta si, echándola en la cama. Todo esto aún con los ojos cerrados.

Algo sorprendida, ella se volteo a verlo. El héroe suspiraba y se movía, pero no parecía estar despierto.

Viéndolo de cerca, la joven recorrió las facciones de su cara con detenimiento. Él era guapo, bastante de hecho. Sus rasgos eran finos y bien proporcionados, y su cabello rubio resaltaba aún más su rostro.

Tenía ojos verdes, tan profundos como los de un gato y siempre había un brillo especial en ellos.

Solo un detalle.

El antifaz.

De no ser por él, estaba segura de haber visto a alguien así antes. En una firma civil.

Pero no recordaba en donde.

Y es que en ese momento, su miraculous hacía de las suyas.

Ella no lo notaba, pero sus pendientes habían adquirido un color rojizo.

Una señal de alarma tal vez.

La imagen de Adrien se bloqueó en su cerebro. Ojos verdes, cabello rubio. Ojos verdes, cabello rubio. Simplemente no lograba hacer coincidir esa descripción con nadie.

Restándole importancia, contempló al joven unos segundos más y cerró los ojos. Después de todo estaba cansada.

Seguiría pensando en eso mañana.

Y así, ambos se quedaron dormidos frente a frente con la comisura de sus labios ligeramente curvada. 

Desde ese momento, supieron que podían confiar en el otro, que estando juntos podían alejar el dolor de sus corazones.

Aquella noche, entre risas y llantos, se había creado una bonita amistad.
Y... ¿quien sabe? puede que no falte mucho para que nazca otro sentimiento. Algo mas fuerte. Algo que ambos estuvieron buscando por mucho tiempo.

(...)

Este... :V
*Voltean*
:V... Eh vuelto...
*Sacan los palos*
Tranquilos :'v vine para quedarme :'v
*Guardan los palos*
Gracias :'v

*Editado*

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro