sentencia de muerte.
Cuando todo comenzó Krest se sentía inseguro, tenía miedo de que Mitsumasa le hiciera algo a él o a Zaphiri, en varias ocasiones estuvo tentado a renunciar, pero sus amigos no le dejaron, el chico sabía que tenía que llegar hasta el final, por él, por Julián, por Sonia y todos los niños que habían sido abusados, pero en especial, sabía que tenía que refundir a ese bastardo por sus niños, sobretodo cuando ese sujeto los amenazó.
No habían pasado ni dos semanas desde que la demanda precedió, Zaphiri y Hakurei estaban muy ocupados con el caso, en especial cuando se enteraron que su antiguo jefe, Arles, defendería a Kido.
Krest se sentía culpable por lo que ocurría, pero no sé dejó vencer, tenía que apoyar a su novio y cuñado siendo fuerte.
Gracias a las influencias de Hades su identidad había permanecido en el anonimato, su testimonio llevaría a muchas personas importantes a la justicia, todos aquellos magnates amigos del empresario japonés, los cuales compartían sus gustos, por lo que se guardo su identidad.
El ser anónimo lo tenía tranquilo ya que podía cuidar de sus pequeños sin las molestas cámaras, a las cuales Zaphiri tenía que aguantar en su oficina y una que otra vez en su casa. Gracias a ello Krest podía seguir con su vida, más no por ello estaba seguro.
-que preparé ¿Que haremos para cenar hoy, mi vida?
-¡Gaaaaa! (¡Salmón a la plancha mamá!)
Milo cada vez estaba más grande, más sus palabras seguían siendo balbuceos, Avenir ya le había dicho que no se preocupara, en cualquier momento comenzará a decir palabras más legibles. Mamá, Papá, Bela, Io, Lia y Late, eran las más legibles.
El castaño se encontrar en el súper, surtiendo la despensa. Zaphiri estaba muy ocupado por lo que no podía ir con él como siempre, por lo que aprovechaba cuando sus hijos mayores estaban en la escuela para hacerlo, solo con Milo era más fácil.
Caminaba entre los pasillos, mirando, pensando con que manjar recibir a sus bichos.
-creo que una pasta y carne estará bien ¿Quieres pollo a la plancha mi bebé?
-gagugaaaa mamá (no mamá, mejor barbacoa)
¡Pero a quien tenemos aqui!
Su sangre se helo al oír la voz de Mitsumasa. El hombre estaba parado frente a él.
Inmediatamente tomo a su bebé, que iba sentado en el carro, lo abrazo con fuerza y retrocedió unos pasos.
¡No sé me acerqué!
El viejo solo sonrió, en esta ocasión iba solo, le había ordenado a sus hombres esperar afuera, hablaría con Krest y lo convencería de ir con el, después lo mataría.
-bueno día Krest ¿Como has estado?...¿Que hermoso bebé?
Le pareció extraño el verlo con un niño
El castaño abrazo de manera protectora a Milo, el bebé solo se aferró a la camisa de mamá, a nada de llorar, podía sentir el miedo de mamá y como este temblaba.
-así que, haz decidido demandarme ¡Ah! Hijo mío, no sabes cuánto me duele esto.
-no me diga así ¡Usted no es mi padre!
-oh Krest, me ofendes, ya se te olvidó todo lo que hice por ti. Te saque de la pobreza y te di una gran vida, a ti y a tus hermanos.
-esta loco...¡Usted abuso de mi!
Krest abrazaba con más fuerza a Milo, cubriendo sus oídos para que no escuchará.
-pero que dices mi pequeño, yo solo te demostré mi amor.
Mitsumasa se acercaba lentamente, tenía planeado sujetarlo del cabello y arrebatarle al bebé, así Krest lo seguiría sin chistear, más en esta ocasión sería diferente.
Estaba en el área de cocina, por lo que no dudo en tomar un cuchillo, dispuesto a defender a su bebé.
-si se acerca juro que lo cortó.
El japonés le miró sorprendido, podía ver la mirada llena de odio del chico, ya no temblaba y le veía desafiante y seguro.
-parece que estás olvidando tu lugar, hijo mío, suelta eso y vamos a hablar.
-yo no soy su hijo y no tengo nada de que hablar con usted, todo lo que quiera decir, digaselo a mi abogado, pero no se moleste si por ello le parte la cara.
El rostro del mayor se llenó de irá.
-dejate de pendejadas, vas a venir conmigo, tu y ese estúpido mocoso, vamos a ir al juzgado y vas a retirar esa absurda demanda, te ha quedado claro ¡Maldita perra!
Por desgracia Kido tampoco era un hombre de mucha paciencia, estaba acostumbrado a que todos hicieran lo que el decía a la primera, por lo que alguien le desafiará y llevase la contra lo hacía explotar, en especial si era uno de sus niños.
-iremos a casa y te voy a dar una friega para que entiendas, después te violare como la puta que eres, para luego matarte...y a ese niño le haré lo mismo, ya verás perra...
Mitsumasa se acercó amenazante más...
En un rápido movimiento Krest le cortó la palma de la mano antes de que está lo alcanzará y comenzó a gritar por ayuda, el pasillo que antes se encontraba vacío no tardó en llenarse de curiosos así como dos oficiales.
¡Que sucede!
¡Este muchacho está loco, me atacó! ¡Exijo que lo arreste!
¡No es verdad, intento quitarme a mi bebé!
Krest abrazo con fuerza a su hijo, el cual en lugar de llorar comenzó a gritar y lanzar pequeños golpecitos al aire, intentando dañar a Kido.
¡Mocoso idiota, no sabes con quién te metes!
¡Oficiales, el tiene una demanda por abuso de menores, no deje que se acerque a mi hijo!
No, está vez no se pondría a llorar ni se dejaría intimidar.
La gente no tardó en murmurar y tomar videos, los dos oficiales tomaron a los implicados y les llevaron a la oficina, o eso parecía. Cuando ingresaron a un pasillo uno de los hombre empujó a Krest a una habitación, esto aterró al castaño, acaso esos oficiales.
¡Aghhhh!
Más el chico se sorprendió cuando logró ver por la ventana como uno de esos uniformados le pegaba a Kido.
¡Malditos!
¡Escúchame bien, maldito pervertido! Vas a alejarte de ellos, de lo contrario...tenemos órdenes del señor Hades para matarte de ser necesario
¡¿Hades?!
Los oficiales no le dijeron nada más, solo lo arrojaron cual basura a un costado de la tienda.
Le escoltaremos hasta su casa, no se preocupe, el señor Hades nos ordenó cuidarlo.
Krest le miró sorprendido, solo afirmó con la cabeza. Al salir le llevaron en un carro negro hasta su casa, diciéndole que no se preocupe, Hades dejo la orden de protegerlos.
Y de verdad estaban cumpliendo con su deber, ya habían despachado a tres sicarios que intentaron matar a los abogados, claro, sin que estos se dieran cuenta.
Zaphiri y Hakurei no tardaron en llegar, los vídeos ya se había subido a internet, el moreno se angustio al ver a Krest y Milo en ellos, junto a ese bastardo.
¿Están bien? ¿Los lastimó?
No cariño, estamos bien.
¡Gagugaaa, mamá! (¡Yo defendí a mamá 😤!)
Como era de esperar el ataque contra la pareja de uno de los abogados no tardó en salir a la luz, una prueba más contra Kido.
Esa noche mientras los acostaba Krest prometió que no dejaría que nada le pasará a sus pequeños, metería a ese sujeto a la cárcel el resto de su vida.
*****/////****
Y ahora estaba ahí, parado frente a un tribunal Griego, dando declaración sobre los hechos.
De pie, firme, fuerte, con una voz serena pero segura, listo para decir absolutamente todo y asegurarse de que ese bastardo pague.
¡De pie!
¿El juzgado tiene listo su veredicto?
Si su señoría, encontramos al acusado Mitsumasa Kido...
****/////****
Julián despertó abruptamente cuando uno de los guardaespaldas de su amo le saco del armario y lo arrastró hasta el auto. El chico estaba muy mal, llevaba más de una semana encerrado ahí, sin ningún alimento, estaba sucio y olía muy mal.
Yo llevo a este al barco...si, ya está todo listo...no...no duden y traiganlos.
No entendía que es lo que pasaba, nadie, salvó su amo o Tatsumi, lo tocaban. Conocía a esos sujetos, eran escoltas de Kido, llegaron hasta el muelle y ahí le subieron a un barco mercante, le encerraron en un camarote, no tan lujoso como las habitaciones del amo pero si muy limpio. En cuanto la puerta se cerró el chico se arrastró hasta la mesa, había un poco de fruta y agua ahí, no dudo en devorar unas manzanas y un plátano, moría de hambre.
Por horas estuvo encerrado en ese lugar, podía sentir como un poco de aliento le regresaba a la vida, aunque la verdad ya prefería morir, estaba harto de todo.
Se quedó en un rincón, mirando el lugar, ahora a dónde le llevarían.
*****/////****
¡Culpable!
El señor Mitsumasa Kido había sido encontrado culpable y pasaría toda su vida en prisión, doce cadenas perpetuas fueron dictadas, también todos sus fondos y propiedades pasarían a manos del estado.
El viejo no podía creerlo, grito y amenazó de muerte a todos en el tribunal, incluso juró vengarse de Krest y Zaphiri.
-¡Lo lamentaran! ¡Voy a destruirlos, voy a llevarme lo que más aman!
Los oficiales le llevaron arrastrando por el pasillo, directo al camino que le llevaría a él y Tatsumi a la cárcel, el cual también recibió sentencia por ser su mayor cómplice en los secuestros y asesinatos.
-tranquilo, todo estará bien.
Zaphiri abrazo a su novio, calmandolo, Krest se había puesto a llorar, no sabía si de la emoción porque finalmente su pesadilla terminaba o del miedo por la amenaza, el chico era un manojo de emociones.
-vamos a casa, los chicos nos esperan.
Salieron del juzgado, ignorando cámaras, periodistas y demás. Cruzaron el amplio salón que llevaba a los juzgados, ahora solo quedaban algunos papeleos y listo. Estaban por llegar a la salida cuando escucharon una enorme explosión, seguida de gritos y disparos.
La gente corría como loca intentando protegerse.
-¿Que sucede?
-un convoy...alguien libero a los prisioneros.
La sangre se congeló en su cuerpo al oír éso.
Mitsumasa era conciente de que no ganaría el caso, por lo que planeo su huida. Escaparía de ese país y se iría al extranjero, desde ahí planetaria su venganza, pero no se iría solo, antes les daría un golpe tan profundo que desearían estar muertos.
Los disparos continuaron, no deseaban que nadie saliera del edificio.
Pero en menos de cinco minutos se escuchó otro tipo de detonaciones, los hombres de Hades habían llegado.
Los espectros, como se le conocia a la banda, comenzaron a abrir fuego, destruyendo los tres autos blindados dónde viajaban los hombres de kido, por desgracia ese sujeto y su asistente lograron huir.
¡Kido no está en ninguno de los autos!
Informaron los sicarios mientras revisaban.
Como un destellos la amenaza de ese y hombre pareció golpear a Krest.
¡Los niños!...¡Zaphiri, va por los niños!
¡¿Eh?!
¡Dios mío!
El corazón del bicho se detuvo al oír éso.
Inmediatamente bajaron corriendo los escalones, importando poco los restos de casquillos y personas, corrieron hasta el auto.
Estaban por subir cuando uno de los hombres de Hades lo detuvo.
¡No, no sabemos si pusieron una bomba!
Krest lo reconoció, era el mismo "oficial" del supermercado.
Un fuerte chirrido y un carro negro aparco frente a ellos.
¡Suban!.
El otro oficial estaba ahí.
*****/////****
Calvera preparaba la comida mientras veía las noticias, la mujer se había quedado a cuidar de sus nietos mientras sus hijos estaban en el juzgado. El juicio era transmitido.
Los pequeños jugaban en la sala, Kardia corría con una manta en la espalda, jugando a ser un súper héroe, el cual salvaría a sus hermanos del enorme can.
Todo marchaba bien hasta que de improviso Aquiles se detuvo, el can comenzo a olfatear el lugar, de la nada empezó a ladrar con fuerza mientras se ponía en defensa frente a sus niños.
¡Aquiles! Que ocurre, porque ladras así.
¡Portazo!💥🚪
¡Ahhhhh!
Calvera se asustó al ver a tres sujetos entrar en su casa.
¡¿Quienes son ustedes?!
Jabu golpeó a la mujer, que se paró en la entrada.
¡Ve por los niños!
¡Noooo!
Kardia miró aterrado a esos sujetos.
Capella se acercó a los niños, amenazante, pero no alcano a ponerles una mano antes de que Aquiles brincara y lo mordiera.
¡Ahhghhhh!
El perro, ahora más grande y fuerte, enterró sus colmillos tan profundo que destrozó la muñeca del hombre.
¡Kardia corran!
Calvera se lanzó a la espalda de Dante, al cual comenzó a pegar y rasgar su cara.
Kardia aprovecho para tomar a sus hermanos y subir corriendo las escaleras directo a su cuarto. Algol intento ir tras ellos pero Aquiles se arrojo contra su persona, el hombre intentaba quitarse al enorme animal que buscaba su garganta.
¡Maldita mujer!
¡Bang!🔫
Un disparo y Calvera cayó al suelo, llevando sus manos al estómago, la sangre escurría por sus ropas.
¡Abuela!
Dante subió corriendo las escaleras, estaba por atrapar a Ecarlate pero Kardia le brinco encima y comenzó a pegarle. El rojito llorando arrastró a su hermano menor hasta su cuarto, corrió al armario y se oculto.
¡Deja a mis hermanos!
Molesto el mayor le propinó un golpe al más pequeño y se lo hecho al hombro, estaba por ir por los otros cuando el sonido de sirenas lo alertó...bueno, uno era mejor que nada.
Salió corriendo al tiempo que Aquiles destrozaba la garganta de Algol, el perro salió corriendo tras el, Dante se trepó en la moto de uno de sus compañeros y huyó, con el pequeño Kardia que lloraba descontrolado.
El niño temia caer al pavimento ya que Dante le llevaba con una mano.
¡Aquileeeeessss!
Alcanzó a gritar mientras veía como el can corría intentando alcanzarlo.
****))))***
¡Kardia, Kardia!
La mujer lloraba desesperada, podía sentir como la mitad de su cuerpo se entumia, se arrastraba por el piso, dejando un hilo de sangre, llamando desesperada a su nieto.
¡Mierda!
Capella enrollaba su mano con un trapo de la cocina, ese maldito perro la había destrozado, también tenía una serie de rasguños muy profundos en el cuerpo, tenía que ir a un hospital cuánto antes, estaba por salir corriendo cuando dos impactos de bala lo mandaron al suelo...muerto.
Zaphiri y los demás llegaron junto a algunos oficiales y los dos secuaces de Hades.
¡Mamá!
Hakurei y Zaphiri corrieron inmediatamente a ver a su madre.
¡Niños!
Krest grito desesperado y subió las escaleras seguido de Avenir y uno de los oficiales, encontró a Ecarlate y Milo escondidos en el armario y llorando.
¡Mis bebés!
No tardó en abrazarlos y llenar su cara de besos, pero...¿Donde estaba Kardia?
-¡Resiste mamá, te pondrás bien!
-¡Una ambulancia!
-Za... Zaphiri...se....se lo llevó....a Kardia.
El terror invadió su cuerpo, su hijo.
**%\\\\\%%*
Con mucho trabajo Julián logró pararse, le dolía todo el cuerpo, la falta de alimentos estaba afectando le, se dirigió al baño deseoso por asearse, más no dió ni dos pasos cuando la puerta se abrió.
¡Esos bastardos, lamentaran muy caro lo que me hicieron!
Mitsumasa entro maldiciendo, el viejo venía sucio de polvo y con una pequeña herida en la cien.
¡Mamaaaaa! ¡Mamaaaaa!
Unos gritos infantiles resonaron en el pasillo, Dante llegó con Kardia.
¡Señor, aquí tiene!
Arrojo al pequeño a los pies de Kido.
El hombre le soltó una bofetada que abrió el labio del niño, para después darle otro par más.
¡Con que tú eres el hijo de ese maldito abogado, ahora verás!
Kardia seguía llorando descontrolado, clamando por sus padres.
Mitsumasa lo arrojo a la cama, dispuesto a ultrajarlo, quería que pagará lo que sus padres le hicieron.
Mientras el eco de los llantos de Kardia hacian eco en los oídos de Julián.
La imagen de un pequeño niño rubio con hermosos ojos azules lo golpeó.
....no...déjalo...no lo lastimes....no...¡Nooooo!
Su grito resonó en todo el cuarto, ocacionando que Kido soltará al pequeño Kardia, al cual ya comenzaba a quitarle su playera.
Miedo, dolor, la humillación y el recuerdo, todo eso golpeó la cabeza del peliazul, el cual sin dudar tomo una abre cartas y se lanzó contra él mientras gritaba.
¡Zeus,Zeuz, Zeus...No lastimes a mi bebé!
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