Capítulo 28 • Asaltos (II)
Además, cada una de las rocas que sobresalían del río estaban separadas entre sí por unos cuantos centímetros que obligaban a tener que saltar de una a otra manteniendo el equilibrio. Y Sura ya no tenía sesenta años, tenía ochenta.
Teniendo esto en cuenta, con insistencia de Sirhan, quien decidió llevar a Sura en brazos, se dictaminó que Gérard sería el primero en cruzar, por ser el único que no llevaría a nadie a cuestas, y en este sentido, por ser también quien tenía una mayor probabilidad de supervivencia, pudiendo ir a por Asha lo antes posible.
El siguiente en hacerlo fue Nathan, con Jawara en brazos. Saltó así a la primera roca, en la que resbaló, pudiendo evitar la caída por poco. Pues, a diferencia de Gérard, quien había logrado cruzar con relativa facilidad, Nathan estaba tenso. Entonces, antes de continuar se detuvo. Sabía que si quería cruzar por ahí necesitaba relajarse y no pensar en que se iba a caer, como le había sucedido en el primer salto.
Se paró entonces sobre la primera roca, cerró los ojos y cogió aire. Y al cabo de unos minutos, cuando estuvo totalmente en calma, se concentró únicamente en las rocas del camino y empezó a avanzar, saltando poco a poco, fijándose en la roca que tenía enfrente, sin mirar la siguiente, ni el camino entero, sino únicamente la roca que tenía justo delante en cada momento, hasta que finalmente logró cruzar el río.
Así pues, cuando Sirhan vio que ambos lo habían conseguido dio un salto de alegría desde el otro lado, elevando el brazo a modo de victoria y lanzando gritos de celebración.
- Wuuujuuu -gritó Sirhan, saltando lleno de energía.
Nathan le sonrió orgulloso y Gérard le respondió también elevando el brazo. Aunque ni saltó ni gritó. Al fin y al cabo, ambos se creían muy rudos. Pero a la hora de la verdad eran los más sensibles.
Y así, llegó el turno de Sirhan.
Cogió a su madre, y llevándola sobre su espalda empezó a cruzar el camino. Sin embargo, le fue más complicado que al resto, pues un aspecto que no habían tenido en cuenta era que conforme más pasaba el tiempo más se elevaba el caudal del río y la fuerza con la que avanzaba la corriente del mismo, el cual, para cuando Sirhan se dispuso a cruzar, cubría ya varias de las rocas que se encontraban más hundidas.
Consecuentemente, ambos tuvieron que ir cruzando muy poco a poco, con mucha más cautela que Nathan. No obstante, pese a todo, se mantuvieron positivos. Pues, desde allí podía verse mínimamente a lo lejos, la casa y el puente.
Fue entonces cuando Nathan pudo fijarse también en lo hermosa que era la casa. Toda de piedra salvo las techumbres que caían a dos aguas, hechas de pizarra, con los muros formados por piedras de todos los tamaños y formas, salpicadas por el agua del río con la que chocaban. Tenía además un hermoso páramo a su alrededor, con enormes rocas que formaban un camino desde el río hasta el bosque, separadas algunas por cañas, las cuales, crecían entre las propias rocas, y otras amontonadas entre sí, entorno a la casa y al propio puente.
Asimismo, los frondosos árboles que escondían aquel mágico lugar, sobresalían entre las enormes rocas con las que el río Esk se hacía paso, creando un ancho y profundo camino hasta el lago, que Nathan y la familia Alaoui intentaron seguir.
Sin embargo, aquellos árboles escondían algo más. Siendo justo en el momento en el que Sirhan decidió cruzar el río cuando el escuadrón de las SSF decidió descubrirse entre sus copas.
La emboscada la inició un tiro de flecha. Pero no fue un tiro cualquiera, pues la flecha que golpeó el hombro de Sirhan resultó ser una flecha invisible, al igual que las otras muchas que empezaron a golpear el agua del río en el momento Sirhan y Sura cayeron al mismo.
- ¡¡Sirhan!! -exclamó Gérard enormemente preocupado, desde la otra orilla del río.
Nathan se quedó quieto unos instantes, observando lo que estaba ocurriendo a su alrededor, hasta que se dio cuenta.
- ¡Nos atacan desde las copas de los árboles! -advirtió en voz alta.
Entonces, Gérard y Nathan se adentraron en el bosque, escondiéndose así de sus atacantes.
- ¿Cómo puede ser? Yo no he visto ningún disparo -le preguntó Gérard a Nathan, confuso.
- Sí, mira, fíjate, algo está golpeando el agua -le indicó Nathan, en voz baja.
- Es verdad... -aseveró Gérard.
Mientras tanto, la fuerte corriente arrastraba a Sirhan y a su madre.
- ¡Auxilio! -exclamó Sura, en el momento pudo volver a asomar la cabeza.
- ¡Intentad manteneros dentro del agua! ¡Alguien os está disparando! -exclamó Nathan en voz alta.
Sirhan no dijo nada, empezó a bucear todo el tiempo que pudo hacia la dirección en la que se encontraba su madre, mientras intentaba no ser arrastrado por la corriente, tal como le estaba sucediendo a Sura, quien no dejaba de entrar y salir del agua.
La corriente iba muy rápido, pero a la hora de ingeniar algo, Gérard lo era mucho más.
Estando en una situación tan poco ventajosa, Nathan y Gérard se mantuvieron escondidos tras los troncos de los árboles. De tal modo que, mientras Nathan sacaba el arco de su bolsa y empezaba a disparar hacia las copas de los árboles desde las que se habían disparado las flechas invisibles, Gérard empezaba a construir una cuerda con el pelo de Jawara, el cual, fue cortando con un cuchillo que siempre llevaba en el tobillo, debido a que sabía que se regeneraría rápido, tal como le ocurría a Asha.
Se entabló así un duelo de flechas entre el extremo derecho y el extremo izquierdo del bosque. Y en ambos casos, los tiros eran casi certeros, rozando en todo momento el tronco o las ramas de los árboles tras los cuales se escondían y con los que se protegían cada uno de los dos bandos.
Al fin y al cabo, eran los mejores tiradores los que estaban enfrentándose en aquellos momentos.
- Sé que no te lo creerás, pero después de todo, me alegra saber que estás vivo. Así puedo matarte con mis propias manos -exclamó Nathan en voz alta.
Nathan parecía estar hablándole a alguien, pero a cambio sólo recibía disparos de flechas invisibles.
- ¿Cómo lograste salir? -incidió en sus preguntas, cambiándose a una posición más próxima, para ver mejor la posición de su atacante.
Mientras tanto, la corriente seguía arrastrándoles hacia la catarata, estando ahora Sirhan y Sura juntos. Pues, Sirhan había logrado llegar nadando hasta su madre y sujetarla con fuerza.
Nathan volvió a disparar hacia la zona de los árboles. Había visto a alguien y le había dado. Pero al caer del árbol vio que no era King, como pensaba, sino uno de sus subordinados.
- ¡King! ¡¿Acaso pretendes que estemos así todo el día?De esta manera no acabaremos nunca -le recriminó alzando la voz para asegurarse de que le oyera, pues estaba seguro de que era él. Nadie más podía igualarle a la hora de disparar.
Pero nadie respondió. En lugar de ello, un disparo rozó el brazo de Nathan, provocándole una leve herida. Y mientras tanto, la resistente cuerda que Gérard había estado elaborando estaba lista. Ya sólo necesitaba que Nathan le cubriera las espaldas para poder lanzársela a Sirhan, quien había usado sus habilidades miméticas para cogerse de una de las rocas cercanas al precipicio.
- ¡Nathan! ¡Ya la tengo! -le advirtió Gérard, elevando la voz, y esperando con ello que Nathan regresara a su posición y pudieran ir a rescatar al resto.
Así pues, una vez se hubieron reunido de nuevo, Nathan guardó a Jawara en su mochila y salieron rápidamente de entre los árboles a la zona del río en la que debían encontrarse Sirhan y Sura.
Éstos estaban sujetos de una de las rocas que sobresalían de entre los bordes del río, previamente al abismo por el que caían las aguas de la cascada.
Sirhan había logrado cogerse de allí mediante su pelo, el que había utilizado a modo de liana, lanzándolo con gran dificultad hacia una de las rocas sobresalientes, debido a la presión del río y a la poca visibilidad que el agua chocando contra ellos le había permitido.
Enormemente alterados, Gérard y Nathan empezaron a correr hacia el final del camino, desesperados por llegar a la catarata antes de que Sirhan no pudiera soportar más el peso de ambos cuerpos y la presión del agua.
Mientras, una gran cantidad de flechas visibles fueron lanzadas contra ellos, siendo la mayoría de ellas interceptadas y hechas trizas por Nathan y su pistola de luz.
No obstante, eso fue lo que ocurrió con las flechas visibles, pero no con las de King, las cuales, al no poder verlas, llegó un momento en el que Nathan no pudo esquivarlas, siendo alcanzado por dos de ellas en el hombro y en la espalda.
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