Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 27 • Asaltos (I)

Segunda realidad · Año 2047 · 18 de Noviembre · Desde Canadá, sobre Ingalterra (Eskdale; Cumbria) en Nueva Inglaterra ·

De acuerdo con lo descrito por Nathan, todos ellos aparecieron poco después en una de las calles de Eskdale Green, el pueblo de Cumbria más próximo al bosque de Eskdale.

Lo hicieron, sin embargo, una hora antes de que Nathan hubiera llegado con Jawara a la casa de Sura.

- ¿Cómo hemos llegado hasta aquí? -preguntó Sirhan, totalmente desorientado.

- Os he traído yo -respondió Sura, con una frágil vocecilla y un aspecto completamente cambiado.

Sura llevaba la misma ropa que minutos previos, pero ésta no le quedaba igual. Le estaba mucho más holgada, acorde con la pérdida de masa muscular y de estatura que había sufrido. Tenía todo el cuerpo arrugado, la espalda encorvada y el poco pelo que sobresalía del pañuelo con el que lo llevaba recogido ahora era blanco, en lugar de negro.

Su increíble inteligencia les había salvado, sin embargo, jugar con las leyes del tiempo le había salido caro, pues se había convertido en una anciana.

- Madre, ¿eres tú? -le preguntó Sirhan, sorprendido.

- ¡Pues claro que soy yo! -exclamó molesta con su nueva y quebradiza voz mientras le daba un cachete a su propio hijo.

- Tantos años juntos y no me reconoces... ¡Debería darte vergüenza! -concluyó indignada.

- Perdóname madre, es que no entiendo cómo es posible que hayas envejecido tanto en un instante -se disculpó Sirhan, un tanto avergonzado y todavía desconcertado.

- ¡Pues claro que he ganado edad, hijo! ¡Hemos viajado en el tiempo y el tiempo se cobra sus tiempos! -exclamó ella, orgullosa de haberles podido salvar.

- Sirhan, ¿puede ser que estemos en el cielo? No pensaba que se parecería tanto a nuestra aldea -reflexionó Gérard.

- ¡No, idiota! ¡Hemos viajado en el tiempo! ¡En el tiempo! ¿Entiendes? ¡Al pasado! No estamos muertos, hemos aparecido en el lugar y la hora en la que VIX y Jawara utilizaron el colgante por última vez. O al menos, así es como funcionaba colgante de Aaron -le regañó la anciana, dándole también pequeñas palmaditas a su yerno.

- Eso parece... -reflexionó Nathan, un poco sorprendido, aunque menos que el resto.

Era la primera vez que Nathan viajaba en el tiempo, pero el acto de viajar entre fronteras no era algo que desconociese.

- Jawara, Harvey, Baloon y yo estuvimos una hora antes en el pueblo. Estaba buscando provisiones para el viaje. Hubo un momento, no obstante, en el que me pareció sentir una vibración dentro de mi mochila. Era el libro. Parecía como si tuviera vida, pues se movía y tiraba de mí hacia una dirección definida. Poco después, pude sacarlo con dificultad. Fue entonces cuando me di cuenta de que aquello que me generaba ese desplazamiento era el propio colgante, de modo que decidí probar a tirar una gota de éste sobre el suelo, por si se trataba de un portal, pero no ocurrió nada, simplemente el colgante seguía moviéndose con fuerza hacia el norte. Así pues, al no poder saber qué le ocurría, decidí dejarlo estar y continuar con vuestra búsqueda -les explicó Nathan tras reflexionar un poco sobre el porqué debían haber aparecido entre aquellas callejuelas de casitas adosadas.

- Todo claro pues, ¿cierto? -comentó Sura, aún enérgica, pese a sus recién cumplidos ochenta y dos años.

- Yo tengo algunas dudas... -añadió Gérard con la voz temblorosa. No quería que Sura le diera más palmaditas.

Sura, sin embargo, le ignoró y continuó pensando en el próximo movimiento.

- ¡Estupendo! Me alegra que esté todo claro porque el tiempo apremia. Las SSF deben de habernos detectado nada más pisamos el suelo y ya estarán poniéndose en marcha. Además, cuando Nathan y yo decidimos llevaros con nosotros en el viaje en el tiempo, nos olvidamos de alguien -añadió Sura.

- ¡¡Asha!! -exclamó Gérard de inmediato.

- Espera cari, piénsalo, si nos hemos adelantado una hora, ella también. Debe de estar dormida en su cuna, tal como la dejamos antes de que Nathan viniera -le comentó Sirhan a Gérard abrazándole por detrás con una dulce y melosa voz.

- Vale, pero está sola, ¿y si acuden a allí las SSF? -masculló Gérard, todavía receloso.

- Tranquilo, sólo pueden detectar el colgante. Nuestra hija estará a salvo siempre y cuando no nos acerquemos a allí con él -le hizo ver cómo no había ningún problema.

Sirhan no estaba preocupado porque al contrario que Gérard, era una persona más lógica, menos visceral. Por eso mismo había sido capaz de razonar sobre el porqué las SSF no habían podido encontrarles con anterioridad pero sí una vez Nathan les hizo su visita.

- No lo había pensado, pero Sirhan tiene razón, el problema somos nosotros -reflexionó Nathan con seriedad.

Frente a su actitud negativa, Sirhan trató de animarle.

- No te preocupes amigo, no podías saberlo -le respondió Sirhan, comprensivo, golpeándole amistosamente la espalda.

- Además, me ha alegrado mucho volver a veros -añadió Sirhan, alegre, con la misma confianza de siempre.

- Te entiendo. Hacía demasiado tiempo que no nos veíamos -le respondió Nathan, nostálgico, tratando de ser lo más alegre posible en su respuesta.

Instantes después, Nathan se dirigió a Sura.

- ¿Estarías dispuesta a llevarme al portal? -le preguntó con su grave voz, mostrándose verdaderamente interesado.

- Pues claro hijo, ¿si no por qué iba yo a comentarte nada? -le regañó ofendida.

Ella consideraba que no tenía nada más que demostrar a Nathan para que supiera si quería o no ayudarle.

- Tiene razón, perdone -Nathan se disculpó con sinceridad, mostrándole sumo respeto.

- Así está mejor, chico -añadió ella, complacida.

- ¿Vamos entonces? -le preguntó Sura, más alegre.

Nathan se puso en marcha directamente, a modo de respuesta. Siempre había sido una persona tímida, pero después de aquellos años tan solitarios se había vuelto todavía más un hombre de pocas palabras.

Y junto a él, también los demás emprendieron la marcha, puesto que todos debían pasar por el mismo camino para llegar a su destino.
Debían cruzar el puente de piedra del bosque de Eskdale, bajo el cual, se escondía la casita de la familia Alaoui. Pero también debían atravesarlo para poder llegar a la catarata que escondía el portal temporal, la Stanley Ghyll Force.

Así pues, mientras iniciaban la marcha decidieron que se dividirían en dos grupos nada más cruzasen el puente. Uno con la misión de encontrar a Asha, formado por Gérard y Sirhan, y el otro dirigido hasta el final del bosque de Eskdale, con el objetivo de que Nathan lograra atravesar el portal antes de que las SSF pudieran localizarle.

Asimismo, estuvieron también discutiendo un buen rato sobre qué hacer con Jawara, pues Nathan estaba convencido de que lo más seguro para el bebé era que lo llevaran Sirhan y Gérard desde el principio. No obstante, Sura se oponía encarecidamente debido a que cada vez que Nathan intentaba dejarlo en brazos de alguno, Jawara armaba un escándalo tremendo. Y no podían permitirse el lujo de llamar la atención.

Finalmente decidieron dejarlo en brazos de Nathan durante el camino de vuelta, hasta que cruzaran el puente de piedra y ambos grupos tuvieran que dividirse. De este modo empezaron a cruzar las estrechas y empinadas calles inglesas, atravesando diversos caminos cerrados por casas de piedra, pequeñas tiendas, puestos de libros y algunas cafeterías abiertas.

Las calles, sin embargo, estaban prácticamente vacías. Alguna persona salía de una tienda o la veían sentada en un banco o en alguna terraza, pero en general, era un lugar tranquilo. Un lugar perfecto para perderse. Ellos, no obstante, debían encontrar a Asha. Y cuanto antes. Pues, nada les aseguraba que pudieran llegar a tiempo.

Y así, tras media hora de caminata a paso ligero, lograron atravesar todo el pueblo de la forma más rápida y discreta posible. Pues, a pesar de tener que parar en una de las cafeterías para que Gérard dejara de tener dolor de cabeza, los cortos pasos de Sura, o el hecho de que todos vestían de un modo no precisamente discreto, no tuvieron ningún percance durante el camino.

Nathan iba vestido con su larga túnica negra, llevando a Jawara bajo la misma, dentro de la mochila que había dejado entreabierta, en la que también guardaba su oscuro sombrero de aspecto similar a una akubra, el cual, conservaba con cariño desde que se lo había regalado Sirhan antes de que llegaran las SSF a su casa de piedra.

Sirhan vestía únicamente con unos vaqueros y tres o cuatro collares tribales. Sura, por su parte, llevaba un ancho vestido de varias capas de colores. Llevaba rojos, violetas, azules, amarillos y verdes, conjuntados con el pañuelo que envolvía sus lanudos cabellos. Y finalmente Gérard, que era el único que vestía más normal, con una ropa campestre como la de los lugareños del pueblo de Cumbria, olía a tres semanas sin ducha.

Así pues, poco tiempo después llegaron a la zona del valle, en las afueras de la ciudad, junto al molino de agua que todavía seguía en funcionaminto y en el que pudieron descansar unos minutos, beber agua y darle a Jawara el biberón que le tocaba.

Sin embargo, aún lejos del bosque y con el tiempo apremiando, en lugar de seguir la ruta de siempre, a pie y todo recto hasta el bosque, decidieron desviarse del camino y andar un rato hasta la estación del Northern Rock, el tren que atravesaba el valle hasta la ciudad de Ravenglass, dejándoles en medio del bosque durante el trayecto.

Media hora más tarde lograron entrar en Eskdale. Sin embargo, justo al bajar, Nathan sintió un mal presentimiento. Desconfiado, mantiendo sus ojos y oídos bien abiertos, empezó a adentrarse junto al resto. Pasó así entre los múltiples árboles de diversas tonalidades verdosas que caracterizaban al bosque, preparado y alerta para afrontar cualquier imprevisto. Pues, debido a la edad de Sura y la mala condición física de Gérard, estaban tardando mucho más de lo que pensaban en llegar hasta sus destinos, sobre todo a través de aquel escarpado camino.

Así pues, un exasperante rato después, llegaron a la mitad del camino, al paso de las rocas del río Esk.

Para entonces, Nathan se temía lo peor. Pues, ya se les había pasado la hora que tenían de margen y todavía no habían llegado siquiera al puente de piedra, cuando habitualmente el recorrido entre la casa Alaoui y el pueblo de Eskdale no duraba más de tres cuartos de hora.

Sugirió entonces que se dividieran allí, antes de llegar al puente, pero el resto del grupo se negó, argumentando el poco camino que faltaba y lo mucho que tardarían en llegar si rodeaban el río.

En consecuencia, si todos escogían el camino más rápido, lo más lógico era que cruzaran juntos el paso de Esk, dado que todos tenían que hacerlo en algún momento.

En él, el río pasaba a gran velocidad, separando un lado del bosque del otro mediante un ancho caudal que solamente podía atravesarse saltando de una roca a otra, de entre las que sobresalían del mismo. Dicho paso era la forma más peligrosa de pasar al otro lado del bosque, pero también la más rápida.

Así pues, ante la falta de tiempo, decidieron arriesgarse. No obstante, la decisión no fue fácil, estuvieron discutiéndolo varios minutos.

Pasar por ahí no sólo era tremendamente peligroso, sino que además, no podían saber si realmente Sura podría cruzarlo. Pues, las aguas eran feroces y si caías, la corriente terminaba en una enorme catarata que desembocaba en el lago de Eskdale, con una caída libre de la que era imposible salir con vida.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro