Capítulo 41
Juan.
- Amor ¿Tienes frío?
- Mucho...
Me acerque a ella y la abracé. Hace tres días no puede dormir ni tampoco deja de temblar. Algo le pasa.
- Nena ¿Que tienes? Hace días ni te veo bien, ni sonriente... ¿Que sucede? Sabes que puedes con...
Me interrumpió su sollozo. La miré bien, ya que no hay mucha luz que digamos. Encendí la lámpara y la vi llorar desconsolada.
- Pequeña ¿Que pasa?
Se sentó en la cama y me miro
- Ya no puedo con esto Juan. No puedo.
Cubrió su rostro con sus manos. Quise tocarla y se apartó.
- ¿Que pasa? ¿Con que no puedes mas? Cuentame por favor.
Miraba sus manos y lloraba el doble.
- Juan yo...
Empezó a pasar mas manos por su cuerpo con fuerza, como refregandose.
- Nena, vas a lastimarte. Para ya.
Me hizo caso pero llorando cada vez mas.
- Juan... Mate a Luis. Lo mate yo.
Mi cara cambió. Ella lloraba como una loca.
- ¿Tu? ¿Tu lo mataste?
Estaba en shock. Ella no podía ser. No podría haberlo matado.
- Si. Fui yo. Lo acuchille.
Me levante de la cama y la mire dolido.
- Yo... Necesito estar solo.
Sali de la habitación. Me quede parado en la puerta, recuperando el aire.
- ¡Lo hice por ti! -Gritó- Quería salvarte.
Me quede igual. Comencé a caminar despacio hacia algún lado. Estoy atónito. Ella no podría haberlo matado, no es cierto, no caigo. Además ¿Como lo mató?
Momento...
Ya me cae la ficha.
Juan, voy a salir...
Necesitamos que reconozca el cuerpo de Luis Londoño.
Esa noche... Ella llegó a los 5 minutos de la llamada. En ese lapso de las 22:00 y las 03:00, ella lo mató. Pero... ¿Como? Si él la habría reconocido.
Millones de cosas dan vueltas en mi cabeza. Me estoy carcomiendo. Necesito aclarar mis dudas
______________.
No dejaba de llorar. Juan lo sabe todo y debe estar odiandome. Es lógico. Mate a su propio padre, al único que tenia. Me siento sucia y asesina. Sobre todo asesina.
- ______________...
Me di vuelta. No podía mirarlo a los ojos. Sentí que se acercaba y cerré mis ojos. Una de sus manos paso por mi mejilla y se detuvo en mis labios. Paso un dedo por mi labio inferior.
- Mirame, por favor.
Negué con la cabeza.
- Pequeña, no lo compliques mas. Mirame.
No abría mis ojos. Sentí su respiración cerca de mi, pero quede igual.
- Vamos, abre tus hermosos ojos azules.
Paso un dedo por mi párpado. Me quede igual, como si fuera piedra. Debe ser que notó que yo no accedía a verlo. Metió su mano por la sabana, acariciándome. Su toque me erizaba la piel, me tranquilizaba. Llegó a la altura de mis nalgas y se detuvo. De repente, sentí su mano impactar ahí.
- ¡Juan Luis!
Grite abriendo los ojos y sentándome en la cama. Él sonrió y se acercó mas a mi. Puso su mano donde había golpeado.
- Perdón, pero era excitante e hizo que abrieras tus ojos.
Senti mis mejillas arder. No se si tanto como mi nalga izquierda, pero me ardía.
- Basta, en serio.
Desvíe mi mirada. Su mano libre la puso en mi mejilla y me obligó a mirarlo.
- Gracias pequeña.
Lo mire raro.
- ¿Por qué? ¿Por asesinar a tu padre?
Las lágrimas llegaron a mis ojos de nuevo. Me miró y asintió.
- En parte es un problema menos. No voy a negar que, en cierto punto, me va a faltar. Básicamente tuve mi adolescencia viviendo con él y estaba acostumbrado al sufrimiento. Sufrimiento el cual ya acabo, gracias a ti.
Suspire.
- ¿No me odias?
- No. Ni lo haría tampoco. Solo quiero saber como hiciste para matarlo.
Le conté como había hecho todo. Aunque también llore al recordarlo. Fue hace unos días, pero aun así. Voy a cargar con la culpa por siempre.
- Mejor vamos a dormir. Mañana sera un día largo.
Asentí acostandome. Sentí de nuevo la mano de Juan impactar contra mi nalga derecha.
- Juan Luis.
Hizo un ronquido falso. Estalle en carcajadas antes de caer dormida.
*
- ¡Valentin!
Tiro el juguete de la cuna.
- Ya basta pequeño. Me duele la espalda.
Valen rió y tiro su elefante. Bufé molesta y me quede parada. Juan entró al cuarto y Valen tiró un oso.
- Hey, ese te lo regaló mamá.
Se quejó Juan. Valen lo miro y rió tirando otro de sus juguetes.
- Ven peque, vamos a comer.
Juan levantó a Valen y se sentó para darle la mamadera. Junte todos los juguetes y mire a Juan. Se lo veía muy entretenido mientras le daba la leche a Valen. Sonreí y le saque una foto.
- Sucio.
Juan me saco la mamadera a Valen y lo limpió. Había escupido todo lo que entraba
- Eso le pasa por gordo.
- Creo que no le entra más.
Reí y me concentre en mirarlos. Se ven muy tiernos.
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