_______________.

Trague el pedazo de carne con algo De dificultad.

- ¿Puedo preguntarte algo? Juan Luis.

Me miró serio.

- Si

- ¿Por qué me adoptaste? O sea... ¿Por qué yo? Había chicas mas pequeñas, que son las que mas rápido se van... Y además yo... Una huesuda, fea... ¿Por qué?

Siguió mirándome serio.

- Jamás vuelvas a preguntar algo así.

Tomé un poco de agua y suspire.

- ¿Y tu que eres para mi? ¿Mi papá? ¿Mi tutor? ¿Mi qué? Digo, ya que me adoptaste.

Me miró de mala forma mientras masticaba.

- Nada. No somos nada. Te adopte porque me sentía solo, nada mas.

Termine mi comida. Suspire.

- Juan Luis. ¿Puedo irme a dormir?

- Si.

Me levanté y acerqué a él.

- Hasta mañana...

- Hasta mañana, descansa.

Iba a besar su mejilla. Aunque corrió su rostro y termino besándome. Me sorprendí y separe de él. Como cobarde que soy, sali corriendo. No sabia hacia donde iba, hasta que encontré la escalera. Ahí me ubiqué y las subí con rapidez. Corrí al cuarto y me encerré. No quería verlo, menos escucharlo. Me muero de vergüenza. Acabo de besar por accidente a un desconocido. ¿Yo que se si es un psicópata, un violador o un tipo normal? No lo se y me aterra. Aunque en ese momento, sentí algo recorrerme. No se con exactitud que fue, pero me gusto. Me gusto... Eh... La sensación Del... De... Ese escalofrío. No se como de decirlo..

Juan.

Dejé mi plato a un lado, me levante y estiré. Debía explicarle que fue un "Error". Después de tanto tiempo, la encontré. Pero no se lo diría, no hasta que agote mi paciencia.

- _____________, abre.

Estaba su puerta trabada desde adentro.
Escuche el pasador, la traba y como jalaba el picaporte de a poco. Abrió la puerta con lentitud. Mire sus ojos. Sus hermosos ojos color azul. Podría perderme en ellos fácilmente.

No se ni que digo.

- Estaba por dormirme ¿Que quieres?

- Disculparme por lo de abajo. Fue un completo error. Y si para ti significó algo, disculpa. Pero yo no sentí nada.

Levantó su hombro desinteresada.

- Si te pasa algo estaré en mi cuarto.

Asintio.
Me di la vuelta. Camine por el pasillo hasta mi habitación, la cual abrí y me adentré. Rápidamente, me quite mi ropa. Quedando solo en mis ajustados boxers. Me acosté y no tarde en dormirme.

______________.

Estaba temblando. Pero no de frío, sino de miedo.
La tormenta era terriblemente fuerte. De seguro las fuertes ráfagas de viento están tirando arboles.

Otro trueno.
Nuevamente temblé.

Siempre le tuve miedo a los truenos y tormentas. No se porqué.
Antes, tenia a mi familia. Con los cuales dormía sin problemas y me contenían en cada lluvia. Pero ahora ellos no están. Y yo estoy con un desconocido

El terror iba ganandome.

No quería darme por vencida tan fácil.

Un fuerte trueno hizo retumbar el techo. Temblé y quería llorar.

Mi miedo me ganó.

Me levante y fui casi corriendo hasta la habitación de Juan Luis. No sabia la hora, pero era seguro que dormía. Toqué la puerta de madera blanca.

- P... Pa... Pase.

Abrí la puerta despacio. Ahí estaba él, abrazado a un oso de peluche gigante.

- ¿Que sucede?

Suspire. Él también temblaba.

- Tengo miedo.

Respondí tímida. Me hizo una Seña.

- Ven, acuestate aquí.

Asentí yendo hacia la inmensa cama blanca. Corrió el oso de peluche, haciéndome un lugar. En eso, la luz comenzó a fallar.

Hasta que se cortó.

- ¿Ves algo?

- Si.

Abrí las calientes sabanas y me acosté. Sentí su movimiento, pero me quede quieta.

- Debo confesar que también me da miedo este tipo de tormentas.

Susurro. Sonreí, aunque no se veía nada.

- ¿Cuantos años tienes?

- No interesa... Mejor intenta dormir.

Sentí como se removió. Me acosté mejor y cerré los ojos.

No se cuanto dormí, pero desperté por un maldito trueno. Al sentirlo, salte de la cama.

Vi que el cielo empezaba a aclarar y que la luz ya había vuelto. Me levanté y acomode el lado donde dormí. Salí de la gran habitación, con lentitud. Volví a la mía, donde me adentre y fui a la cama.

- Niña, levantate ya.

Abri mis ojos despacio. Encontrándome con los ojos mieles de Juan. Es raro que cambien de color. Primero los vi verdes, después azules, después marrón oscuro, negros y mieles. Casi todos los colores si vamos al caso. Dependen como les de la luz es su color, pero creo que son Mieles.

- Crei que ibas a estar conmigo hoy... Por lo visto no... En fin, en 20 minutos estará el desayuno listo. Date un baño, vistete para salir y baja.

Lo mire con detenimiento. Llevaba unos boxers negros ajustados y una remera negra también ajustada. Desvíe mi vista.

- ¿Y debo obedecerte? ¿Acaso eres mi papá para darme ordenes?

Se dio la vuelta. Su cara no era muy buena que digamos.

- Te conviene obedecerme. Y no, no soy nadie para ti. Tu no me conoces ni yo a ti.

Salió de la habitación. Solté un bufido molesta. Me levanté y fui al armario. Busqué un conjunto de ropa interior negra, simple. Después busque un vestido suelto rosa y negro. Fui al baño y me di una relajante ducha. Al salir, ya vestida, fui al salón de belleza. No sabia con que maquillarme. Tenia infinidad de maquillajes De colores. Decidí ponerme un labial rosa mate y apenas rubor. Mi cabello lo deje suelto y planchado.
Baje a la cocina, algo mareada. No llego a acostumbrarme tan rápido a todo esto. Llegué al living, ya que debía pasar por ahí para llegar a la cocina. Ahí había una mujer, rubia, alta, de ojos verdes y llena de botox y cirujias.

- ¿Quien eres?

Me miro indiferente.

- Yo...

Iba a hablar pero llego Juan Luis y se sostuvo de mi cintura. Lo mire mal, hasta que escuche sus palabras.

- Thalia, ella es ___________ mi novia. Mi amor, ella es Thalia. Mi ex.

La sangre me hirvió.