Capitulo 22
Juan.
- Juan...
Gimió. Me encantaba morderle el labio, me excita además. Seguí besándola fuerte, quería un beso así hace mucho. Una de sus manos se dirigió a mi entrepierna, donde masajeo despacio. Gemí, me estaba rozando y si seguía, yo iba a estallar. Me movi un poco para tocarla yo también. Ella me iba torturando ¿Por qué yo no iba a hacerlo?
- Ah...
Volví a morderla, por eso gimió.
- Juan... Espera un segundo
Se separó de mi. Vi sus labios hinchados de tanto besarme, sonreí. Ella se sentó sobre mi, rozando mas mi ereccion.
- Ah pequeña...
Volvió a besarme. Me salio pervertida la nena. La nena de la cual estoy enamorado. Pero no es el momento de pensar Eso.
- Esto, ya esta demas.
Quitó mi camisa. La dejo en algún lugar de la habitación y siguió besándome. Quite su vestido, dejándola solamente en ropa interior. La acosté sobre la cama, besando su mandíbula. Acaricie su cintura, bajando mis besos a su cuello.
- Nena... Ah...
Apretó mi cabeza. Succione un poco mas su cuello, dejando una marca. Volvió a moverse, provocando otro roce. Ella me dio vuelta a mi. Se subió y comenzó a besarme de nuevo. Acaricie todo su cuerpo, ella tembló. Desabrocho mi pantalón y lo bajó lentamente. Se detuvo a la altura de mis rodillas.
- ¿Que pasa?
Se sento en la cama y tapó su cara.
- No puedo Juan. Perdoname
Los recuerdos llegaron.
Flashback.
- ¡Sueltame!
Le abri las piernas. Me puse entre ellas, y rápidamente la envesti. Maldita virgen, debía ser mía de un principio. Ella hacia mucho venia interrumpiendo el momento caliente. Yo ya no aguantaba.
Reaccioné. Estoy violando a una chica.
Fin del Flashback.
Sentí adrenalina. Iba a hacerlo de nuevo, ella Debía ser mía.
- Vas a hacerlo.
Sostuve sus muñecas y la tire en la cama. Empezó a llorar mas fuerte y a forcejear.
- Sueltame Juan, me lastimas.
Vi su cara de sufrimiento y salté. No podía hacerlo. No me conozco
- Yo... Disculpame.
Me vestí y salí de mi habitación. Agarre la llave, y ahí fui a mi otro cuarto. No tiene picaporte de ningún lado, se abre solo con llave. Gire la llave y abrí el oscuro cuarto. Encendí la luz, Encontrándome con todo mi pasado. Cerré la puerta detrás de mi.
- No puedo con todo esto.
Agarre una jeringa. Le coloqué la combinación de drogas que me dio Walter y levante la manga de mi camisa. Mire bien la vena, inyecte la sustancia. Iba a desaparecer. Necesitaba esto hace mucho.
_______________.
Mire mi cuello. Tenía varios chupones de Juan. Después de lo del miércoles, no volvi a verlo. Mis muñecas estaban marcadas, pero las cubrí rápido con maquillaje y pulseras. Lo mismo en mi cuello, me maquille y me puse collares.
- ¿Juan Luis?
Abri la puerta de su habitación, despacio. Estaba durmiendo. Hace exactamente dos días no lo veía, y realmente me lastimó. Me duele, no se que le pasó. Ayer no salió de su cuarto, y el miércoles no se donde se había metido.
- Juan...
Me acerque a él. Estaba algo golpeado y lleno de moretones en sus brazos. Como golpes o si le hubieran dejado aguijones en el brazo entero.
Juan pegó un salto. Se dio cuenta de mi presencia.
- Alejate de mi... Puedo hacerte daño...
Quise tocarlo, pero se apartó.
- ¿Que te sucede? No eras así... Intentaste abusar de mi.
Me di cuenta que estaba llorando. Subió sus rodillas y puso su cabeza ahí, mientras se abrazaba.
- Ni yo lo se... Solo se que soy una bestia asesina.
Di la vuelta a la cama, yendo al lugar donde miraba.
- Cuentame que te pasa Juan... Por favor.
Giró su rostro, evitándome.
- Mirame
Hice que bajara las rodillas y di vuelta su rostro. Para inmovilizar, me subí sobre el.
- Dejame _______________, no quiero hacerte mas daño del que te hice.
Negué con la cabeza, acercandome a su rostro.
- Dime que es lo que esta pasando Juan Luis. ¿Tu eras así antes de mi? ¿Podre ayudarte?
- _________________ entiendeme... Mi vida fue difícil, luche por millones de cosas y lamentablemente no estoy bien mentalmente. Nada ni nadie podrá cambiar eso. Y ni yo se porque me impulse a dañarte así. Por eso quiero que te alejes de mi, puedo tener un impulso de esos otra vez y puedo lastimarte. Es por el bien de los dos.
Me acerque mas a su rostro.
- ¿Es por que no me entregue, cierto?
Estaba temblando.
- Tal vez... Mi mente actuó por si sola.
Me quite lentamente la camisa.
- Hazme tuya Juan. Hazme sentir el cielo.
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