Capitulo 2
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El hombre de traje bajó y rodeó la camioneta. Abrió, me quitó el cinturón y ayudó a bajarme.
Levante mi vista. Encontrándome con la mas bella mansión que vi en mi vida. Desde afuera se veía toda su parte delantera. Tenia plantas por doquier. Césped corto y bien verde. Una fuente gigante en la entrada. Perfectas rejas negras con detalles en dorado y azul. La casa, desde afuera, se veía llena de ventanas y algunos balcones. También tenía un garage bastante grande, con varios coches y camionetas tapadas. El gran portón de rejas se abrió.
- Entra
Asentí traspasando el portón.
Tuve que caminar un poco hasta la perfecta y gran puerta de madera. El hombre la abrió y me dejó paso. Entre, admirando todo. Tenia distintos pisos. Madera, cerámicos de varios tonos, completas alfombras color vino. Las grandes ventanas tenían cortinas color crema, al igual que las paredes. Los sofás eran de cuero negros y blancos. Había mesas con plantas y millones de cosas que no he visto todavía.
- Ven aquí, te mostrare tu habitación.
- Si.
Esto era demasiado. Demasiado gigante.
Subimos unas largas escaleras blancas con barandales de metal. Caminamos por un pasillo, pero nos frenamos en una puerta blanca.
- Aquí está mi cuarto. Si me necesitas estare aquí o sino en mi despacho, el cual te mostrare más tarde.
Hice un movimiento con la cabeza.
Caminamos al fondo del pasillo. Frenamos en otra puerta color rosa claro.
- Esta es tu habitación.
Giró la llave en la cerradura. Abrió la puerta y me dio un pequeño empujón. Abrí mis labios tanto como mis ojos.
- Yo... Esto... Es hermoso.
Tenía distintas alfombras en color blanco y algunas color crema. Las paredes eran fucsias con negro, algunos detalles en violeta y algún que otro dibujo. Las cortinas eran lilas, cubriendo los grandes ventanales de la habitación. Habían pasillos y puertas. La cama era gigante, con sabanas y frazadas en color negro.
- Espero que te guste tu habitación.
Mas que habitación, parecía departamento.
- Me encanta.
Le sonreí.
- Tienes baño, un armario completo, un cuarto de distracciones y una sala de juegos pequeña. Bien, acomodate y acomoda tus cosas. En un rato te llamaré.
Salio de la habitación, dejándome completamente sola. Suspire.
Camine por uno de los pasillos. Abrí la primer puerta. Entré, estaba oscuro. Busque la tecla de la luz, al encontrarla, la encendí.
- Dios Mio.
Era un cuarto Blanco, gigantesco. Tenía una mesa de pino larga. Llena de pinturas y distintos pinceles y aerosoles. Pizarras, cajas y cajas De tizas. Maniquíes, telas, hojas. Un equipo de musica gigante, un mini escenario. Era demasiado. En una de las grandes paredes, había una hoja.
Hola!!!
Este es tu cuarto de distracciones. Tienes telas de todo tipo, pinturas, pinceles, lo que quieras para distraerte. Las paredes están blancas para que tu misma las pintes y lo decores a tu manera.
Disfrutalo.
Deje la hoja a un lado. Esto era fantástico. Salí de ahí para seguir recorriendo.
Seguí por el pasillo hasta otra puerta. Abrí, Encontrándome un excelente baño. Todo en tonos blancos y grises, con las paredes lilas y negras. Una ducha, una bañera, un estante, un estilo de placard, el lavamanos, un espejo desde el suelo hasta el techo y el váter. Me acerque al gigante placard. Éste tenia toallas, batas, cosas para la higiene personal, velas y cosas para el baño de inmersión y debajo, en una caja, una llave. Lo ignoré y sali de ahi. Pase por otra puerta, la cual abri. Era el salon de juegos. Tenia máquinas, una Pantalla, sofás en color crema, consolas, de todo. Mordí mi labio. Aquí había millones.
Mas tarde iba a venir, además viviré aquí asi que seguro tendría tiempo de usarla. Fui al final del pasillo, a la última puerta. Abrí y casi grite. Un inmenso, pero inmenso armario. Remeras largas y cortas, shorts, zapatos, jeans, camperas, abrigos. ¡Lo que Sea estaba aquí! Ordenado por colores y marca. Camine por todo el armario. Habia otra puerta mas. Quise abrir y estaba cerrada.
En esta se usa la llave.
Gire la llave en la cerradura y abrí. Ahora si grite.
- ¡Dios!
Un salon de belleza. Labiales de todos colores, algunas pelucas, secadoras, planchas, esmaltes, sombras, delineadores, tijeras. Todo, todo estaba aquí. Aunque no soy de maquillarme, se que esto estará genial.
Terminé de guardar mis pocas cosas. Fui al inmenso armario y busque ropa interior. Un conjunto blanco con algunos lunares. Después, busque una remera corta negra y un short de jean azul. Fui a la parte de zapatos y busqué unas sandalias bajas. Digo yo... ¿Como demonios hace para saber mi talle de todo?
Bueno, creo que es fácil. Fijándose en chicas como yo.
Fui al baño. Abrí la ducha y toque un botón. Que el mismo accionó el agua tibia. Algo que no me fije si había... El Shampoo, El Acondicionador y el jabón. Pero ya estaba mojada. No se que habré tocado, que accionó el Shampoo. Shampoo con olor a Diva. Lo odiaba, pero bueno. Después de quitarme los litros de Shampoo, mire el tablero. Toque un botón que me tiró acondicionador. Hice el mismo proceso que con el shampoo y accione el jabón. Esto si que era demasiado. Jamás lidie con cosas así en mi vida. Mucha tecnología y muy costoso.
Al terminar, me acosté en la inmensa cama. Dios, esto era comodisimo.
Un toque en la puerta me hizo sobresaltar. Di la señal y por ella se asomó el tipo este.
- Veo que te adaptaste.
Su forma de hablar era completamente fría. Yo era igual, no lo niego. Desde ese maldito incendio fui así.
- Baja.
Me levante de la cama y me acerque a la puerta.
- Al menos dime tu nombre, hombre misterioso.
Cerro la puerta al salir. Me miró mal y caminó.
- Juan Luis.
Siguio caminando. No me quedó otra que seguirlo. La verdad, todo es muy lindo. Menos él.
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