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¿!Te odio!?

El hambre tuvo que irse, había recordado algo urgente, no quiso que lo acompañe, aun así Odio, el hermano gemelo del amor, aunque nadie sabe la dirección exacta de su casa porque odia decirlo, odia dar información de donde vive, siendo muy reservado.

La niña de Celos, una chica que estaba enamorada del Odio, él era la mejor persona que existía para ella, siendo antes sus ojos  el mejor sentimiento, un ser perfecto, tan perfecto que piensa que él quiere a otra chica o alguien siempre quiere quitarle lo que ella amaba, ambos nos estaban siguiendo, nunca pensé que seria cierto la frase, Del Odio al Amor hay un solo paso, pero nadie dijo que a los dos pasos estarían los Celos

La Conciencia se había dado cuenta algo o alguien que nos seguía así que se alejo del grupo para averiguar no sin antes con una mirada decirme todo, desde lo lejos la Conciencia ve al odio siguiéndonos

—¿Odio por qué no te acercas dónde nosotros? —dijo la Conciencia asustándolo en eso la niña de los Celos se esconde antes que la vean ya que ella seguía al Odio.

—¿Por qué Odio la compañía? —respondió el Odio intentando ignorar a la Conciencia.

—¡Deja de decir que odias todo! siempre lo mismo contigo —dijo la Conciencia enojada.

—Es que eso soy y siempre pienso en odiar todo —dijo el Odio agachándose y mirando hacia abajo, odiando hasta la piedra que estaba cerca de su pie mientras la pateaba despacio.

—En realidad te odias a ti mismo, no a lo demás —dijo la Conciencia con una voz fría.

—¡No! yo odio todo, odio a los demás, odio a mi hermano, odio la vida, odio toda existencia estúpida de este mundo —grito no tan fuerte...

—¿Seguro qué odias a tu hermano? —dijo la Conciencia, con esa sonrisa divina.

—Si, si lo odio desde ese momento que nacimos, el siempre es el preferido por todos—dijo el Odio con una mirada fría, mientras el sentimiento de los celos escuchaba todo.

—Eso no es cierto, si lo Odiarás no lo cuidarás mucho —dijo la Verdad interrumpiendo, mientras saltaba de un árbol cual estaba escondido escuchando todo lo que decían, nadie sabía cómo había llegado ahí.

—¿Por qué dices eso? Tú no sabes nada —aclamo el Odio ocultando algo, pero ese algo lo notaba perfectamente la Verdad.

—Pero sé la verdad ¡Entiendes!  —dijo el niño con una mirada de seguridad intimidando al Odio.

—¿De qué verdad? —dijo la Conciencia haciendo que la Verdad diga: —Es verdad que el Odio odiaba al amor, pero cuando el Amor se volvió ciego, el Odio igual que la Locura comenzó a cuidar de él, es como si naciera su espíritu de amor sobre el mismo Amor, es como que se diera cuenta que no quería ver mal a su hermano, antes quería verlo enfrentar problemas fáciles que supere, no era por su mal, pero como antes mencionado. —debía pero el odio interrumpe diciendo muy fuerte —¡CALLATE!

—No lo haré, todos deben saber que tú todos los días lo vigilabas desde el momento que se quedó ciego, viendo que este bien, cuando el amor se caía él siempre quería ir a ayudarle pero prefirió estar escondido sabiendo que la Locura lo ayudaría, aún así siempre lo alentaba en secreto y cuando no estaba la locura él fingía serlo y lo ayudaba millones de veces —expreso la verdad desahogándose en palabras.

—¿Como lo va poder cuidar? Si el vive lejos del Amor ya que lo odia mucho —dijo la Conciencia todavía no lo creía, el Odio cuidando a alguien era algo dudable para ella.

—El nunca estaba lejos, a menos no de él como todos pensábamos, el Odio vive a unos pasos del amor por así decirlo —dijo la Verdad.

—Ahora ya entiendo por qué dicen que del Odio al Amor solo hay un paso —dije saliendo detrás de los árboles con el Amor y la locura, ambos habíamos escuchado todo, cada palabra mínima palabra.

—Entonces hermano, ¿Me odias? Sabes, yo te entendido, aunque me odies, yo siempre te voy querer ya que eres mi único hermano —dijo el Amor agarrado de la mano de la Locura muy triste con lágrimas en los ojos blancos que tenía.  

—Mira Odio, no me importa si odias estar con nosotros o odias a tu hermano pero él te quiere, y yo quiero ser tu amigo —susurre aprovechando el momento para interactuar con él.

—Igual yo —dijo la Locura locamente con una linda sonrisa que a la vez era tétrica.

—¡Hermano no llores! aunque me cueste decirlo no te odio tanto como para no estar a tu lado, lo que odio es que todos te quieran y prefieran a ti antes que a mi —dijo, luego le dio un abrazo a su hermano ya que hace años no lo hacia o en realidad para todos nunca lo había hecho. 

—Pero yo te amo —dijo una jovencita, la chica de los Celos saliendo de su escondite— siempre te he querido, yo siempre cuidaba de ti aunque te buscaba pelea de nada, pero era de celos porque parabas mirando a otras antes que a mi —decía la chica Celos, una joven de cabello rosado y vestimenta del mismo color.  Todos quedamos asombrado, o yo quedé asombrado, el sentimiento de los celos, es una niña, digo una jovencita, una chica de cabello y vestimenta rosa a pesar que el nombre “Celos” sonaba a nombre masculino.

Ella sólo se acerca y abraza al Odió, el Odió, odia los abrazos, pero aun así volvió a dar ese abrazo.

—Te amo —susurro ella  sintiendo su pecho de Odio latir.

—¿¡Te odio!? —Respondió el Odio besando su frente, mientras todos miraban para otro lado, menos yo, porque hasta el Odió por más que trate de odiar al mundo tiene alguien que sienta celos por él.

Pero algo también pasaba en ese momento, un joven de vestimenta naranja pasa corriendo por delante de todos gritando. 

—¡ÉL VOLVIÓ! ¡ÉL VOLVIÓ¡ —gritaba sin detenerse, en ese momento intentamos alcanzarlo pero no pudimos, era muy rápido, la Conciencia dijo que era el sentimiento de la Prisa. Hermano de la rapidez, según contaba la Conciencia ellos eran los encargados de enviar mensajes a todos lados al igual que sus ayudantes, en ese momento me dejaron muchas dudas. Cómo la palabra ayudantes, fue la primera vez que la escuché, hice unas preguntar para saber qué eran o quiénes eran. Según todos los ayudantes son seres que ayudan obviamente, pero ayudan solo a los sentimientos, son trabajadores que se encargan de cumplir las tareas de los sentimientos, ya sea crearles una casa, curarlos, cuidarlos, un sin fin de cosas, también se dividían en colores, cómo habían los ayudantes que poseían dos colores a la vez, esos ya eran de un nivel más alto capaces de hacer mucho más cosas. Contaron que los grises eran ayudantes que solo aparecieran cuando habían problemas, según todos eran los encargados de eliminar cualquier intruso. Pero cuentan que solo una vez aparecieron y pocos los conocieron y recuerdan.  También contaron que los ayudantes mayormente paran durmiendo, ya que al ser muchos trabajan poco y se turnan, es más el mundo fue creado por todos a la vez que cuando acabaron muchos andan sin hacer nada, que los que nunca conseguían trabajo o algo que hacer, me contaron que se volvían parte de la naturaleza, petrificándose sin hacer nada más.

Así también comenzaba la curiosidad que nacía en mi por este mundo...

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