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Realidad segunda parte.

—Y lo besé con todo el alma, sentía como yo y él éramos uno con el otro, sentía la misma sensación de encontrar algo que tanto buscaba, sentí la misma felicidad que tú tienes cuando abres aquella heladera y pillas un helado de chocolate, sentí aquella paz que siente aquel animal en este instante mientras duerme —dijo mi esposa apareciendo de la nada mientras yo me limité  a ver su figura perfecta, aquellos ojos claros que tanto amaba, aquella pequeña boca que me volvía loco, cómo el hecho que tenía unas manos tan suaves como su cabello de bebé.

—¡Mami! Mi padre ya va acabar la parte final del libro —dijo mi hija mientras yo agarraba las últimas dos hojas del libro cual en la plana final decía una frase.

—Tu padre iba acabar de contarte algo que hizo para poder enamorarme, esa historia es una más de sus bellas mentiras —dijo mi esposa con una sonrisa.

—¡Papi! ¿Tú mientes? —susurro ella muy triste.

—Yo nunca miento, escribir algo que pasa en mi cabeza no es mentira, en realidad es plasmar la verdad que narra mi corazón y si a tu madre la enamoro por algo debe ser —dije mientras notaba como mi esposa se acerba para darme un beso.

—Me enamoró el hecho que a pesar que yo vivía encerrada en mi mundo tu me enseñaste un universo, y porque sin querer me hiciste protagonista de un libro que jamás leí porque cada palabra que dice ahí tu mismo me las contaste durante tres años que tardaste en recordar cada detalle y aunque no plasmaste ni el treinta porciento de aquellas aventuras que hacen enamorarse de un mundo que sigue en tu cabeza puedo decir que amo el libro tanto como te amo —dijo mientras nuestras hija ponía cara furiosa.

—¿Cómo que no está escrito ni el treinta porciento? Acaso me están estafando —decía muy seria.

En eso yo alzó a mi esposa entres mi manos para luego ponerla en mi lugar, me acerco a una pequeña biblioteca que estaba en un mueble con puertas de vidrio transparente, abriendo la puerta bajo muchos libros que mi hija no alcanzaba y jamás había visto, ya que yo era quien sacaba las historias para leérselas.

Ella se acerca a los libros notando que muchos decían mi nombre de autor, cuando acabe de bajar todos, ella me mira con su carita tierna llena de confusión.

—Esto que significa papá, si comenzamos a leer un libro fue porque que yo te dije que quería ser fría, pero ahora resulta que es la historia de mi mamá y tú, luego dices que el mundo de los sentimientos no está ni escrito el treinta porciento, quiero respuestas —decía ella, era una niña muy parlanchina, muy habladora, no sé le escapaba ninguna.

—Busca los libros azules y debes ordenarlos por fecha —dijo mi esposa mientras se iba hacia la cocina por su anhelado café.

Pasaron los minutos solo la observaba, mientras que mi hija hacia lo que quería con los libros, luego me mira.

—Papá, hay tres libros más, eso quiere decir que esto apenas empieza —dijo muy feliz.

—Ni sonrías amor, a tu padre le gusta dar finales tristes, tu padre es la persona más inestable del mundo cuando se trata de escribir —dijo mi esposa gritando desde la cocina.

—Yo también te amo —respondí.

—Padre, tus finales no son tristes, solo no son comprendidos, sé que valdrá la pena escuchar cada historia que hay aquí entres mis manos, cuando sea grande quiero ser cómo tú y en tu nombre todos mis finales serán felices —mientras en mi seriedad caía una lágrima de mi ojos hacia mi mejilla.

—Lo que faltaba, una escritora más en la familia —dijo mi esposa bajándole el ánimo a nuestra hija, pero luego añade: —será hermoso leer lo que esconde tu cabecita amor.

Ella sonríe, mientras yo la miró con aquella sonrisa que seguía causando en mi desde varios años.

—Continua leyendo papi —dijo mi hija mientras yo agarraba el libro para continuar.

—Hija, en esa tres planas está el mejor verso de tu padre, su verdadero yo, su alma y su corazón, si no te gusta el final quiero decirte que llorar está permitido —decía mi esposa con su taza de té, hermosa mujer, cruel y despiadada amante del sufrimiento, era esa clase de mujer que le gustaba ver triste a los demás para darle su amor.

—Primero llorar si es necesario —respondió mi hija mientras me pongo a narrar....

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