—!Odio esto! —dijo el odio, yéndose a ver como torturaban al desvergonzado de la perversión.

—Espera odio, nosotros te acompañamos —dije siguiéndolo con la flojera en brazos, la vergüenza a un lado, también el secreto que nos perseguía desde lejos, o persigue a la vergüenza porque ella tiene muchos o mejores secretos y no podía dejarla sola.

Cuando llegamos, un joven cabello verde con ropa del mismo color, estaba amarrado, era el hermano mayor de la vergüenza, todas las mujer lo estaban torturándolo tapándole los ojos para que no vuelva ver a ninguna otra chica.

Definitivamente la peor tortura para él era no volver a ver a las mujeres pero en eso llega una chica con cabello rubio y vestimenta de color amarillo.

—Es la calma, novia de mi hermano —dijo la vergüenza poniéndose roja y abrazando al secreto.

La calma muy tranquila se acerca donde el desvergonzado de la perversión y le quita la venda de los ojos.

—Viniste a ayudarme Calma, yo no estaba espiándola a ninguna ellas, solo las vi por casualidad, lo juro —dijo el desvergonzado de la perversión.

—¡Eso es verdad! —dijo la mentira, pero la calma no dijo nada solo lo desamarró.

—Me crees, ¿cierto calma? Sabes que eres la única que espiaría toda mi vida —dice el desvergonzado de la perversión, intentando subirle la falda a la calma, pero ella calmadamente, le quita la mano.

—¡No lo vuelvas hacer otra vez! Sabes que tus ojos tienen que estar encima mío no espiando a otra —dice la calma, muy tranquila luego le da un beso el la frente.

—Acaso estas loca, nos estaba espiando, luego intenta subirte la falda y tu le das un beso —dice la locura localmente.

—No estoy loca, tú harías lo mismo si el amor te pudiera espiar y levantará tu falda para ver los que no se debe ver, cierto —dice tranquila, agarrándole la mano al pervertido.

—No es lo mismo, yo me cambio delante del amor, todos los días, solo que el esta ciego y no preocupo porque me vea desnuda ya que no puede aunque me gustaría —dice la locura, definitivamente estaba loca.

—¡Que vergüenza! —dice la vergüenza, poniéndose roja abrazando al secreto y susurrando algo en su oído.

—¿Haces que cosa?, delante de mi —dice el amor, pero la locura solo lo abraza.

—di que me amas —susurra la locura.

—Bueno, te amo —responde el amor.

—¡Odio esto! —dice el odio.

—Yo te amo, pero si quieres tu puedes verme a mi cuando quieras —dice la niña de los Celos al Odio.

—No yo odio eso —dijo el odio, luego la celos agacho la cabeza, pero el odio solo la abrazo.

La envidia envidiaba a todos por que tenían parejas, la curiosidad solo miraba curiosa por ver que más pasaría, la intriga solo estaba intrigada, la calma descansaba ignorando todo y los demás solo miraban, ni contar lo que hacían el Deseo y la Pasión.

—Calma todos, que tiene que uno vea a una chica en ropa interior en el agua sensualmente —dije muy calmado con una cara de perversión, ya había comenzado a sentir calma y perversión, luego la vergüenza me abraza.

—¿Que te pasa?, porque lo dices así —dice la vergüenza en su oído poniéndose roja

—¡Leonel, ¿Por qué dices eso, acaso viste a alguien así?, si tú no estabas en este lugar para poder verlas —dice la verdad para ver si era verdad lo que respondía.

—Por nada y no e visto a nadie así, solo me preguntó ¿Que hacías tu cerca de aquí? —dije, ya que era un secreto el no sabría si era verdad, luego la vergüenza lo mira con cara de vergüenza, la verdad ni la mentira sabían, si mentía o decía la verdad, por que eso hace el secreto ocultar cosas de ambos sentimientos.

La verdad era el quien estaba en problemas, todas lo miran esperando que responda mi pregunta.

—Estaba caminando por aquí, no piensen mal —dijo, era una repuesta neutra no se sabia con claridad pero todas lo ignoraron porque el era un niño muy bueno.

En eso la locura se da cuenta que tenía a una bebé en mi brazos, comienza a saltar sin decir nada, quería gritar pero no tenía volumen.

—¡Que hermosa niña! —susurra la Conciencia. —tiene tus ojos —dijo la pasión.

—Vámonos, pervertido no quiero que sigas molestando a estas chicas —dice la Calma, calmada intentando irse y llevarse al pervertido de las manos.

—Espera no se quedaran a acompañarnos?, en nuestro largo camino —dije con tranquilidad ignorando los halagos de la calma y pasión. .

—Yo quiero quedarme, para acompañar a Leo —dice la Perversión mirando a la Conciencia, de una manera no muy buena.

—Si para acompañarme —dije, haciendo lo mismo que él, sintiendo perversión.

—Par de pervertidos, tranquilos o los baño con agua fría, tu Calma el es Leo no te acuerdas —dice la Conciencia muy seria.

Obviamente nadie me recordaría, crecí mucho, aparte yo los estaba olvidando como ellos a mi o eso pensaba.

—Esta bien nos quedaremos y se quien es —dijo la calma muy fría.

—Creó que eres el primer sentimiento que sabe quien soy y no le importa —dije, con curiosidad.

—Tengo calma, todos saben que no es eso, solo que debo calmar a la perversión digamos que es mi prioridad en este mundo, luego estás tú —dice la calma, luego el pervertido de la perversión, la abraza besándola en la cabeza.

—¡Calma, pervertido! —susurra la calma.

Así cada vez éramos más, ahora con la vergüenza y su secreto, como la perversión con la calma, la flojerita en mis manos, eran cinco sentimientos más para seguir buscando juntos, me sentía muy feliz.