EZRA SMITH

Después de dejar a Leah en su casa volví a la mía, pero más a prepararme para la noche, todo el plan de Aidan está marchando a como debe y las horas que me demoré suplicándole a mi papá para que me prestara su auto por esta vez han rendido frutos, todo parece andar a la perfección.

Me di una ducha y luego me dispuse a ponerme el traje negro, juro que me intenté no hacerle ningún detalle pero me fue imposible, le esparcí algunos puntos de colores en casi todo el traje, quería darle algo de color y ni mi papá pudo detenerme, me gusta como ha quedado, más como yo.

En eso mi papá entra, me vio de pies a cabeza y me dio una sonrisa de aprobación.

— Debo admitir que te queda muy bien, casi me da un infarto pero no está nada mal — Sonríe ampliamente — Tienes buen ojo.

— Lo aprendí de ti, es por eso que lo dices — Reímos un poco. Me miré al espejo, de repente una ola de nervios vino a mi haciéndome dudar de todo — ¿Crees que acepte?.

— Hijo, no tengo dudas — Se pone a mi lado, sonriendo con confianza — Ella siente lo mismo que tu Ezra, no dejes que tus inseguridades arruinen el momento, disfrútalo que nunca se sabe que puede pasar el día de mañana.

— Quizá es muy pronto...

— No lo creo, organizaste todo para este momento, no te vayas a rendir ahora.

Tomé algo de aire para luego asentir, papá tiene razón.

Me dió las llaves del auto, pero no sin antes decirme que cuide a su tercer hijo, cuando el reloj marcó las 6:40 p.m. salí de mi casa para ir a buscar a Leah en el auto de mi papá.

Todo va a salir bien Ezra, no te preocupes. Así me trate de motivarme.

Al llegar, toqué la puerta y me dispuse a esperar lo que para mi fue una eternidad, movía mi pierna derecha repetidamente por los nervios y sentí que mi corazón quería salirse de mi pecho, pero todo se disipó cuando la puerta se abrió y vi a Leah con un vestido plateado, brillante y hermoso como el resplandor de la luna, se onduló su cabello ligeramente y ese cabello caía por su silueta hasta llegar a sus codos, no estaba muy maquillada, estaba casi al natural y en vez de tacones estaba usando unos zapatos plateados la cual seguro la hacían sentir mas cómoda que unos tacones.

En resumen, me quedé admirándola por unos segundos, ella si es un wow completo.

— Estás hermosa — Solté sin pensar —

— Tú también — Sonríe ampliamente — Ezra era venir elegantes no como modelo de catálogo.

— Para la señorita Thood lo que sea  — Ambos reímos — ¿Vamos?.

— Si...  — Ella ve detrás de mi — ¿Ese es el auto de tu papá?.

— Por esta noche, es mi auto — Dije con orgullo —

— ¿Tienes licencia?.

— No — Ella me mira sorprendida — Déjame ser un rebelde por esta noche.

— ¿Sabes qué?, no importa, vamos — Ríe un poco — Pero si llega a detenernos un policía voy a burlarme de eso toda la vida.

—  Me parece justo —  Le ofrecí la mano, ella la acepta de inmediato — Vamos señorita Thood, su carruaje la espera.

Ella subió al asiento del copiloto y yo al de piloto, obviamente, puse algo de música en la radio y empecé a conducir al verdadero baile privado que ambos tendríamos que por cierto es sorpresa, ella no se dio cuenta de que íbamos por otro lado hasta que ya pasaban 20 minutos que no llegábamos.

— Este no es el camino a la escuela...

— Lo sé — Sonreí ampliamente — Ese es el plan.

— ¿A dónde me está llevando joven Smith?.

— A nuestro propio baile.

Pasó de estar feliz a estar emocionada en cuestión de segundos, miraba expectante la ventana, a cada rato me preguntaba si estábamos cerca y trataba de sacarme alguna pista de vez en cuando pero no le di ni una, lo cual hacía que aumente más su expectativa, espero que todo esto sea lo suficientemente bueno.

Cuando llegamos ella miró el sitio confundida, habíamos llegado a una colina, algo alejado de donde vivíamos pero después de haber venido unas 19 veces no se hace tan largo, bajé al igual que ella, tomé de su mano y la dirigí a donde estaba su sorpresa la cual se encuentra en la cima de la colina más alta de aquí, subir no fue complicado, agradezco que no haya traído tacos, y al momento de llegar ella pegó un gritito de felicidad al ver el pequeño salón al aire libre que había preparado, pero eso no es lo mejor, nuestra ciudad se ve desde aquí formando un paisaje hermoso y tranquilo.

Puse luces que remplazaban un techo, todo tiene un color cálido que le da un ambiente agradable a esta hora de la noche, ella emocionada fue ver cada cosa de cerca, parecía estar maravillada y eso me dio cierto alivio, me encanta verla así.

— ¿Hiciste esto tú solo?.

— Si, y créeme cuando te digo que casi muero en el intento.

— Me encanta, es tan hermoso, te lo agradezco Ezra.

— No hay nada que agradecer, así que ven, disfrutemos de esto a nuestra manera.

En ese momento ella se acercó a la mesa de la comida la cual tenía un hermoso mantel rosado encima, lo quito y saltó de felicidad al ver su postre favorito, fresas con chocolate y chispas de colores, yo me encargué de la música, bailabamos un poco y luego comíamos, nos morimos de risa con algunas ocurrencias y cuando llegó el momento indicado para decirle la gran pregunta me aclaré la garganta un poco, captando su atención, tomé sus manos de manera suave y la miré directamente a los ojos, su corazón latía al compas del mío, ambos estamos en sincronía en este momento.

Es el momento perfecto.

— Leah... — Decidí no ir con rodeos y soltarle todo lo que siento de una vez por todas — Yo estoy completamente enamorado de ti, nunca lo he estado de nadie, no pensé encontrarlo aquí pero los momentos que compartíamos fueron cada vez más constantes, cuando me di cuenta ya había caído en lo más profundo de ti y créeme no quería salir, te convertiste en una parte importante de mí y de la cual jamás renunciaría. Por eso, y mucho más, quiero pedirte que seas mi novia.

Ella empezó a llorar con una sonrisa en el rostro, y en en medio de ese llanto asiente la cabeza y se acerca a mi para besarme, sin preámbulos, sus labios chocaron con los míos y a pesar de que no es un beso perfecto es algo que se quedará para siempre con nosotros, no puedo querer nada más en este mundo.

Siento que mi vida está completa y solo estoy empezando.

En eso empieza a sonar Thinking out loud de Ed Sheeran, como si el universo se conectara con nuestra realidad y a la vez, también celebra nuestro noviazgo, no dudé en bailar ese tema junto a mi novia.

Se siente tan lindo decir eso, mi corazón salta contento de la emoción con solo pronunciarlo.

Por un momento el resto del mundo desapareció y nos quedamos solo ella y yo, juntos, era suficiente para ambos, algo mágico solo para dos almas unidas en un solo sentir.

Y ese fue nuestro primer beso, el comienzo de un para siempre y por siempre.

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