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En una noche tranquila en Budapest, cerca del invierno, se celebraba con un animado brindis el aniversario de bodas del embajador y su esposa

Una elegante y sofisticada gala se llevaba a cabo en aquella mansión, la gente bebía, charlaba, bailaba

La gente se divertía

Pero entre la multitud se hallaba un hombre de cabello blanco como la nieve que amenazaba caer, su alta complexión y musculatura decía todo el ejercicio que hacía seguido, su rostro maduro y varonil atraía la atención de las señoritas dispuestas a conseguir algo de aquel hombre después de una placentera noche, el hecho de que le faltaba un ojo y que esté cubierto por un parche solo lo hacía aún más atrayente

Tal como una llama atraía a las polillas

Slade Wilson, era el nombre de aquel fuego abrasador

Sabiendo con experiencia el mezclarse con la multitud, no delató para nadie, ni siquiera la gran y costosa seguridad de la fiesta sus verdaderas intenciones

Su presencia estaba ahí para matar al senador, un contrato que pago el hermano mayor del hombre para deshacerse de él y poder quedarse con su atractiva esposa, algo sencillo y una manera de obtener dinero rápido

Había estado pasando de aquí a allá, charlando con las personas sin haber quitado su mirada de su objetivo, actualmente estaba platicando de un tema sin importancia con dos mujeres las cuales no trataban en ocultar sus obvios deseos de llevárselo a la cama de alguna de ellas

Lastima, ni una es su tipo

Había mujeres rubias, pelirrojas, pelinegras, castañas e incluso había un par que tenían suaves colores rosa o morado de las puntas hacia arriba, llegando a la mitad de su largo cabello, cada una con color de ojos diferentes ojos azules, verdes, marrones, negros...

Él no quería una mezcla exótica como ellas

Él quería (y tuvo) una gran belleza de cabello negro, ojos azules como el más brillante zafiro, piel suave con un tono medio de clara y morena, la sonrisa más sincera y hermosa que jamás pudo ver...un exquisito cuerpo flexible delgado pero bien trabajado para obtener músculo

Ah...

Su objetivo se movió

Se disculpo con las señoritas para moverse también, reprendiendose mentalmente en el camino, había sido tan tonto en perderse en sus recuerdos del pasado que perdió de vista al senador

Por suerte lo encontró rápido hablando animadamente con un congresista

Con pasos seguros y confiados empezó a caminar hacia su dirección pasando al lado de una modelo francesa....pero al hacerlo, un aroma a lavanda y jazmín inundó sus fosas nasales

Su andar se detuvo abruptamente ante el familiar aroma, todavía pensando en el pasado movió su mirada a cada lado en búsqueda de la fuente de aquel delicioso olor

Solo para quedar decepcionado al ver qué provenía de una pelirroja no muy lejos de él

Suspiró exasperado, trató de olvidar el pasado y enfocarse en el presente, dejar atrás la imagen de una sonrisa amorosa dirigida a él, de las palabras susurradas con tanto amor y anhelo, de la sensación en sus dedos cuando acariciaba o peinaba esos mechones azabaches, de aquella mirada brillante que al despertar era lo primero que veía...

Tratar de olvidar al chico que fue su único y gran amor en la vida, de aquel que tuvo que dejar atrás

Ni todas las muertes que experimentó podían quitarle todos aquellos momentos que pasó al lado de su chico, jamás lo olvidaría

Ni aunque lo había prometido por su propio bien

Sacudiendo su cabeza levemente se enfoco una vez más en el lugar donde se encontraba, viendo con alivio que su objetivo seguía en ese mismo lugar

Bien, era hora de volver a enterrar en lo más profundo de su mente al chico que lo hizo sentir vivo en tanto tiempo...de dejar el pasado atrás, tal y como lo había hecho el último año

Con una ligera sonrisa confiada y pasos lentos se fue acercando cada vez más al senador, el negocio falso que tenía en mente era el plan perfecto para alejarlo de la multitud y acabar con él, una vez estando a su lado abrió su boca para hablar pero las palabras se quedaron atascadas en su garganta

Su mirada fue a un lado del confundido senador, justo recargado en la pared del salón a unos buenos metros de ellos donde un par de ojos azules lo miraban con agresividad, lentamente se alejó de la pared para empezar a alejarse hacia una puerta

-...lamento interrumpir señores

Olvidando su objetivo se alejó para seguir al dueño de esos ojos, alguien que no pensó volver a ver en tanto tiempo

Rápidamente llegó a la puerta donde aquel chico se había ido, era un pasillo de izquierda a derecha adornado de costosas pinturas y una hermosa alfombra negra y rojo, al lado derecho justo al final del pasillo aquellos ojos lo siguieron observando antes de volver a caminar lejos de él

No le importó el hecho de que seguramente estaba yendo a una trampa, simplemente siguió caminando, casi corriendo, en las mismas direcciones que su amado lo guiaba

Una vuelta a la derecha, otra a la izquierda, otra vez a la izquierda entrando a una habitación donde al otro extremo había una puerta más, un giro a la derecha y subir las escaleras

Uno

Dos

Llegando al tercer piso


Finalmente llegaron a una habitación grande con una última vuelta a la izquierda...ambos se encontraron en una habitación lo que parecía ser un salón de estudio, había pinturas a medio acabar, muebles cubiertos de sábanas blancas...

Una gran ventana que daba al balcón, con sus puertas abiertas, justo donde aquel chico se encontraba

Slade se quedó de pie mirando atentamente su imagen mientras recuperaba el aliento, su chico llevaba un traje hecho a medida, su suave cabello negro brillaba con la luz de la luna, sus ojos ya no mostraban esa agresividad, aquellos ojos que lo miraban con tanto amor y afecto como si fuera la primera vez

El viento helado de invierno sopló agitando las cortinas plateadas envolviendo a su amado en un frío y suave abrazo

-*susurra*....Richard

-*sonríe*....hola cariño

Su corazón dio un vuelco, aquella sonrisa, aquellas palabras....se sentía atrapado en sus recuerdos una vez más pero...no era así, estaba despierto, estaba en la realidad, en la misma habitación que su amor

Él está aquí

-...Cómo...que es lo que haces aquí?

-Bruce tuvo un imprevisto, Damián se enfermó y tuvo fiebre asi que se quedó con él en la mansión, el senador y él son conocidos por un par de negocios que habían hecho en el pasado, no podía fallarle y por eso yo vine en su lugar

El silencio reinó la habitación una vez más, Richard miraba confundido al mayor mientras que él no se movió de su lugar

No hasta que sintió un par de manos en su rostro

-Amor...estás bien? Bebiste de más?

El ojo gris de Slade miró con atención aquellos zafiros, sintiendo como el cariño y el amor le fue entregado una vez más...lentamente tomo las manos de su rostro con las suyas propias y sin moverlas un centímetro les dio un suave apretón mientras sacaba lentamente el aliento que no sabía que retenía

-...Lo siento

-Mm? Porque lo lamentas cariño? Por tu contrato con el hermano del senador? *ríe* descuida, sé que es tu trabajo...por más que lo odie, el senador no es tan santo como todos creen

-No...no es por eso amor...lamento por...por lo que dije aquella vez...todas esas palabras hirientes la última vez que te vi

-Oh...nuestra discusión

Aquello le estrujó el corazón al mismo tiempo que apretaba más su agarre sobre las pequeñas manos del chico

Ese día, cuando dejó todo atrás, había peleado con su pareja

A estas alturas no recordaba mucho del porqué discutieron, simplemente....fue un idiota

-Slade...mírame

Lentamente abrió su ojo sin darse cuenta que lo había cerrado en un principio, levantó su mirada para encontrase con aquellos ojos afectuosos y una sonrisa amorosa

-Esta bien...ha pasado un tiempo y sé que fue el peor momento de nuestras vidas pero...todo quedó en el pasado...descuida, todo está bien ahora

Una pequeña sonrisa acompañó su rostro haciendo juego con el de su pareja, ambos se acercaron repentinamente en un fuerte abrazo cargado de tantos sentimientos encerrados este último año, el mayor enterró su rostro en el cabello negro oliendo aquel suave aroma de lavanda y jazmín mientras besaba su coronilla una y otra vez con tanto afecto

-Te extrañé pajarito

-Yo también Slade...perdoname por haberte gritado aquella vez...no fue mi intención

-No...no, yo actúe mal y exagerado...no quise alzarte la voz ni-...-su agarre se apretó alrededor del delgado cuerpo- ni...tampoco quise golpearte...perdóname cariño

-Te perdono *susurra*...sabes que siempre lo hago

Si...lo sabía muy bien

Tantas veces que los gritos eran el único método de comunicación entre ambos, tantos jarrones y adornos de porcelana hechos trizas por ser lanzados con ira, por haberse estrellado en la pared a un costado de sus rostros, todas esas palabras hirientes que se dijeron el uno al otro...

Los jalones de cabello y las bofetadas que el menor recibía por culpa de los celos de su pareja

Todo siempre era perdonado

Ambos hombres permanecieron unidos en aquel abrazo por varios minutos, cuando finalmente se empezaron a alejar sus miradas se encontraron una vez más, sus frentes se unieron sin romper el contacto visual

-Te amo mi amor

-Yo también te amo cariño

Sus labios se unieron en un suave vaivén

Los brazos de Slade rodearon la cintura del menor acercándolo más a su propio cuerpo, pecho con pecho, mientras que aquel beso subía de intensidad poco a poco

Con ligeros tropiezos se fueron moviendo hasta que el menor sintió un mueble detrás de él, con un pequeño salto quedó sentado encima con ambas piernas abiertas en donde su pareja se colocó sin despegar sus labios del otro

Sus manos empezaron a entrar en el traje, acariciando la suave piel con sus dedos cálidos y callosos, la calidez de su piel hacía contraste con la helada piel del azabache

Siempre había sido alguien con una temperatura corporal baja, eso le encantaba

Era lo opuesto a él

Con este pensamiento en mente rompió el beso muy lentamente, su mirada se posó en aquellos ojos azules brillantes por el deseo

Y sin darse cuenta aquella masa que había sepultado en lo más profundo de su ser empezó a resurgir poco a poco, recordando....

-Slade...sucede algo? -preguntó confundido

Pero sus palabras no salían de su boca

Algo andaba mal

Había sentido esa masa de emociones querer salir nuevamente pero....ya no estaba

Se fue como si...

-Ah, mira -se aleja del mayor para acercarse a al balcón- está empezando a nevar, me gusta la nieve...lo recuerdas cariño?

Slade se quedó inmóvil, viendo como el chico quedaba a espaldas de él

Recuerda como su chico se emocionaba cuando caía nieve en Gotham o en Bludhaven, como se ponía su suéter azul rey debajo de una chaqueta negra, una bufanda azul cielo, sus guantes negros y su gorro blanco, luego salía a jugar haciendo muñecos de nieve o angeles en el congelado suelo

Y si tenía suerte regresaba sin haber pescado un resfriado

Recuerda todo eso pero...

¿Porque siente que hay algo más?

A él no le importaba tanto la nieve, la gustaba cuando su chico le encantaba, la odiaba cuando tenía que cumplir un contrato en medio de una tormenta

Ahora simplemente lo entristece, sin importar el día o la situación

-Hey grandote, de nuevo te congelaste

Slade se sobresalto al sentir nuevamente ese par de manos sobre su rostro, no fue por el simple hecho de que no vio al menor acercarse a él, sino más bien por la frialdad de sus manos

Estaban congeladas

-Cariño

-No...no, tú-...algo está mal...

-....

-Yo...yo te dejé en Bludhaven

-Si...así es

-Estabas dormido

-*ríe* No...no es así cariño

El agarre que tenía sobre el rostro de Slade se intensificó causándole una ligera mueca de dolor, el frío de sus manos era tanto que podía jurar que empezó a sentir como su piel comenzaba a congelarse, por alguna razón su cuerpo no reaccionó, no se alejó del chico

Simplemente se quedó ahí viendo como su rostro se acercaba más al suyo lentamente, sintiendo el roce de sus labios sobre su oído

-*susurra* Recuerda amor...estaba nevando y tú estabas molesto...recuerda como me enterraste en la nieve

El corazón de Slade se detuvo por un segundo ante las últimas palabras



Ah...




Es verdad...





Ahora lo recuerda...







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